Movilidad multimodal y rumbos de colisión

Collision courseA medida que se desarrollan nuevas maneras de moverse por las ciudades, todo indica que el concepto de movilidad multimodal, entendida como el uso de diferentes modos o medios de transporte en un solo desplazamiento, está interpretándose como una de las formas más evidentes de luchar contra el ineficiente uso del vehículo privado, inequívoco responsable del colapso de las ciudades y de sus cada vez más preocupantes niveles de contaminación.

El desarrollo de apps de movilidad multimodal que combinan las diferentes opciones de transporte público con otras privadas y con el parque de vehículos disponible en cada ciudad, como bicicletas, coches eléctricos compartidos o patinetes eléctricos, apunta cada vez más al desarrollo de un mercado en el que varios actores compiten en busca de un nivel de uso elevado: Citymapper, Moovel o Cowlines, entre otras, van incrementando el número de ciudades en las que ofrecen sus servicios a medida que logran obtener los datos de un número suficientemente significativo de actores implicados en el movimiento de personas, y compitiendo con servicios de mapas más generalistas propiedad de grandes compañías como Google Maps y Apple Maps.

Google, que adquirió Waze en junio de 2013 para potenciar la parte de input social de sus mapas, acaba de anunciar la disponibilidad de desplazamientos multimodales en Google Maps en más de ochenta ciudades en todo el mundo: en una pestaña aparte, el usuario podrá diseñar viajes mixtos que incluyan distintas formas de transporte, incluidos los retrasos debidos al tráfico, los horarios de salida de trenes o autobuses con su desplazamiento en tiempo real, o la duración de tramos a pie, todo ello incluido en la estimación del tiempo de transporte total.

Apple Maps, tras iniciar su actividad en 2012 con un enorme fiasco que llevó a Tim Cook a disculparse y a recomendar como alternativa los servicios de sus competidores, ha ido mejorando lenta pero consistentemente sus servicios de tránsito en un número cada vez mayor de ciudades, ahora mismo 66 en todo el mundo, pero cuidando mucho cada ciudad y trabajando con un nivel de detalle y supervisión que, según muchos usuarios y analistas, llega al punto de mejorar la experiencia de uso de los mapas de Google en algunas ciudades en lo relacionado con la integración de elementos como el transporte público y otros medios de transporte que suelen coordinarse en desplazamientos multimodales.

En una ciudad como Singapur, en la que me encuentro ahora mismo, la integración de las diferentes modalidades de transporte está sujeta a claras prioridades: un transporte público especialmente cuidado, limpio y bien dimensionado, bicicletas y patinetes de todos los tipos en todos los puntos de la ciudad en flotas gestionadas por distintas compañías y cuyos usuarios las dejan en lugares donde no estorban, y sobre todo, un parque automovilístico con un número fijo de vehículos que no crece y que no puede superarse: solo puedes adquirir un automóvil si alguien da de baja otro, hacerlo tiene un coste total de inscripción muy superior al de la adquisición de un vehículo de alta gama, donde hay gran cantidad de zonas de la ciudad donde no se puede aparcar en superficie, y todo ello en una ciudad está erizada de cámaras que te facturan un peaje por circular con un importe considerable. El resultado es una ciudad en la que únicamente en torno a un 12% de los habitantes (y decreciendo) tiene automóvil propio, en la que se puede caminar, tomar una bicicleta o un patinete, o manejarse en un transporte público de calidad con toda tranquilidad y facilidad, y todo ello coordinado mediante apps de transporte.

Muy posiblemente, las apps de transporte multimodal estén en pleno rumbo de colisión con gigantes como Google o Apple, en un escenario que recuerda mucho a lo ocurrido con áreas como los comparadores de compras, de hoteles o de viajes. La siguiente batalla en el ámbito de la multimodalidad es la de la integración del ticketing: poder solicitar y pagar los títulos de transporte desde el smartphone, agruparlos en sistemas de tarifas planas como hace Whim en el caso de Helsinki, o integrar medios de pago gestionados desde el terminal para proporcionar flexibilidad al usuario ocasional. De nuevo, una batalla en la que se contrapone la creatividad y rapidez de movimiento de las apps independientes, contra el tamaño, implantación y capacidad de negociación de los gigantes tecnológicos. Para los gestores de las ciudades, es momento de entender que lo fundamental es abrir la mano a la hora de posibilitar cuantas más opciones sean posibles para moverse por la ciudad, destinar espacio para ellas a costa del espacio actualmente destinado a la circulación y aparcamiento del vehículo privado, y sobre todo, exigir que los datos de uso de esas flotas de vehículos de todo tipo sean compartidos con todo aquel que lo solicite y quiera ofrecerlos a los usuarios, junto con los gestionados por los propios ayuntamientos, para que puedan planificar con eficiencia sus desplazamientos en la ciudad.

Convertir el vehículo privado en marginal implica precisamente eso: marginalizarlo, rediseñar unas ciudades en muchos casos diseñadas en torno a su uso, y permitir que otras opciones puedan ganar espacio a su costa. Para gestionar esa nueva movilidad, que ya comienza a ser la opción preferente en unas generaciones más jóvenes que no manifiestan demasiado interés por poseer un automóvil, veremos ganar importancia a aplicaciones destinadas a organizar esa multimodalidad de la mejor manera posible, tratando de añadir cuanto más valor sea posible al usuario, dándole toda la información que se pueda sobre su desplazamiento y sobre las emisiones que ha evitado, extrayendo a su vez la información que pueda permitir coordinar los recursos necesarios, y ofreciéndole todas las opciones que razonablemente puedan interesarle. Es pronto para saber si los actores principales en este terreno serán los gigantes de la red o compañías mucho más pequeñas y especializadas. Pero si algo está claro es que, en la movilidad urbana del futuro, las apps van a jugar un papel fundamental.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Multimodal mobility and collision courses» 

 

8 comentarios

  • #001
    Carlos Quintero - 6 octubre 2018 - 15:31

    Mientras tanto, si El Mundo Today decía en broma hace unos meses que «Programar bien la web de Renfe ya es el sueño del 90% de los españoles» (https://www.elmundotoday.com/2018/03/programar-bien-la-web-de-renfe-ya-es-el-sueno-del-90-de-los-espanoles/), que alguien haga una app, una web y un esquema de precios y métodos de pago sencillos y usables para el transporte público de la Comunidad de Madrid ya debe de ser el sueño del 100% de sus usuarios, porque lo del CRTM es infumable

  • #002
    Marcelo - 6 octubre 2018 - 16:42

    Pues puede pasar lo mismo que con las series de TV del otro post, un exceso de oferta fragmentada lleva a un alto coste para el usuario y se busca alternativas. Por ejemplo, sólo en un uso diario de unos pocos minutos de un patinete eléctrico se te pueden ir más de 100 euros al mes … inviable. Cuando el servicio es público no hay demasiado problema en integrar infraestructuras y tarifas para hacer asequible el transporte, pero hacerlo con un enjambre de empresas privadas ávidas de beneficios es muy diferente.

  • #003
    Rafael Giménez - 6 octubre 2018 - 18:14

    La realidad no es tan idílica Enrique.
    La implantación del transporte público en la Comunidad de Madrid no es homogénea.
    Primero da homogeneidad a todas las regiones, para que todos tengamos las mismas oportunidades, luego ya se puede prohibir o limitar.
    Como suele pasar en España, se penaliza a aquellos que no tienen posibilidad de alternativas.
    Transporte público caro y mal planificado, e imposibilidad de acceso con vehículo propio.
    ¿Tengo que cambiar de trabajo? Lo digo porque muchos madrileños, muchos, no podremos acudir a nuestros trabajos que habitualmente están en la ciudad.
    Un saludo.

  • #004
    Gorki - 6 octubre 2018 - 23:39

    Trabajaba yo para un clienteen la Gran Mazana de Alcobendas, y tenia un becario que vivia en Fuenlabrada,
    Todos los días conjioa un autobus en su casa que le llevaba a la estacion de ahi un trende cercanias que le llevaba a Chamartin en Chamrtin un autobus Interurbanos que le llevaba a Alcobendas y aun tenia que andar un cuarto de hora.. Tardana hora y media para deplazars de su casa al trabajo y otro tano de vuelta , R Trabajabanios uncon la parada para la comida unsa 11 horas, Es decir este caballero por un sueldo que escasamente le cubria lo que se gastaba en transportes y comer fuera de casa estaba fuera de su hogar 14 horas diariamente,

    Al cabo de seis meses paso a ser Programador Junior con un suedo pequeño pero mejor, Lo primero que hizo fue comprarse un coche de segunda mano,

    ¿Os parece absurda su elección?

    Todo eso de la movilidfad multifuncional, es música celestial para muchos señores que viven en las ciudades dormitorios de la periferia de Madrid, y trabajan en las ciudades de oficinas e industriales de la periferia de Madrid.

    Cunado salgo a pasear todos los dias veo un atasco en PIOXII de gente que quiere salir hacia la carretera de Burgos y gente quu

    • Raúl Kidd - 7 octubre 2018 - 02:02

      Yo habría hecho lo mismo…

    • Daniel Terán - 7 octubre 2018 - 11:29

      Y luego se cansaría del tráfico y se iría a vivir allí.

  • #007
    Jesús Sánchez - 7 octubre 2018 - 12:06

    Yo creo que a estas alturas, todos los que tenemos carnet de conducir y vehículo, e incluso los que no, sabemos dónde y cuándo se generan los atascos insufribles de minutos u horas. ¿Qué hacemos cuando coincide un trayecto con una hora punta? Buscar alternativas en la medida de lo posible, yo por lo menos, ya sea salir una hora antes, ir en autobus, bicicleta, o incluso caminando; pero evitando a toda costa meter el coche en una ruta en la que voy a perder tiempo, dinero y los nervios.
    Curiosamente, eso no disminuye ni los atascos, ni se altera las zonas de origen ni las horas, pero me parece absurdo meterte en un berenjenal, salvo que no quede otra opción, o mejor sigas prefiriendo estar sentado en tu vehículo durante una hora para recorrer tres kilómetros.

  • #008
    Enrique - 8 octubre 2018 - 08:23

    Como esto de la movilidad moderna hace tiempo que dejó de ser un sinsentido de inventos que ponen parches unos sobre otros, y es que la broma del patinete era divertida pero se quedaba corta para llamarlo movilidad, así que nos «inventamos» que los transbordos son más divertidos todavía llamándolos multimodalidad. Y viendo que el futuro de la movilidad está dirigido por ese 12% «rico» que puede pagar su libertad de movimiento.

    He decidido unirme al enemigo y emplear mi tiempo libre en pensar en la siguiente jugada, para que un día me absorba Google y ganarme mi licencia/dinero para contaminar.

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