Casos de innovación fallida: ¿qué fue de CurrentC?

CurrentC tombstoneMañana se cumplirán cuatro años desde que Apple presentó su sistema de pago móvil, Apple Pay. Una presentación que suscitó muchísimo interés en un ámbito que, en aquel entonces, llevaba mucho tiempo moviéndose de manera desesperadamente lenta con múltiples iniciativas inconexas, y que parecía que la compañía de la manzana, tras lograr la participación en el proyecto de los bancos, las tarjetas de crédito y la gran distribución, podía estar en situación de desbloquear.

Cuatro días después del lanzamiento, sin embargo, surgió un presunto problema: una asociación, la Merchant Customer Exchange (MCX), que agrupaba a cadenas tan importantes como Rite Aid, CVS, Kmart, Sears, Target, Walmart, Best Buy o 7 Eleven, decidía bloquear el funcionamiento de Apple Pay en todos sus establecimientos deshabilitando el NFC de sus terminales de pago, y anunciaba que pondría en marcha su propio sistema de pago, al que llamó CurrentC, y que consistía en el escaneado de códigos QR por el usuario, que los mostraba en su pantalla al cajero del establecimiento para que, a su vez, los escanease con su terminal.

El sistema no ofrecía ventaja de usabilidad alguna frente a un Apple Pay pensado como el epítome de la sencillez, pero planteaba dos cuestiones muy importantes para las cadenas implicadas: en primer lugar, la posibilidad de añadir el uso de tarjetas de programas de lealtad o fidelidad, por los que muchas de estas grandes cadenas habían apostado fuertemente y que tendían a quedar apartados ante la facilidad de uso de Apple Pay (con todo lo que ello conllevaba en términos de pérdida de datos de los usuarios). Y en segundo lugar, y no menos importante, la eliminación de la tarjeta de crédito y, por tanto, de sus comisiones al establecimiento: las compras realizadas mediante CurrentC eran debitadas automáticamente en la cuenta bancaria del usuario. 

Escribí sobre CurrentC en varias ocasiones, aunque mi primera entrada ya se tituló directamente «Crónicas de batallas perdidas de antemano«, y preveía una futura actualización hablando del fracaso de la iniciativa. Hoy, cuatro años después, me he encontrado una noticia que informa sobre la decisión de 7Eleven y de CVS de empezar a aceptar Apple Pay y Android Pay como medio de pago en sus establecimientos, y eso me ha hecho leer un poco más sobre lo que fue de CurrentC, cuyo dominio web ha sido revendido a una página comisionista que revende productos de Amazon. Otro de los grandes participantes en el modelo, Best Buy, anunció a mediados de 2015 que comenzaba a aceptar Apple Pay a pesar de su apoyo a MCX, porque «los clientes de hoy en día tienen muchas formas diferentes de gastar su dinero y queremos brindar a nuestros clientes la mayor cantidad de opciones posible para pagar los bienes y servicios que adquieran en Best Buy». Poco después, en agosto de 2015, Rite Aid anunció que dejaba de bloquear el NFC en los terminales de sus tiendas, lo que haría posible el uso de Apple Pay o Android Pay.

¿Qué fue de CurrentC? El caso se considera hoy un modelo de innovación fallida, y como tal, sus conclusiones – o, nunca mejor dicho, su post-mortem –  resultan muy interesantes. Desde el primer momento, su lanzamiento, a pesar de hacerse en pruebas y muy limitado, fue protagonista de controversia por lo que conllevaba de posible colusión y de comportamiento contrario a las leyes de la competencia. Además, el sistema no tardó en encontrarse con sus primeros problemas de seguridad: presuntamente, fue hackeado mediante el acceso a correos electrónicos entre los participantes. Para terminar de complicar el asunto, grupos de clientes hartos de no poder utilizar Apple Pay o Android Pay en las cadenas participantes en MCX se organizaron para dar puntuaciones mínimas a la app de CurrentC. Finalmente, en mayo de 2016, MCX, tras múltiples retrasos y despidos que afectaron a la mitad del equipo de desarrolladores, anunció que daba por finalizadas las pruebas de CurrentC, que renunciaba a su despliegue nacional, que el 28 de ese mismo junio sería el último día en el que el medio de pago sería aceptado, y que las cuentas serían posteriormente desactivadas, sin intenciones de continuar esa línea de desarrollo.

¿Dónde estuvo el problema? En primer lugar, en enfrentarse con la solución que muchos usuarios llevaban tiempo esperando, y que a día de hoy se considera un éxito de implantación en un ámbito tan complejo como el de los medios de pago. Para Apple, Apple Pay es una apuesta importantísima, que la convertía en una compañía con ingresos crecientes vinculados a un servicio, que hacía pagar sus comisiones a los bancos, y que incluso la ubicaba como un posible competidor futuro de estos. El lanzamiento de Apple Pay hacía que el iPhone se pagase a sí mismo con unos ingresos adicionales con enormes posibilidades de crecimiento, hasta el punto de que ya en 2014 hizo que se comenzase a hablar de una Apple susceptible de alcanzar una valoración considerada entonces como mítica, el billón de dólares. Apple Pay llegaba para resolver un problema que muchos usuarios querían ver resuelto, tenía la garantía de una compañía con prestigio suficiente como para asumir que lo haría bien, y resolvía claramente un problema del usuario, la sencillez, sin costarle dinero. En cambio, CurrentC resolvía un problema para las tiendas, pero no a los consumidores, que tenían supuestamente que utilizar una tecnología claramente más incómoda y menos familiar en su uso como los códigos QR, y no veían ninguna ventaja a cambio de ello. El sistema, de hecho, se consideraba más incómodo que aquel al que intentaba sustituir, el pago mediante tarjeta de crédito, pero a cambio de utilizarlo, el usuario no recibía ningún incentivo. Finalmente, un fracaso de libro, que podía ser fácilmente previsto cuando comenzamos a hablar del sistema, pero que no deja de tener su interés por la magnitud de los actores implicados, que a pesar de la claridad de esos análisis, se negaron a verlos y decidieron persistir en su error durante varios años.

Los casos de fracaso siempre dejan muchas cosas que aprender…

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “When innovation fails: whatever happened to CurrentC?» 

 

12 comentarios

  • #001
    Pedro Torres Asdrubal - 11 septiembre 2018 - 11:30

    La clave de un método de pago es que sea universal, en su uso y aceptación, y ese calificativo no lo merece Apple.

    En China, quienes tiene Apple pagan con WeChat.

    ¿Cuantos métodos de pago aceptan los comercios? Hablamos de un monopolio natural, donde al final solo hay sito para uno o dos.

    • Enrique Dans - 11 septiembre 2018 - 11:36

      En mi opinión, estás confundiendo la universalidad de uso con la universalidad en aceptación. A mí la universalidad de uso me da igual, dentro de unos límites (obviamente si no lo usa nadie, dejará de ser aceptado) mientras tenga universalidad en la aceptación. Hoy puedo salir de casa solo con mi smartphone, y puedo pagar en prácticamente todas partes en donde tengan un terminal. En España, me dejo las tarjetas y el dinero en casa ya muy a menudo. En China, las tiendas que aceptan weChat suelen aceptar también Apple Pay. El destino de la distribución es aceptar todo lo que les traigan y no poner dificultades al cliente.

      • Pedro torres asdrubal - 11 septiembre 2018 - 16:50

        No poner dificultades al cliente equivale a usar un único método de pago, la comodidad de tener todas nuestras cuentas en UN sitio.

        Por muchos canales que me ofrezcan, solo quiero UNO.

        ¿Puede que esta pelea la gane Zuckerberg? En España todos tenemos WhatsApp.

  • #004
    Carlos Quintero - 11 septiembre 2018 - 12:33

    Para mí, una regla básica del comercio es aceptar cuantas más formas de pago mejor, aunque sea a costa de la inconveniencia del vendedor. Con lo que cuesta que un cliente se decida por un producto de tu tienda y esté ya con el «dinero en la mano» para pagar, como para decirle «no, con ese medio de pago no». Yo en el comercio online todavía me asombro de que haya sitios que solo admitan Paypal (pero no tarjeta de crédito directamente), o que para productos de cierto valor no puedas hacer una transferencia bancaria si quieres pagar así. Por ejemplo, Uber ahora admite pagos en efectivo, y así lo publicita en las marquesinas. Por algo será.

    Por otro lado, la experiencia de usuario ha de ser tan simple como sea posible. Como digo siempre, a falta de mayores conocimientos de UX (ej: modelado con personas), la usabilidad se puede medir de forma grosera con «número de pulsaciones para completar la tarea». En temas de usabilidad Apple tiene bastante que decir (guste o no la compañia): con el iPhone X, doble click y poner la cara para autenticación; con el Apple Watch, doble click y ya (puesto que ya está autenticado al estar atado a la muñeca y desbloqueado). Supongo que otros fabricantes (Google, Samsung, etc.) tendrán soluciones igual de simples con Android (no lo he probado). Pero andar escaneando códigos QR no es necesario.

  • #005
    Angel "el bueno" - 11 septiembre 2018 - 12:56

    «unas veces se gana y otras se aprende…»

  • #006
    Gustavo Bueno - 11 septiembre 2018 - 13:26

    En la entrada de innovación wikipedia dice:

    » En el sentido estricto, en cambio, se dice que de las ideas solo pueden resultar innovaciones luego de que ellas se implementan como nuevos productos, servicios, o procedimientos, que realmente encuentran una aplicación exitosa, imponiéndose en el mercado a través de la difusión.»

    ¿Un medio de pago como el citado podriamos decir que era innovador? blanco y en botella. Si no eres novedoso o no te logras abrir camino, eres una fotocopia fallida. No siempre sucede nos podemos acordar de VHS frente a V2000. El de Phillips era novedoso en todo menos en comerse el mercado… en este caso la fotocopia de JVC venció al original. Perdón por citar un ejemplo de los 80, pero es paradigmático

  • #007
    Gorki - 11 septiembre 2018 - 13:43

    El acto de pagar se basa en el trueque, tu das un bien por recibir otro bien, y se puede llevar a cabo, porque la valoración de un bien es subjetiva, el que tiene mucho de un bien lo valora en poco, en cambio, el que carece de él lo valora en mas. Al efectuar el trueque, ambas partes piensan que hacen un buen negocio, porque ambas partes creen que reciben mas valor del que dan.

    En esto tan sencillo y a la vez tan complejo se basa el comercio., Que luego, para facilitar el trueque se invente el dinero no cambia la cosa, quien paga en billetes valora menos la posesión de los billetes, que la posesión del objeto/servicio,, pero a su vez. el que recibe los billetes cree que ha hecho un buen negocio cediendo su producto.

    Puede ser, que en la elaboración del dinero intervenga un estado, (moneda), un banco, (tarjeta de crédito) o un teléfono móvil, (Apple) y que ellos se llevan una pequeña tajada, IVA, comisiones , etc,,, de la operación pero el principio no cambia.

    Si por la razón que sea, esta tajada pasa de un cierto punto, esa unidad de trueque se rehúsa porque, o se pone un precio muy alto al producto o disminuyen mucho lo que recibe el que da el producto/servicio, entonces todos buscan un nuevo elemento de trueque universal

    A mi juicio Apple Pay decidió llevarse la parte del león, o no permitía montar un negocio adicional al pago, (tarjetas de fidelización), que tenían comerciantes, y estos rechazaban el medio como forma de pago. Recuerdo que en las tiendas no aceptaban pagos con Tarjeta de Crédito, no tanto porque el banco se llevara una comisión, como porque el comerciante transformaba el pago en metálico, en dinero negro. Aquello varió cuando los comerciantes variaron sus estructuras de precio, de modo que la parte del león que se llevaba Hacienda, se incrementaba al valor subjetivo del producto/servicio que ofertaban y desapareció la resistencia a pagar con Tarjeta,

    Yo creo que ha pasado algo así , Hoy el cliente debe estar pagando en el precio del negocio que dejo de hacer el comerciante y todos contentos, el cliente que paga con el móvil, el comerciante obtiene el nev gocio que tiene previsto y Apple, sin comerlo ni beberlo, se lleva una limadura de la operación.

    • Pedro Torres Asdruba - 11 septiembre 2018 - 17:02

      ¿El valor «subjetivo»? ¿Te refieres a que incrementaron los impuestos al precio del producto?

      Mi percepción es que de pagar 3.5% de comisión, hoy se paga entre 0,5% y 1%, los clientes exigen pagar con tarjeta y los empleados no tocan el dinero.

      Quien sustituya a VISA/MC, va a tener que hacerlo gratis, como ING que ha sustituido a la banca tradicional a base de GRATIS.

      • Gorki - 11 septiembre 2018 - 21:33

        No.
        Supón que estas en el Parque de Versalles y te apetece dar una vuelta en bicicleta por el parque, y por utilizar una tarde la bicicleta te piden 6€. Para ti, que te apetece andar precisamente por ese parque ese día y si no lo haces hoy, no lo harás nunca, 6€ te parece un precio razonable, porque estarias dispuesto hasta pagar 20€ por alquilar la bici ese día, Pero para el que alquila bicis, que descontando gastos le quedan 4€ limpios, le parece un buen negocio porque incluso por 2€ le quedaría suficiente para amortizar, mantener la bicicleta y sacar un sueldo digno.

        Tu valor subjetivo es 20€, el de el 2€, como la transacción se realiza a 6€ aunque los intermediarios, Visa, impuesto, etc. se lleven 2€, la transacción es satisfactoria para todos. Si el intermediario no gana, símplemente.. el que alquila bicicletas ganará aun mas, o reducirá el precio de la bicicleta y al que la alquila le parecerá aun mas chollo, pero la transacción se hará de todas formas,

        Ahora bien, si los intermediarios Hacienda, Visa, la concesion de Versalles, etc. se llevan tanto que para que al propietario de la bicicleta le queden 2€, hay que alquilarla a 25€, entonces la transacción no se llevara a cabo y el señor cerrara el negocio, o….

        La alquilara mediante una web en sharing, sin que se entere el Estado, ni el Parque de Versalles y cobrara 5€ y dará 1€ al intermediario BlaBlaBici con sede en Irlanda

        • Pedro Torres Asdrubal - 12 septiembre 2018 - 17:04

          Eso se llama excedente.

          Lo de valor subjetivo es de tu cosecha.

          • Gorki - 14 septiembre 2018 - 15:42

            Cosecha 1943 – Año excepcional

  • #012
    Gustavo Bueno - 12 septiembre 2018 - 13:08

    Hay algo que señalaba de pasada en mi primer comentario que es la innovación en el modelo de negocio y no técnica en si misma. ¿Porqué un producto mediocre desde el punto de vista de la innovación técnica puede ser un éxito? Normalmente por aplicar un modelo de negocio innovador, lo cual no quiere decir que sea necesariamente bueno para el ecosistema en el que triunfa, y ejemplos tenemos…

    Lo que cita Gorki, el clásico sinpa fiscal en España para aprovechar una mejor figura impositiva en otro país, funciona básicamente por un efecto colateral en el actual marco. Estos como otras circunstancias traen como consecuencia una reacción, que normalmente para ponerse a funcionar tienen un cierto retraso en el tiempo, (las cosas de palacio van despacio) pero que antes o después traen efectos como la nueva tasa digital y cambios en el sistema impositivo

    En definitiva, igual que un producto deja ser técnicamente innovador cuando pasa el tiempo, lo mismo sucede con los procesos de negocio liberaloides para aprovechar conyunturas temporales que evolucionan. Ejemplos, como aprovechar a hacer compras en Andorra o Canarias, por su ventaja fiscal y amplios catálogos se desinflaron. Al igual que las tarifas de Amazon, o las tarifas Uber irán subiendo cuando no tengan una competencia enfrente. Al fin y al cabo, con precios no regulados tienden al máximo beneficio, como paso con la vivienda en España, cuando la ley Aznar aumentó el tiempo máximo que podía tener una hipóteca. (Una medida para fomentar la compra de viviendas, trajo consigo el boom de precios,…), o el actual boom del mercado del alquiler por «la bondad» de los pisos turísticos. La moraleja como consumidor es aprovechar la coyuntura que no va a durar mucho… ya que las novedades en los modelos de negocio también evolucionan. Cuando se hacen sistémicas se notan y se les hace pasar por el aro administrativo o de mercado.

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