Twitter: sacando la basura

IMAGE: Clker - CC0 Creative CommonsFinalmente, todo indica que Twitter se ha decidido a actuar con decisión con respecto al que era su gran problema, del que habíamos hablado en numerosas ocasiones: la escasa calidad de una red infestada de cuentas falsas, bots, trolls y otras especies desagradables: durante los meses de mayo y junio, la compañía ha suspendido unos setenta millones de cuentas, más de un millón al día, en un intento por reducir los usos perniciosos de su red, y todo indica que la tendencia continúa en lo que llevamos del mes de julio.

La compañía está llevando a cabo esta limpieza en un momento en el que podía presumir de tener las mejores cifras de crecimiento de los últimos tiempos, pero lógicamente, una operación de limpieza semejante va a afectar esa evolución, y posiblemente conlleve que la compañía muestre crecimiento negativo en su número de usuarios durante algún tiempo. Tras la adquisición de Smyte, todo indica que, finalmente, la compañía ha terminado de clarificar su posición sobre la toxicidad y la supuesta protección de la libertad de expresión a toda costa: los que se definían a sí mismos como “the free speech wing of the free speech party”, se han dado cuenta de que, en la dura realidad, las posiciones idealistas tienen un límite, y que es imprescindible balancear la libertad de expresión con el potencial que tiene esa libertad para evitar que otros la tengan. En palabras de Del Harvey, VP de Seguridad y Confianza de la compañía desde hace ya más de ocho años, «la libertad de expresión no significa mucho si las personas no se sienten seguras». 

La compañía parece finalmente caer en la cuenta de que mostrar un gran crecimiento de usuarios, aunque resulte vistoso de cara al accionista, es un indicador que, en realidad, no sirve para nada en una estrategia sostenible de largo plazo si ese crecimiento se debe fundamentalmente a granjas de seguidores falsos, a cuentas falsas y bots creados por actores que intentan simular seguimientos multitudinarios que no existen, o trolls que pretenden silenciar a otros mediante la agresión.  Como comentábamos el otro día, el gran problema de muchas compañías, la santificación del indicador equivocado hasta el punto de llegar a pensar que una base de datos de usuarios es siempre mejor cuanto más grande, aunque en realidad termine siendo un enorme montón de basura inútil o potencialmente perjudicial, una fuente de sanciones o de problemas.

En el caso de Twitter, el momento de verse prestando testimonio ante el Congreso de los Estados Unidos para intentar explicar el uso por parte de Rusia de cuentas falsas para influenciar las elecciones presidenciales puede haber actuado como una llamada de alerta: el número de usuarios no necesariamente es un indicador adecuado de crecimiento, y podría ser el momento de sacar la basura. Mejor tener una red más pequeña de usuarios genuinos, con cara y ojos – o de bots que supongan servicios útiles y con sentido – que crecer mucho gracias a fenómenos artificiales que, además, terminan generando problemas evidentes. La cada vez más patente necesidad de diferenciar estrategias de crecimiento a toda costa, frente a otras más orientadas al crecimiento sostenible. Perder número de usuarios, para intentar mantener una red en la que sea posible un uso razonable, un sitio donde puedas compartir cosas sin que un clima de profunda negatividad y ataques constantes te lleve a arrepentirte de haberlo hecho y a pensar que estás mejor abandonando esa red o limitándote a utilizarla de modo pasivo, como simple lurker.

Si Twitter finalmente ve la luz y mantiene esta actitud, bienvenida sea. ¿Puede llegar a ser capaz de eliminar todos los trolls y las cuentas falsas? Posiblemente no. La lucha entre quienes crean grandes cantidades de cuentas para simular un apoyo amplio y los sistemas de detección es similar a la de la película Blade Runner: robots intentando parecer humanos simulando acciones habituales en el comportamiento humano, hasta el punto de que es preciso que la compañía se arme con  algoritmos y pruebas diagnósticas que los descubran, una auténtica carrera de armamentos entre la inteligencia artificial necesaria para que una cuenta parezca genuina frente a la inteligencia artificial necesaria para descubrir a las que no lo son. Pero todo esfuerzo en ese sentido puede terminar siendo una buena inversión, una que realmente permita que un usuario pueda utilizar Twitter con normalidad, sin sentirse en medio de un montón de basura, rodeado de trolls que le insultan y amenazan por cualquier motivo, un sitio en el que arriesgarte a compartir una opinión conlleva casi tener que hacerse un seguro de vida. Esa progresión del nivel de toxicidad, decididamente, no era sostenible. Una triste metáfora que dice mucho de las sociedades humanas, pero que toda compañía, sobre todo en el ámbito de lo social, va a tener que considerar en el futuro.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Twitter: taking out the garbage» 

 

5 comentarios

  • #001
    Gorki - 7 julio 2018 - 12:10

    ¿Cual es el negocio de Twitter? — Vender los datos de los usuarios.
    ¿Le interesa a un clinte de Twitter la opinión de un bot?- Para nada , un bot m no entra nunca entre el «publico objetivo » de quien compra los datos.

    Pues bien si el bot no produce datos susceptibles de ser vendidos y suponen un coste para Twitter, lo lógico es que intente localizarlos en primer lugar para no suministrar los datos que produzcan a sus clientes y en segundo lugar los eliminen porqe suponen un gasto sin retorno.

    Otro tema son los acosadores, racistas,, e insultadores varios, Quizá una buena parte puedan ser localizados por un algoritmo y otros vienen dados por denuncias de los usuarios, pero a mi juicio la decisión final de eliminarlos o no, deberá ser tomada por un humano, pues no hay algoritmo con el suficiente sentido común ,para diferenciar el insulto de la ironía y la denuncia justificada de a denuncia hecha con el fin de silenciar a otro usuario,.

    El problema está en que diferenciar a unos y a otros, es un trabajo con mucha mano de obra y por tanto caro , Dado que cada cual puede desconectar de seguir a quien quiera , yo ante una denucia simplemente desconectaria al denunciado del denunciante y no perseguiría, nada mas que los casos que algoritmos muy «liberales» no pudieran admitir.

    Debe tratarse de conservarla libertad de expresión lo más que se pueda, y no silencir a alguien porque algún mojigato de derechas o de izquierdas, le parezca feo que utilices la expresiones caca, pis, teta, o feo.

    • LEON PARDO - 7 julio 2018 - 14:40

      ¿Algoritmos con sentido común?, jamás se me habría ocurrido tal concepto, pero analicemos.
      Piensas que se necesitan humanos con sentido común, el menos común de los sentidos, para diferenciar el insulto de la ironía, ¡cuan equivocado estás!, no hay acuerdo en eso.
      Un algoritmo inteligente al menos será predecible, sus errores se podrán ir corrigiendo sobre la marcha y no los cometerá dos veces, algo que no se puede afirmar de los humanos.
      Me quedo con una buena inteligencia artificial haciendo el trabajo para el que los humanos no están cualificados.

      • Gorki - 7 julio 2018 - 17:54

        Non soy to el que dice que el gran problema de la Inteligencia Aritificial es que carece de setido común.
        http://www.elimpulso.com/noticias/actualidad/tecnologia/inteligencias-artificiales-tienen-menos-sentido-comun-las-ratas

  • #004
    xaquín - 7 julio 2018 - 20:04

    Nada menos relacionable matemáticaamente que libertad de expresión y seguridad. Si quería decir (Del harvey) que la libertad de expresión es para todos y acaba, por tanto, donde empieza la del prójimo, está bien. Si hai que usar el parámetro de la seguridad será necesario que nos cojan confesados. Para que un ser humano se sienta seguro necesita que le dejen libre en su función vital de relación (y ahí volvemos a ser libre mientras no impidas ser libre al otro).

    La libertad es un concepto, diriamos que natural. La seguridad es un concepto totalmente artificial y humano, para venderlo como una necesidad que necesita el individuo socialmente. Para que hipoteque zonas de libertad a un poder que lo va a defender (dice).

    Y ahí es donde volvemos a «quitar libertad de expresión» para que te sientas más seguro. ¿Y quien la quita? ¿Y quién te educó para saber el grado de seguridad que necesitas?

    La libertad de expresión viene en el ADN humano. La necesidad de seguridad es algo que se va aprendiendo cuando sales de la cueva materna y puedes ir expresándote libremente hasta chocar con la libertad del otro. Cuando choca, por ejemplo, tu derecho a vivir con el derecho a vivir (comer) de otro.

    Una cosa es limitar libertades entre individuos y otra limitar libertades por un poder establecido (sea cual sea y al nivel que sea).

  • #005
    Ivan Omar Rosas Roldan - 10 julio 2018 - 14:00

    Lamentablemente la libertad que brindan estas plataformas conlleva al abuso de estas, tener informacion de cuentas falsas y robots genera un desconocimiento del real alcance de una cuenta.

    Como asiduo usuario de esta herramienta he visto con horror los numeros de cuentas fantasmas que el ser parte de una comunidad de miles no cuenta con una interaccion de acuerdo al numero.

    Esto es un claro ejemplo de que no todo lo que parece es cierto ademas que estas cuentas pueden llevar un mensaje con algun tinte politico, religioso, etc. que genera alguna reaccion en el pueblo.

    Celebro que Twitter este realizando estos cambio pero me da un poco de recelo en cuanto al nivel de restricciones que puede llevar a tomar, excelente nota como siempre, saludos

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