Una cuestión de visión y tiempo

IMAGE: Nick Youngson CC BY-SA 3.0Un informe de UBS sitúa a Waymo, la subsidiaria de Alphabet dedicada a la conducción autónoma y dirigida por John Krafcik, en una valoración en torno a los $135,000 millones. La razón sería el fortísimo liderazgo obtenido por la compañía sobre todos sus competidores, que le permitiría obtener ingresos derivados de fuentes como la explotación de taxis autónomos, el transporte de todo tipo de mercancías, la comercialización de su tecnología de conducción autónoma y de sus sistemas operativos a otros fabricantes, la monetización del tiempo de los ocupantes en el vehículo o la explotación de los mapas en tiempo real obtenidos de la navegación de su flota.

El origen de Waymo se sitúa hace aproximadamente nueve años, en forma de un proyecto conocido como Google Self-Driving Car Project e incubado dentro de la factoría de proyectos de la compañía. Tras esos inicios, fue constituida como compañía en diciembre de 2016 bajo el paraguas de Alphabet, ese holding dedicado a hacer apuestas (bets) sobre proyectos en fase alpha, y ha conseguido situarse a muchísima distancia de todos sus competidores, a los que aventaja claramente en kilómetros recorridos, más de ocho millones; o en distancia recorrida entre intervenciones, cuatro veces más que las de sus competidores, casi cincuenta mil kilómetros. En 2018, la compañía ha materializado pedidos de varios miles de minivans híbridos Chrysler Pacífica, y de 20,000 Jaguar I-Pace eléctricos, y ha obtenido licencias para operar flotas de taxis autónomos en varios estados. En Arizona, concretamente, comenzará a operar comercialmente en pocos meses, proporcionando a la compañía sus primeros ingresos directos derivados de una actividad comercial. 

Hace nueve años, la idea de que se pudiesen desarrollar coches que condujesen solos era simplemente una quimera. Cuando empezamos a hablar del tema, la práctica totalidad de los comentarios lo veían como algo completamente utópico o lo situaban a varias décadas de distancia. Ahora, los habitantes de varias ciudades norteamericanas los consideran ya una parte normal del paisaje urbano: vehículos sin conductor de seguridad que transportan personas en flotas de varias decenas o cientos, con total normalidad y con accidentes anecdóticos o completamente no relacionados con su condición de autónomos.

Nueve años con miles de millones de dólares en inversiones, sin ver ni un dólar en ingresos, con importantísimas apuestas que van desde los ciclos de desarrollo tecnológico hasta la evolución de la regulación, con una visión clara e invariable: la de construir no un vehículo, sino un conductor. Mientras otras marcas se obsesionaban con la idea de ir escalando por los niveles de autonomía reduciendo progresivamente la implicación del conductor, Waymo apostó directamente desde un primer momento por eliminarlo, por prescindir completamente de la intervención humana, por entregar todas las funciones a un algoritmo que mejoraba constantemente, con cada kilómetro recorrido en circuitos o en tráfico real, con cada minuto de prácticas en entornos virtuales, con cada interacción con cada elemento de la conducción.

Los negocios que cambian el mundo se caracterizan, cada vez más, por su visión a largo plazo. La tecnología, a pesar de la impresionante velocidad que caracteriza los panoramas que genera, es un negocio de largo plazo, de consistencia, de apuestas que, en el momento en que se plantean, están al alcance de muy pocos o son evaluadas como locuras por muchos otros. Quienes no estén preparados para ese tipo de apuestas, se limitarán a seguir la rueda de los que sean capaces de planteárselas.

 

 

 

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8 comentarios

  • #001
    Gorki - 12 mayo 2018 - 17:22

    Quienes no estén preparados para ese tipo de apuestas, se limitarán a seguir la rueda de los que sean capaces de planteárselas.

    Cierto , pero la historia indica que no siempre fueron los primeros los que triunfaron, y Google es un vivo ejemplo de ello, quien abrió camino en los buscadores no fue Google sino Yahoo

    • Enrique Dans - 12 mayo 2018 - 17:45

      Falso. Yahoo! nunca fue un buscador, sino un catálogo en el que los creadores de las páginas se apuntaban y categorizaban, nada que ver con el concepto de buscador. De hecho, cuando Yahoo! pensó que tal vez sería interesante proponer a sus usuarios un un buscador, contrató ese servicio con Google, y se convirtió en su primer cliente importante. Unos años después, alguien dentro de Yahoo! pensó que «a lo mejor» Google podría terminar siendo un competidor (menudo iluminado, ¿no? :-) y rompió el contrato, poniendo en su lugar a Inktomi, que no tenía parte B2C. Solo unos años después fue cuando Yahoo! empezó a trabajar en Yahoo! Search, donde estuvo entre otros el gran Ricardo Baeza-Yates, pero cuando tuvieron un producto competitivo, interrumpieron su desarrollo para optar por el buscador de Microsoft, en ese camino errático que caracterizó a esa Yahoo! que terminó siendo un auténtico zombie…

      • Gorki - 12 mayo 2018 - 21:57

        Vale, de acuerdo. Yahoo no catalogaba paginas Web antes que Google y el ipod fue el primer reproductor portÁtil de MP3·

  • #004
    Pepe Pérez - 12 mayo 2018 - 19:02

    Pero no dicen ni mu sobre cuándo será el gran salto que ya es lo únco que se espera de ellos.

    Si, ya se que será este año, pero ya sólo queda medio año.

  • #005
    Angel - 12 mayo 2018 - 19:15

    Considerando que Google ha hecho del “beta” una cultura, me alegro que en este caso no haya seguido ese camino. Aunque es obvio que no le quedaba otra opción.

  • #006
    Carlos Quintero - 12 mayo 2018 - 20:55

    «Quienes no estén preparados para ese tipo de apuestas, se limitarán a seguir la rueda de los que sean capaces de planteárselas»

    No sé si estoy equivocado, pero tengo la impresión de que al igual que el universo se expande más rápido cuanto más lejos, hay algunas empresas (Amazon, Google, etc.) que, usando IA y machine learning se alejan cada vez más rápido de las que se quedan detrás, que no van a poder ni hacer «catch-up».

  • #007
    Gisel Tattoo - 13 mayo 2018 - 08:03

    Yo no creo que los negocios cambien al mundo, los investigadores, desarrolladores, personas que innovan y crean soluciones a las problematicas de las personas, ellas si son las que realmente están cambiando el mundo de una manera que al resto de las personas nos parece como si solamente evolucionara. Luego que detrás de eso se armen los negocios es otra cuestión.

  • #008
    Pedro Trillo - 13 mayo 2018 - 09:55

    Waymo se diferencia del resto de plataformas y fabricantes, por la visión holística en la transformación del modelo de negocio, han sabido integrar un servicio que une transporte, movilidad, y fabricación.

    Destaca el nivel de desarrollo tecnológico que han alcanzado, pero mucho más su apuesta clara de entender el transporte como un servicio.

    Mientras que el resto están enfocando la automatización como un add-on dentro de la propuesta de valor de su producto, como elegir si tu vehículo lo quieres con climatizador, llantas de aleación, ah y con conducción autónoma. Y algunos como Chrysler o Ford, han comprado start-ups que están intentando replicar el modelo Waymo, pero ya llegan tarde.

    Waymo sigue la estrategia de cualquier producto tecnológico de Google, crea la plataforma, desarrolla el ecosistema, y vende el servicio final.

    La diferencia es que no se trata de un producto 1oo% software tecnológico como Android, sí no que están reinventando a la mayor industria física de manufactura, hierro, plástico, y goma.

    Lo están haciendo realmente bien, y se trata de un caso de estudio de innovación disruptora que se estudiará por años.

    Coincido totalmente, la visión y la perspectiva, se debe acompañar por una apuesta clara en el largo plazo. En la gran mayoría de los casos, la industria no le dedica el tiempo suficiente, ni disponen de la visión, y es más tienen un alto grado de intolerancia al riesgo.

    Waymo hace 8 años era una innovación muy arriesgada en coste y viabilidad, hoy en día,
    es el servicio que va a revolucionar el concepto del transporte antes del 2020. Estos son los tiempos que vivimos.

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