La industria textil y la mecanización

IMAGE: Tero Vesalainen - 123RFLa industria textil es, sin duda, una de las que más ha crecido y evolucionado a lo largo de los años, fundamentalmente debido a la disponibilidad de mano de obra barata para unos procesos fundamentalmente manuales. El fenómeno del fast fashion, apoyado en costes de producción unitarios muy bajos, redujo los ciclos de producción y cambió la industria como la conocemos: a lo largo del tiempo, hemos visto cómo las marcas europeas y norteamericanas desplazaban su producción a Asia y desarrollaban la economía de países con abundancia de mano de obra barata, que a su vez iban elevando progresivamente sus costes de producción.

Desde países como Taiwán y Corea del Sur, pasamos a Tailandia y China, y finalmente, cuando esos países también vieron elevarse sus costes, a Bangladesh, una enorme economía de 165 millones de habitantes con rentas per capita medias muy bajas. Entre los años 2000 y 2010, la exportaciones de productos textiles terminados de Bangladesh se triplicaron, y la industria contribuyó a una fuerte disminución del número de personas viviendo en condiciones de pobreza extrema. Hoy, la industria supone, solo en Bangladesh, más de tres millones de puestos de trabajo y un 81% de las exportaciones del país. 

El momento actual, sin embargo, está viendo la aparición de dos tendencias: por un lado, compañías como Crystal Group, que fabrica para marcas como H&M, Gap, Uniqlo o Victoria’s Secret, que afirma no apostar por la automatización, y seguir optando por la mano de obra barata en lugar de la robotización. Por otro, empresas como Mohammadi Group, un gigante que ha ido diversificando su actividad y adquiriendo maquinaria cada vez más sofisticada, y que progresivamente está incorporando robotización y automatización. Los nuevos robots de producción textil son cada vez más capaces de hacerse cargo de tareas que, hasta hace muy poco, eran consideradas intrínsecamente humanas. Compañías como Softwear afirman ser capaces de fabricar una camiseta en 2.5 minutos, eliminando el trabajo humano en un 90% y obteniendo el doble de productividad por turno, con tecnologías cada vez más optimizadas. 

¿Cuáles son las consecuencias de la progresiva automatización de un trabajo como la producción textil? A medida que la tecnología mejora e incrementa sus posibilidades, nos disponemos a ver un desplazamiento en los hábitos de la industria, habitualmente criticada de manera ampliamente demagógica por su recurso a la mano de obra barata, pero que, por otro lado, ha contribuido de manera fundamental y sustantiva al desarrollo económico y la generación de riqueza en los países en los que tenía lugar. Los analistas estiman que la economía de Bangladesh precisa de la creación de unos dos millones de puestos de trabajo si quiere mantener su ritmo, y que la industria textil es, desde hace tiempo, el principal motor económico susceptible de generar esos empleos. Sin embargo, según datos del Banco Mundial, el ritmo de creación de puestos de trabajo ha caído desde los aproximadamente 300,000 al año que se creaban entre 2003 y 2010, hasta situarse en torno a los 60,000. El desfase, sin duda, es fruto del crecimiento de la automatización: entre 2013 y 2016, las exportaciones se incrementaron en casi un 20%, pero el crecimiento del empleo no fue lineal, sino que creció tan solo en un 4.5% en ese mismo período. Al tiempo, esos procesos de automatización sirvieron para que los trabajadores viesen disminuidas sus posibilidades de reclamar mejoras en sus condiciones: cuando la conflictividad se ve incrementada, los fabricantes simplemente optan por automatizar. Según algunos analistas, si la economía del país no es capaz de ofrecer posibilidades laborales a los jóvenes, la presión social podría crecer notablemente y convertirse en insostenible.

Por otro lado, al disminuir la necesidad de mano de obra barata, las marcas textiles podrían evolucionar hacia modelos de repatriación de la producción en países desarrollados, posiblemente e sus propios países de origen, haciendo frente así a demandas sociales que posiblemente verían con buenos ojos una creación de valor más sofisticada y más centrada en la proximidad, al tiempo que podrían plantearse modelos logísticos más optimizados. La reciente adquisición de Body Labs por parte de Amazon podría marcar la posibilidad de que, cada vez más, los sistemas de tallaje evolucionasen para reflejar las dimensiones reales del cuerpo de los usuarios, y llegásemos a un momento en que prendas de ropa con un precio relativamente barato pudiesen ser fabricadas completamente a medida y con un nivel de dependencia de procesos manuales cada vez más reducido.

La industria textil podría estar convirtiéndose en un laboratorio de tendencias de cara a un futuro cada vez más dominado por máquinas que se hacen cargo de la producción en procesos que, hasta hace muy poco, nadie parecía querer invertir en automatizar. Pronto, empezaremos a ver marcas incorporando este tipo de estrategias en sus planes de producción, en su comunicación o en sus prácticas de responsabilidad social corporativa, con todo lo que ello conlleva: un espacio que no ha estado en absoluto exento de cambios a lo largo de las últimas décadas, que ha visto surgir enormes imperios económicos, y que podría experimentar una enorme evolución en el futuro, con consecuencias que llegarían al ámbito de la geopolítica y la economía global. ¿Cuánto van a cambiar las etiquetas de las prendas que adquirimos? ¿Será eso bueno o malo, y para quién? No cabe duda: nos queda mucho por ver.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “The textile industry: a stitch in time…» 

 

13 comentarios

  • #001
    Santiago Martín - 4 marzo 2018 - 09:13

    Para quien quiera saber más de este tema de cómo ha ido evolucionando la fabricación de ropa en el tercer mundo, recomendable la lectura del libro NO LOGO.
    Imagino que lo conoces Enrique.

    Buen domingo!

  • #002
    Sergio Pedraja - 4 marzo 2018 - 09:30

    Atinado artículo, especialmente al destacar la cada vez más ineludible disyuntiva entre trabajo tradicional y automatización, y su dilema paralelo, sueldos bajos o ningún sueldo. Enhorabuena.

  • #003
    Daniel Terán - 4 marzo 2018 - 10:34

    Los robots dejarán sin trabajo a las máquinas que dejaron sin trabajo a los de los telares. Justicia poética.

  • #004
    Carlosq Quintero - 4 marzo 2018 - 11:09

    La industria textil es tremendamente compleja y exigente, por su necesidad de sacar cada año múltiples colecciones primavera/verano y otoño/invierno, en cantidades que has de intentar acertar cuántas vas a vender para que no te sobre, y como es inevitable tienes que vender más tarde en rebajas y como no es suficiente has de inventar el concepto de outlet para vender el sobrante de la temporada anterior. Todo ello unido a la fabricación en Asia, con sus complicaciones logísticas, culturales, etc.

    Por otro lado, la ropa, aunque es un producto de primera necesidad (como la comida), la compramos ya por capricho, no por necesidad. Para muchas mujeres comprar ropa de moda es una auténtica pasión, que con el auge de las redes sociales ha dado lugar a fenómenos mundiales como Chiara Ferragni (The Blonde Salad) o Aida Domenech (Dulceida) en España.

    Pero el consumidor quiere comprar barato (eso siempre), y en ropa aún más barato, porque quiere comprar mucho (por eso Primark vende mucho más que Abercrombie & Fitch). Por ello las marcas se han tenido que ir a fabricar la ropa a los países más baratos del planeta (creo que Bangladesh es el más barato, pero el más peligroso, lo que hace que no sea el preferido). Aunque visto desde nuestra cómoda perspectiva occidental aquello es explotación, para ellos es una bendición, porque les permite salir de la miseria absoluta. Ciertamente aquí hay hipocresía porque no queremos que se les explote pero no queremos pagar lo que costarían las prendas si se les pagaran salarios más altos o si se fabricaran en Occidente.

    Luego está el tema de las auditorías: yo he visto cómo se hacen en España las auditorías de LOPD y SCIFF / SOX a empresas cotizadas, y siempre me han parecido poco rigurosas. Las cláusulas en contrato, certificaciones, penalizaciones, auditorías, controles, etc. que hacen las empresas occidentales a los fabricantes asiáticos son muchísimo más rigurosos, pero en cuanto te das la vuelta pueden caer en la tentación de meter niños en las fábricas, o subcontratar a otras fábricas más baratas que ni sabes que existen (te enteras por accidentes como incendios, etc.). Prácticamente habría que tener inspectores permanentes en las fábricas, cosa que no se hace.

    Obviamente cualquier automatización más próxima al origen que resuelva esos problemas y permita mejorar los tiempos de fabricación de las cantidades solicitadas desde que se aprueban las muestras, disminuir la logística del transporte (normalmente por barco), eliminación de hubs, repetición de pedidos si se vende bien, etc. tendrá éxito, y mucho más si logra la fabricación de prendas a medida del cuerpo de cada uno, incluso personalizadas con detalles que las hagan únicas, a un coste asumible.

    Y todo eso suponiendo que se mantenga el nivel de consumo que gozamos ahora (la robotización también afectará a los empleos de los consumidores)

    Sí, nos queda mucho por ver.

  • #005
    TORONJIL - 4 marzo 2018 - 16:00

    Hay una característica que obliga a sustituir los robots que hacen ropa cada poco tiempo. O por lo menos el software.

    Se llama moda.

    • Carlos Quintero - 4 marzo 2018 - 17:11

      En realidad, creo que no. En moda la dificultad no está en las máquinas que elaboran las prendas, en que haya que cambiarlas cada poco tiempo, y menos si cambian sólo con software.

      La dificultad mayor está en acertar, con bastantes meses de antelación, «qué se va a llevar». En la moda las prendas están en tienda 3 o 4 meses antes de que las vayas a usar. Hoy mismo acabo de ver que El Corte Inglés ya tiene los bikinis para julio-agosto (a mí el equivalente de comprarse hoy un móvil y no poder usarlo hasta dentro de 4 meses se me hace incomprensible, pero es así). Y esos bikinis se diseñaron meses atrás, se pidieron muestras a las fábricas de Asia, se probaron a ver si desteñían, se negociaron cantidades y plazos de entrega y se fabricaron y transportaron semanas atrás. La dificultad está en saber, con meses de antelación, si se va a llevar el negro (un clásico, valor seguro), o si va a ocurrir que esta temporada el «orange is the new black». En eso puede que el machine learning pueda aportar valor en el futuro, pero a día de hoy tiene bastante de apuesta.

      • JJ - 4 marzo 2018 - 20:55

        Para saber lo que se va a llevar están los cazadores de tendencias.

        Y la moda también se impone mediante los grandes diseñadores, que deciden en parte lo que se va a llevar.

        Luego, si quieres poner de moda el terciopelo, el cuero o el color rosa, contratas a alguna de las Kardashian (u otros influencers) para que lo lleve… Porque la moda funciona por imitación.

  • #009
    Gorki - 4 marzo 2018 - 18:18

    Un proceso parecido al del textil, lo ha pasado la industria juguetera, En un primer movimiento de globalización, se situó la de la manufactura en Asia para seguidamente pasar con ayuda de la robotización, a la repatriación del trabajo a las fábricas nacionales,

    Yo sigo bastante de cerca la marca Meccano. En un primer paso. cerraron las fábricas en Inglaterra y Francia para construir las piezas en Asia, tanto en Taiwan como China. Posteriormente han robotizado la producción de las piezas y salvo las partes electrónicas, (motores, telemandos, luces, etc), se ha repatrido a Calais en Francia, la fabricación en una fábrica totalmente robotizada..

    Las razones que dieron, es que, si bien la robotización no ha supuesto una rebaja sustancial de costes, podían planificar mejor la producción, pues conseguir buenos precios en Asia, exige una cuidadosa planificación de cantidades y tiempos, que se vuelve en la práctica muy rígida, con lo que, ni pueden ajustar la producción a la demanda, ni tiene la posibilidad de lanzar ofertas puntuales, tanto para sorprender a la competencia, como para combatir las acciones promocionales.que la competencia realice.

    Por otra parte, el poder poner en la caja MADE IN FRANCE, era una ayuda adicional a la hora de vender sus productos.
    .

    .

    ..

  • #010
    Maquinas de coser Plus - 4 marzo 2018 - 18:51

    Bueno, el progreso es así, es necesario eliminar unos trabajos para que surgan trabajos nuevos. La robótica y la IA va a transformar los procesos industriales de una manera que la humanidad nunca ha visto. Quizás en unos años un trabajador de una fábrica sea una especie en extinción. Y tambien es muy posible que como comenta Enrique aparezca una nueva remesa de empleos relacionados con la industria textil donde se recuperen empleos del pasado y tengamos una sociedad dispuesto a pagar por vestir ropa que ha sido producida «artesanalmente»…. algo así como los sastres del futuro.

    ¿Y porque no? De igual manera que hoy en día hay mucha gente que compra muebles en Ikea pero también hay un mercado que prefiere pagar un poco más por un producto de calidad y hecho a mano.

    Veremos a ver.

    Saludos y enhorabuena por el post.

  • #011
    Xaquín - 4 marzo 2018 - 20:24

    La frase «la vida es así» es muy poco evolucionista. En inglés puede, pero en español tenemos «está» para indicar que tiene mucho de obra humana. Y por otro lado la hipocresía no es característica genética (en el ADN humano vienen «combinados» egoismo y solidaridad).

    La hipocresía es resultado de siglos de «educación» humana. Hay gente que la disimula con unas lágrimas en las noticias sobre la explotación en diversas partes del planeta. Que de eso va la globalización: homogeneizar al tirado de USA y al tirado de BD.

  • #012
    Gorki - 4 marzo 2018 - 23:24

    La gran ventaja de la producción robotizada no es tanto aumentar la producción como poder hacer cosas según las necesidades específicas del consumidor. El futuro no esta en hacer tiradas de productos todos iguales muy baratas, sino el poder hacer tiradas a un precio bajo de productos «diferentes».de acuerdo con las necesidades específicas del cliente.

    Algo de esto ya hacen las empresas automovilisticas, (las más robotizadas), si ves la producción de una cadena de montaje, no salen dos coches iguales, cada unidad tiene un color, un acabado, un equipamiento, un motor,… diferentes y a veces uno es un coupe, y otro una ranchera, o un todo terreno, de modo que hoy el nombre del modelo dice relativamente poco.

    Quizá el modelo más extremo de lo que será el futuro es la impresión POD. Donde cada libro que sale es diferente no solo en contenido, sino incluso en tamaño y número de páginas, Hoy ya muchas editoriales que están empleando impresión POD, pues el mayor coste, (actual), se compensa con el ahorro en almacenaje y sobre todo, de la destrucción de los libros sobrantes de edición, que les producía la tirada en imprentas.

    Ello tiene consecuencias inesperadas. Por ejemplo el concepto de edición, carece de sentido, pues en una misma «tirada», un libro puede variar de contenido respecto del anterior, bien por haberse detectado faltas de ortografía, o bien y mas importante, porque el autor ha decidido cambiar un pasaje o el final de la obra,

    Aparecen pues problemas como el control de ediciones, o la codificación ISBM , pensada para tiradas de imprenta, Por supuesto conlleva cambios profundos en lo que son imprentas, y en la distribución, (las POD pueden estar distribuidas en diferentes ciudades de diferentes países) ,

    Yo tenia muchas esperanzas en la impresión 3D, pero pese a los asombroso usos que se le están dando, lo que yo esperaba, una producción descentralizada, no se ha dado. Las impresoras 3D precisan una redefinición absoluta, tal como son hoy, pese casos específicos, como su uso en medicina, los resultados son muy cortos.

  • #013
    Veronica - 6 marzo 2018 - 09:56

    A mi me sorprende (o no, porque estamos en un blog tecnológico) que todo el mundo los comentarios hable de la robotización, del cambio de paradigma en la fabricación y de la posible vuelta de las fábricas al viejo continente.

    Lo que realmente me ha tocado a mí es la parte más social, eso de «¿qué es mejor, poco dinero o nada de dinero?». ¿Qué es mejor, tener a gente trabajando por poco dinero o que pierdan sus puestos de trabajo?. Está claro que la mejor, es la respuesta demagógica de: lo mejor es trabajo y sueldo digno… Pero ante la realidad actual, la verdad es que hay mucho que pensar.

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