Apps y relaciones entre adolescentes y padres

ReplyASAP - Android Play MarketLa adolescencia es esa compleja etapa de la vida en la que las referencias cambian, y pasamos de ver a nuestros padres como autoridad prácticamente absoluta, a verlos como una molestia descontextualizada. En la evolución del proceso que supone promover y apoyar el desarrollo físico, emocional, social e intelectual de un niño desde la infancia hasta la edad adulta, pocas cosas han generado tantos cambios como la evolución del contexto tecnológico.

En muy pocos años, muchos han pasado de ver a sus hijos como frágiles criaturas necesitadas de protección, a verlos falsamente como supuestos ingenieros de cohetes capaces de entender y manejar sus dispositivos mejor que ellos, en lo que supuso la falsa creencia de que, por alguna razón misteriosa, había alguna razón biológica que les hacía estar mejor preparados. No, nuestro hijos no son genios, aunque a todo el mundo le guste creerlo: simplemente, la tecnología se ha hecho tan sencilla y ha reducido tanto sus barreras de entrada, que cualquiera – incluso nosotros, si le dedicásemos una atención similar, podríamos entenderla bien.

En esa supuestamente desigual lucha por el control entre padres y adolescentes, existen todo tipo de escenarios, caracterizados habitualmente por unos padres que intentan utilizar la tecnología para elevar el nivel de control sobre las actividades de sus hijos y unos hijos que procuran utilizar la tecnología para fines que nada tienen que ver con ese control. Que tus hijos lleven encima un dispositivo es, en principio, una fuente de tranquilidad si puedes en cualquier momento comunicarte con ellos para saber qué hacen, dónde están o qué planes tienen. Pero para los hijos, es una situación de control que, en muchos casos, desean evadir. A casi veinte años de adopción de la telefonía móvil, ya sabemos que la situación más habitual en las relaciones entre padres e hijos es esa: llamadas o mensajes unidireccionales de los padres a los hijos preguntándoles dónde están y qué hacen, y hijos ignorándolos o apagando el terminal y alegando todo tipo de excusas, desde que no lo oyeron, hasta que se quedaron sin batería.

Un padre británico, harto de ese tipo de excusas, ha desarrollado una aplicación para Android, ReplyASAP, que permite que unos padres, cuando sus hijos no responden sus mensajes, hagan que en el dispositivo del adolescente comience a sonar una alarma incesante que no se detiene e impide además cualquier otro uso del terminal hasta que el joven finalmente conteste. Es un punto más en una escalada armamentística en la que ya hemos visto otras batallas, como el uso de la función de compartir ubicación de Google Maps o la de Find My iPhone. La discusión sobre si el uso de ese tipo de aplicaciones para monitorizar la actividad de un adolescente es o no lícita, en los tiempos de la inseguridad, los atentados y la preocupación constante, parece saldada en favor de los padres: proliferan todo tipo de decálogos, contratos y reglas en los que se afirma que los padres pagan por el dispositivo y por su plan de datos, y por tanto, tienen derecho a exigir que el uso tenga lugar respetando unas ciertas reglas, y un artículo de hoy en The Guardian titula, sin ningún tipo de miramientos, «Of course parents have a right to spy on their kids«, y mientras, los adolescentes siguen buscando maneras de reclamar su independencia desinstalando aplicaciones, afirmando que la tecnología falla o apagando el terminal.

La realidad es la que ha sido siempre: ninguna tecnología, por sofisticada que sea, puede sustituir el desarrollo de una relación adecuada con unos hijos. En toda relación habrá fases de todo tipo, de mayor y menor tensión, de más o menos encuentros y desencuentros, pero es algo que poco tiene que ver con la tecnología, y mucho con el sentido común. Es parte del proceso que supone crecer y desarrollarse como adultos. El uso de aplicaciones de monitorización debe partir del hecho de que la persona monitorizada sepa que lo está siendo, en primer lugar porque pueden desconectarse voluntariamente o generarse errores (y más aún en una era en la que el número de dispositivos en uso se incrementa cada vez más), y en segundo, porque es una cuestión de respeto. Puedo entender la frustración de un padre, y en este caso también desarrollador que, harto de ver cómo sus hijos ignoran sus llamadas y mensajes, crea una app que pretende obligarlos incondicionalmente a contestar so pena de ver su smartphone convertido en una molesta alarma y deshabilitado para cualquier otro uso. Posiblemente pueda sonar muy interesante para algunos padres de hijos que habitualmente ignoran sus mensajes, pero no es precisamente un bálsamo para mejorar sus relaciones mutuas si no se utiliza con el adecuado nivel de respeto.

Como ha ocurrido siempre, la tecnología no va a arreglar lo que una educación mal planteada pueda haber estropeado. Convertirse en padres controladores que utilizan la tecnología para espiar todo lo que sus hijos hacen es un disparate: nadie puede vivir normalmente pensando que está en todo momento bajo control, y desencadenar una carrera de armamentos es algo que nunca termina bien. Pero toda relación está compuesta por dos partes, cada una con sus deberes y responsabilidades, e ignorar esto es otra receta más para el desastre. Antes de pensar que la tecnología va a ser la solución a un problema de relación, es mejor agotar antes otra vía: diálogo, diálogo y más diálogo.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Do parents really have a right to spy on their kids?» 

 

10 comentarios

  • #001
    JJ - 20 agosto 2017 - 14:29

    The Guardian hace honor a su nombre…

    La adolescencia es la edad de la libertad o, mejor dicho, la edad de la búsqueda de esa primera libertad, que, en principio, no es mas que un sentimiento. En consecuencia, atacar en ese plano a un adolescente ha de ser contraproducente.

    Sobre la App de este padre paranoico habrá que hacer algo. Seguramente pronto aparecerá para su descarga otra App que neutralizará a la de este padre. Pero tendrá que ser una App oculta, o que habrá que instalar cada vez que el adolescente salga de marcha y desinstalar antes de volver a casa.

  • #002
    Carlos Quintero - 20 agosto 2017 - 16:38

    Creo que el problema viene del afán controlador de los padres. Hasta antes de la telefonía móvil los padres no tenían forma de comunicarse con los hijos cuando salían de casa, durante horas o durante días si te ibas de campamento, etc. Y no pasaba nada. Incluso de situaciones apuradas se podía salir sin móviles, y formaba parte del aprendizaje de la vida. Cuando yo tenia 14 años y jugaba una competición deportiva en otra ciudad, el autobús escolar se olvidó de nuestro equipo y regresó sin nosotros. Fuimos a la estación de autobuses de la ciudad y ya no había más autobuses. En los teléfonos fijos no contestaba ninguno de nuestros padres. Al final volvimos haciendo dedo hasta una ciudad intermedia, y desde allí conseguimos contactar con uno de nuestros padres, que vino a buscarnos.

    Ahora existe la telefonía móvil y en lugar de verlo como un medio para poder comunicarse en caso de emergencia, lo ven como un dispositivo de control full-time. Supongo que lo siguiente son implantes con GPS…

    En cualquier caso efectivamente lo mejor es educación en la responsabilidad y diálogo.

  • #003
    Xaquín - 20 agosto 2017 - 18:11

    Un adolescente no «se hace» responsable con instrumentos de seguimiento. Se hace con educación bidireccional (das/doy). El plantel educativo actual de adultos (empezando por los gobernantes) deja mucho (mucho) que desear. Como con el terrorismo (y el hambre, tráficos varios…) gusta más matar al mensajero…

    Seguimos las malas pelis de ciencia ficción, todo se intenta arreglar con collares de explosión a distancia. Que la industria bélica marque el avance tecnológico no es buen asunto… seguiremos poniendo a la infancia en el purgatorio… y de ahí al cielo ya les dá lo mismo!

  • #004
    Pedro - 20 agosto 2017 - 21:25

    Si le pones al móvil esa aplicación, seguro que el móvil se le «olvida» en casa cuando salga. O se le «cae» cuando empiece a sonar la alarma, con lo que encima te costará un móvil nuevo.

    Como bien decís, una aplicación en el móvil no soluciona la falta de diálogo previa, ni modifica el comportamiento de algunos adolescentes.

  • #005
    Gorki - 20 agosto 2017 - 22:32

    si los juevces castigan con la cárcel espiar el teléfono de tu pareja https://politica.elpais.com/politica/2015/10/02/actualidad/1443804996_640011.html
    no veo por que se considera menor infracción vigilar el teléfono de tus hijos-

    Yo creo que la educación de un hijo no pasa por televigilancia. . Si tus hijos hacen cosas que a ti no te gusta, ya es tarde debiste preocuparte de educarlos correctamente antes.

    Lo menos grave que te puede pasar es que tus hijos pongan una escusa para librarse de ti,. lo más que te respondan con la mismas armas y que te chantajeen.

    Ten la seguridad. de que no se trata de que sean nativos digitales. pero casi con seguridad que saben encontrar en Internet la forma de hacerlo con mayor eficacia que tu., porque tu trabajas solo y ellos trabajan el red y lo que no encuentra uno lo encuentra otro..

    ´.

  • #006
    Julia - 21 agosto 2017 - 10:56

    Hoy en día, los adolescentes nacen casi con un móvil bajo el brazo y ahí es donde está el problema, porque nos enfrentamos a la doble vara de medir. ¿Les vigilamos o les permitimos que lo usen a su libre albedrío? Creo que debe existir un equilibrio, y como se ha dicho en comentarios previos es más una cuestión educacional que de la instalación de una aplicación en su smartphone.

  • #007
    Victor Campos - 22 agosto 2017 - 15:49

    Bueno eso de que todos los adolescentes tienen un móvil bajo el brazo es discutible. Aquí tiene que entrar el sentido común de los padres y actuar antes de que sean totalmente dependiente de los dispositivos.

  • #008
    Laura - 24 agosto 2017 - 11:42

    Enrique, yo estoy de acuerdo con Julia: Lo que hay que hacer es educar a los hijos en el uso del móvil en vez de controlar cada movimiento que hacen fuera de casa. En este sentido, no solamente existen aplicaciones para capar el móvil o investigar las redes sociales de los hijos. Hay algunas que educan en positivo y permiten establecer contratos entre padres e hijos para que ellos se sientan responsables de su uso, como Smartme Family, que es una herramienta de supervisión familiar, más que de control. Os dejo su blog porque da consejos interesantes y sobre aplicaciones educativas para niños: http://smartmefamily.com/blog/

  • #009
    Sofía - 24 agosto 2017 - 13:59

    Gracias a Laura por haber mencionado a Smartme Family para que podamos participar en este debate tan interesante sobre la educación digital en las familias y demos nuestro punto de vista en calidad de expertos.
    Evidentemente, los padres tienen que estar pendientes de cómo usan el móvil sus hijos porque forma parte de su responsabilidad educativa, pero también habría que concienciarse de los peligros reales sobre la salud de los adolescentes y, especialmente de los niños, que tienen algunas conductas con el móvil.
    Acabamos de publicar un post desgranando estos problemas en base a la llamada de atención de la Organización Mundial de la Salud para que los padres, más allá de quejarse de si sus hijos les cogen o no las llamadas, tengan en cuenta que desentenderse de la educación digital de la familia puede tener consecuencias en su desarrollo: http://smartmefamily.com/blog/index.php/2017/08/24/consecuencias-del-uso-excesivo-de-nuevas-tecnologias-en-menores/

  • #010
    Regys - 31 agosto 2017 - 14:18

    Harto de blancos y negros. Sociedad polarizada, sociedad enferma.

    Ni control absoluto ni ‘diálogo, diálogo, diálogo’; es no tener en cuenta que las personas son diferentes y con algunos es necesario más de una cosa que de otra y viceversa.

Dejar un Comentario

Los comentarios están cerrados