Dispositivos, noticias y ratio señal/ruido

IMAGE: Shtanzman - 123RFGerard Mateo, de Crónica Global, me llamó ayer para hablar sobre el creciente consumo de noticias vinculado al smartphone, y la sensación de que recurrimos a él en los momentos de tranquilidad que nos quedaban, tales como la cama, el transporte público, etc. Hoy me cita en su artículo titulado «Las noticias se leen en la cama» (pdf).

En realidad, no se trata de que las noticias se lean en la cama, sino de que se leen constantemente y desde cualquier sitio. El mundo se divide entre los que prolongan un rato más el remoloneo matutino en la cama echando mano del smartphone y los que lo leen… en otro sitio, convertido en escenario de esa primera dosis de información matinal. Pero a partir de ahí, nuestros días son, cada vez más, una sucesión constante de llevar la mano al bolso o bolsillo para consultar el dispositivo, sea por una alerta, por una notificación, o por el simple hecho de tener un hueco entre actividades, un momento de espera o una curiosidad. Si alguien pensó que sus hábitos no iban a cambiar a partir del momento en que empezó a llevar un potente ordenador conectado en todo momento en el bolsillo, es que no tenía claro lo que estaba haciendo o no se daba cuenta de que aquello era mucho más que un teléfono. El escenario informativo es radicalmente distinto a partir de la introducción y popularización del smartphone, con todo lo que ello conlleva tanto para usuarios como para medios de comunicación.

A la pregunta de «dónde te informas», un segmento bastante significativo contesta que «en las redes sociales», convertidas en un recurso para, a través del criterio de aquellos a los que seguimos, tratar de destilar las noticias que nos interesan. En realidad, las personas deciden, en función de la criticidad de la información para ellos, el abanico de fuentes que utilizan para informarse. Los medios tradicionales, perdido en gran medida el hábito de consumo vinculado a momentos determinados, recurren a las alertas, que si se escogen con buen criterio, pueden resultar muy útiles, pero que por el momento carecen de inteligencia alguna: se limitan a «disparar» titulares de interés general a todo aquel que está suscrito o que instaló una aplicación, sin aplicar ningún criterio de interés particular o de hábitos de consumo. Esa falta de interés de los medios por desarrollar el concepto de usuario y por proporcionarle alertas derivadas de sus intereses refleja la inacción de toda una industria ante el cambio del entorno: podríamos convertirnos en el proveedor que abastece al usuario a través de su smartphone de aquella información que nos ha demostrado que le interesa, pero preferimos seguir sirviendo «café para todos», que es lo que hemos hecho toda la vida, sin la más mínima personalización.

El usuario conforma su portfolio informativo mediante elementos como las alertas de algún medio y el seguimiento de determinados perfiles en redes sociales. Solo cuando considera la información como algo crítico se dan pasos hacia una especialización mayor, tales como configurar sistemas de alerta o lectores de feeds. En la práctica, las redes sociales se han convertido en el lector de feeds, con la obvia diferencia de pasar a depender no directamente de las fuentes, sino de la calidad de los content curators elegidos en estas. La realidad es que, en general, el usuario, de una manera más o menos consciente, conforma su dieta informativa buscando un buen ratio señal/ruido, una serie de canales que le permitan estar al corriente de aquello que les interesa sin tener que exponerse a una gran cantidad de información irrelevante. Los lectores que monitorizamos una serie de medios para tratar de obtener una imagen completa y que los organizamos mediante sistemas específicos somos minoría, y generalmente respondemos a perfiles en los que el nivel de información responde a un interés no únicamente personal, sino profesional.

A partir de ahí, la decisión de informarse en redes como Twitter, Facebook o LinkedIn depende fundamentalmente de la forma de consumo, de la relación señal/ruido que ofrece cada una. Para la mayoría de los usuarios, las redes sociales son una masa informe en la que aparece indistintamente información personal, un cumpleaños o una nota de humor, mezcladas con titulares de noticias consideradas importantes. Pocos dan el paso de especializar alguna red en función de un interés profesional, y cuando lo hacen, tienden a escoger LinkedIn, por su enfoque en este ámbito y por el rediseño que, tras la adquisición de Pulse hace ya algunos años, la llevó de pasar de ser un simple archivador de contactos y curriculums para pasar a ser un gestor del FOMO, del Fear Of Missing Out, del «si muchos en mi red están leyendo esto, yo debería leerlo también». Sin embargo, LinkedIn no es el lugar más apropiado para una noticia de última hora, lo que generalmente obliga a suplementarla con otras fuentes.

Twitter, a pesar de su relativo declive, se mantiene como el rey del ratio señal/ruido: los pildorazos de información en 140 caracteres más enlaces, vídeos o imágenes la siguen haciendo un formato ideal para mantenerse informado en un momento perdido, en un rato que se aprovecha echando mano del smartphone: basta con seguir una combinación de personas o medios adecuada para tener la sensación de estar razonablemente bien informado, con el segundo nivel de información, más detallado y para una lectura más atenta, situado a un clic de distancia. En este mix de canales, los medios tradicionales, en función de las distintas generaciones de los usuarios, pugnan o bien por hacerse un hueco o por mantener el que históricamente tuvieron, con suerte desigual en función de su propuesta de valor, y con intentos mejores o peores de adaptarse a ese nuevo entorno.

En el fondo, hemos pasado de pocos canales a muchos, y de escasez a abundancia. Que eso se haya acompañado de una elección consciente y de un diseño más o menos inteligente de fuentes de información, o se haya limitado a informarse con lo que aparece ante sus ojos es una cuestión que pasa a depender del nivel de importancia y criticidad que cada uno otorgue al hecho de estar bien informado. Que termine leyendo en la cama, en un rato perdido, en una tablet en el sofá o dedicando momentos específicos a ello ha pasado, en ese sentido, a ser bastante más irrelevante.

¿Cuál es vuestra experiencia? ¿Cuánto han cambiado vuestros hábitos informativos en los últimos tiempos?

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “News, devices, and signal-to-noise ratio» 

 

13 comentarios

  • #001
    Donnierock - 4 julio 2017 - 09:51

    El mes pasado me presentaba al examen de Portugués B1 de la escuela de idiomas y en la prueba oral el tema que tenía que habla con mi compañero era «¿Prefieres informate en la tv o en el periódico?», y ambos coincidíamos: La cuestión está anticuada, hoy por hoy nos informamos a través del teléfono: las alertas de Google, Twitter y determinadas apps de medios genéricos eran las principales fuentes de información de ambos. Antes del examen antes estábamos leyendo la prensa portuguesa en nuestros teléfonos para refrescar vocabulario habitual.

  • #002
    Daniel Terán - 4 julio 2017 - 11:57

    En mi caso yo creo que Twitter sería la principal fuente de noticias. Obvio pues se trata del verdadero teletipo de nuestro tiempo. Aunque también echo un ojo a la prensa generalista de toda la vida (online). Yo era de los que, a principios de este siglo, bajaba al vermut y cogía todos los periódicos para estudiarlos de cabo a rabo.

    En su tiempo utilizaba mucho el Google Reader pero, tras su ‘desaparición’, no conseguí realizar la transición adecuada a un Feedly, por ejemplo. Las noticias que me llegan a través de otras redes, principalmente Facebook y LinkedIn, me parecen más anecdóticas: si llegan bien pero, si no, tampoco las echaría en falta. No muchas despiertan mi atención, la verdad.

  • #003
    Luis Hernández - 4 julio 2017 - 12:01

    En mi caso, es curioso lo difícil que me está resultando eliminar completamente la información deportiva (fútbol especialmente) de las noticias que recibo por diferentes canales.
    Entiendo que hay información que por su especial relevancia merece la máxima difusión independientemente de los intereses del lector, pero fútbol…
    Imagino que la explicación está en las muestras de interés que sobre esa información demuestran los demás. Más aun si se encuentran próximos en mis círculos sociales.

  • #004
    Gorki - 4 julio 2017 - 12:12

    Mi forma de informarme viene condicionada por dos causas, La primera es que soy jubilado y por tanto tengo bastante más tiempo libre que la media y la segunda es que tengo muy mala vista, por lo que el uso de pantallas pequeñas como la del Smartphone no me resulta cómoda.

    Mi forma de informarme, se reparte entre un 10% a través de la Radio (fundamentalmente Onda Cero – Alsina) y un 90% a través de Twitter, mediante una treintena de «seguidos» especialmente seleccionados y en constante depuración en función de su relación interés/ruido o lo que es lo mismo noticias que_me_interesan/información_que_no_me_interesa

    El límite de seguidos está en alrededor de 30, porque si tengo más sufro de «infoxicación», Mi TL es más deprisa de lo que soy capaz de asimilar y ante el riesgo de perderme algo interesante comunicado por un seguido, saco de la lista a aquel que menos satisfacciones me ha dado en el último tiempo.

    A partir de los enlaces que manda esta gente voy a los documentos «originales», que leo fundamentalmente en el PC, (pues como digo, preciso una pantalla grande para poder leer). Con frecuencia puede ser algún periódico digital, pero no siempre el documento original es un periódico, hay muchas paginas webs y blogs, y si aún sigue interesándome el tema acudo a Google para obtener mas información sobre el tema. Por poner un ejemplo, ahora estoy profundizando conocimientos sobre placas solares que generan a la vez energía eléctrica y agua caliente , se llaman en su versión comercian Paneles CPVT (Concentrating Photovoltaic/Thermal).

    La radio la utilizo como radio despertador, y Alsina , en unos 20 minutos, entre que me despierto y me ducho, me pone al día de los asuntos «candentes» de la actualidad española, que he de reconocer que rara vez coinciden con mis preocupaciones, aunque en este caso no es tanto culpa de Alsina como mía, porque siempre he sido un poco raro en los temas que me interesan.

    Una cosa mas hay diarios digitales, como por ejemplo El Español, que cuando entro me «recuerdan» que tengo AdBlock, no discuto, salgo y busco en Google otra web que tenga la misma información en el 90% de las veces la encuentro.

    Tu, que eres amigo de de Pedro J, y estás en el consejo de administración de ese periódico digital, deberías indicarles que esa pantalla es un absurdo, que lo único que hacen es ganarse la antipatía de sus posibles lectores,

    Repito, a mi me ofende, pero no me impide estar perfectamente informado de lo que me interesa. Lo que quisiera saber, es que gana El Español con ello

  • #005
    JJ - 4 julio 2017 - 15:56

    Creo que, en general, la sociedad está hoy peor informada que hace 10 años. Posiblemente, esta sea la razón por la que Donald Trump ganó las elecciones en EEUU.

    Mucha gente se informa en Twitter o Facebook y termina por creer cualquier cosa. Luego, están los que siguen a sus gurús, que están informados sobre lo que es novedad, pero no sobre lo que es importante. Se puede tener la sensación de estar hiperinformado estando mal informado.

    Trump, uso big data y redes sociales para engañar a los votantes y lo consiguió. No deja de ser preocupante.

    Además, las redes sociales están un poco manipuladas por intereses de empresas y estados (como las Web Brigades de los rusos, etc.).

    Personalmente, me informo con la radio de lo general. También leo revistas y periódicos online y La Vanguardia en papel (hoy, hay un artículo bastante bueno sobre cyborgs e inteligencia artificial, y una entrevista a Jesse Hirsh, investigador de la tecnología digital cognitiva).

    • Enrique Dans - 4 julio 2017 - 16:01

      Pretender que las redes sociales están manipuladas pero el papel no lo está es completamente ilusorio y absurdo. Están igual de manipuladas. Es más: las estructuras que manipulan a la prensa en papel están infinitamente más consolidadas a lo largo de la historia, son más sibilinas y, cuando se hace bien, más imperceptibles. En la web podemos aplicar otras métricas, como los patrones de difusión o el análisis sociodemográfico del núcleo de la difusión para averiguar si hay intereses espurios tras ello o no los hay, algo que te será mucho más Difícil hacer en papel porque, sencillamente, todo tiene una trazabilidad mucho menor. La manipulación no es exclusiva de la web. En papel se manipula mucho más y desde hace mucho más tiempo.

      • JJ - 4 julio 2017 - 18:26

        Por eso puse el ejemplo de las elecciones en EEUU, porque mucha gente cree que la manipulación en la red es difícil. Lo de Trump demuestra que se puede mentir impunemente y conseguir que mucha gente se crea las mentiras. Y el análisis de big data, demuestra que se puede influir en mercados específicos electorales analizando su subconciente (o «subconciente»).

        El millonario del Big Data

        Pienso que hoy se manipulan las redes fácilmente (por lo menos a nivel de gran publico). Es cierto que la prensa siempre ha estado en parte manipulada, pero ofrece información digerida por periodistas, y por una línea editorial conocida por el lector. Mientras que en la red vale todo, cualquier información, y no es filtrada, para bien y para mal, por nadie. O quizás sí, tal vez puede ser filtrada o censurada sin que nos enteremos de ello demasiado (a veces, hay cosas que en los buscadores no aparecen, buscadores que funcionan casi de manera monopólica, y no me refiero a lo de Wikileaks, porque eso se puede comprobar).

        También hay gente y colectivos que se han quejado de ser censurados o discriminados en redes sociales (y Twitter, por ejemplo, si no le das un número de móvil no te da de alta, algo que los periódicos nunca han podido exigir a sus lectores).

        Lo de la trazabilidad sí es interesante, y supongo que servirá para demostrar que Trump ganó las elecciones porque, entre otras causas, engañó al público con información fraudulenta.

        Y recordar que un grande de internet como Jeff Bezos ha comprado (y salvado) un diario influyente como el Washington Post (desde donde, acertadamente, se critica también a Donald Trump).

    • Gorki - 4 julio 2017 - 16:34

      Opino como Enrique n, pensar que un periódico no esta manipulado es absolutamente ilusorio, aparte que «personaliza» a un periódico es precisamente el «sesgo editorial» lo que diferencia las noticias de «El Pais»de lo que cuenta «La Razón», es el lector el que al comprar el periódico elige el «sesgo» que quiere leer.

      En cuando a las redes sociales, depende de a quien tu sigas. Puedo asegurarte que, sin dudar en absoluto de la existencia de «Web Brigades» no solo rusas sino de todos los gobiernos y todos los partidos, estas tienen mucho mas difícil llegar a mi TL que lo que pueden tenerlo, si yo leyera periódicos de papel, porque a quien sigo, (especialmente en Twitter, pero también en Facebook), actúan en gran medida de «barreras» a esos servicios., porque en general los que sigo no tienen nada de tontos y cuando reciben un mensaje «condimentado» evitan propagarlo, por lo que toda mi información, en cierta medida, viene «curada» de gente de la que me fío.

      • FedericoE - 4 julio 2017 - 19:47

        Creo que tienes una fe ciega en tus seguidores, me parece buena tu postura pero yo no me descansaría. Creo que toda noticia esta enfocada hacia un cierto punto.

        Me parece que lo mejor es ir a la fuente (algo que pocos hacen) e informarse correctamente( lleva tiempo, hay que leer y ayudarse de herramientas informáticas), obviamente uno después formula su opinión dependiendo de su experiencia y el entorno en el que vive, este termina «escribiendo» su propia noticia que otros pueden compartir o no. En fin es un ciclo que termina siendo cuestión de fe en el escritor o promotor de noticias.

        • Gorki - 5 julio 2017 - 00:36

          Creo que tienes una fe ciega en tus seguidores
          Decia Grouxo Marx «Nunca seria socio de un club que admitiera gente como yo», a mi me pasa igual, no puedo tener ninguna fe en personas que me siguen.
          En los que tengo fe es en los seguidos, pues busco personas que por su profesión están bien informados de un tema concreto que a mi me interesa seguir y que ademas comunican lo que es pertinente de ese tema sin meter «ruido» innecesario en mi TL.

          Constantemente incorporo gente que me parece prometedora y elimino los que, por un motivo u otro, dejan de interesarme.

          Por supuesto en un Twit nadie escribe un editorial, ni puede posicionarse en un tema, simplemente te dirigen a una web que tiene material relevante sobre el tema que ellos dominan. Si me interesa lo que leo. exploro mas por mi cuenta.

      • JJ - 4 julio 2017 - 23:02

        Gorki, no he dicho ni digo que los periódicos sean fuentes siempre precisas o siempre fiables, pero hay que reconocer que en ellos hay periodistas, que son profesionales de la información, y que, generalmente, se atienen a un código deontológico, además de conocer una técnica y buscar fuentes fiables. Por supuesto, el periodismo amarillo siempre ha existido, pero ese es otro tema. Pero los periodistas creo que hoy son mas necesarios que nunca porque son los que mas saben sobre como se ha de tratar la información.

        En las redes sociales cualquiera da una noticia, sea verdadera o falsa, y no hay todavía mecanismos para evitar la viralidad. Por eso es que la gente hoy puede estar muy desinformada sin siquiera darse cuenta, porque el origen de la información no siempre es fiable. Si esto es lo que ha ocurrido con las últimas elecciones americanas el problema ya lo tenemos.

        La solución, supongo, es que redes sociales como FB o Twitter instrumenten los medios para que esto no ocurra. Por ejemplo, detectando desde un principio una noticia que amenaza con viralizarse, e indicando, simplemente, si el origen de esta, está contrastado en fuentes fiables o si esas fuentes son desconocidas o reconocidamente no fiables. Técnicamente, hacer esto no parece muy complicado.

        Lo de seguir a gurús me parece muy bien. Y seguro que tú, que eres un poco hacker, un poco pensador independiente, (y jubilado con experiencia) sigues a gente que vale y sabes lo que haces. Pero esto no le ocurre a todo el mundo.

        No podemos comparar a alguien como tú, o como Enrique, con sus niveles de información y capacidad para filtrar lo superfluo, con la mayoría de la gente, que analiza las cosas con mayor simpleza, o a veces se limita a absorberla sin cuestionarse demasiado.

        • Gorki - 5 julio 2017 - 00:21

          en ellos hay periodistas, que son profesionales de la información, y que, generalmente, se atienen a un código deontológico, ¿Estás seguro en eso que cuentas?. Entonces como es que hay tanta diferencia de lo que cuenta un periodista en un medio, de lo que cuenta otro periodista en otro- Si quieres busco ejemplos.

          Yo no quiero de ninguna forma que quien me editorialice sea Facebook o Google, me fío aun menos de ellos que de quien me envía las noticias. Si que alguien dice que los incendios en el monte son provocados ¿Quien es facebook o Google npara decir que eso es verdad o es mentira?

          No creo que sea difícil saber si el que sigues es inteligente o idiota, quizá el primer día te confunda, pero al cabo de 15 días lo has «calao», Si a pesar de ser idiota le sigues teniendo en tu TL puede ser por varios motivos.

          a) Es pariente o amigo y te resulta duro darle de baja como seguido, Simplemente, lo que el manda, directamente lo envías a la papelera.
          b) Es de tu cuerda, y sabes que lo que manda es exagerado y quizá no cierto pero te hace gracia recibirlo. Por ejemplo si me envían un vídeo donde se ve a Trump hacer una O con un canuto, posiblemente, (no es seguro), sea un montaje, pero yo correré a enviárselos a otros. No hay engaño, es que quiero dejarme engañar, exactamente igual que el lector que opta por comprar El Pais o La Razón

          c) Es un tonto integral, pero no te has dado cuenta. La cosa no tiene solución, tu también eres tonto.

          • JJ - 5 julio 2017 - 15:35

            Gorki, la diferencia entre lo que cuenta un periodista y otro puede existir, por mas de una razón. Un periodista es un profesional de la información, pero tiene la subjetividad de un ser humano. Además, trabaja generalmente para un medio determinado (incluso siendo freelance) que tiene una línea editorial propia.

            Una cosa es reconocer que los medios pueden estar y han estado influidos por intereses comerciales, empresariales, etc. y otra es negar la innegable utilidad del periodismo y de los periodistas a la hora de informarnos.

            Creo que, lamentablemente, o no has leído o no has comprendido el sentido de mi comentario. Y que le estás respondiendo a otra persona.

            Pero es igual. Las redes sociales están allí y, por el momento no son siempre útiles para informarse. Y repito que una prueba evidente es el triunfo electoral de Trump gracias en buena parte a ellas.

            Años atrás las redes sociales estaban menos manipuladas. Obama ganó sus elecciones con la ayuda de las redes sociales. Pero hoy es diferente, y hay que hacer algo si no queremos vivir en una realidad mucho mas manipulada.

            A propósito, acabo de leer un artículo de hoy de Lluís Foix que cito: Lo último que cabía esperar de un presidente norteamericano es que fuera abiertamente hostil a los medios que critican su persona y su gestión. Es probablemente lo más grave de su medio año de presidencia. En plena campaña electoral envió un tuit que decía que “tener una cuenta de Twitter es como ser propietario de The New York Times pero sin asumir sus pérdidas”.

            Repito, en EEUU ha ganado Trump con ayuda de las redes sociales, y si tu crees que quienes se han informado en esas redes y han votado por Trump son idiotas es tu problema. Pero entiendo que no es eso. La gente no es idiota. El problema es otro.

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