El dilema de la vigilancia

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El gobierno egipcio medita exigir a las plataformas de transporte urbano como Uber o Careem que radiquen sus servidores dentro del país y que compartan los datos de sus apps en tiempo real con los organismos públicos encargados de la seguridad, lo que permitiría a uno de los gobiernos más agresivos en la represión de todo tipo de disidencia conocer con todo detalle y en tiempo real por dónde se desplazan los usuarios, sus hábitos, etc.

La deriva hacia la cibervigilancia del gobierno egipcio tras la llamada Primavera Árabe ha sido una de las más acusadas en todo el mundo: la creación por decreto de un High Council for Cyber Security dedicado teóricamente a monitorizar la seguridad del país en la red, pero aparentemente mucho más dedicado a tratar de luchar contra el activismo y la disidencia política, ha levantado todo tipo de alarmas al ser capaz de reunir datos sobre la localización y desplazamientos de cualquier ciudadano monitorizando sus smartphones a través de las compañías de telecomunicaciones, y su presencia y participación en redes sociales.  Redes y servicios como el Free Basics de Facebook han sido bloqueados en el país por problemas a la hora de entregar información al gobierno, que justifica sus esfuerzos en la supuesta necesidad de «parecerse a lo que hacen gobiernos de otros países».

Para Uber, que lucha una dura batalla por la expansión en la zona con competidores como Careem, fundada en Dubai por dos ex-consultores de McKinsey y que cuenta con participaciones importantes de compañías como Saudi Telecom o Rakuten, Egipto, con sus 93 millones de habitantes y con un nivel bajo de posesión de automóviles, es un mercado fundamental. Pero dar acceso a un gobierno obviamente implicado en actividades represivas a la información en tiempo real de los desplazamientos es algo sin precedentes para la compañía, que obviamente contribuiría a una percepción de colaboracionismo y que fomentaría la sensación de que el gobierno controla todo lo que se mueve. De nuevo, un ejemplo claro de la mentalidad de determinados políticos: un nivel de vigilancia de ese tipo no permite evitar actividades de terrorismo, que al saberse vigilados por esa vía optarán simplemente por otras, pero sí vigilar a toda la población, en un ejercicio claro de actitud antidemocrática y totalitaria.

Independientemente de lo que Uber haga o deje de hacer en este caso, comparar el ejemplo de Egipto con el recientemente comentado de Theresa May en el Reino Unido proporciona un contexto adecuado de lo que debería ser aceptable e inaceptable en una democracia. El dilema de la vigilancia es, sin duda, uno de los más actuales que pueden discutirse en la interfaz entre tecnología y sociedad: mientras muchos siguen pensando que cuantos más datos de la actividad de los ciudadanos sea capaz de tener el gobierno de turno, y recurren cada vez más a herramientas propias de la ciberdelincuencia para acceder a ellos, la gran verdad es que eso solo permite monitorizar a la parte de la población que no tiene ninguna intención de cometer un atentado, mientras que los que sí lo pretenden son, en la mayoría de los casos, capaces de permanecer al margen de este tipo de sistemas. Ensayos llevados a cabo por expertos en machine learning parecen sugerir que para prevenir el comportamiento terrorista, en realidad, basta con datos mucho más básicos de los ciudadanos, datos que cualquier gobierno tiene razonablemente en su poder. Frente a la obsesión con la cibervigilancia y el control de toda la ciudadanía, un poco de analítica y un mucho de sentido común.

Vigilarnos a todos no es la solución para evitar las malas intenciones de unos pocos. Egipto, con sus numerosos casos de represión y de activistas y bloggers encarcelados, no es un caso que podamos considerar en modo alguno positivo para nada, ni una historia de éxito de ningún tipo en la lucha antiterrorista. Y sin embargo, Theresa May y otros aspiran a convertirse en algo similar. Para hacérselo mirar.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “The surveillance dilemma» 

 

6 comentarios

  • #001
    menestro - 11 junio 2017 - 14:22

    Francamente Enrique, desconozco cuál es tu línea de razonamiento. Me pasa como con el comentario sobre Theresa May cuando te expliqué lo que estaba sucediendo en UK.

    Entiendo que no estás muy implicado con el asunto de los derechos fundamentales, y que para ti, el derecho y los aspectos legales y todo lo que tiene que ver con las garantías civiles, es materia aparte.

    Pero sucede que la tecnología tiene un ambito social, no es algo que no este sujeto a la norma legal.

    Egipto es una dictadura. Lo que sucede en Egipto o Arabia Saudí, Turquía o Siria no es extrapolable al conjunto de los países democráticos.

    No hay un escenario plausible, en el que la tecnología se utiliza para vulnerar derechos y libertades fundamentales, ni un atajo legal, ni un subterfugio, que no esté contemplado en la protección de nuestros derechos actuales en los países democráticos.

    Es simplemente, una especulación paranoide. Y alimenta esa percepción amenazante de la tecnología, con innumerables peligros acechándonos, de forma no muy diferente a las conspiraciones de los Antivacunas, clones genéticamente modificados, alimentos transgénicos, etc.

    ¿Por qué las compañías farmacéuticas no están conspirando, para crear enfermedades que puedan curar con medicamentos diseñados a propósito?

    Por la misma razón que ninguna compañía conserva tus datos, ni los gobiernos espían a los ciudadanos. Porque es un delito y porque es fruto de una ilusión de vigilancia y control.

    Ni con Machine Learning se puede crear un estado de vigilancia policial, sin vulnerar los derechos fundamentales, además de ser totalmente inútil como se ha demostrado en los atentados recientes.

    Ni Uber, ni ninguna compañía puede vulnerar derechos fundamentales sin enfrentarse a un cuestionamiento internacional de toda su actividad. Así de sencillo.

    Y por eso, Microsoft removió todas las restricciones del programa de vigilancia del gobierno en China y no mantiene ningún backdoor en su cifrado, por poner ejemplo.

    A partir de ahí, el auténtico debate es, por qué la algunas personas perciben la tecnología como un elemento amenazante de su calidad de vida, exactamente igual que hay que preguntarse el porqué del miedo a las Vacunas.

    Eso es lo que debería preocuparnos. No hay ningún «dilema» tecnológico.

    El bulo de los Antivacunas

    • Matt - 11 junio 2017 - 19:57

      ¿Que tiempo hace en el país de la piruleta? ¿Se vive bien por ahí?

  • #003
    Gorki - 11 junio 2017 - 17:09

    Los políticos en general y Theresa May en particular, piensan, que intensificando el control sobre la actividad de TODA la población, van a conseguir un mejor conocimiento de la actuación de un puñado de ciudadanos, sean esto terroristas, o simplemente opositores del gobierno. De ahí que todos los gobernantes, independientemente de que sean democráticos o dictadores, de derechas o de izquierdas, busquen la forma de como ampliar el control sobre la población. y ahora la moda dicta que se controle Internet.

    Desgraciadamente muy poco se dan cuenta que ese puñado de ciudadanos tiene miles de medios de burlar un control generalizado sobre TODA la población. Esos sistemas de control se basan en confundir una persona de carne y hueso con una interface, como puede ser, el teléfono móvil, DNI, matricula, tarjeta de crédito etc. de modo que dan por hecho que si alguna interface hace algo, es la persona quien lo hace, y la viceversa, si la interface no lo hace, no lo hace la persona.

    Quienes no desean ser controlados, utilizan interfaces que no son suyas, por lo que sus actos se adjudican a otras personas. En UBER sus desplazamientos pasarán desapercibidos, adjudicados a otra persona dentro de la riada de datos que se recolecten.

    En consecuencia, a parte de que vaya en contra de derechos de la gente, tenemos una cantidad ingente de medios técnicos y humanos, policiales, dedicados a controlar millones de datos que se refieren a personas que no tienen el más mínimo interés para la policía
    .

  • #004
    JJ - 11 junio 2017 - 17:12

    A mediano plazo soy optimista pues creo que casi todas las dictaduras se irán debilitando hasta desaparecer.

    Soy optimista porque veo que, a pesar del control y las restricciones, la gente en todas partes, consigue informarse, conocer como viven otros en el mundo y comparar. Y luego, concluyen que la democracia es mejor que la dictadura.

    Lo de Egipto contra Uber me parece que viene al caso (podría ser también un problema de corrupción o populismo pues han tenido protestas de taxistas y Uber compite allí con una empresa de capital mayoritariamente árabe), y mas cuando recientemente Theresa May ha metido la pata (un error que pudo perjudicarle en las elecciones y del que seguramente aprenderá).

    Cambiaremos las leyes de derechos humanos

    El comentario 001 (que hasta se permite remitirse a sí mismo) es mas bien una descalificación, y un tanto faltón. Además, nada tienen que ver las vacunas con el problema que se analiza.

    • Krigan - 12 junio 2017 - 00:05

      El comentario 001 (el que no puede ser nombrado) vive en el mundo de la piruleta, como ya ha dicho Matt. Debe ser que todavía no se ha enterado de que hay algo llamado «papeles de Snowden», los cuales indican que se espió masivamente a millones de ciudadanos inocentes. Pero en nuestras democracias (incluida la española) no se ha perseguido a los culpables, sino tan solo a Snowden, por publicar esos documentos.

      Por supuesto, todas esas utilidades de hackeo desarrolladas por la NSA (publicadas por otros después de Snowden), que fueron la base del ransomware WannaCry, no son nada más que programitas que los chicos de la NSA hacían porque se aburrían, no porque quisiesen meterse en ordenadores ajenos.

      También podemos recordar, aunque ya sea un poco viejuno, la red Echelon. Eso de espiar masivamente a los ciudadanos de todo el planeta es algo que ya se hacía antes de Internet.

      Otro día hablamos del espionaje masivo legalizado, como la directiva europea de retención de datos. O que si quieres comprar un móvil prepago tengas que presentarte en la tienda con el DNI en la boca, no vaya a ser que nuestro gobierno se quede sin saber a quién está espiando.

      Menciona un narco por aquí, y un terrorista por allá, y ya con esto todo queda justificado, por muy evidente que sea que estas medidas liberticidas son completamente inútiles contra los delincuentes. ¿Se imaginan a un terrorista cogiendo un Uber para ir a ver a un compañero de comando? Ni de coña. Aunque no haya ningún espionaje masivo de pasajeros de Uber «estilo Egipto», un terrorista no va a estar dejando ningún rastro electrónico que un juez pueda mandar investigar.

      Estas medidas son para el espionaje masivo de ciudadanos inocentes, que es para lo único para lo que sirven.

  • #006
    Garepubaro - 12 junio 2017 - 03:56

    Lo mismo que el gobierno de Egipto o Teresa May saben que no se puede hacer gran cosa al combatir a esta gente en internet … pero los terroristas mahometanos tienen sus doctores en informatica y gente que sabe tanto de internet como Enrique Dans y lo utilizan para sus fines … en fin entramos en una epoca oscura un nuevo medievo, y todos cayendo de cabeza sin remedio como imbecil que es la Humanidad, esto va para atras y no hay defensas, la Humanidad es capaz de crear ratoneras donde cae atrapada y ya no puede escapar como fue internet. Empeorara…

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