Hackeando las universidades

Hackers al rescate de la universidad - El Mundo (pdf)

Borja Negrete, de El Mundo, me envió algunas preguntas por correo electrónico para documentar su artículo titulado «De cómo la ética ‘hacker’ podría rescatar la universidad española«, publicado como «‘Hackers’ al rescate de la universidad» (pdf) en la versión papel, dentro del suplemento Campus del periódico.

El tema lo he tocado en muchas otras ocasiones, con particular mención a esta entrevista de Jorge Jiménez allá por abril de 2013, pero ahora me afecta mucho más directamente si cabe debido a mi papel como senior advisor de innovación y transformación digital en IE Business School… ahora, las cosas que digo tienen un traslado inmediato a los foros en los que trato este tipo de cuestiones dentro de mi propia compañía. Sin embargo, intento seguir planteando las cosas tal y como las veo y sin cortarme en absoluto, lo que espero se refleje en el artículo de Borja y, en general, en la conversación larga que mantuvimos.

A continuación, el texto completo de preguntas y respuestas que intercambié con Borja:

 

P. ¿Crees que la Universidad está estancada? ¿Qué apenas ha modificado sus pilares en las últimas décadas?

R. La universidad mantiene las mismas estructuras jerárquicas y los mismos sistemas de control de gestión que tenía hace décadas, y lo peor del tema es que esos sistemas ni siquiera fueron buenos en sus orígenes. La mayoría de las universidades mantienen fidelidad al sistema denominado «publish or perish», que ha demostrado generar incentivos perversos que llevan a investigadores a mentir, a simular datos o a trabajar en temas completamente irrelevantes para maximizar el número de publicaciones, y otras – entre otras, muchas de las españolas – han corrompido ese sistema, mezclándolo con elementos de corporativismo y nepotismo, para dar lugar a cócteles auténticamente frankenstenianos. El «publish or perish» genera unincentivo perverso que lleva al profesor a centrarse en incrementar el número de publicaciones a toda costa para obtener una plaza en propiedad, que una vez obtenida se convierte como tal en desincentivo para cualquier mejora. Es un modelo completamente profesor-céntrico, carece completamente de enfoque al cliente, porque considera al estudiante una simple «materia prima» que es integrada en un supuesto «proceso de fabricación». En lugar de privilegiar lo que debería ser el verdadero objetivo, impartir una educación de gran nivel, se centra en que el profesor consiga una serie de objetivos para asegurar su puesto.

P. ¿En qué crees que debería cambiar la universidad para modernizarse y adaptarse a la sociedad informacional en la que vivimos?

R. La universidad tiene que adaptarse al entorno en que vive. Eso, en el entorno digital de hoy, supone llevar a cabo procesos de transformación digital que permitan maximizar el rendimiento del proceso educativo. Para ello, es preciso que modifique los procedimientos de comunicación con sus usuarios y entidades externas, tiene que adaptar sus procesos de comunicación y gestión interna, y finalmente, tiene que incorporar modelos de plataforma basados en la explotación de los datos de los dos procesos anteriores. Eso permitiría trabajar con los alumnos de manera individualizada, llevar a cabo procesos que optimicen el rendimiento del alumno, y al tiempo, generar un entorno de mejora continua para los profesores. La educación tiene que convertirse en un proceso orientado al dato, en el que analizamos a cada alumno y maximizamos tanto sus capacidades como su futuro encaje en su futuro entorno profesional o laboral. En lugar de eso, las universidades son monstruos burocráticos del pasado, en las que persisten clichés completamente absurdos, una orientación al «aprobado» en lugar de a la excelencia o al aprendizaje, y donde subsisten monstruos que se suspenden a sí mismos en docencia cada vez que suspenden a un porcentaje absurdo de sus alumnos, o que menosprecian su labor docente aplicando cada año la ley del mínimo esfuerzo.

P. ¿Cómo se podría aplicar la ética hacker a una universidad?  ¿Y la filosofía del software libre?

R. Un proceso educativo tiene que responder a principios de apertura y compartición, el conocimiento que se produce tiene que ser de acceso libre y abierto, porque se tiene que edificar sobre él de manera constante. Cada curso tiene que construir sobre lo que dejó el anterior, en lugar de centrarse en aprender de memoria cosas que están al alcance de un clic. El conocimiento generado en una universidad tiene que fluir de manera continua, y servir como plataforma para que alumnos, empresas y profesores colaboren constantemente en proyectos que permitan maximizar el aprendizaje. Además, debe integrar elementos internos – profesores con la formación y disciplina de investigación adecuada que aporten estructura – con elementos externos que aporten frescura, contacto con el exterior y elementos que impidan un aislamiento del entorno.

P. ¿Se ha trasladado esa democratización de contenidos que vemos en internet a las aulas o el modelo universitario es todavía muy rígido?

R. El modelo universitario aún está construido en torno a la idea de conocimiento cerrado, de saberes que se almacenan en libros y en bibliotecas. Hoy, las bibliotecas no deberían contener prácticamente libros, sino sistemas que permitan acceder a ellos cuando son necesarios, y orientar a los alumnos y profesores a disciplinas de lectura electrónica más productiva. Que una universidad siga siendo «el reino del papel» y «los apuntes» cuando las compañías modernas son cada día más paperless nos demuestra que la universidad, en lugar de ir por delante, va terriblemente por detrás. Si lo piensas, que un profesor vaya a una clase a leer unos apuntes para que sus alumnos los copien al dictado en un papel supone una aberración tan grande, que debería hacer que dimitiesen un buen número de rectores y decanos por pura vergüenza torera. Es un sinsentido total. El único papel que debería haber en una universidad debería ser el higiénico en los baños.

P. ¿Son los hackers la encarnación adelantada de los cambios sociales?

R. Los hackers suelen representar una cultura de adaptación al entorno que suele aprovechar esos elementos de manera más rápida, más brillante, centrada en la funcionalidad y con vocación de reescribir los protocolos, sean del tipo que sean. En ese sentido, tienen muchísimo que aportar. Un hacker no es más que alguien que no soporta la visión de una puerta cerrada, siente la necesidad de abrirla, y ese proceso de búsqueda es inherente al proceso educativo. Nunca somos tan innovadores como cuando nos sometemos a un buen proceso educativo.

P. ¿Camina el estudiante a ser un prosumidor (productor de contenidos, no sólo consumidor)?

R. Una buena universidad se caracteriza por buenos procesos de admisión y por una cierta selectividad en la misma, que asegure que los estudiantes que acceden cuentan con las características adecuadas para, al final del proceso, llegar a graduarse. Desde ese punto de vista, si nuestros estudiantes son buenos, ¿que nos lleva a despreciar absurdamente su capacidad de aportar ideas y contenidos? ¿Por qué restringir al alumno a un papel de materia prima, en lugar de buscar una integración total en el proceso? Cada día más, los alumnos tienen un acceso tan ágil a la información, que el modelo de «profesor con saberes ilimitados» resulta imposible de plantear… cualquier alumno en una clase puede saber más o estar mejor informado que el profesor en un momento determinado, y la mecánica debe acomodar esa posibilidad para generar un entorno que maximice el aprendizaje.

P. ¿Debería enseñarse resiliencia en la universidad?

R. La resiliencia es una habilidad fundamental en todo entorno con velocidad de cambio acelerada, y el actual, indudablemente, lo es. Para adaptarnos al cambio, tenemos que enseñar al alumno que «nada es, todo fluye», y eso incluye que entienda que todo lo que aprende es susceptible de cambiar, de evolucionar en función de nuevos descubrimientos o avances. Tenemos que enseñar a los alumnos a replantearse todo en todo momento, a adaptarse al cambio, a replantearse cada situación en función del entorno. Eso es resiliencia, y no tengo claro que haya que enseñarla como tal, simplemente tiene que ser una consecuencia de la manera en que enseñamos.

P. ¿Cómo sería un hacker/profesor?

R. Un profesor tiene que ser un supernodo, un elemento capaz de catalizar el proceso educativo posibilitando una aportación directa del alumno, en función de sistemas que maximicen el tiempo de interacción (flipped classroom), que combinen lo presencial con lo virtual, una orientación a problemas y a proyectos, y una visión holística, que arranca desde una base fuerte de Humanidades y se complementa con el acceso al conocimiento más actualizado. En muchas ocasiones, el profesor deberá retar al alumno para que aporte cosas que él mismo no es capaz de aportar, y eso debe ser visto como parte de un proceso completamente normal.

P. ¿Utilizar tablets y pizarras digitales en las aulas implica de por si la modernización del aprendizaje?

R. Reducir el papel debe ser un fin en sí mismo, porque el papel es una tecnología de tres mil años de antigüedad completamente amortizada y que tiende a fosilizar la información, en lugar de hacerla fluir. Pero de ahí a entender la modernización como «llenar el aula de trastos», va una gran distancia. De nada sirve gastar dinero en herramientas si no se utilizan correctamente. En este momento, tiene mucho más sentido integrar en la educación el smartphone que todos los alumnos llevan encima que plantearse comprar un tablet para cada uno.

P. ¿Deberían ser personalizables los programas académicos? ¿Algo así como el menú de un restaurante?

R. Ya existen startups, como source{d} capaces de tomar las características de un desarrollador desde repositorios de código como Github y otros, y aplicar machine learning e inteligencia artificial para conseguir un encaje lo mejor posible entre un desarrollador y el puesto en el que se le requiere. Si una compañía es capaz de hacer eso con datos obtenidos de repositorios externos, ¿qué no podría hacer una universidad si prestase atención y maximizase los datos generados por el alumno durante un proceso educativo que dura años? ¿Qué no podemos llegar a saber de un alumno al que martirizamos durante años pasando por distintos cursos y profesores? ¿No podríamos determinar de manera maravillosa sus características, intereses, habilidades, etc. y ser capaces de asegurarle un encaje maravilloso en el trabajo o proyecto de su vida? Y en lugar de eso, ¿qué hacemos? En el peor de los casos, nada… se gradúa, y sale por la puerta para buscarse la vida por su cuenta. Y en el mejor de los casos, le damos un «departamento de carreras profesionales» que simplemente funciona como expositor de ofertas de trabajo. Realmente, queda mucho, muchísimo por hacer…

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Hacking universities«

 

22 comentarios

  • #001
    menestro - 16 marzo 2017 - 18:16

    Enrique, a veces no sé qué comentar.

    Y la verdad, que he intentado no sonreír, con cosas como ética Hacker, aprender resiliencia, o estudiante prosumidor, pero cuando hemos llegado al menú de restaurante, no he podido contenerme.

    Creo que la educación es algo más serio que una serie de términos pegadizos.

    Hubiera sido buena idea, mencionar cosas como el OCW por ejemplo, y su adopción en el mundo académico. O diferentes iniciativas, como un plan de estudio con énfasis en materias STEM que mencionabas hace poco.

    Necesitamos ideas mejores que tan solo comprarle una Tablet a cada estudiante.

    Office of Digital Learning

    Stanford Social Innovation Review

    • Enrique Dans - 16 marzo 2017 - 18:18

      No sé qué diablos has leído, pero ni esa idea absurda es mía, ni la he defendido jamás. Tu contestación es tan incoherente como si yo ahora te afeo que hayas hablado de fútbol…

      Eso sí, leemos los mismos artículos. O parecidos.

      • menestro - 16 marzo 2017 - 19:12

        Enrique, no te lo tomes como una crítica personal, tú mismo te darás cuenta de que a veces los periodistas transitan lugares comunes, por los que te preguntan, y no tienes más remedio que dar replica.

        Pero es que a veces, hay que guiar esas entrevistas a prados más verdes.

        Te podría señalar que la resiliencia no es una materia de aprendizaje, igual que los ojos azules no se pueden ‘aprender’, pero se ha convertido en una palabra de moda.

        Y lo mismo pasa con un montón de estereotipos que giran en torno a muchos términos pegadizos.

        Sí me preguntan por fútbol, evidentemente, vamos a salir ganar, porque en tecnología somos once contra once, y no hay rival pequeño.

        ;-)

        • Jose Luis - 20 marzo 2017 - 08:15

          Cierto la educación es considerada como «seria» = inmovilista, dogmática, individualista, elitista… , por otro lado las sociedades modernas son cambiantes, innovadoras, plurales, participativas.. si les quieres llamar «moda» al cambio y a la novedad constante me temo que vamos a vivir, si o si, en dentro de una «moda» constante.

          Por cierto, no existe el gen de la resiliencia, y por supuesto que se aprende, pero esta habilidad, parece obvio que por ella misma no puede ser una asignatura, que es lo que realmente dice el Profesor Dans.

  • #005
    Carlos Quintero - 16 marzo 2017 - 18:45

    Todo muy cierto lo que piensas y dices, para el que lo quiera oír…

    La mayoría de los padres lo que quieren es que sus hijos se saquen un título universitario, el mejor posible (y que lo pague todo el Estado, pero ese es otro tema). Cuando los hijos están en la universidad, lo único que les preocupa es aprobar las asignaturas, lo mejor posible, y en muchos casos (no todos) con el mínimo esfuerzo. Eso era así hace 25 años y sigue siendo así hoy en día. ¿Por qué? Yo creo que porque las empresas valoraban y siguen valorando el título por encima de todo. No porque demuestre unos conocimientos (que todo el mundo sabe que se han olvidado al poco de aprobar el examen) sino porque demuestra una cierta capacidad intelectual, capacidad de aprendizaje, constancia, resistencia (especialmente si la carrera es de 5 o 6 años), etc. Mientras no cambie lo que las empresas valoran en el CV de un recién titulado para pasar a la fase de entrevistas, no creo que nadie del otro extremo de la cadena vaya a cambiar nada. Pero las empresas sí deberían empezar a cambiar, porque el mundo ha cambiado en estos 25 años «una barbaridad». En 1994, cuando yo acabe la carrera de ingeniería (teleco, que es lo que mi padre quería), empecé a trabajar en informática, que era lo que realmente me gustaba, y por entonces bastaba aprender un lenguaje de programación tipo Visual Basic y una BBDD (Oracle, SQL Server) en dos semanas (literal) para empezar en un cliente y ser el rey en unos años a poco que lo hicieras bien. Hoy en día, la cantidad de tecnologías que hay que saber para desarrollar aplicaciones es sencillamente abrumador, y apenas da tiempo a seguir la pista a las novedades aunque dediques la mitad del día a ello… y ya no hablamos ni de dominarlas ni entender las capas que hay por debajo. Pero si internet ha traído esta «problemática», también trae soluciones (foros imprescindibles como StackOverflow, ejemplos de código en GitHub, vídeos formativos en YouTube, etc.). Que no se reorienten las carreras en torno al uso de Internet como fuente de conocimiento y sigan con profesores dictando y alumnos copiando apuntes es lamentable. Yo creo que he dejado de ir a trabajar a las bibliotecas cuando necesito concentrarme porque me ponía enfermo viendo a los estudiantes con apuntes manuscritos :-)

  • #006
    Xaquín - 16 marzo 2017 - 19:32

    La universidad (en general, ya que puede haber excepciones) se mantiene anterior a la revolución industrial. Y efectivamente como bien dices no llega con un cambio de look (dispositivos y cía). Necesita un cambio de mentalidad, para que deje de parecer el recinto monacal previo a la imprenta (la padecí en propio cerebro… yo si tuve cátedro que leia los apuntes manuscritos retroproyectados en la pizarra… pero hablo por la diversa información acumulada hasta hoy….).

    Y por eso me parece sugerente esa imagen del espíritu hacker (investigador nato a fin de cuentas) para representar la necesidda de buscar información (en escritos o en laboratorio ) y organizarla de forma adecuada, que sería la función primordial del estudiante universitario. Y que, por cierto, debería ser un hilo conductor en la enseñanza previa a la universidad ( ahí también algo de «hacker» no les viene mal, resulta curioso que la mecha exploradora se les vaya apagando ya en educación infantil!).

  • #007
    Fernando Meza Ayala - 16 marzo 2017 - 19:34

    Debemos defender a nivel público. privado y comunitario la Etica del Gobierno Abierto y Democrático tanto Presencial como en Línea Y MÁS QUE FORMARNOS Y ENSEÑAR-APREHENDER EN COMPETENCIAS DEBEMOS FORMAR Y AUTO-FORMARNOS EN INTELIGENCIAS QUE PRIVILEGIEN EL SABER-SER Y EL SABER PROCEDER SOBRE EL SABER-SABER Y EL SABER-HACER (ESTE ÚLTIMO ES EL QUE PREDOMINA EN EL PERVERSO MODELO DE UNIVERSIDAD-MERCADO-ÉXITO…)|

    • Gorki - 17 marzo 2017 - 08:56

      ¿Por qué está tan enfadado este señor?

  • #009
    Estrategia Trader - 16 marzo 2017 - 19:51

    Totalmente de acuerdo contigo, Enrique. Nos encontramos en un momento histórico en el ámbito educativo como el que lo fue «La Revolución Industrial», y pretender mantener las técnicas arcaicas de dictar, copiar y memorizar contenidos finitos es como si entonces nos hubiéramos negado a construir barcos de vapor para seguir teniendo remeros.

    Yo creo que la Educación Secundaria y muy especialmente la Formación Profesional en España le está tomando la delantera a la Universidad en ese sentido. La FP de hoy en día comienza a tener al profesor como orientador o coordinador de un proceso de enseñanza y aprendizaje que ya se orienta desde la perspectiva del «proyecto». En FP hoy día hay numerosos profesionales de la empresa privada formándose y adquiriendo nuevos títulos mientras aportan su experiencia y conocimientos del sector, renovando y adaptando el entorno escolar al mundo profesional, al mundo exterior.

  • #010
    Sebastian Gomez - 16 marzo 2017 - 20:16

    Respecto a » El único papel que debería haber en una universidad debería ser el higiénico en los baños.» yo digo que no, que si tanto ha evolucionado la tecnología que salgan con una aplicación para limpiar lo que limpia el papel higiénico. Soy Bibliotecologo trabajo con libros y con Repositorios de acceso abierto, manejo ambas tecnologías lo que hay que aprender es hasta donde va la una y donde empieza la otra para ser complementarios, se que las Bibliotecas deben ser descentralizadas y migrar hacia recursos digitales para presentar inmediatez en el acceso a la información de forma remota, la discusión me parece que debe estar encaminada hacia labor del docente que enseña lo mismo, que enseña a crear empresa y no tiene una, que habla de inversiones en la bolsa de valores y sobre como terner un jet privado y el sigue llegando en autobus a la Universidad.

    • Krigan - 17 marzo 2017 - 12:38

      A lo largo de mi vida he pasado muy buenos ratos en las bibliotecas, desde niño, porque siempre me gustó leer, pero hace años que no piso una. ¿Por qué? Internet.

      No he dejado de leer, y posiblemente ahora lea incluso más que antes, pero de las bibliotecas ni siquiera estoy visitando las versiones online.

      ¿Libros en papel? Para regalo, y porque el DRM crea incompatibilidades con los lectores e-tinta que tiene mucha gente que no lee libros en el tablet (así de estúpidas son las editoriales).

    • Carlos Quintero - 17 marzo 2017 - 17:34

      No le veo ninguna ventaja al libro en papel, así que no sé en qué punto pueden ser complementarios. Sé que hay libros «clásicos» de cualquier materia, incluso de tecnología, por los que no pasa el tiempo, pero que se pueden tener también en formato digital.

      Esta mañana la he pasado en una biblioteca de Alcobendas, la más cercana a mi casa, tras muchos meses sin ir porque la wifi no va nada bien (ya escribí al ayuntamiento en su momento y me dijeron que es lo que hay…). Hay más espacio para estanterías de libros que mesas para sentarse, y la mitad de las mesas no tienen enchufe (también es lo que hay). Yo he ido solo con mi iPad, donde tengo decenas de libros siempre descargados (comprados legalmente). Hoy he leído la mitad de un libro técnico que compré ayer por 10€ (la versión en papel costaba el doble) y que cuya segunda edición salió en 2015 pero se ha ido actualizando en formato digital a lo largo de 2016, así que la versión que compré ayer es la más reciente. En uno de los descansos para estirar las piernas he visto la estantería de libros de informática, donde había muchos libros de productos de hace 10 años o más (incluso había libros sobre Windows XP y Windows 2000).

      Aquí las llaman «mediatecas», en lugar de bibliotecas, creo que porque ofrecen algo de Wifi, DVDs de películas y CDs de música para prestar, y tienen 4 ordenadores. Y a los políticos municipales les parecerá que son de lo más moderno porque tienen las «nuevas» tecnologías.

      • Sebastian Gomez - 17 marzo 2017 - 23:14

        El tema tiene tanto de largo como de ancho y podría sacar los estudios neurologicos sobre el aprendizaje en papel y digital , hay quienes dicen que que las bibliotecas son una pérdida de dinero y que es estúpido sostener esas infraestructuras, te puedo contar en lo que trabajamos ahora es un paso pequeño en la evolución pero de algo servirá, ahora la tendencia será crear CRAI Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación y allí puedes encontrar desde un laboratorio de impresión 3D hasta simuladores de intervención quirúrgica, la idea es ofrecer cosas que no encuentre en tu casa o fácilmente en la internet eso si teniendo acceso a la base de datos especializada en cualquier área del conocimiento y no pueden faltar los libros como los quieras en físico y en digital y los puestos de lectura obvio tienen que existir pero ya no es tan individualizada ahora se manejan salas de debate y asesoría. Para no salir del mercado tuvimos que acomodarnos a las necesidades y personalmente trabajo en la salida de lo que se denomina Repositorio Institucional que consiste en una plataforma web para colgar contenido académico o científico de una Universidad en acceso abierto es decir para que lo consulte cualquiera. Te dejo el enlace del ranking mundial de repositorios para que lo tengas a tu disposición http://repositories.webometrics.info/es/Europe_es

        • Krigan - 18 marzo 2017 - 08:34

          Lo de los CRAI me parece muy buena idea, y me alegra ver que las bibliotecas (o algunas de ellas) están evolucionando.

          Ahora bien, eso de que el papel es mejor para aprender… Cualquier comparación debería hacerse entre el papel y los aparatos e-tinta. En los tablets hay más distracciones (las notificaciones, por ejemplo), y también hay mucha gente a la que le cansa leer un libro en pantalla retroiluminada (no es mi caso, pero sí el de mucha gente).

          Hay también otros factores. El color más adecuado como fondo de texto no es el blanco, sino algún color (o tono de gris) que sea claro y apagado. En la app Kindle yo uso el color sepia. También, si el tablet es apaisado (más ancho que alto), es conveniente leer en doble página, para evitar márgenes absurdamente anchos, o líneas demasiado anchas que son difíciles de leer. Yo leo así en el tablet, pero no todo el mundo lo sabe ni lo configura así.

          Nada de esto pasa en los lectores e-tinta, que son en formato retrato (más alto que ancho), sin retroiluminación, de fondo gris claro, y con una anchura de línea cómoda de leer.

          Por tanto, si conoces algún estudio que compare entre leer en papel y hacerlo en e-tinta, estaré encantado de leerlo, pero comparar entre papel y libro electrónico sin más, con lo extendidos que están los tablets, me parece inadecuado.

  • #015
    Gorki - 17 marzo 2017 - 08:52

    Creo que la enseñanza padece dos problemas, El primero es la masificación, Por ahí tengo la orla del abuelo de mi mujer, que estudio Derecho en la Universidad Literaria de Oviedo, Su promoción era de 25 alumnos y tiene catedráticos de la altura de Leopoldo Alas (Clarin)

    Está claro, que no se puede seguir enseñando por el mismo sistema que se utilizaba para enseñar a 25 alumnos, cuando hay inscritos en las clases 2000 alumnos, La proximidad física entre Profesor y alumno es otra, No soy pedagogo y no sé si aplicar nuevos métodos de enseñanza, como puedan ser vídeo conferencias, puede llegar a ser útil o no, pero tengo claro, que un aula inmensa con un profesor que desconoce hasta quien son sus alumnos y no puede tener un sistema racional de seguimiento de la comprensión de sus alumnos, no es el sistema.

    La segunda cosa, es que entonces, los profesores transmitían sus conocimientos a los alumnos, Esto es válido cuando el mundo cambia lentamente, Sin embargo, me pregunto qué utilidad puede tener que un catedrático, enseñe hoy materiales de construcción, cuando muy probablemente ninguno de esos materiales, se utilice dentro de 10 años. La transmisión de conocimientos, no es hoy, (al menos), tan válida como antes, ¿Que se debe enseñar a unos alumnos que se preparan, para vivir, como diría Guerra, en un mundo que no lo conoce ni la «madre que lo parió»?

    • Krigan - 17 marzo 2017 - 10:51

      El mundo cambia, pero lo nuevo se basa en gran medida en lo anterior. Saber cómo funciona un PC ayuda a saber cómo funciona un smartphone porque hay muchas cosas que tienen en común. Incluso el Amazon Echo tiene muchas cosas en común con el PC en lo que se refiere a su funcionamiento interno.

      https://www.ifixit.com/Teardown/Amazon+Echo+Teardown/33953

      http://www.ti.com/product/DM3725

      Y por supuesto, los servidores en la nube sin los cuales el Echo no funcionaría también tienen mucho en común con el PC, por la sencilla razón de que todos son ordenadores, y comparten no solo principios básicos, sino también tecnologías.

      Ahora bien, si la cosa consiste en la mera transmisión de información, para eso ya tenemos los MOOCs, e incluso hasta un simple libro sirve para eso. Si ese libro es además electrónico, hasta lo puedes tener permanentemente actualizado, sin necesidad de andar preparando una nueva edición en papel cada pocos años.

      Por eso el modelo de enseñanza del profesor «busto parlante con pizarra» que contesta alguna pregunta ocasional es algo que ya era repudiable hace 3 décadas, cuando recibí esa clase de enseñanza en la universidad. Menos mal que además había prácticas de laboratorio (de Química), pero eran minoritarias, había muchas más horas lectivas de clases «teóricas» (busto parlante).

      Desgraciadamente, parece que en todo este tiempo nada ha cambiado en la universidad española, salvo las honrosas excepciones, que sin duda las habrá.

  • #017
    Rubén Cotera - 17 marzo 2017 - 10:48

    Estoy muy de acuerdo con tu planteamiento sobre la universidad. En la muchos profesores se aprecia una desgana en el desempeño de su trabajo más propia de un puesto de cadena de montaje alienante y repetitivo que de alguien que puede explorar nuevos conocimientos e investigar, etc.
    En mi universidad, el que, en mi humilde opinión, es el mejor profesor que hemos tenido en toda la carrera, ha tenido problemas con la jefa de estudios de ésta carrera por no realizar exámenes. Éste profesor no tiene ningún interés en que memoricemos una serie de datos y los soltemos de golpe en un examen. Lo que él busca es motivar a los alumnos a que se busquen la vida, que sepan encontrar los conocimientos que necesitan, y ayudarles a tener esos recursos en caso de que no los tengan por sí mismos. Su método de evaluación consiste en entregas de trabajos en los cuales los alumnos deben investigar un tema o desarrollar un sistema, dando libertad al alumno para elegir el tema, dentro de unos límites y cumpliendo unos mínimos, claro está.
    Su premio fue que, al año siguiente de darme la clase, le quitaron la asignatura y se la dieron a otro profesor. Éste otro profesor, con el cual he tenido otra asignatura diferente, es bastante incompetente en la materia que intenta enseñar, pero lo importante es que hace exámenes y pone notas basadas en un 60% en el examen final.
    Y así va todo, claro. Cuando aparece alguien dispuesto a intentar cambiar (puede que mejore puede que no, pero hay que intentarlo) el modo de hacer las cosas, viene detrás un reaccionario que le corta las alas y le obliga a seguir la misma línea.

  • #018
    Carlos - 17 marzo 2017 - 11:22

    Enrique, ¿estás refiriéndote a la universidad española o a todas en general? La gente que ha estudiado en USA dicen que allí es otro mundo, ¿tan distinto es?

    • Enrique Dans - 17 marzo 2017 - 11:40

      Es distinto porque es mucho más profesional. Mi advisor era una de las personas más relevantes en mi área. Pero exigía reunirse conmigo semanalmente, llevaba un registro muy minucioso de mis actividades, me aconsejaba sobre qué cursos escoger o en qué temas leer más, me presentaba personas relevantes en mi área, me llevaba a congresos y me paseaba bajo su ala, y me permitía trabajar con él en papers en los que yo aportaba valor, no era simplemente «mano de obra barata». Busca eso en la universidad española, a ver si lo encuentras… hay algún caso, seguro, y alguno además lo tengo muy cerca, pero te aseguro que no es la norma.

      Pero dicho esto, la universidad norteamericana también tiene lo suyo. El tenure track es la mayor barbaridad que existe, y no solo han sido capaces de convertirlo en algo endemoniado, sino además, de exportarlo a otros países. Muchos profesores ven la clase como un martirio en el que tienen que hablar de cosas que no les motivan en absoluto, mientras investigan en otras completamente alejadas y, en muchos casos, completamente irrelevantes. La desconexión entre docencia e investigación es total, el uso de teaching assistants implica que muchos profesores apenas ven a un alumno, y en general, el alejamiento entre universidad y empresa es fortísimo (aunque menos que en España, eso sí).

      En todas partes cuecen habas.

  • #020
    iran - 17 marzo 2017 - 17:41

    las universidades son retenes de desempleados, toda informacion que se venda se puede adquirir por medios electronicos sabiendo accedera a los medios digitales de una manera logica mas sin embargo lo que afecta es la escases de conocimiento en la llamada carrera que genera hombres de titulo pero no de conocimientos, seres incapaces de ser creativos solo pensantes.

  • #021
    Jose Luis - 18 marzo 2017 - 10:58

    El sistema educativo sigue siendo, victima de su propio «éxito», profundamente DOGMÁTICO e inmovilista, no importa que demuestre a viva voz su obsolescencia, pues se erigen de los guardianes del sagrado y atesorado valor del «conocimiento humano memoristico».

    Generando formaciones, o más bien deformaciones, en que únicamente defiende su curriculum individualista-competitivo, colisionan en los ambientes actuales de trabajo en equipo y multidisciplinar.

  • #022
    alan - 20 marzo 2017 - 22:08

    Interesante pero aquí ítem que no se toma en cuenta aquí hay un choque entre un modelo cerrado y abierto, por ejemplo aunque un instituto o universidad quieran implementar información y documentación abierta,investigación y procesos abiertos, las empresas donde laboraran los técnicos y/o profesionales universitarios tiene productos cerrados y hasta patentados.
    Claro no todas pero aun queda la gran mayoría pero un Empresa privada no puede optar un modelo abierto quizás un modelo Mixto esto los podemos ver en tecnológicas como Apple, Microsoft y Google lo cuales no son empresas totalmente abiertas sino tiene un modelo mixto donde tienen información de productos cerrados que serán construidos por algún profesional universitario
    La gran mayoría de las empresas privadas aun tienen un modelo cerrado no puro pero existe software y productos cerrado y patentando en diversas áreas y están generan ventaja competitiva.
    allí hay y existe un choque entre un modelo de conocimientos generados en la universidad y modelo cerrado de conocimientos generado en las empresa

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