Robots e impuestos: no tan sencillo

IMAGE: Pixelery - 123RFLas recientes declaraciones de Bill Gates en una entrevista en favor de un impuesto para los robots que sustituyan el trabajo humano contrasta con la resolución del Parlamento Europeo del pasado jueves 16 de febrero en la que se pidió el desarrollo de un marco legislativo para el desarrollo y despliegue de robots, pero se rechazó la propuesta de un impuesto específico para ellos.

La idea de un impuesto específico al trabajo robótico pagado por las compañías que los utilicen reviste en su análisis una complejidad muy superior a lo que aparenta. En primer lugar, porque carece de precedentes históricos: tanto en la revolución industrial, en la que el desarrollo de todo tipo de máquinas y procesos de automatización de la producción dejaron sin trabajo a grandes cantidades de obreros, como a lo largo de las décadas transcurridas desde entonces, en las que esa transición no solo ha continuado, sino que ha experimentado una fuerte aceleración, la adopción de tecnologías productivas nunca ha sido objeto de una tasación específica, más allá del hecho lógico de que una mayor productividad y mayores beneficios puedan incidir en un pago de impuestos más elevado.

La idea esgrimida por Bill Gates suena muy intuitiva: «si un trabajador humano lleva a cabo $50,000 de trabajo en una fábrica, ese sueldo paga impuestos sobre la renta, seguridad social, etc.; si un robot viene a llevar a cabo la misma tarea, debería ser gravado a un nivel similar», choca con una serie de cuestiones que no lo son tanto, y que pueden argumentarse en contra de tal decisión.

La primera de ellas es que el supuesto «patrón de horas hombre» de sustitución a partir del cual calcular esa presión impositiva funciona únicamente en el momento en que tiene lugar esa sustitución, pero empieza a sufrir desviaciones y deja de funcionar a partir del momento en que las sucesivas generaciones tecnológicas van generando mayores incrementos de productividad. La idea de que «este robot que ensambla componentes en una cadena de montaje sustituye a un trabajador que hacía lo mismo» puede parecer sencilla, pero ¿qué ocurre cuando ese ratio va cambiando, o cuando se demuestra que esa sustitución, además, genera una productividad superior, una calidad mayor o menos defectos? ¿Deberíamos incrementar el impuesto progresivamente en función de lo bueno que es el robot? La implementación de tal impuesto parece compleja, y además, muy posiblemente, contraintuitiva e injusta: ¿debemos castigar con mayores impuestos a quienes invierten para llevar a cabo un trabajo mejor, más productivo o de más calidad?

El impuesto a los robots es planteado por Bill Gates, de una manera práctica, como una forma de reducir la velocidad de la transición, con el fin de permitir que la sociedad pueda adaptarse a ella. Un desincentivo a la adopción que permitiría, por ejemplo, invertir en la formación de los trabajadores que pierden su empleo para que puedan ser empleados en tareas que aún requieren habilidades intrínsecamente humanas, entre las que enumera «el cuidado de los mayores, la creación de clases con menos alumnos o la ayuda a niños con necesidades especiales». Y es precisamente ese planteamiento el que puede resultar en su mayor crítica: ¿debe la humanidad plantearse frenos que retrasen el desarrollo tecnológico? ¿Es razonable algo así? ¿No deberíamos tratar de hacer precisamente lo contrario, acelerar el desarrollo de la tecnología para ser capaces así de recoger sus frutos de una manera más ventajosa?

El desarrollo tecnológico está llevando a una concentración cada vez mayor de la riqueza en menos manos, a una polarización de la sociedad y a una progresiva erosión de las clases medias. Esta situación genera dos argumentos inmediatos de insostenibilidad: por un lado, una sociedad intensamente polarizada y dividida entre muy ricos y muy pobres llevaría a que la demanda para una gran cantidad de productos cayese, y se pusiese en peligro la viabilidad de las compañías que fabrican productos destinados a un mercado masivo. Por otro, esa situación daría lugar – y de eso sí existen abundantes precedentes históricos – a un malestar social que terminaría con total seguridad generando conflictos. Pero ¿es realmente el impuesto a los robots la forma de contrarrestar estas preocupaciones?

La alternativa a la tasación de los robots puede plantearse como el incremento de la progresividad de los impuestos: el que una fábrica que emplea robots pase a tener, como parece lógico, un beneficio mayor derivado de la necesidad de pagar menos nóminas, de una mayor productividad o de una calidad más elevada llevaría simplemente a pasar a un tramo impositivo más elevado, con el fin de que esa recaudación adicional de impuestos pudiese financiar elementos que evitasen el desequilibrio social y la exclusión, planteables posiblemente como una renta básica universal o incondicional. Renta que, por otro lado, podría sustituir a una gran parte de sistema actual de subsidios condicionales evitando la mayor parte de sus efectos negativos, como el desincentivo a la búsqueda de rentas adicionales.

El replanteamiento del sistema impositivo, en cualquier caso, choca con un problema fundamental: el hecho de que, frente a la ausencia de fronteras que plantea el desarrollo y la adopción de tecnología, seguimos viviendo en un mundo en el que cada país tiene libertad para fijar sus impuestos en función de sus estrategias, lo que conlleva la generación de desigualdades y asimetrías que posibilitan la evasión de esos impuestos. Para un país, plantearse un incremento de la presión fiscal a los que más beneficios generan puede suponer un problema de desincentivo a la radicación de compañías exitosas o de huída de sus fronteras de aquellos que se ven sometidos a impuestos más elevados. Pero si además se plantea la adopción de una renta básica universal o incondicional, podría tener además un problema de inmigración y de control de sus fronteras, derivado del efecto llamada planteado por esa redistribución de la riqueza.

No, decididamente, el problema no es tan sencillo como poner un impuesto a los robots: el problema va bastante más allá, y tiene consecuencias mucho más importantes de lo que parece, consecuencias que muchos tenderían a considerar problemas imposibles de resolver, como la posibilidad de plantear un mundo sin fronteras o sometido a leyes comunes. La discusión sobre esta cuestión merece un nivel de atención mucho mayor y más profundo, más allá de ideas simples y soluciones puntuales. Si alguien pensó que el mundo no había cambiado, que vaya volviendo a pensarlo.

 

ACTUALIZACIÓN (21/02/2017): Marimar Jiménez cita este artículo en el suyo en Cinco Días titulado «¿Y habrá impuesto a robots que no sustituyan a humanos? (pdf)

ACTUALIZACIÓN (12/03/2017): crecen las críticas a la solución de poner impuestos a los robots propuesta por Bill Gates.

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Robots and taxes: not as straightforward as it sounds»

日本語で利用可能, «ゲイツ氏の「ロボットに課税する」は正しいか» 

 

48 comentarios

  • #001
    Victor - 19 febrero 2017 - 15:58

    Lo que habría que hacer es darle la vuelta al sistema impositivo: en vez de cargar sobre todo a las rentas del trabajo (IRPF, etc) cargar las rentas del capital (Sociedades, etc)

    • Ignacio - 20 febrero 2017 - 13:11

      Al igual que penalizar con impuestos la innovación puede ser arriesgado, penalizar con impuestos la inversión también, puesto que para que la innovación funcione necesita capital.

      Lo que propones tiene todo el sentido del mundo, pero su implementación choca con el mismo problema que el impuesto a los robots: la huida de la innovación y el capital.

      Es necesario hilar muy fino con la política fiscal para combinar bienestar social, productividad e inversión. Como con las dietas, las soluciones rápidas no son creibles

  • #003
    Gorki - 19 febrero 2017 - 16:20

    Los impuestos cumplen dos funciones, la primera es llenar las arcas del Estado, para que el estado haga lo que considere conveniente, de construir carreteras, escuela, y hospitales, o rescatar bancos, pagar agentes secretos y alimentar partidos políticos, pasando por cosas como efectuar la reconversión minera y naval, o subvencionar el campo.

    Por otra parte los impuestos tratan de efectuar una cierta justicia social, cobrando mas impuestos a quien tiene más mientras exime de impuestos a los que tienen menos en unafan de limar las diferencias de ingresos.

    Por tanto suponiendo que la robotización no cambie los fundamentos de nuestra sociedad. hasta el punto que todo sea diferente, es de esperar y desear, que los impuestos sigan cumpliendo ambas funciones.

    Alguien tendrá que cubrir el dinero que hoy sale de los asalariados. En mi opinión, (que quizá sea optimista), la robotización no va a dejar a las personas sin trabajo, (aunque todos trabajaremos algo menos), pero si va a desplazar a muchas personas de su actual trabajo a otros que se vislumbran, pero aun no se ven claro, como puede ser el cuidado de personas con discapacidad (cada vez hay mas ancianos), la formacion continua , (una necesidad en el futuro), la medicina preventiva, la reparación de la naturaleza, reforestación, cuidado de la fauna y flora en peligro. recuperación y reciclaje etc. que hoy no se hace y que se me hace el efecto que cada vez es mas necesario hacer y más lo clama la sociedad.

    Sin embargo, poniéndonos en lo peor, o sea. que la gente se va al paro y ahí se queda, hay que mantener los ingresos de la Hacienda Pública y sólo habrá una fuente clara, poner mas impuestos a las empresas que siguen produciendo riqueza, sea en función de su robotización o de sus beneficios, (lo cual a mi me parece mas razonable).

    Por otra parte, queda hacer la labor distributiva de los impuestos y es lógico pensar, que los mas ricos, que para entonces seran por lógica, los dueños de los robots, paguen impuestos para subvencionar a los parados, como por otra parte se hace ahora mismo. Si lo que paguen es en propod rcion a la robotizacion o a los beneficios, pues no lo se pero a mi me parece lógico gravar los beneficios y no tanto los medios que se utilizan para tenerlos.

    • Goomer - 19 febrero 2017 - 18:08

      Y pregunto yo, si esos «robots» van a hacerlo todo mejor y más barato, ¿solo sucederá en las empresas privadas? Igual resulta que las administraciones necesitan menos dinero también…

      Seguimos viendo solamente este problema desde un punto de vista parcial. El dinero solo tiene sentido en una economía de escasez, si vamos a una sociedad de la abundancia tenderá a quedar obsoleto. Para el que lo paga y para el que lo recibe.

      • Gorki - 19 febrero 2017 - 19:23

        No conozco un solo gobierno que no haya recaudado más impuestos cada año, ( aun incluso rebajando la presión fiscal el total, ha aumentado) los estados son máquinas insaciables de poder y poder es comprar voluntades bien bajo cuerda, bien con subvenciones.

        .

    • Isangi - 21 febrero 2017 - 15:37

      [Por otra parte los impuestos tratan de efectuar una cierta justicia social, cobrando mas impuestos a quien tiene más mientras exime de impuestos a los que tienen menos en unafan de limar las diferencias de ingresos.]

      ¿Sabes que, porcentualmente hablando, por encima aproximadamente de los «mileuristas» eso se cumple a la inversa?

      • Gorki - 25 febrero 2017 - 21:32

        ¿Y quien es el que dice que el grupo que esta por encima de los mileuristas no es el que gana mas?
        .

  • #008
    Krigan - 19 febrero 2017 - 16:36

    La idea de ponerle un impuesto a los robots me parece bastante peregrina. Para empezar, ¿qué es un robot? Se supone que es un aparato con al menos un brazo articulado controlado por ordenador. Sin embargo, no todo el ahorro de mano de obra se consigue a base de brazos articulados, como Gates debería saber. Con un procesador de textos (MS Word, por ejemplo) se puede producir toda clase de documentos mucho más rápido que con las antiguas máquinas de escribir, las cuales a su vez permitían producir textos más rápido que de forma manuscrita.

    Son los servidores de Amazon, y no ningún robot, los que están sustituyendo a los vendedores de tienda física. Son los servidores y apps de móvil los que están sustituyendo a los bancarios. Si se tasa una cosa también se debería tasar la otra, y al final habría que meterle impuestos a todo, incluidos los telares y las cosechadoras, las excavadoras y los contenedores.

    Además, ya se tase solo los brazos articulados o también los servidores y apps (y todo lo demás), no sería sino penalizar el avance tecnológico, lo cual nos llevaría a ser una sociedad atrasada en comparación con aquellos países que no lo hagan.

    ¿Qué haríamos con los bienes y servicios producidos en dichos países? ¿Prohibimos su importación? ¿Los asamos a aranceles? ¿Volveríamos a comprar aparatos en Andorra?

    ¿Cuál es el problema que se pretende resolver? ¿Que haya personas que no tengan sustento porque no encuentran trabajo? Pues resolvamos eso. Se puede poner una renta básica, y tan solo con eso ya lo tenemos resuelto.

    No olvidemos, además, que tenemos un amplio colchón en la reducción de jornada, una medida que ya se ha aplicado con éxito en repetidas ocasiones en el pasado. Está claro que poner una jornada semanal de solo 4 horas plantearía inmensos problemas de organización del trabajo, pero la jornada actual es de 40 horas, y se podría ir reduciendo gradualmente hasta las 20 horas o incluso menos sin que apareciera ningún problema organizativo digno de mención.

    Una empresa que opere 6 días a la semana puede estar teniendo trabajadores que trabajen 4 horas al día 3 días a la semana, un total de 12 horas. Aquellas empresas (muy numerosas) que tienen trabajadores a turno partido ya están teniendo ahora mismo personal que trabaja solo 4 horas seguidas. Obviamente, el mayor tiempo de ocio generaría una mayor demanda de servicios orientados a cubrir ese tiempo.

    • Krigan - 19 febrero 2017 - 16:58

      Ya son un buen puñado los países donde se trabaja menos de 40 horas a la semana:

      http://blog.jobandtalent.com/paises-trabajan-menos-de-40-horas-semanales/

      No son precisamente países atrasados, y ni siquiera menciona todos los que son. En Francia hace ya muchos años que la jornada semanal es de 35 horas.

    • Goomer - 19 febrero 2017 - 18:24

      Peregrina es poco decir. Me recuerda al chiste del comunismo y la bicicleta. ¿Gravamos al software de oficina que reemplazó a tantos mecanógrafos? ¿Gravamos a las videoconsolas que quitaron trabajo a los salones recreativos? No, eso no, que eso es Microsoft. Gravamos a los robots que reemplazan a los obreros en las fábricas, porque eso no tiene nada que ver conmigo y lo paga otro.

      Como suele decir Enrique, no se puede parar el progreso, y cuando se intenta, lo pagamos todos.

      Lo mejor que nos puede pasar a todos es que cada vez tengamos más tiempo libre, así ha avanzado la sociedad desde Atenas. No teniendo esclavos en fábricas trabajando por un plato de comida.

      • Krigan - 19 febrero 2017 - 21:40

        Se habla mucho de los robots (no solo Gates) pero la actual ola de automatización tiene que ver más con el servidor que con el brazo mecánico. Por eso es llamativo que Gates no haya mencionado los servicios en la nube, que son la redefinición actual del servidor, pese a que MS es la segunda empresa del planeta en servicios en la nube, tan solo por detrás de Amazon (y por delante de Google).

        Ya sabes, todos esos datacenters repartidos por todo el mundo, cada uno con decenas de miles de «cuchillas» en racks, que cada cuchilla es una placa de circuitos con 2 servidores en ella. Antes cada cuchilla era un servidor, ahora son 2, y ya empiezan a ser de 4. Cada uno de esos servidores creciendo rápidamente en potencia por la ley de Moore.

        Para sustituir a todas las taquilleras de una cadena de multicines estilo Kinépolis con uno solo de esos servidores te sobra, y esa capacidad sobrante no se desaprovecha, sino que se usa para otra cosa. Más eficaz incluso que un servidor virtual, porque lo que se vende es servicios en la nube, cosas tales como una determinada capacidad de almacenamiento, o de proceso, etc. La empresa propietaria de la cadena de multicines contrata solo lo que necesita.

        Un cuarto de placa de circuitos, con su soc y su ram, a utilizar por varios clientes de pocas necesidades, de los cuales la cadena de multicines es solo uno de ellos. Cuando alguien dice que la fabricación y mantenimiento de las máquinas también crea puestos de trabajo, está claro que no se ha puesto a pensar en cómo funciona un datacenter actual.

        Los robots son relativamente caros (y aún así son más baratos que un obrero chino), los servicios en la nube son ridículamente baratos, y van a sustituir a más trabajadores que los robots.

        Ahora espera que los que van al cine se den cuenta de que pueden comprar las entradas por Internet, en lugar de hacer cola en la taquilla.

        • Manolo - 20 febrero 2017 - 10:11

          En el cine no sé, pero el Auditori de Barcelona me cobran 1,5 € por entrada si las compro por Internet, así que las compro en taquilla.

          • Daniel Terán - 20 febrero 2017 - 15:05

            Ya sabes que los gastos de gestión o distribución son una especie de triquiñuela económica, ¿no? Es decir, si a la Warner Bros o Live Nation, me lo invento, les corresponde el 80% de la recaudación, ahí no cuentan los gastos de gestión. Además, ahora no recuerdo, creo que tienen un IVA distinto también.

          • Krigan - 20 febrero 2017 - 20:43

            Es decir, que la opción con menos coste es lo que cobran más caro. Claro ejemplo de ineficiencia económica.

          • Daniel Terán - 20 febrero 2017 - 20:50

            Una cosa es el coste y otra el valor. Quizá alguien prefiere obtener las entradas cómodamente desde casa a ir a la taquilla a última hora para darse cuenta de que no hay sitio.

            Y en el cine todavía hay taquillas. Para un concierto musical de los grandes es raro no comprar de forma anticipada.

          • Gorki - 25 febrero 2017 - 21:35

            Ya lo dijo el poeta Machado «Todo necio, confunde valor y precio»

    • Bertie - 20 febrero 2017 - 09:37

      Completamente de acuerdo. Un robot no es más que un caso particular de máquina herramienta. En la industria automovilística se vienen utilizando desde hace decenios y a nadie se le ha ocurrido esta idea peregrina.

      Pero tranquilos, todavía falta mucho, muchísimo, para que haya androides como C3PO, a pesar de lo espectacular de las máquinas saltarinas de Boston Dynamics.

  • #018
    ismael peña-lópez - 19 febrero 2017 - 16:56

    Estoy con Gorki y Krigan.

    El problema que tenemos en general, y que seguramente acusa más gravemente Bill Gates en su contexto norteamericano, es que (1) ni nos atrevemos a hablar de gravar seriamente las rentas del capital (2) ni nos atrevemos a hablar seriamente de redistribución.

    El resto, en mi opinión, es dar rodeos para no afrontar la lucha contra la desigualdad y el mantenimiento del estado del bienestar de cara.

  • #019
    Jesús Pérez Serna - 19 febrero 2017 - 18:06

    En España la progresiva erosión de las clases medias no me parece que sea culpa del avance tecnológico, al menos no como componente fundamental, sino del falso capitalismo de amiguetes del BOE, de la fatal componenda política-Ibex 35.
    Personalmente estoy convencido que todo avance tecnológico crea riqueza, pero cuando la corrupción concentra todo en oligopolios (que se disimulan mejor que los monopolios) que canibalizan la economía, es cuando «we the people» sufrimos las consecuencias.

  • #020
    José Luis - 19 febrero 2017 - 18:45

    Interesante debate. Tal vez el impuesto a los robots más avanzados (los que sustituyen personas) tenga cierto sentido desde el punto de vista en el que se espera que una empresa tenga cierta responsabilidad social, y cree empleo para que la riqueza se redistribuya entre todos. Por lo tanto, al margen de la riqueza que produzca una empresa, puede tener sentido medir lo útil que esa empresa pueda ser para una sociedad «obsesionada» con el pleno empleo.

    De todas formas lo del impuesto progresivo también tiene sentido, pero no en la actualidad donde los capitales se esconden en paraísos fiscales que curiosamente no son ilegalizados por algún acuerdo internacional. Pero esa debería de ser la dirección: «La posibilidad de plantear un mundo sin fronteras o sometido a leyes comunes». En un mundo globalizado, no solo el comercio debe ser global.

    Saludos.

  • #021
    Contactos - 19 febrero 2017 - 20:34

    Yo creo que es absurdo preocuparse por los robots mientras no se construyan ellos solo siempre hará falta gente para construirlos el verdadero problema será cuando se puedan construir ellos mismos, entonces ya el problema seria mayusculo

    • Matt - 19 febrero 2017 - 21:02

      Los robots serán construidos por otros robots.

  • #023
    jose luis portela - 19 febrero 2017 - 20:37

    El trabajo de un ser humano ha sido eliminado no solo por máquinas, o software, sino también por cambios disruptivos en el mercado que han hecho que ya no se consuman los productos en los cuales esta persona era experto.

    Desde el famoso Sereno de madrid que nos habría las puertas, pasando por los guardias que regulaban el tráfico, las empresas que procesaban los carretes de fotografía, etc.

    Esto ha pasado y seguirá pasando, es cierto que cada vez más con menos tiempo, ya que los cambios disruptivos cada vez se acortan mas.

    ¿La solución? complicada, aunque para mi no pasa por los impuestos, sino por cambiar el sistema que tienen las sociedades

  • #024
    Guido - 19 febrero 2017 - 23:18

    Muy correcto resumen del callejón sin salida en el que está derivando el sistema impositivo. Efectivamente, para muchas empresas la deslocalización no solo busca mano de obra más económica, sino beneficios fiscales. Por ejemplo, un coche fabricado en México no solo sale más barato por el menor coste de la mano de obra, sino porque esta empresa se lo vende a su filial en EEUU a un alto precio, con lo que minimiza los beneficios en este pais, por los que tributaria un 35%, y los aumenta en México, donde tributa mucho menos. De hecho, y a la vista que la mayor parte de las multinacionales estadounidenses mantienen el grueso de sus beneficios fuera del país, hay propuestas en el sentido de cambiar este sistema, como las realizadas por un sector del Partido Republicano, particularmente Paul Ryan, basadas en cargar el impuesto sobre el total de la venta del producto (destination-based tax) que se han mezclado un poco confusamente con la famosa propuesta- luego matizada en este sentido- sobre incremento de aranceles. Hay un interesante resumen de la cuestión aquí: http://www.vox.com/policy-and-politics/2017/1/27/14406158/corporate-tax-border-adjustable-dbcft-trump

  • #025
    menestro - 19 febrero 2017 - 23:47

    «640k deberían ser suficientes para todo el mundo»

    Bill Gates, en uno de sus días brillantes.

    Evidentemente, la mayoría la teorías sobre la antropomorfización de los ‘robots’, caen dentro de la imaginería y la especulación casi supersticiosa, acerca de una supuesta equivalencia o reemplazo de la humanidad por ‘entes’ de orden superior.

    Es una teorización englobada dentro de las corrientes Transhumanistas, y que tiene que ver más con una corriente pseudo-filosófica, por llamarla algo, que con la economía real.

    Nunca hay que tomar por una opinión informada o una idea contrastada de forma científica, las apreciaciones u opiniones personales de las celebridades de una industria o un campo de la tecnología.

    No tienen una información privilegiada, por más que se empeñen en hacer oír sus especulaciones desde esa posición publica; son opiniones muy sesgadas y no el fruto de su experiencia profesional.

    Y esto viene a cuento, de la última astracanada de Elon Musk, que aun siendo un emprendedor de éxito no tiene por que ser una persona especialmente brillante en muchas áreas de conocimiento.

    De hecho, ese éxito y reconocimiento público, puede llegar a distorsionar su propia percepción y sobrevalorar sus opiniones, perdiendo la perspectiva crítica en sus estimaciones o proyectando sus expectativas.

    No confundáis éxito económico o empresarial, con ideas brillantes, o una inteligencia por encima de la media. No funciona así.

    Por contra, ese éxito económico o profesional, con frecuencia puede llevar a situaciones de delusión o falsas percepciones de su entorno.

    Muchos son víctimas de lo que se podría denominar ‘Ansiedad por el estatus’ y de una percepción amenazante del entorno, ante cualquier cambio o tecnología, que pueda relegarles o poner en cuestión ese ‘podio’ en el que se sienten seguros. Y por extensión, al resto de la sociedad, sobre la que se pretende una influencia benéfica o ‘salvar’ de esa percepción de peligro.

    Es una proyección de su propia necesidad de seguridad.

    O simplemente, un deseo de conseguir atención y protagonismo.

    «Respice post te! Hominem te esse memento!»

    Vir triumphalis

    • Garepubaro - 20 febrero 2017 - 02:21

      «…Es una proyección de su propia necesidad de seguridad…»… no te entiendo, Bill Gates es un jubilado con 80 mil millones de dólares y creciendo sin cesar su fortuna, a que te refieres … por otro lado, un pobrecito comparado con la fortuna que va a traer, sin remedio, al dueño de las empresas robotizadas … vamos a conocer como fulminan los records los nuevos billonarios, ya casi nadie duda que si hoy el 1 o 2 por ciento dicen que tiene el 50 por ciento de la riqueza mundial, lo que viene con este tipo de cosas es que se va a quedar en el 0.1 por ciento el que la va a poseer …

      • menestro - 20 febrero 2017 - 10:34

        Me refería más a Elon Musk. El dinero no da muchas cosas, y una de ellas, es no dejar de albergar temores, muy humanos por otra parte. Cuando no se teme a la pobreza se teme a cualquier otra cosa, y si no, nos inventamos esos temores, como sucede con el tema de los robots. O las invasiones alienigenas.

        Porqué a veces necesitamos esa presión adaptativa, para mantener nuestra propia dinámica psicológica y plantearnos nuevos retos.

        El dinero incluso puede poner aún más en evidencia nuestra propia humanidad.

        Cuando tienes de todo, también puedes tener el temor a perderlo. A no ser la imagen idealizada que se ve de ti, no ser tan listo, o no estar a la altura de las expectativas. O no obtener el reconocimiento social que se cree merecer. (y comprar un equipo deportivo)

        Si quieres ejemplos, desde Howard Hughes con síndrome de Diogenes, hasta Creso prohibiendo el uso de puntas de hierro en la historia clásica., Pasando por el Scrooge de Dickens o el dueño de Ikea, que conduce un Volvo de 20 años de antiguedad.

        (qué seguro que autónomo y eléctrico, no va a ser)

        También, puedes convertir al 1 por ciento más rico en un enemigo invisible a batir, si los comunistas o las armas nucleares no están disponibles. O hacerte vegetariano. Y dedicarte al reiki. O congelar a Walt Disney en Graceland.

    • Daniel Terán - 20 febrero 2017 - 15:17

      «No confundáis éxito económico o empresarial, con ideas brillantes, o una inteligencia por encima de la media. No funciona así.»

      Pero es que en este caso sí es así:

      https://www.quora.com/What-is-Elon-Musks-IQ/answer/Jim-Cantrell

    • menestro - 21 febrero 2017 - 12:24

      Se llama ‘Efecto Halo’. Es un fenómeno psicológico por el cual, los empleados ven a su jefe o líder como alguien adornado de cualidades y dones extraordinarios, fruto de una idealización.

      https://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_halo

      No se puede atribuir un ‘IQ’ a ojo, menos aún si eres un empleado, sin experiencia en esos temas. No hay ningún documento que lo respalde, ni siquiera académico.

      Todo esto suponiendo, que la puntuación de ‘IQ’ tuviese un valor real como medida de las aptitudes intelectuales, ya que no se utiliza de esa manera. Y no es por sí mismo un factor de protección contra la estupidez, como sabe bien cualquier persona inteligente.

      Pero sirve para echarse el pisto, y esas cosas.

      El único factor real que protege contra la ignorancia, y que está al margen de las dotes intelectuales, es la educación y un saludable sentido crítico.

      Buscar el protagonismo mediante el alarmismo, o titulares rimbombantes, suele deberse sobre todo, a la falta de méritos reales en esos campos.

      No, Elon Musk no es el tipo más listo del mundo. Ni de la media de los ingenieros (estudio MBA y un año de Física en su graduado en Humanidades)

      Y ha demostrado ser un tanto zoquete en ocasiones, subestimando el valor de las publicaciones académicas, por ejemplo. Es un buen comunicador, y se vende a sí mismo.

      • Daniel Terán - 21 febrero 2017 - 14:38

        ¿Qué me estás contando de halos? ¿No resulta obvio que el tío es al menos un poquito inteligente?

        • Isangi - 21 febrero 2017 - 15:43

          Define primero inteligencia y luego hablamos…

          Es decir, hablando de ficcion(donde tenemos más claramente definidos los personajes):
          ¿Es Sheldon más inteligente que Penny?

          • Bertie - 21 febrero 2017 - 15:46

            Je, igual que cuando le preguntaron «¿Qué es inteligencia?» a uno de los primeros psicólogos que elaboró los ahora tan populares test. «Inteligencia es lo que miden mis tests».

          • Daniel Terán - 21 febrero 2017 - 16:16

            Mejor la defines tú y hablamos después.

      • Daniel Terán - 26 febrero 2017 - 10:00

        Más efecto Halo. Puedo tirarme así todo el día:

        https://www.quora.com/Does-Elon-Musk-do-some-very-technical-work-code-design-etc-at-SpaceX/answer/Josh-Boehm?srid=FyC&share=8dc8bc2e

  • #035
    Alqvimista - 20 febrero 2017 - 10:08

    Una sociedad en la que las máquinas son las que trabajan , mayormente, para suplir de todo lo necesario a los humanos.
    Humanos que no trabajan, mayormente, pero a cambio ven cubiertas sus necesidades básicas y algo más.
    Una sociedad necesariamente global, porque esto sólo puede funcionar de una forma: haciéndolo global, porque levantar muros infranqueables que nos aíslen nunca es una solución a largo plazo.

    – ¿No es esto una Socialización de la sociedad y de la economía mundial? Siempre se ha acusado a las economías socialistas de ser poco productivas pero, si la producción es mayormente mecánica, ¿por qué no asumirla el propio estado? Al fin y al cabo él es quien luego tiene que repartir las rentas básicas, ¿no? Eliminado el factor humano la producción se simplifica enormemente.

    – ¿De verdad cree alguien que esto puede funcionar? En un mundo en que el cada país intenta desesperadamente mantener su propio status -Brexit, independentismos locales en España, etc.- o con fundamentos socio-ideológicos tan radicalmente diferentes como pueden serlo estados Unidos, Europa o China, ¿de verdad creéis que esto puede funcionar? ¿En qué plazo?

    Hemos visto hace poco a los estados Unidos rechazar una mini-seguridad social no por cuestiones económicas -ya se ha discutido aquí los pobres resultados obtenidos en EEUU a cambio de su enorme gasto sanitario- sino por cuestiones ideológicas. No sé vosotros pero yo no veo a los Estados Unidos robotizando la producción del país para luego dedicarse a repartir rentas básicas…

    Para mi esto implica un cambio social radical, y todavía no he visto a nadie plantearse ningún cambio en la educación para preparar a los futuros ciudadanos para esa sociedad futura.

    • Krigan - 20 febrero 2017 - 23:03

      Cuando se habla de un futuro en el que todos o casi todos los trabajos sean hechos por máquinas, a veces se señala un escenario distópico en el que una pequeña minoría de millonarios viven como dioses mientras que la gran mayoría de la gente se ve abocada a la miseria e incluso al exterminio por hambre. Este miedo surge de que la mayoría de la gente son asalariados que no son dueños de los medios de producción.

      Sin embargo, es un escenario poco realista, porque el estado sí tiene recursos económicos sobrados como para poseer los medios de producción. Entra a continuación el viejo debate político de si el estado es intrínsecamente ineficiente en lo económico. Afortunadamente podemos soslayar ese debate que, como siempre que se habla de política, es tan proclive a flames.

      Lo cierto es que si a los votantes se les coloca en la disyuntiva de tener un estado dueño de los medios de producción, incluso si esto acarrease cierta ineficiencia, o bien vivir en la miseria (no digamos ya morir de hambre), la gran mayoría de los votantes elegirían lo primero. Otra manera de expresarlo es decir que los ciudadanos, a través del estado, siempre van a tener como opción el construirse sus propios robots (y servidores :-)).

      Y no, no es necesario que sea a escala mundial. No hace tantas décadas, cada país tenía su propio sector público de producción de aquellos bienes y servicios considerados estratégicos (carbón, acero, electricidad, telecomunicaciones, y otros varios). Incluso hoy día el estado sigue siendo hegemónico en tres servicios tan esenciales como sanidad, educación, y pensiones de jubilación.

      En mi opinión, lo mejor es una RBU, y ya se encargarán las empresas de producir lo que la gente quiera comprar. Sin embargo, planteas una cuestión interesante. Al eliminar a los humanos de la producción, ¿se elimina la ineficiencia? ¿También si las máquinas son propiedad del estado?

  • #037
    Toronjil - 20 febrero 2017 - 11:26

    ¿Nos dirigimos hacia una época de abundancia?

    Los robots cada vez producen más y mejor. 24h al día. Por no necesitar no necesitan ni comer, ni que haya una gran iluminación.

    Con BlockChain casi no haran falta bancos. Ni notarios. Ni algunos funcionarios.

    Como consecuencia, los precios se abaratan y la riqueza media en bienes y servicios aumenta, aumenta la oferta y bajan precios. Y las personas, con más horas libres, se dedicarán a estudiar, a leer, a admirar el arte… En una revolución equiparable a la alfabetización del 100% de las personas.

    ¿Cómo encaja aquí el aumento de la edad de jubilación? ¿Y El paro? ¿Y La formación?

    Habrá que esperar y ver.

    • Bertie - 20 febrero 2017 - 12:56

      Y las personas, con más horas libres, se dedicarán a estudiar, a leer, a admirar el arte… En una revolución equiparable a la alfabetización del 100% de las personas.

      O a ver GH o Sálvame…

      • marcelo - 20 febrero 2017 - 13:16

        yo apuesto todo por lo segundo

        • Toronjil - 20 febrero 2017 - 13:58

          La alfabetización no lo fue todo.

          No fue suficiente.

          Con una formación nueva y avanzada, esos programas de TV que citáis serán cada vez menos interesantes, serán (aún) más aburridos, lentos y repetitivos para la gente, en favor de otros con más enjundia y más enriquecedores.

        • Krigan - 20 febrero 2017 - 20:30

          Habrá de todo, como en botica. Para mí lo importante es que el que quiera tenga la oportunidad de hacerlo.

  • #042
    marcelo - 20 febrero 2017 - 12:22

    una posible solución sería obligar a las empresas a «contratar» humanos (con buenos salarios) según baremos de facturación, beneficios o productividad, aunque estos trabajadores no hiciesen absolutamente nada en esas compañías, serían un coste más como la electricidad o el alquiler, ineludible. Como estos puestos de trabajo serían un chollo buscadísimo, deberían sortearse e irlos rotando entre la población.

    O eso o cualquier día en un futuro cercano una turba incontrolada podría entrar en las oficinas de google y apple arrasando todo y linchando a cualquier ingeniero o ejecutivo que se encuentre por medio.

    • Guido - 21 febrero 2017 - 18:11

      Esa alternativa, que algunos economistas barajan seriamente, me recuerda mi lejana experiencia en el servicio militar obligatorio. Todos los días, una vez cubiertos los servicios indispensables, cocina, guardias, etc. el personal sobrante debía buscarse una ocupación, so pena de ser arrestado si era descubierto vagueando. Así que todo el mundo se abalanzaba sobre las escobas, lo que permitía apostarte en una esquina a fumar y hacer como que barrías cuando pasaba algún oficial. Llegaba a hacer diez o doce barrenderos apostados de esta forma en un solo pasillo. Cuando se habla del «trabajo mínimo garantizado» como alternativa a la renta básica universal siempre me acuerdo de esta precursora experiencia.

  • #044
    Alfonso - 20 febrero 2017 - 23:02

    «El desarrollo tecnológico está llevando a una concentración cada vez mayor de la riqueza en menos manos, a una polarización de la sociedad y a una progresiva erosión de las clases medias. »

    Nada más lejos de la realidad como demuestran muchos estudios:
    http://politikon.es/2012/05/15/desigualdad-de-ingresos-su-evolucion-en-100-anos-de-historia/

    Lo que genera desigualdad es poner los gobiernos al servicio de poderes económicos cada vez más fuertes.

    Lo de que los robots paguen impuestos como una persona es simplemente infantil. ¿les pondréis luego pensión cuando se jubilen…?

  • #045
    Antonio - 21 febrero 2017 - 12:05

    Tal y como nos muestran varias películas de ciencia ficción el final de la cadena de la automatización llevará a que todo el trabajo productivo lo realicen robots. En ese caso llevado al infinito la recaudación de IRPF y seguros sociales sería cero lo que provocaría un colapso del sistema. Recordemos que en ese futuro lejano, los robots trabajarán y los humanos recibirán los productos sin trabajar. Eso se traduce en impuestos a los robots y rentas básicas gratuitas a la población.

    • Guido - 21 febrero 2017 - 17:59

      Esas mismas peliculas especulan a su vez sobre las consecuencias sociales de ese nuevo panorama. Las posibles salidas que acompañan a ese nuevo sistema son varias, y el debate sobre ellas es animado: a) la idealista: todo el mundo dedicandose al arte, a la música y a la realización personal. b) modelo imperio romano: algunos haciendo eso, y una gran mayoría pasando el día fumados delante de la televisión c) modelo «ya pasó con los caballos»: servicios de calidad para una minoría adinerada y muy deficientes para una gran mayoría inútil para el sistema, que sufre una rápida reducción de sus efectivos. Queda una cuarta, cada vez de más actualidad, y que podríamos llamar «crisis del 29»: conflicto bélico generalizado que produce un drástico cambio de las expectativas y necesidades de producción sobre las que ahora especulamos, y reinicio general del sistema. Esta última posiblemente está en el ADN de nuestra especie.

  • #047
    Antonio Gregorio Montes - 22 febrero 2017 - 12:41

    Cierto que el problema no es simple. Y se ve en el planteamiento del mismo que se hace en el artículo. En varias ocasiones. Por coger alguna, el aumento de productividad puede estar relacionado con los beneficios, pero es evidente que influyen mucho más en los mismos otras cosas, como la política de precios (aunque por supuesto, haya conexiones), por lo que el carácter del impuesto ‘al robot’ es totalmente diferente, y no tanto por alternativo, sino por complementario, con el impuesto sobre beneficios.

  • #048
    Jose Pulido - 1 marzo 2017 - 18:10

    No tiene el más mínimo sentido: ¿En que fase del desarrollo industrial nos fijaremos para compararlo con la producción automatizada y así calcular un impuesto? Osea, para saber el coste/hombre/año ¿se usará como referencia cuando las tareas se hacian con herramientas básicas -un martillo-?¿o cuando se usaban mecanimente -martillo neumático-?¿o cuando se usaban industrialmente -maquina excabadora-?

    Si ponemos como referencia para calcular dicho impuesto el principio de los tiempos, cuando todo se hacía a mano, ¿no sería ese planteamiento directamente absurdo por sencillamente estar comparando con la pura ineficiencia?

    Y lo mismo sucede si nos detenemos en cualquier punto de la evolución automatizada: si lo miramos en perpectiva es que antes sencillamente estaba mal hecho.

    Y así sucesivamente hasta no poder calcularlo nunca: esto se llama reducción al absurdo.

    No hay forma de plantear una base a partir de la cual poder hacer referenciar esa mejora/reduccion-de-impuestos que han hecho los «robots».

    Mi lavadora es un robot. Si tuviera que pagar impuestos ¿en comparación con qué se hara?¿cuando se lavaba a mano?¿o si uso una centrifugadora a pedales? ¿Y si me acerco al rio en coche? De acuerdo que la lavadora sólo es un ejemplo, pero creo que refleja bastante bien como de inverosimil es dicho planteamiento.

    Aunque creo que no hay por dónde cogerlo, soy conciente de que ya tenemos hasta un «impuesto al sol», así que tiempo al tiempo y a ver por dónde salen.

    Felicidades Enrique, siempre me sorprendes.

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