Con Francia en el horizonte…

Elections présidentielles 2017 FranceCon las elecciones presidenciales francesas a la vuelta de la esquina, y dados los resultados de las reciente cita electoral norteamericana, todo apunta a que el país vecino se va a convertir en un auténtico laboratorio tecnológico en el que poner a prueba la influencia de factores como la divulgación de noticias falsas y su impacto en el proceso electoral.

Facebook acaba de anunciar el lanzamiento de un filtro para noticias falsas específico para Francia, al tiempo que se une a Google y a ocho grandes medios franceses para intentar poner en marcha herramientas de verificación de noticias. La idea es que herramientas como CrossCheck, desarrollada por Google News Lab junto con First Draft dentro de la iniciativa de trabajo con medios europeos, puedan ser utilizadas en conjunción con bases de datos como las desarrolladas por Le Monde, seiscientas páginas web directamente identificadas como no fiables; por Libération, en la que se compilan noticias positivamente identificadas como falsas; o por otros medios, con el fin de combinar esa información con reportes de usuarios y otro tipo de feedback, y reducir la difusión de esas noticias en los algoritmos de redes sociales y buscadores. Según algunos de los medios implicados, fue precisamente ese compromiso de las empresas online como Facebook para reducir la circulación de noticias falsas en sus algoritmos de recomendación lo que les animó a participar en la iniciativa.

En los Estados Unidos, Facebook ha solicitado la colaboración de terceros como Snopes, PolitiFact o la herramienta de fact-checking de The Washington Post para, combinado con el feedback de los usuarios, tratar de limitar la difusión de ese tipo de noticias falsas y etiquetarlas como tales.

El problema de las noticias falsas en los entornos en red es, por un lado, la ausencia de referencias válidas para juzgar su credibilidad. Con el valor de las cabeceras periodísticas en plena crisis, muchos medios online han pasado a ocupar un lugar creciente en la dieta informativa de los ciudadanos, pero junto con medios que lo hacen muy bien y desarrollan un periodismo de nivel, surgen otros que se aprovechan de las escasas barreras de entrada del canal online para intoxicar, inventar o difundir noticias falsas vinculadas a agendas políticas concretas, con el agravante, además, de contar con incentivos generados por la propia difusión de esas noticias en redes sociales y buscadores. La exclusión de las páginas identificadas como de noticias falsas de los mecanismos de publicidad de Google y Facebook es un primer paso importante porque reduce el incentivo económico de generarlas, pero es tan solo un primer paso de muchos más que hay que dar. El estudio de los patrones d difusión de las noticias falsas, por ejemplo, es otra herramienta importante de cara a prevenir su circulación, y presumiblemente fue una de las razones principales que llevó a Facebook a adquirir CrowdTangle, una herramienta de analítica social, el pasado noviembre.

Por otro lado, las redes sociales juegan un papel de «cámara de eco» en las que los ciudadanos, llevados por los mecanismos sociales que les llevan a reunirse preferentemente con otras personas que piensan como ellos, sienten que todo su entorno refuerza sus creencias y las priva de los habituales frenos sociales, generando una radicalización que tiende a favorecer a opciones que, sin esos mecanismos, serían meramente marginales. El problema, lógicamente, es cómo frenar las noticias falsas sin convertirse en una especie de «árbitro de la verdad» que decide lo que es cierto y lo que es falso, una cuestión que ya le costó a Facebook múltiples críticas en ese sentido y una reunión de urgencia con políticos conservadores cuando algunos de sus editores afirmaron aplicar criterios con sesgo político a la hora de decidir qué noticias se convertían en trending y cuales no. Según muchos, fue precisamente el miedo a que se relacionase a Facebook con una red hostil a las ideas conservadoras lo que hizo que la compañía no hiciese suficiente a la hora de detener la difusión de noticias falsas en las pasadas elecciones norteamericanas.

¿Son realmente las redes sociales total o parcialmente responsables del resultado de las últimas elecciones norteamericanas? ¿Son los lectores que solo leen lo que quieren leer, lo que les hace sentir bien o lo que coincide con su visión del mundo? ¿Un efecto combinado de ambas cosas? Mientras algunas noticias son claramente falsas desde un punto de vista puramente factual, en muchos otros casos, los matices no son tan sencillos, además de mezclarse con recursos como la sátira o el humor que no deben ser, en principio, objeto de censura, pero que dificultan la tarea de identificación. Si los mecanismos basados en la actuación de editores humanos tienen el problema de la arbitrariedad, y los desarrollados a partir de algoritmos de inteligencia artificial son complejos y con posibilidades de fallar, la alternativa parece ser combinar varios mecanismos a modo de indicadores y optar por metodologías mixtas en las que se añadan al feedback y al etiquetado por los usuarios, y a los patrones de difusión que pongan bajo sospecha todo aquello que experimente una difusión especialmente rápida. Para nada un problema trivial. Y todo indica que las próximas elecciones francesas se disponen a ser, en muchos sentidos, un escenario para muchas pruebas relacionadas con este tema.

 

 

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23 comentarios

  • #001
    Goomer - 7 febrero 2017 - 14:40

    No es cierto que no haya referencias válidas para juzgar la credibilidad de las fuentes en Internet. Como en otros temas se defiende en este blog, son las mismas normas del mundo físico las que deben regir en el mundo de Internet. Igual que cualquier persona medianamente informada sabe los sesgos que los medios tradicionales tienen, y los compensan al leer sus noticias, no por estar algo publicado o no estarlo en el país o el mundo es verdad o no por citar dos medios, igualmente tenemos que valorar los medios de Internet. Y cuando tenemos titulares clic baits, o noticias interesadas tipo Russia today, o medios de broma como el mundo today o the onion, tenemos que ser capaces de valorarlo antes de dar credibilidad a la noticia. Webs como snopes juegan un importante papel en ese sentido.

    Y tampoco es cierto ese prejuicio de gente que solo tiene contactos alineados políticamente, si hablamos de FB especialmente es una red social donde tenemos compañeros de estudios, de trabajo, familiares, amigos, imposible ser más plural. El problema del algoritmo de FB es que hay un algoritmo. Cuando altera los contenidos que se muestran buscando más clics y más permanencia en la plataforma, lo que hace es segregar a la gente y mostrarle lo que le motiva a participar más. Es por tanto Facebook la que crea el problema. Y no le ha importado la credibilidad de las fuentes mientras circularan y les hiciera ganar dinero, hasta ahora que la acusan de priorizar unas noticias políticas sobre otras.

    Cuando pedimos limitar las noticias falsas lo que queremos es que si por ejemplo comparto con mis contactos, con el ánimo que sea, un artículo de alguien que defienda que la tierra es plana, que los fantasmas viven entre nosotros, o que existen los viajes en el tiempo, coja Facebook y me censure por ser falsos esos tres conceptos, y no permita que le llegue a mis contactos. ¿Y dónde queda la libertad de expresión? Imaginad que eso lo hiciera telefónica si tuviese un sistema de discernir una mentira en una conversación.

    En resumen, el problema lo crea Facebook por priorizar los clics baratos, crece por la incapacidad de la mayoría de la gente de discernir una buena fuente de una mala, especialmente debido al sesgo de confirmación, y la solución ahora no es volver a priorizar unas noticias sobre otras. Debería ser todo lo contrario y como se defiende en esta página con los filtros para menores, no hay que proteger a la gente por su bien, lo que hay que hacer es enseñar a la gente a ser más crítica y que tengan los recursos para defenderse de esas noticias falsas.

    • EDUARDO - 8 febrero 2017 - 08:43

      Buena reflexión.
      La libertad siempre ha sido mala compañera del dinero; del dinero de la parte empresarial que interviene en las comunicaciones por «unos clicks» y del dinero que genera el Poder con mayúsculas.

      Son tan gigantes los FB, TW, etc, que no van a contentar a todo el mundo, pero somos tan pocos los que dudamos de lo que llega a nuestros perfiles que en el fondo es un debate perdido como sociedad.
      Cuándo tengan que elegir estrategia, van a elegir mirando al $. No lo dudes. No van a tener dudas éticas.

      • Goomer - 8 febrero 2017 - 23:14

        Bueno, realmente en FB estamos libremente, y libremente podemos irnos. Cuando FB apuesta por su algoritmo, se juega el ser o no ser. Comprendo que quieran optimizar el tiempo que pasamos en FB, el problema es que ese algoritmo crea el terreno de cultivo para que crezcan lo que ahora quieren limitar de la misma manera que en televisión atrae programas tipo sálvame o gran hermano. A mi hace tiempo que la televisión me perdió, y FB me está perdiendo también desde hace meses por uno u otro motivo. Pero la clave en todo caso es que yo cuando veo noticias falsas en FB, normalmente relacionadas con las pseudociencias que incautos creyentes de lo natural, y políticas, entre mis contactos al menos del ámbito de uno de los nuevos partidos, son siempre compartidas por mis contactos. FB lo único que hace es darle más o menos visibilidad según crea que me interesan más o menos esos contenidos.

        Pero como suele decir Gorki, esa «inteligencia» artificial no funciona muy bien, y no sé si ya tiene nombre, pero se da el efecto de que reservas un hotel en París, y constantemente te muestra publicidad de hoteles en París de forma machacona. En FB pasa igual, y si yo me suscribo a una bastante amplia variedad de contenidos, no quiero que me muestre solo de un ámbito, porque por una razón o por otra haya interaccionado más últimamente con ellos.

        Igual en el fondo lo que necesita el algoritmo es rodaje, lo que no sé si es me va a encontrar ahí cuando acabe acertando…

  • #004
    Isangi - 7 febrero 2017 - 14:57

    Pues, no estoy muy seguro de como se verá esto exactamente o cual «es el plan» pero a mi no me gustaría que en una red social, los contenidos que mis contactos en ella comparten sean «censurados».

    No me importaría, y, si funciona bien, agradecería, que junto a la noticia, al estilo de como lo hace meneame, hubiera un disclaimer de que esa noticia podría ser falsa o viene de un sitio de dudosa calidad.

    ¿A que se parece más lo que nos explicas Enrique?

    GRACIAS!

    • Enrique Dans - 7 febrero 2017 - 15:49

      Qué más querría yo que saberlo… por ahora, hablamos de planes y de ideas, no de mecanismos ya puestos en marcha cuyo funcionamiento podamos comprobar. Calculo que habrá una combinación de mecanismos de etiquetado, al estilo de Menéame, con restricciones a la circulación de las noticias en los algoritmos de recomendación – que no tiene nada que ver con que un amigo tuyo comparta algo y lo veas, sino con que de maner espontánea no ten lleguen cosas que otros de tus amigos estaban leyendo o compartiendo si eran noticias falsas.

      • Isangi - 7 febrero 2017 - 15:54

        Entonces, matizando más(y gracias por la respuesta) Que las «noticias recomendadas» o las busquedas de google tengan esos filtros, me parece muy bien, sobretodo si, como me creo, el objetivo es intentar ser objetivo(jejeje bonita redundancia).

        Pero me gusta que si Juan me comparte una mentira, leerla(o no, o ya silenciaré a juan si siempre me comparte basura) pero que no me lo censuren otros, aún con la mejor intención del mundo, por favor.

        • Xaquín - 7 febrero 2017 - 19:12

          Es que el problema de que «me censuren otros» es el quid de la cuestión. Ese «otros» con poder para censurar (independientemente de sus intenciones, buenas o malas!). Y más si, como decía un filósofo, el infierno son «los otros»…

          Lo ideal es que, como en el super, la mierda venga acompañada de suficientes datos para reconocerla (lo cual por supuesto implica un nivel mínimo de educación, del ciudadano y de la sociedad)…la solución no es retirarla del super… pues quien tendrá el poder suficiente para hacerlo sin atacar la libertad de expresión?

          • Isangi - 8 febrero 2017 - 08:45

            Hombre, para mi hay una gran diferencia entre cosas como:

            a) Que noticas que yo ni he pedido me vengan censuradas(es casi publicidad, que me censuren la publi me la suda)
            b) Que los resultados de Google vengan «censurados» (si es algo que estoy activamente buscando, pero sigue siendo un algoritmo y un servicio y, además, tengo otros)
            c) Que en una red social, lo que mis amigos compartan directamente no me llegue por algún tipo de censura.

            Para mi son 3 niveles muy diferentes, y en sí todos ya tienen «autocensura», por ejemplo, de pezones.

          • Enrique Dans - 8 febrero 2017 - 08:56

            Yo, sinceramente, creo que es algo muy parecido a lo que ocurre de toda la vida, desde mucho antes de que existiese internet (y esa es una comparación a la que recurro constantemente). En la calle, no puedes evitar que haya quien quiera leer prensa sensacionalista, tabloides y diarios de mala muerte con noticias estrambóticas sobre que a este lo abducieron los extraterrestres, o que este otro estaba muerto y resucitó milagrosamente, o que a aquel lo asesinaron con cincuenta puñaladas. Tampoco puedes evitar que, dado que hay una demanda para ello, aparezcan empresarios que quieran satisfacerla y ganar dinero con ello, siempre y cuando se mantengan dentro de unas normas (no difamación, no libelo, no publicidad engañosa, etc.) Lo que sí se evita, y se lleva haciendo desde hace muchos años, es que las noticias de esos medios pasen a los grandes periódicos, a la radio o a la televisión. Es decir, que quien quiere consumir basura, tiene su oferta de basura y canales donde encontrarla, pero se intenta aislar esos canales de aquellos a los que recurre el grueso de la sociedad. En Estados Unidos puedes comprar tabloides sensacionalistas, pero las noticias que salen en ellos no llegan al telediario, ni a los boletines de la radio, ni a los grandes periódicos salvo que sea a modo de curiosidad. Eso es lo que las redes sociales quebraron: en Facebook, cualquier noticia cuya circulación antes habría estado restringida a los medios sensacionalistas, ahora circula con toda paz como si fuese cierta por todo Facebook, se recomienda con los mismos algoritmos que todas las demás, y hasta hace poco, permitía a su creador ganar dinero con su difusión como si fuera cierta. Eso es lo que hay que ajustar, y lo que yo creo que se está tratando de ajustar. Algo que no funcionaba porque la juventud del medio lo impedía, pero que corresponde a controles que hemos tenido siempre en el mundo offline y que simplemente hay que replicar en el online…

      • Sendivogio - 8 febrero 2017 - 07:10

        Pues si para decidir si una noticia es verdadera o falsa se emplean mecanismos de etiquetado al «estilo Menéame» me quedo más tranquilo

  • #011
    Gorki - 7 febrero 2017 - 16:15

    Si yo fuera candidato en francia lo que seguiria con atención son las noticias ciertas, pues esas son las que desequilibraran la balanza. ¿Han aparecido a hora por casualidad? — ¿Quien sabe?
    http://www.elmundo.es/internacional/2017/01/31/5890b6bbca4741be028b45e3.html
    http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/07/actualidad/1486461119_749890.html

    Desde luego de los medios este me parece mas honrrado pero no menos honesto que el otro

  • #012
    Marcos - 7 febrero 2017 - 16:16

    Leyendo por encima el artículo, reitero la pregunta del otro día.

    ¿Por noticias falsas cuentan todas aquellas que se crean desde la redacción de periódicos con décadas de historia?

    Y lo pregunto totalmente en serio.

  • #013
    CRISTINA - 7 febrero 2017 - 16:38

    Los periodistas, que antaño veían una necesidad de adaptación al medio online, porque los medios escritos sufrían un descenso vertiginoso, y son justamente los que en el medio online, más pueden colaborar para verificar fuentes fiables. La marca personal de periodista y/o el medio al que pertenece le confieren un poder mayor en ese sentido. Cuando la fuente no es maleable, es más probable. ¿Pueden las webs ser certificadas por seguir procesos rigurosos de verificación de la información y sumarla a la calidad final de producto? ¿Podrían las asociaciones de prensa hacer ese trabajo? De ésta forma un medio independiente, que inicia, podría seguir un procedimiento a través del cual verifica la fuente antes de su publicación o simplemente clasifica la noticia como «rumor no confirmado», como hace wikipedia cuando te avisa de que una publicación no ha sido verificada. De ésta forma el gremio periodístico podría reconstruir un sistema de calidad de la información, que permita incluir links con ciertas garantías, y avisar cuando las fuentes no han sido verificadas. De ésta forma, queda al arbitrio del lector investigar, o creer la noticia de manera parcial y dudar en su justa medida. Y las herramientas online pueden ayudar a verificar con mayor rapidez a medida que las fuentes demuestran su calidad. Se me ocurre… :-)

    • Isangi - 7 febrero 2017 - 16:50

      Eso suena como decirles a los politicos que dejen de usar falacias en sus discursos…

      • CRISTINA - 7 febrero 2017 - 16:53

        Puede ser, pero trasladar el concepto de comunidad abierta con sus mecanismos más que probados, a un gremio determinado que tiene muchas más probabilidades de verificar una fuente que el ciudadano promedio, no me parece tan mal!! :-)

        • Isangi - 8 febrero 2017 - 08:47

          No me parece mal, todo lo contrario, lo que digo que no esperes que sean los propios medios periodísticos quienes lo hagan…

  • #017
    Alfonso - 7 febrero 2017 - 22:41

    Todo es relativo, como siempre la dificultad esta en el equilibrio y en conseguirlo como todo a base de prueba – error.
    Y sobre todo que no exista la tentación a la larga de manipular las noticias interesadamente.

    • Marcos - 7 febrero 2017 - 23:30

      Es lo que yo apuntaba en mi otro comentario.

      Porque si hasta ahora hemos llegado a entender que una noticia falsa en un periódico de tirada nacional podía ocupar toda la portada…. y por falsa me refiero a no contrastada o basada en habladurías que, son lo que son, falsas…. y luego nos encontramos con que la rectificación ocupa espacio compartido con la sección casi de Contactos…

      ¿Como se va a estudiar esto en redes sociales?

      Si hay una ética o un código periodístico que directamente no vale para nada dadas las circunstancias y viendo que se ha mentido en detrimento de Trump o Podemos… ¿como podemos esperar una valoración de «esto es verdad» y «esto es mentira» de manera real en las redes sociales.

      Otra cosa es que visto que el Brexit salió adelante y que Trump ocupa La Casa Blanca se opte por medios de actuación en lo que se condiciona la opinión pública.

      Como hacen…. sorpresa…. los medios de comunicación e incluso facebook ¿recordamos aquel experimento que llevo a cabo con alguna parte de sus usuarios?

      En fin…. .

      • CRISTINA - 8 febrero 2017 - 02:35

        Es cierto..hay ese riesgo..entonces, para poder minimizarlo…desde el origen de la noticia sin parcializar, sin añadir color político y de ahí sazonar al gusto… desde una plataforma, estilo Reuters que ahora no sé si derivó en sesgada…

  • #020
    Regys - 8 febrero 2017 - 10:35

    Como sean los periodistas los que tengan que definir si una noticia es falsa, tenemos un problema.

    Y es que el periodismo como tal, hoy día no existe. Si existiese y tuviésemos un periodismo responsable y con ganas de llegar a algún sitio más allá de intentar ser la noticia sensacionalista del día que todo el mundo comparte, entonces no sería necesario recurrir a metodologías aberrantes que definan qué es y qué no es verdad.

  • #021
    Dirk - 8 febrero 2017 - 22:39

    We do know that the Mainstream Media, shortly said MSM, are highly influenced by about 6 great corporations, by government institutions of the West, read here US. In many cases the MSM produced quite a lot of fake news, like about Irak war and more recently Syria. Now it are these MSM sources, like Washington Post, who are going to be the ones to «censor» or news. Even a George Soros foundation is involved and I don’t have to explain which kind of person that is. I fear that many real news providers will be branded as pro-Russian and by this fake. If they take away the news sources providing real news we are left with the MSM, who just are doing some PR job of the US and the West. I hope internet will survive and win. But the US and EU ( satélite of US ) are doing whatever to have real fake news delivered by MSM. Good literature about the subject is «bought journalists» by Udo Ulfkotte.

  • #022
    Victory - 9 febrero 2017 - 17:24

    Hay un par facetas que no están suficientemente aclaradas en los comentarios, creo.
    Una es el VOLUMEN gigantesco del bombardeo de «noticias» que llegan a través de las redes sociales. No hay suficiente tiempo para procesar, verificar y valorar cada una. La cantidad es clave.
    Otra es el enrarecimiento del origen de la noticia a través de copias, reescrituras y omisión de fuentes. Y a su vez hay constante creación de nuevas fuentes que publican contenido y aún no se conoce su sesgo.
    Otra es que entramos de pleno en la era de la POSVERDAD. Cada vez la verdad interesa menos. Las emociones interesan más que los hechos concretos y tangibles. Y cada vez más políticos explotan esta debilidad social haciendo que se generen los hechos ficticios que grandes masas de gente abrazarán como verdaderos y difundirán hasta el hartazgo sin filtro o análisis alguno. Aquellos que tratamos de buscar alguna verdad, cada vez estamos más rodeados de elementos masivos de difusión de mentiras (o mejor dicho de posverdades)
    Y como tampoco podremos confiar mucho en los criterios de las corporaciones, la verdad, veo el futuro bastante oscuro….

  • #023
    Sergio - 10 febrero 2017 - 07:43

    Y un sistema blockchain de veracidad de noticias?
    Me da miedo solo de pensar en las implicaciones.

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