Redes sociales y reacciones de amplificación

Catraca Livre: caída de la popularidad de la página de Facebook

Catraca Livre es una página brasileña de gran popularidad, creada por el prestigioso periodista Gilberto Dimenstein y definida como una forma de utilizar la comunicación y la red para el empoderamiento ciudadano. En portugués, una catraca es un torniquete o molinete de acceso de personas a un recinto. En su página de Facebook contaba, ayer día 30 de noviembre por la mañana, con más de 8.3 millones de Likes. En el momento de escribir esta nota, unas doce horas después, ese número ha descendido por debajo de los 7.8 millones, casi medio millón menos.

¿Qué lleva a que una página como esta comience a perder nada menos que entre 10,000 y 50,000 Likes por hora? Con motivo del accidente en Colombia del avión que transportaba al equipo, cuerpo técnico y directivos de la Associação Chapecoense de Futebol, la página decidió recuperar algunas publicaciones antiguas, tales como una historia publicada el pasado agosto con consejos para personas con miedo a volar, y otra sobre los mitos de los viajes aéreos, en las que mencionaba directamente la tragedia y utilizaba el hashtag #acidentenaColombia. La decisión de la publicación, considerada por algunos lectores como de mal gusto y oportunista, provocó un elevado número de quejas de lectores en la página, que se hizo eco de las quejas y se defendió diciendo que solo pretendía mostrar otros aspectos periodísticamente relevantes de la tragedia. La reacción de los lectores ante la respuesta fue iniciar una campaña de bajas, que ha provocado la citada caída y cuyo impacto sobre el número de seguidores de la página podía ser seguido en vivo mediante Facebook Live. A las 14 horas, la página, viendo la fortísima evolución de esa caída, publicó un par de notas de disculpa tituladas «Desculpas» y «Erramos», que no convencieron a los lectores ni interrumpieron la progresión. A las 16:30, el mismísimo fundador de la página publicó en Facebook una petición personal de disculpas titulada «Meu erro« en la que se atribuía toda la responsabilidad sobre la decisión, pero que tampoco funcionó a la hora de detener la imparable pérdida de seguidores. 

Otra página, Netshoes, dedicada al comercio electrónico de artículos deportivos y que elevó el precio de la camiseta oficial del Chapecoense desde los 159 reales hasta los 249, también fue objeto de una fuerte polémica, a pesar de los intentos de explicar, incluso con un mensaje en vídeo de su fundador, que el precio original era resultado de las fuertes rebajas llevadas a cabo por el llamado Black Friday, y que la subida de precio se debía sencillamente a un sistema automático que recuperaba el precio original al agotarse las camisetas incluidas en la promoción. La decisión de la página de devolver manualmente las camisetas a su precio rebajado no sirvió tampoco para aplacar la furia de los usuarios.

Cuando las emociones se desatan al hilo de un suceso determinado, las redes sociales pueden actuar como un peligrosísimo amplificador del sentir colectivo, con resultados que pueden ser completamente impredecibles. En este caso, basta con que un grupo de personas manifieste su disgusto ante su interpretación de las acciones de un tercero, para que ese tercero se vea de repente afectado por una fortísima e imparable reacción en cadena, una especie de expresión de rabia colectiva que lo sitúa en el auténtico ojo del huracán y que puede suponer una verdadera crisis reputacional. ¿Son realmente tan graves las acciones cometidas por Catraca Livre o por Netshoes como para merecer una multitud de reproches en las redes sociales y un fuerte castigo en términos de popularidad? Según quien lo interprete, las acciones pueden ser simplemente un exceso de celo informativo o un intento de complementar una noticia – tratar de utilizar un accidente aéreo para hablar sobre mitos sobre los peligros de la aviación o sobre consejos para personas con miedo a volar – o un intento de aprovechar una tragedia para obtener más páginas vistas… pero en el medio de reacciones colectivas como estas, todo se amplifica, todo se convierte en punible, y fácilmente puedes terminar con una multitud buscando un árbol del que colgar una soga. ¿Son creíbles las explicaciones de los implicados? Poco importa una vez que la historia se ha instalado en el imaginario colectivo y lo que circula es únicamente la «versión abreviada y simplificada», que unos intentaron aprovechar la tragedia para obtener más tráfico y otros para vender camisetas más caras. Que sea cierto o no, que esa idea pasase en algún momento o de algún modo por la cabeza de los profesionales que tomaron esas decisiones a gran velocidad, o incluso que posiblemente ni las tomaron sino que simplemente no se dieron cuenta, pasa en un instante a ser completamente secundario. Y todo ello en un marco en el que todo tiene lugar a velocidades vertiginosas, y en el que si parpadeas, te lo pierdes. Decididamente, no es un entorno sencillo.

Mi agradecimiento a Sabrina Passos, alumna del Master in Visual and Digital Media de la IE School of Human Sciences and Technology, periodista brasileña, nacida en el mismo estado de Santa Catarina del que es original el Chapecoense, que ha perdido amigos y conocidos en la tragedia, y que ayer en clase me llamó la atención sobre este tema.

 

 

 

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13 comentarios

  • #001
    Gorki - 1 diciembre 2016 - 08:55

    Llevas una temporada de continua duda sobre la conveniencia de Internet., No voy a negar que de sabios es cambiar de opinión. Sin embargo, si es así, creo que deberías explicar claramente, (y argumentar), tu nueva postura, absolutamente legítima, pero francamente sorprendente.

    • Miguel Durán Uña - 1 diciembre 2016 - 09:07

      No veo que sea diferente, solo refleja que si no cuidamos las herramientas, convertiremos la herramienta de segar trigo en la de segar cabezas.
      Pero eso pasa con cualquier herramienta como la Tele… Solo mira la historia de Telemadrid

      • Gorki - 1 diciembre 2016 - 14:40

        Un solo hombre y sin necesidad de gran capital consigue un canal que le conecta con 8 millones de brasileños y todos decimos «Este Internet es admirable, permite democratizar la comunicación de masas»
        .
        Mas tarde, mete la pata y un montón de seguidores deja de seguirlo, y decimos ¡Que horror!

        Puede que muchos de esos 8 millones de personas que le seguían, se hayan dado cuenta que era un demagogo. ¿Ha fallado Internet o el fallo es de quien hace demagogia en el medio?

        Una empresa aprovecha un triste accidente para subir el precio de las camisetas del equipo, mucha gente se da cuenta del «truco» y lo publica en la red. El año pasado por el Black Fridey, Media Mark subió los precios antes, para hacer descuentos espectaculares después, mucha gente lo advirtió y lo subió a la red, En vista de ello, este año, (creo que), no lo han hecho ¿A ti te parece mal el uso dado a Internet?

      • xaquin - 1 diciembre 2016 - 19:33

        Decir por un lado que no veo escrito Diego donde ponía digo. El autor habla del mal uso de la herramienta.

        Y, como bien dice Miguel Durán, la segadora (instrumento) no es culpable de cortar cabezas, son responsables los humanos que siegan o contemplen vociferantes la siega de cabezas.
        Cuando dejaremos de darle vueltas al rollo de la responsabilidad de las máquinas? Somos los humanos (reales, virtuales o ciberhumanos) los únicos responsables, individuales o colectivos.

        Ya es difícil manejar el claroscuro en la vida real, por que tendría que resultar más fácil en internet?

        • Michel Henric-Coll - 2 diciembre 2016 - 09:52

          Lo que dice Xaquin es cierto, pero si aplicamos el razonamiento a todo, entonces la proliferación de armas entre los ciudadanos de EEUU no tiene responsabilidad en la violencia y los crímenes, sino que radica únicamente en los ciudadanos, entonces Obama estaba infundado al querer retiralas.

          El pensamiento cartesiano piensa que algo (uno) es o bien causa, o bien efecto. Pero la sistémica ha mostrado que todo es interrelación, y que se puede ser causa y efecto a la vez.

  • #006
    Miguel Durán Uña - 1 diciembre 2016 - 09:04

    Eso es lo que no me gusta de Twitter, la necesidad de la versión abreviada de las cosas, que facilita y fomenta el me creo lo que dice el líder sin cuestionar ni investigar NADA. Y lamentablemente si, estamos creando a hooligans y miembros de cuadrillas de linchamiento en lugar de ciudadanos responsables que cuestionen lo que les dicen y saquen sus propias conclusiones.
    Las diferentes reacciones al programa sobre Mercadona de Evole son un buen ejemplo, con Legión de gente opinando sobre algo que ni han visto, y periodistas que más parecen una multitud enfurecida por haber tocado una vaca sagrada que un formador de opinión tratando de convencer a alguien que no opina como ellos.

    • Gorki - 1 diciembre 2016 - 14:27

      Curiosamente inicias tu escrito arremetiendo contra la brevedad de Twitter, para luego criticar un programa de televisión, ¿Que es lo malo la brevedad de Twitter, o el largo espacio dedicado al sensacionalismo de Evole? (O los dos, pero por diferentes motivos)

      • Asier - 1 diciembre 2016 - 18:35

        No critica al programa televisivo, sino al hecho de que tuvo multiples criticas EN TWITTER antes de que se emitiera. Gente criticaba el foco del programa sin haberlo visto.

        De nada.

        • Gorki - 1 diciembre 2016 - 19:01

          No lo sabia. Bienm criticaban sin haber visto el programa ¿Y qué?. ¿Eso es algo que se hace también fuera de Internet?. No entiendo que cosas que se dicen en la barra del bar, no se puedan decir por Internet a los amigos.

          Que yo sepa tu sigues en Twitter a los que te da la gana. Yo por ejemplo no recibo ninguna crítica, ni buena ni mala de ese programa en mi Twitter, porque la gente que yo sigo suele pasar de la Televisión.

          Como dice RONALD GOMEZ el comportamiento borreguil no necesita de Internet,

  • #010
    Jose Antonio Garcia - 1 diciembre 2016 - 10:56

    Gracias Enrique por este artículo.
    Mi pésame a las victimas del accidente, y mi desprecio a los que quieren sacar tajada por la desgracia ajena.

  • #011
    Messias - 1 diciembre 2016 - 13:57

    Pior fizeram foi os políticos brasileiros, que aproveitaram que as notícias estavam com foco no acidente e aprovaram uma lei que anistia a eles próprios de serem acusados de corrupção. Lei essa que foi uma consulta pública vitoriosa com mais de 1 milhão de assinaturas do povo brasileiro para entrar em vigor.

  • #012
    Ronald Gomez - 1 diciembre 2016 - 14:58

    Noto el mismo comportamiento de masas tantas veces estudiado en el pasado, ahora la diferencia es que se puede rastrear en más detalle su origen y su flujo.

    Cuando hay una «captura ciudadana» de un presunto violador o ladrón la gente fácilmente se puede convertir en una turba enfurecida que ejecuta un linchamiento, se puede identificar un proceso similar y en tiempo real.
    Solo basta un grito y un ambiente sensible para desatar una tormenta.

  • #013
    Jesús - 2 diciembre 2016 - 12:55

    Llevo trabajando muchos años cara al público, y es un hecho que cuesta algún tiempo fidelizar a un cliente, pero un solo minuto para perderlo. Y recuperarlo cuesta más. Si a ésto le añadimos el «boca a boca», el efecto se multiplica. Hay que hilar muy fino, porque los euros pueden no volver.

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