La peligrosa química de la web

IMAGE: Alexander Parenkin - 123RF

Mi columna de esta semana en El Español se titula «Mezclas peligrosas«, y hace referencia a la compleja química de la web, en la que una serie de componentes que estaban destinados a ser individualmente beneficiosos terminan generando una reacción explosiva.

¿Cuáles son los componentes que han convertido a la web en un peligroso lugar que favorece la circulación de noticias falsas, bulos virales y desinformación? En primer lugar, claramente, la caída de las barreras de entrada a la publicación. Un fenómeno que conozco como pocos, que posibilita que pueda estar aquí cada día compartiendo un texto con vosotros, cuando antes tenía que enviarlo a un medio de comunicación, confiar en que pasase un cierto filtro más o menos riguroso, esperar la confirmación de que «hubiese papel» (siempre me hizo gracia eso de «esta semana no salimos porque no hay papel», referido al balance entre contenido y publicidad… cuando eso pasaba, me daban ganas de enviar a la redacción un poco de papel… higiénico :-) y finalmente, verlo salir impreso unos días después. Frente a aquello, la actual situación de «ser mi propio editor» y darle a «Publicar» cuando me da la real gana me parece indudablemente mejor. Que las barreras de entrada a la edición y publicación caigan parece en principio una buena noticia, da voz a más personas, y democratiza la sociedad… hasta que llega un espabilado y decide que, como publicar es fácil, está en su supuesto derecho de publicar cualquier cosa.

El segundo componente es el sistema de incentivos que genera la publicidad. La publicidad en internet parece, sin duda, una buena idea: el medio permite segmentaciones más precisas, permite teóricamente dar a cada uno los mensajes que más le interesan o que más probabilidades tiene de estar buscando, ofrece un feedback más rápido y permite que muchos encuentren una forma de financiar sus publicaciones. Y todos felices… si fuese simplemente así. Sin embargo, la copia de modelos de otros canales lleva al abuso, al exceso de formatos intrusivos, y sobre todo, a primar cantidad frente a calidad, lo que lleva a poner la métrica de las páginas vistas por encima de todo, incluido el sentido común. Hay medios – no pocos – que recargan automáticamente sus páginas cada pocos minutos para añadir una página vista, como los hay que harían cualquier cosa por un clic, hasta prostituir completamente sus titulares en esa aberración denominada clickbait. Cuantas más páginas vistas tienes, mejor eres y más dinero ganas.

En tercer lugar, unas redes sociales que nos permiten conectarnos con nuestros amigos y con las personas con las que compartimos ideas y aficiones. Aparentemente, un gran invento. Hasta que comprobamos que aparecen personas para las que esas redes sociales se convierten en el prisma por el que miran el mundo, que las interpretan como ese sitio en el que son tanto mejores cuantos más «me gusta» reciben y más followers tienen, en una especie de persecución de la «micro-fama» que lleva a cometer excesos, a compartir cosas que, muy posiblemente, no deberían ser compartidas.

Finalmente, el desarrollo de algoritmos de recomendación que escogen por nosotros lo que queremos ver, utilizando componentes como lo que hemos visto anteriormente, lo que han visto nuestros amigos, o lo que nos ha generado una reacción. Aparentemente, algo positivo que trabaja por nosotros y nos permite escoger lo que queremos leer, en medio de un océano inabarcable de información. Pero de nuevo, si combinamos esto con el hecho de que tendemos a tener amigos que piensan relativamente parecido a nosotros, el resultado es la famosa filter bubble de Eli Pariser, una auténtica «cámara de los espejos» en la que nuestro pensamiento se ve amplificado, corroborado y multiplicado infinitas veces por el de otros, y nos lleva a sentirnos validados, a creer que todo el mundo piensa como nosotros, a pensar que el resto no lo dice por aquello de «la corrección política», y a que un racista, machista, ultra e impresentable tenga ganas de echarse a la calle a vapulear a la primera inmigrante con la que se cruce. O a echarse a la urna y votar por el primer candidato que cree que representa unas ideas que ni siquiera deberían estar permitidas en sociedad, porque van en contra no solo de la Constitución, sino del sentido común.

Es la «tabloidización» de la web, o según algunos, la web como reflejo de la sociedad. Y por supuesto, la solución no está en considerar culpable a la web ni en pretender absurdamente «abolirla», sino en regular la mezcla de esos componentes, facilitar que se usen, pero evitar que se abusen. Algo para nada sencillo, un camino indudablemente tortuoso que muchos podrán pretender utilizar para convertirse en censores, donde pagarán justos por pecadores, en donde se confundirán factorías coordinadas de  fake news con sátiras o parodias perfectamente aceptables, donde habrá que tener muy en cuenta matices de todo tipo. Pero que sea complejo no quiere decir que no haya que hacerlo o que se pueda nadie escaquear de su responsabilidad. Si construyes un canal que convierte aparentemente en verdad todo aquello que tiene muchos Likes, es obvio que vas, más tarde o más temprano, a necesitar algún tipo de instrumento de control. Crearlo no será fácil, pero si no lo haces, el resultado, muy posiblemente, no te gustará, y tu contribución a la sociedad no habrá sido precisamente positiva. 

 

 

 

This article is also available in English in my Medium page, “The dangerous chemistry of the internet«

 

18 comentarios

  • #001
    Félix Ares - 25 noviembre 2016 - 09:39

    Magnífica reflexión. Me da envidia el no haber sido capaz de escribirla yo.

    • Carlos Quintero - 25 noviembre 2016 - 11:17

      Yo pienso lo mismo de cada post que escribe. ¡Y es uno diario! Daría para recopilar por temáticas la mayoría de ellos en un libro anual y regalárselo por Navidad a muchos compañeros de empresa y amistades que no siguen el blog, a ver si «despiertan» :-)

      • Javier - 25 noviembre 2016 - 15:03

        jajaja… coincido, pero….mejor pasales el link :D

  • #004
    menestro - 25 noviembre 2016 - 12:28

    Sí, y una buena cámara de eco es pretender que Facebook ha sido determinante para la elección de Trump.

    Porque no es cierto.

    De hecho, aunque las buzzwords como PostTruth o Cámara de eco se están poniendo de moda como las explicaciones plausibles de un punto de inflexión sobre la realidad, lo cierto es que no se puede pretender limitar la difusión de la información en base a la Doctrina del shock.

    Creo que ya he dejado algún enlace donde se pone en evidencia que tal vez, precisamente, se está magnificando este problema… por el color del resultado de las elecciones en EE.UU.

    Si hubiese ganado Hillary, tal vez hoy no estaríamos hablando de este tema y se le hubiese restado importancia. Ni dos líneas le hubiésemos dedicado.

    Y aun considerando que la difusión de bulos es una forma de desinformación, creo que estamos olvidando los acontecimientos recientes en nuestro país, donde medios de comunicación actúan como lobbys económicos e incluso demandan a otras publicaciones para mantener cierta hegemonía de la narrativa de los hechos.

    Creo, que precisamente con la difusión de esas noticias, se está creando la vacuna para evitar su propagación en el futuro, sin necesidad de meter a un regulador que determine qué es de interés general o que información se consume.

    Evidentemente los algoritmos no tienen ninguna culpa de nuestra selección. Y culpar a los nuevos villanos, los‘algoritmos invisibles’, es uno de los argumentos que se utilizaron para cerrar Google News en nuestro país, con lo que habría que pararse a pensar, si reclamando esa ‘regulación de prensa’ de las plataformas sociales no estaríamos aún peor informados.

    Vuelvo a recordar el caso del tabloide Drudge Report, que fue quien difundió el Caso Lewinsky después de que NewsWeek rechazase su publicación.

    Los algoritmos de recomendación no funcionan excluyendo fuentes de información. Ni opiniones. Más bien todo lo contrario.

    La máxima que debe regir nuestro sentido crítico ante la tecnología es, que no saber como funciona una herramienta – o algoritmo – no lo dota de una intención oculta o un propósito lesivo.

    The Filter bubble o el reciente estudio sobre las Echo Chambers de Facebook son las nuevas formas de sesgar la realidad con un prejuicio, atribuyéndole intencionalidad a algo connatural a la búsqueda de información en internet o cualquier otro medio, que es seguir nuestras preferencias.

    Cualquier persona con alguna formación en computación sabe que la entropía que se pueda incluir en un algoritmo, a gusto del usuario, o el azar, o la simple abundancia de información a nuestra disposición, permite ampliar nuestro criterio a la hora de seleccionar nuestra información y limitar su homogeneidad. A voluntad.

    Esos algoritmos de recomendación seleccionan fuentes que nosotros no usamos habitualmente, en temas de nuestro interés. Si no, evidentemente no podrían ‘recomendar’.

    Y tan solo tenemos que introducir una información en un buscador y podremos contrastarla, con infinidad de fuentes, al instante.

    Bueno, ahora eso en Google News UK.

    La tecnología no tiene una ideología implícita. Aunque el próximo bestseller porfíe por el derecho a voto de las inteligencias artificiales. O algo así, que dé mucho miedo.

    Los ‘algoritmos invisibles’ no suelen tener más motivación que filtrar la información basura o sin relevancia de esa misma cámara de eco. Igual que lo hacen con el spam en nuestra cuentas de correo.

    En la actualidad, estamos mejor informados, y disponemos de más fuentes de información a nuestra elección. Facebook no puede limitar eso en manera alguna. Nuestras afinidades electivas, sí.

    Adivina por qué suelo poner interés en aliñar los comentarios con enlaces a fuentes alternativas, Enrique.
    (No puedo enlazar a las librerías universitarias del barrio de Moncloa)

    Que surjan nuevas opciones políticas del descontento, incluso populistas, es la consecuencia natural de la libertad y de la abundancia de información. Aunque los partidos hayan encontrado un nuevo campo abonado a la propaganda en las redes sociales.

    No, internet no es una bomba. Por poco que nos guste Facebook.

    Por ejemplo. No he visto ni cuatro partidos de fútbol en mi vida, sumando resúmenes antes de hacer zapping. Por qué no me interesa.

    El sesgo está en nosotros, no en ningún algoritmo (que acabaría por aburrirnos)

    Breaking the filter bubble: democracy and design

    Selective exposure theory

    How does misinformation spread online?

    ​Partisan media can influence viewers to reject facts

    Y ahora, a ver cuántos se leen los enlaces.

    • Raul SB - 26 noviembre 2016 - 15:02

      Muy interesantes! Gracias por el aporte

  • #006
    Gorki - 25 noviembre 2016 - 12:30

    No se que te pasa últimamente, quizá solo sea una reacción al triunfo de Trump, pero diría que últimamente tienes cada vez un pensamiento más retrógrado.

    Internet es buenos aunque tiene esos defectos que tu dices:

    Ha bajado las barreras de muchas cosas, no solo la capacidad de crear un canal de comunicación de masas, (por ejemplo un blog), lo que, es cierto, permite que cualquier majadero de su opinión, pero si tu sabes seleccionar y vas «eclipsando» a los majaderos, consigues recibir la opinión sin «filtros externos» de gente realmente brillante.

    Por otra parte ha permitido la inmediatez de la informacion a distancia a un coste prácticamente nulo, lo que ha permitido la globalizacion y ,en efecto, que los chionos nos vendan por Internet, pero también que los españoles vendan fuera, por ejemplo me enteré https://twitter.com/agamazo/status/799538641458647041, que «El 95% de las empresas españolas que venden a través de @eBayESP exportan y lo hacen a una media de 21 países.»

    En mi opinión mo hay nada que sea totalmente «Bueno» ni «malo», creo que la competencia china a hundido negocios en España pero tambien nos ofrece productos a mejor precio, por otra parte el mismo mecanismo permite que una PYME española venda en Suecia. algo impensable antes.

    Cierto que se han cometidos excesos con la publicidad, pero ya ha salido la vacuna, el AdBlok , la publicidad ha dejado un médio seguro de obtener ingresos con solo conseguir audiencia, es cuestión de tiempo que el anunciante se de cuenta de la proporción de inversión publicitaria que tira a la basura debido a las trampas de los propietarios de páginas web, para que disminuyan su inversión a ciegas en Internet, con lo que llegaremos a un equilibrio de menor publicidad suministrada por empresas mas sensatas y en lugares y momentos más adecuados..

    En el tercer punto, tienes toda la razón, el Rubius, la Belen Estevan, el Youtuber pasao de rosca, … seguirán dando la murga, solo que solo se la dará A SUS SEGUIDORES, algo que por ejemplo no pasa en Televisión donde nos la dan a todos por igual.

    En el cuarto punto tambien tienes la razón, los algoritmos, si son «NEUTRALES», buscarán aquello que nos agrada, dandonos una visión de la realidad de acuerdo con nuestros prejuicios, exactamente como siempre lo han hecho los diarios y hoy lo hacen los canales de TV, no es culpa de los medios que solo buscan UN PUBLICO, sino nuestra que seguimos sin análisis crítico, a lo que nos es afín.

    A mi lo que realmente me da miedo, y tu no has comentado, es que los algoritmosd NO SEAN NEUTRALES y nos den la visión cambiada de la realidad, no de acuerdo con nuestros prejuicios, que a fin y al cabo es nuestra propia culpa, sino de acuerdo con los prejuicios de quienes los dominan, porque tenemos mala defensa ante ello.

    Pese a todo «VIVA INTERNET»

    • Enrique Dans - 25 noviembre 2016 - 20:19

      Es lo que yo digo, Gorki. En todo momento sostengo que internet es genial, que es la mejor invención de la humanidad, y que me encanta. Eso no lo exime de tener problemas, derivados de ir inventando cosas que otros, sobre la marcha, intentan rápidamente pervertir, de ahí que haya que seguir trabajando en un proceso continuo para evitar esas perversiones. Lo digo muy claramente, perdón por la autocita:

      La conclusión nunca será una absurda enmienda a la totalidad, sino ajustar la mezcla de los componentes y castigar a quienes abusen de ellos, sin convertirnos en censores.

      • menestro - 25 noviembre 2016 - 21:40

        No hay que castigar a nadie, Enrique. A Trump lo han elegido los votantes. Igual que a Bush Jr., que era bastante peor candidato.

        No hay ninguna ‘perversión del sistema’ porque no sea la persona que hubiésemos elegido nosotros.

      • JOSÉ ANTONIO GAES - 26 noviembre 2016 - 12:34

        Perdonada la autocita.

        La absurda enmienda a la totalidad, no sólo es absurda para cualquiera de los que te leemos, y por tanto, redundante; sólo sería posible en un sistema totalitario que convertiría los «experimentos» del siglo XX en un juego de niños, con todos mis respetos para sus víctimas.

        El ajuste de la mezcla de los componentes, vale. ¿A que nos debemos ajustar?. ¿Como influye la mezcla en el resultado del ajuste?. ¿Cómo influye cada uno de los componentes en el resultado de la mezcla?. ¿Son todos los que están y están todos los que son?….seguimos con la química?

        Castigar a los que abusen….legislación y leyes. Lamentablemente creo que ese debería ser precisamente el resultado del ajuste,; es inviable en un futuro razonable que sea capaz de adaptarse al ritmo que imponen los demás «componentes».

        ¿Acaso un filtro no es un «censor»?

        ¿Podrías facilitarme un enlace para aprender a utilizar mejor las utilidades de este blog?

        • José Enrique - 27 noviembre 2016 - 22:46

          Yo también me «autocito» para contestarte:

          ¿Qué ocurre cuando una estrategia Black NFO o SEO se usa para un objetivo fuera del límite? Digamos… favorecer difusión de grupos ultras, terroristas, venta de drogas, fármacos o lo que se te ocurra… Pues que hay que decirles: señores… tienen ustedes que controlar esto. ¿Censura? no lo creo…

          Llega con que las plataformas sean lo que dicen «ser». De otro modo tendrían que regularse como se regular (o no) las actividades de aquellos de los que dicen «no ser ni parecerse». Si una persona comparte su casa, puede hacerlo en AirBnB. Si una persona gestiona una docena de pisos «turísticos» no… o sí; pero cumpliendo lo que tiene que cumplir para ejercer esa actividad.

          ¿La víctima? AirBnB… pero es que AirBnB tiene que limitarse a ser lo que dice ser…

          Te pongo otro ejemplo: yo tengo una empresa, salgo en Google y tengo que aguantar que otras (muchas o pocas) empresas salgan en Google por delante de mí… ¿que hacen esas empresas para salir por delante de mí? Pues SEO… vale: y ¿qué pasa si ese SEO se hace ahora no para competir por un puesto publicitario sino para colar como «verdaderas» cuestiones que serían como poco «discutibles»? y hablo de Trump o del tarot… que viene siendo lo mismo.

          Pues que habrá que decir a la gente de Google: oiga… las maniobras que hace mi competencia para salir por delante de mí, vale… pero esto no: esto tienen que arreglarlo; como dicen que hacen desde 2004 aunque en realidad sólo lo hagan a medias.

  • #011
    Jose Antonio Garcia - 25 noviembre 2016 - 12:30

    Hay una cosa que odio en los comentarios en general y es el «uso de lugares comunes» que es una muestra más del pensamiento mediocre, el simplismo cum laude.

    No conocía el término «filter bubble», pero si el fenómeno, otra versión de la cursilada tan en boga: «si haces siempre lo mismo y tendrás los mismos resultados» Pero porque lo diga un cursi o un necio, no deja de ser cierto,,, a veces el mensaje pierde credibilidad por el «concepto negativo» que tenemos de la persona no por el hecho de lo que está diciendo.
    Otro fenómeno que seguro que tiene una entrada en wikipedia con nombre rimbobante

    Lo ilustro con un ejemplo los escalones del éxito de un tipo, que solo oirle hablar da grima, le escuchas y suena de fondo la melodía de la flauta, pungi mientras tú sales del cesto cual cobra hipnotizada, lees lo que pone, indagas su método y que hay detrás ¿la nueva economía digital? artificio, marketing y seudo enseñanza a precio de oro. Luego somos nosotros los mortales los que no confiamos en la peligrosa química de la web y los trepadigitales…

  • #012
    JOSE ANTONIO GAES - 25 noviembre 2016 - 13:14

    Creo que tu reflexión incluye también una «mezcla peligrosa» en la analogía entre la química y su potencial reacción explosiva y el proceso social que analizas.

    Echo en falta la constatación, seguramente por evidente, de que ninguno de esos «componentes» ha surgido por generación espontánea. Admito sin reservas que todos pueden ser individualmente beneficiosos, pero no podemos obviar que todos ellos son el resultado de un sin fin de «diseños conscientes» por parte de las compañias protagronistas de esta nueva economía, con un exito y un potencial económico inconcebible a priori.

    Y es ese potencial económico, y por tanto social, el que, en mi humilde opinión, nos sitúa para siempre en un territorio irremediablemente ignoto. Siento que el proceso social que nos ha traido hasta aquí, se está haciendo añicos en una inabarcable larga cola y que, al mismo tiempo, mediante algoritmos, machine learning o A.I. se va recomponiendo con reglas y dimensiones ajenas a cualquier medida humana y cuya comprensión es imposible para la inmensa mayoría de los que participamos en él.

    Por eso me ha resultado chocante la comparación con la química y sus reacciones. Quién nos diera una tabla periódica!!

  • #013
    Esteban - 25 noviembre 2016 - 15:25

    En un chiste gráfico que leí hace tiempo, una persona le llamaba la atención a otra: «oye, eso que tienes forrado en periódico es mío». El otro le contesta: ¿pero tú te crees todo lo que viene en los periódicos?».

    O algo así.

    Quiero decir que esa frase ya era un chascarrillo hace tiempo. También contaba Robert Redford con la película «Quiz Show» que cuando se descubrió que el más famoso programa de preguntas y respuestas de la televisión estaba amañado, la gente perdió la inocencia con respecto a ese medio. Y la verdad es que mi madre siempre pregunta incrédula «¿y de verdad que dan todo ese dinero?».

    Quizás estos sucesos ayuden a perder la inocencia sobre Internet. Que, ya ves, igual sirve para convocar el 15M que para entronizar a Trump. Y probablemente basado en el mismo pobre espíritu crítico.

  • #014
    José Enrique - 26 noviembre 2016 - 00:08

    Lo criticable no es la plataforma en sí. Google y facebook son lo que son. ¿Cuanto tiempo hace que no aparece nada que valga la pena en tu timeline o en la SERP?

    Facebook tiene la excusa de que lo que sale es lo más «relevante» de entre las gilipoyeces que publican tus «amigos»; en mi caso, familia, padres de los compañeros de mis hijos, colegas del coworking y algún amigo o conocido de ver el fútol.

    Google ni eso… entonces ¿por qué? ¿qué es lo que pasa?

    Pues que si analizamos el modelo de negocio de ambos (vender publicidad) tiene que ser muy «difícil» que algo aparezca en el timeline o en los resultados de búsqueda si no es pagando.

    Y esa dificultad depende del SEO (en el caso de Google) y del control de EdgeRank (en facebook) que cuentan con estrategias «white» y «black» hat. Las «white» son las que no funcionan.

    El clickbait es una estrategia blackhat sobre el edgerank que siempre funcionó. Para facebook tiene que ser muy fácil de controlar pero prefieren no controlarla… se conforman con que sea «cara».

    Google tiene su «surtido»: desde granjas de enlaces hasta bots de todo tipo que andan haciendo clicks a mansalva.

    ¿Qué ocurre cuando una estrategia Black NFO o SEO se usa para un objetivo fuera del límite? Digamos… favorecer difusión de grupos ultras, terroristas, venta de drogas, fármacos o lo que se te ocurra…

    Pues que hay que decirles: señores… tienen ustedes que controlar esto. ¿Censura? no lo creo…

    No es que analicen lo que proponen en busca de la «verdad»… es que eviten que los que publican salvajadas no puedan lograr la relevancia que logran gracias a estas prácticas; que sí, todos dicen que combaten abiertamente.

    Pero yo hoy descubro la cura del cáncer, lo pongo en un blog y no se entera ni Dios… Tengo que publicarlo en Science; y no era esto lo que pretendíamos, ¿verdad?

  • #015
    Luis Hernández - 26 noviembre 2016 - 09:25

    Yo creo que hay otro factor que se pasa por alto y que no es nada desdeñable a la hora de entender porque ciertas noticias toman relevancia: la superabundancia de información implica dedicar cada vez menos tiempo a cada noticia.
    Así por ejemplo entramos en Instagram y vemos en un instante docenas de fotografías increíbles. En la era analógica hubiera sido difícil encontrarnos con tres o cuatro de ellas en una misma publicación, y a buen seguro les habríamos dedicado un buen rato para apreciarlas. Ahora no hay tiempo para eso, si nos detenemos en una determinada, no tendremos tiempo para ver más…
    Y siempre queremos más. Más noticias, más fotografías, más vídeos… y cada vez más breves para poder «abarcarlo todo» sin darnos tiempo a apreciar, a contrastar a reflexionar. «Like» y al siguiente. Cientos, miles de likes intrascendentes que unidos hacen un océano de recomendaciones absurdas basadas en un impacto instantáneo con un ínfimo valor crítico. ¿No os parece?.

  • #016
    DANN ELIO - 26 noviembre 2016 - 10:06

    Hace ya unos años, sería aquello por el 2007 o así..entrábamos en este blog, y comentábamos de forma totalmente libre en este blog, y sin necesidad de moderación alguna. Los mensajes nos eran publicados sin necesidad de moderación alguna. Había libertad y buen rollo, y todo el mundo se autocontrolaba más o menos a la hora de comentar. Funcionó hasta que unos hijos de su madre de trolls entraron al blog y se pasaron 20 pueblos suplantando identidades..manipulando comentarios y haciéndonos creer incluso en conversaciones que nunca habían existido. Enrique tuvo que tomar medidas, completamente justificadas, y pasar todos nuestros comentarios por moderación :-(

    A raíz de esa desagradable experiencia, supimos que esa variante de troleo la llevaban a cabo unos prendas conocidos en el argot como «astroturfers». Y ya se alertó en este mismo blog..de posibles usos maliciosos de la reconducción de opiniones en RRSS…

    Lo que no se esperaba nadie..casi 10 años después..es que asistiríamos a una «reconducción» tan fuerte de las corrientes de opinión como la que se ha experimentado el 8 de noviembre… y con unas consecuencias tan alucinantes que han dejado a todos los líderes políticos internacionales pensando para sus adentros:

    «Me quiero seguir llevando bien con los EEUU..como siempre..pero joder..menudo personaje que me han puesto como interlocutor..este tío no se entera de nada…»La rubia» no es que fuera ninguna maravilla..pero caray…con «el rubio» va a ser todo mucho más difícil»
    ¿ Dónde demonios habrá conseguido tanto respaldo ??

    NOTA adicional: :-) :-) Afortunadamente..van a estrenar una peli que lo explica todo titulada:
    BIENVENIDO AL ASTROTURFING, MR. «FACE»
    * Solo en cines *
    ( xq que si se estrena simultáneamente en la Red, al «tito Don» no le gustará. Lo que
    se hace en Estados Unidos, se queda en Estados Unidos… :-) ;-) :-) :-)

  • #017
    Catalina Espino - 26 noviembre 2016 - 11:45

    El problema de Internet es la credulidad de muchos usuarios: la solución fomentar el sentido crítico. El gran problema esa corriente de «pensamiento único» de lo «políticamente correcto» que parece querer quedarse con todo.

  • #018
    mhyst - 26 noviembre 2016 - 22:05

    Internet no es el problema. Hay más herramientas que nunca para verificar la información.

    El problema lo ven cada vez con más pavor los estados, que de repente no pueden colar lo que quieran en los medios generalistas y que la gente se lo crea como antes. Y entonces empiezan a decir que hay que regular Internet.

    Porque claro, hoy en día no se entiende un estado que no controle los medios de comunicación. Pero eso es una concepción equívoca. El estado ideal debe estar al servicio de los ciudadanos y no hay cosa que mejor sirva al ciudadano que una prensa libre e independiente. Al no darse esto, el ser humano tiende a informarse de donde puede, igual que las plantas buscan el sol . Nadie me puede disuadir de que el que la gente esté informada es negativo. Claro que siempre será negativo para algunos. Para los que persiguen sus propios intereses en contra del bien general. Ya lo decía Marx:

    «El Estado no es el reino de la razón, sino de la fuerza; no es el reino del bien común, sino del interés parcial; no tiene como fin el bienestar de todos, sino de los que detentan el poder.»

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