La tragedia y los comunes: el caso de los quioscos de conectividad en Nueva York

IMAGE: The Payphone ProjectSidewalk Labs, la compañía que llenó Nueva York de quioscos con acceso a internet de alta velocidad, WiFi, puntos de recarga para dispositivos y una gran pantalla desde la que acceder a la red, se ha visto obligada a suspender ese acceso. La razón es el uso que de estos quioscos estaban haciendo fundamentalmente personas sin hogar que, ante la posibilidad de acceder a contenidos de todo tipo – incluso pornografía, o música a volumen elevado a horas inadecuadas – se instalaban con todos sus enseres al lado de los quioscos y prácticamente monopolizaban su uso, generando incluso algunos incidentes.

La cuestión no deja de ser un ejemplo de diccionario de la llamada tragedia de los comunes: una situación en la cual varios individuos, motivados solo por el interés personal y actuando independiente pero racionalmente, terminan por destruir un recurso compartido limitado (el común) aunque a ninguno de ellos, ya sea como individuos o en conjunto, les convenga que tal destrucción suceda.

La decisión de instalar los puntos de acceso como forma de modernizar unas anticuadas cabinas telefónicas que cada vez tenían menos sentido se tomó, en parte, como una medida de inclusión: para poder ofrecer acceso a algo tan importante como la conectividad a ciudadanos que lo pudiesen necesitar en un momento dado. Se trataba de hacer un planteamiento amplio, de ofrecer un recurso a quien no lo tiene disponible, bien sea de manera meramente coyuntural («se me ha acabado la batería» o «he salido de casa sin el móvil) o de manera estructural («no puedo pagar una conexión» o «no tengo casa»). Y de hecho, el atractivo del proyecto para el alcalde demócrata de la ciudad, Bill de Blasio, estaba en gran medida en su capacidad para la inclusión, para romper el llamado digital divide, las diferencias entre conectados y no conectados. Sin embargo, parece evidente que una cosa es proporcionar un recurso puntual, y otra muy diferente montarse un salón al aire libre con música y televisión, convirtiendo el punto de acceso en un lugar que no solo genera problemas de imagen, sino posiblemente también de seguridad: ¿qué hacer cuando infinidad de ciudadanos comienzan a compartir en redes sociales imágenes de puntos de acceso convertidos en improvisadas salas de estar? ¿Están esas infraestructuras realmente ofreciendo conectividad a los desconectados, o están sirviendo para otra serie de cosas diferentes y que, de alguna manera, no estaban en el programa? En el contexto de la dura vida de una persona en las calles, ese momento de entretenimiento que molesta a algunos es una especie de oasis, un respiro, una evasión. Pero obviamente, no es el uso para el que estaba entendido la infraestructura, y termina por convertirse en un problema.

Desde la instalación de los quioscos, la actitud de la policía de la ciudad había sido tolerante: reconvenir a quien no tiene nada que perder es una tarea complicada, y hacerlo precisamente con los que más pueden necesitar una infraestructura así no parecía una actitud que fuese a generar un buen punto de partida. Pero las sucesivas protestas de ciudadanos que ven el punto de acceso de su calle monopolizado por indigentes, por mucha conciencia social con la que se intente sazonar la cuestión, han determinado un curso de acción que, desgraciadamente, resulta ser el peor: ante los conflictos que genera el recurso compartido… eliminamos el recurso. Como comentan en Business Intelligence, «this is why New Yorkers can’t have nice things.»

La actitud de la compañía, comunicada en su página, es clara:

«We also know that some users have been monopolizing the Link tablets and using them inappropriately, preventing others from being able to use them while frustrating the residents and businesses around them. The kiosks were never intended for anyone’s extended, personal use and we want to ensure that Links are accessible and a welcome addition to New York City neighborhoods.»

(«También sabemos que algunos usuarios han monopolizado nuestros quioscos y los han utilizado de manera inapropiada, evitando que otros pudiesen usarlos y convirtiéndose en una frustración tanto para los residentes como para los negocios que los rodean. Los quioscos nunca fueron diseñados para el uso personal y prolongado de nadie, y queremos asegurar de que son accesibles y bienvenidos en la ciudad de Nueva York.»)

¿Cómo ofrecer un elemento como este para su uso, sin que se convierta en objeto de abuso? La ingeniería social es una ciencia compleja. Pocos realmente esperan que la eliminación de la función de navegación se prolongue en el tiempo, y más bien se ve como una medida temporal mientras se rediseñan las características del servicio para evitar esos patrones de utilización, posiblemente añadiendo una caducidad a las sesiones o introduciendo otros elementos que dificulten un uso prolongado. Pero por el momento, el ejemplo de Nueva York queda como aviso a navegantes: aunque parezca una buena idea, y sin duda en este caso lo es, no siempre es sencillo evitar problemas en su puesta en marcha. ¿Problemas derivados de la tecnología? No, problemas derivados de la naturaleza humana.

 

 

This article is also available in English in my Medium page, “The tragedy of the commons: the case of connectivity booths in New York«

 

20 comentarios

  • #001
    Jose Antonio Garcia - 15 septiembre 2016 - 18:23

    Corrígeme si me equivoco, pero la situación es que la ciudad de NY saca un concurso público, y es adjudicataria de la renovación de 7000 cabinas una empresa que es del grupo de Google. El ayuntamiento de NY no paga un duro, ya que el proyecto se financia por anuncios (me imagino que por un determinado periodo de años) y ahora Sidewalk Labs(google) dice que se hace mal uso del Wifi y que lo van a cortar por las molestias evidentes generadas.

    Bueno. Pues no me acabo de creer que sea solo por eso, habrán visto que no consiguen anunciantes, y el proyecto es un gran agujero

    Antes de cortar el servicio existen soluciones técnicas para evitar el mal uso, sin ir más lejos se me ocurre un portal cautivo y que las páginas abiertas estén limitadas, y luego se pueden crear usuarios VIP que pagando puedan acceder a más servicios.

    ¿Sabes si el ayuntamiento está de acuerdo en el corte del Wifi? ¿ Si es unilateral, no es incumplimiento de contrato?

    En uno de los links dice «LinkNYC says that it’s working with city officials to come up with potential solutions, like time limits, so that it can allow users to browse the web once more»

    Parece el típico contrato que te alegras que gane la competencia…

    • Enrique Dans - 15 septiembre 2016 - 19:40

      No, según tengo entendido es al revés. Sidewalk Labs es obligada por el ayuntamiento a solucionar el tema de los homeless debido a las protestas de los ciudadanos y a la mala imagen que se generaba, y lo único que pueden hacer a corto plazo es cerrar la navegación. A medio plazo harán otras cosas, por lo visto…

      • Jose Antonio Garcia - 15 septiembre 2016 - 20:01

        Seguro que en la letra pequeña del contrato son responsables del buen uso y acciones correctoras necesarias… Que buena es la ley de transparencia americana, El contrato y un pequeño resumen:

        The winning proposal will provide for the installation, operation, and maintenance of up to 10,000 public communication points distributed across the five boroughs. These structures will replace and supplement the roughly 7,300 current public payphone installations across New York City. New structures will be funded primarily through the sale of digital advertising in commercial corridors and must be deployed within four years. The franchise will produce $17.5 million in guaranteed annual revenue for the City of New York through the end of the franchise in June 2026.
        http://www1.nyc.gov/site/doitt/business/linknyc-franchises.page

  • #004
    Javier - 15 septiembre 2016 - 18:31

    Sí. Qué incívico ese muerto de hambre que acapara el agua de ese surtidor público impidiéndome a mí que la use para limpiar el parabrisas de mi Ferrari.
    Si es que no se puede ser bueno. Qué ingratos estos sin techo. Y qué antiestéticos, o sea. Borjamari

    • Pablo Segundo - 18 septiembre 2016 - 01:56

      Efectivamente Enrique confunde mucho el marco de «la tragedia de los comunes».

      No hay ningún dato, en ninguno de los links, de «destrucción del recurso limitado común», ni en el sentido de destrucción física ni de que otra gente no consiga una terminal de internet, hay 400 de prueba en Manhattan.

      De lo que hablan es de que algunos vagabundos o sinhogar se montan su salón junto a ellos para simplemente VIVIR, ni respiro ni evasión «de la dura vida de una persona EN LAS calles»

      (¿no somos todos personas «en las» calles? Apuesto a que hace tiempo que Enrique no habla con un «en las calles» y no tenía el término a mano).

      Claramente las noticias apuntan a que ese es el PROBLEMA. El del uso del espacio público, que también es un común y muy especial. El tener en el espacio público a gente usándolo como lugar privado, y además esa gente, pobre, sin modales y sobretodo gente sin un salón, sin casa.

      Además Sidewalk Labs lo dice bien claro:
      – «[estamos trabajando] para evitar que CUALQUIERA de los Links sea monopolizado»
      http://nypost.com/2016/08/29/wi-fi-kiosks-have-become-living-rooms-for-vagrants/

      – «y queremos asegurarnos que los Links son accesibles y un añadido bienvenido en los barrios»
      https://www.link.nyc/service-update.html

      Es decir que no quieren, obviamente, que haya molestias importantes a los comerciantes y habitantes del barrio con casa y salón, y quieren evitar que cualquiera de los «Link tablets» sean usados de forma prolongada.

      Entonces más bien, de lo que debería hablar Enrique es de que la tecnología puede cambiar el uso posible de las calles, o de que no todos los usuarios son iguales, de que muchas veces hay un «social divide» antes que un «digital divide». O de que los planificadores, desarrolladores y escritores de blogs tienen poca experiencia personal o interés en la gente «en las» calles.

      Y por el lado técnico, la «tragedia de los comunes», que clarísimamente Enrique enmarca fatal con este caso, no parece que sea aplicable cuando «los comuneros» pertenencen a clases totalmente diferentes. Pues ¿cuál es «el recurso» para un comerciante o habitante de Manhattan y cómo ve «el recurso» un sinhogar? ¿cómo comparar la cantidad de «veces que no le he podido decir a menganito que llego tarde y me he dejado el móvil en casa» y la cantidad de «tardes en las que tengo esa cosa que llaman internet donde está la mitad de la diversión, el conocimiento, la información práctica y la conexión humana»?

      Yo personalmente creo que a todos los directivos, trabajadores intelectuales, y demás élite de Manhattan, de Pozuelo de Alarcón y de Madrid les vendría muy bien que el Ayuntamiento o City Hall instalase salones transparentes con internet para vagabundos o sinhogar. Quizás les daría una oportunidad de acceso a la sensibilidad, o solo a ver la diferencia o lo desconocido.

  • #006
    menestro - 15 septiembre 2016 - 19:40

    Enrique, la tragedia de los comunes habla de cuando es la mayoría quien utiliza un bien común en detrimento del interés general. No de cuando un bien limitado es acaparado por personas necesitadas.

    Hay una diferencia bastante grande. Igual sucedería con un recurso limitado al que no tienen acceso las personas privadas de agua en su domicilio, por ejemplo un pozo de agua publico, que sufre una demanda inesperada por su escasez.

    Son cosas muy diferentes. En rigor matemático y lógico.

    (En este caso, no se produce un equilibrio de Nash)

    Si el despliegue de ese recurso está bien planificado, abastece la demanda. Si por el contrario, se entorpece el acceso (sólo una persona por turno), se convierte en un problema de abastecimiento.

    Es lo bueno de una educación matemático-lógica. Que la mirada de un problema, deja de convertirse en una metáfora filosófica o moral y la perspectiva cambia, sin necesidad de torcer mucho el cuello.

    Es un buen ejemplo de como la mala planificación de un recurso nos puede conducir a una situación de escasez artificial, similar a la descrita en la Paradoja de Braess.

    En este caso, no existe un comportamiento ‘no cooperativo’ ya que el bien, internet, no se agota, sino que se produce una saturación de la demanda de acceso a ese recurso por necesidad.

    Que esas personas de ‘común’ solo tienen que no poseen acceso a internet, ni una casa. Este problema se basa en la necesidad de los actores de esta paradoja. No en el egoísmo de un bien abundante.

    Paradojas matemáticas, no parábolas morales como ‘filtro’. La tragedia cambia.

    La ignorancia o la ineptitud a la hora de planificar un recurso público suele ser una tragedia de pocos que nos afecta a todos.

    (Cómo la de Oettinger) :-)

    Paradoja de Braess – Inglés

    • Raul SB - 15 septiembre 2016 - 20:34

      Ya voy por tres veces que lo leo a ver si lo pillo….. y que conste que chapó por el comentario.
      Una cosa, de verdad nos vamos a creer que en una ciudad como NY esto no lo imaginó nadie????

      Vaaaaamossssss andaaaaaaaaaa….

      No sería más bien una apuesta política que no escuchó las opiniones de los técnicos de turno? Ejemplos de esta especie de sordera política aquí tenemos a patadas.

  • #008
    Garepubaro - 15 septiembre 2016 - 20:25

    Bueno eso ya se predijo en tantas peliculas y obras de ciencia ficcion como Blade Runner, la gente tenia para tecnologia, autobuses de linea a la Luna y demas, pero no tenia para lo básico, casa comida … mira que lo dijeron veces …

  • #009
    Gorki - 15 septiembre 2016 - 21:14

    Los que tenemos la inmensa suerte de no pertenecer al club de los homeless, tenemos tendencias a inventarnos sus necesidades. Los centros de «acogida» de los sin hogar, no suelen ser deseados por los vagabundos, que se encuentran mas cómodos debajo de un puente, pero en cambio, algo que en principio parecería que no les puede interesar, como es navegar por Internet, es una de sus mayores necesidades. Hay algo que está claro, que los homeless precisan cibercafés gratuitos.

    Otra cosa es que siempre que realizas un negocio, lo haces pensando en un target de lo que será tu clientela, pero con mucha frecuencia tu clientela resulta ser otra cosa que la que esperabas, de ello aparecen sorpresas unas veces gratas y otras incómodas.

    Cuando de esto se habló aquí, yo dije: No llego a ver una gran utilidad. ¿No basta diseñar unas cuantas Apps geoposicionadas para dar toda la información que se precise y conectar con los servicios de emergencia? ¿De veras a estas alturas de la película, la gente de Nueva York necesitas de HotsPot WiFi? Ni que fuera la Habana

    Rectifico, pensaba en gente como yo, con un hogar y un móvil, se me olvido que en cualquier gran ciudad hay personas sin esas dos cosas. Claro que tampoco suelen votar, por lo que a los alcaldes les traen absolutamente sin cuidado.

    • acerswap - 16 septiembre 2016 - 14:29

      Hace tiempo lei que muchos de los sin techo hacen uso de las tecnologias moviles para informarse sobre entornos de acogida, trabajos eventuales de baja especializacion y demas recursos.

      Sobre los centros de acogida, hay muchos motivos por los que no acuden a ellos, desde robos, peleas o tener que convivir con gente con enfermedades mentales.

  • #011
    Jesús - 15 septiembre 2016 - 21:19

    Se me ocurre que podría utilizarse el DNI o lo que tengan allí, que imagino que tendrá un chip. Con esto identificas un usuario único y ahora aplicas un criterio de uso/bloqueo razonable.

    Claro, saldría el tema de que si van trazando nuestra ubicación y nos espían etc etc, pero pensando en positivo y bien implementado, podría ser la solución.

  • #012
    xaquin - 15 septiembre 2016 - 23:49

    A muy interesantes reflexiones llevan entrada y comentarios. La cosa se complica ya que los «sincasa» están actuando no como pastores sino como «okupas de los pastizales»… y, además, no olvidemos que todos llevamos un ADN okupa.

    Es muy recomendable hacer clik en la tragedia de los comunes que nos indica el autor. Y luego desparramarse mentalmente pensando en el bien común llamado Tierra (o alimento, libertad…).

  • #013
    Sabino - 16 septiembre 2016 - 08:46

    Este artículo me ha traido a la cabeza un capitulo de Angel Santos Guerra en el Arca de Noé

    https://books.google.es/books?id=SKjPBQAAQBAJ&pg=PT170&lpg=PT170&dq=santos+guerra+el+arca+de+noe+%C2%BFPara+que+es+el+cubilete+amarillo?&source=bl&ots=lqyrbXw-N9&sig=PulhpIq2YYadUNGlDDIunfenOAw&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiesujWpJPPAhWGXRoKHbEKAjgQ6AEIHDAA#v=onepage&q=santos%20guerra%20el%20arca%20de%20noe%20%C2%BFPara%20que%20es%20el%20cubilete%20amarillo%3F&f=false

  • #014
    Germán - 16 septiembre 2016 - 09:04

    Me gusta mucho este comentario:

    «una situación en la cual varios individuos, motivados solo por el interés personal y actuando independiente pero racionalmente, terminan por destruir un recurso compartido limitado (el común) aunque a ninguno de ellos, ya sea como individuos o en conjunto, les convenga que tal destrucción suceda.»

    Me hace acordar del cambio climatico, la explotación laboral, y un largo etc… Me parece que los homeless lo único que están haciendo es ejercer su derecho a hacer lo mismo que hacen muchas corporaciones…

  • #015
    Aika - 16 septiembre 2016 - 10:11

    cita (E.Dans):
    «¿Problemas derivados de la tecnología? No, problemas derivados de la naturaleza humana.»

    Confundir la naturaleza humana con la cultura tiene siempre graves implicaciones en el discurso. Atribuir a un comportamiento cultural, (es decir, dependiente de la historia y los factores sociales y económicos del momento y lugar concretos), a la naturaleza humana, convierte ese estado de cosas en algo natural, inamovible, que no puede ser modificado socialmente dado que se rige por las reglas de la naturaleza.

    En las comunidades humanas hay pocas, muy pocas cosas naturales y las relaciones sociales no están entre ellas.

  • #016
    Luis Hernández - 16 septiembre 2016 - 10:21

    A colación de esta historia me ha venido a la cabeza el proyecto educativo «Agujero en la pared» que llevó a cabo Sugata Mitra en la India y que consistía en instalar un ordenador conectado a Internet en un agujero en la pared junto a barrios marginales.

    Cito:
    ——————————
    La primera sorpresa que se llevó el científico fue ver con qué rapidez niños que nunca habían visto un ordenador empezaban a navegar, en cuestión de pocos minutos. Cuando Mitra les preguntó cómo habían aprendido tantas cosas sobre ordenadores, uno de los chicos le soltó: «¿Y qué es un ordenador?».

    La segunda sorpresa importante fue que, para los niños, el hecho de que los contenidos estuviesen en inglés no representó ningún problema; aprendieron el idioma muy rápido, por lo que el profesor Mitra aumentó la dificultad del experimento. «Dejé enlaces de Internet en el escritorio y durante el primer mes los niños fueron clicando en ellos. Entonces descubrieron Google y ¡a partir de ahí todo empezó a cambiar!». Los chicos empezaron a sacar mejores notas en el colegio, especialmente en matemáticas, inglés y ciencias. «De repente, sabían más que sus profesores sobre temas concretos porque buscaban en Google todas las cosas de las que oían hablar»
    ————————
    Hubiera estado bien haber aprovechado la situación para realizar un estudio sobre la utilización real que los vagabundos han estado haciendo y ver si, añadiendo cierta intencionalidad, puede conseguirse algún tipo de beneficio en la reinserción de esos vagabundos… yo apuesto a que si.

    • Garepubaro - 16 septiembre 2016 - 21:34

      Y de hecho muchos vagabundos o vagamundos, ya lo mire pero se me olvidó cual era la correcta, tienen estudios de informatica y es su salida laboral … http://www.pisitoenmadrid.com/blog/2006/10/cosillas-de-la-informatica/ a seguir fomentando pues …

  • #018
    FERNANDO - 16 septiembre 2016 - 14:36

    Parece de otro mundo tecnológico que los usuarios puedan monopolizar su uso, bastaría que se registren al entra por la cámara del sistema y que luego tengan un maximo de 15 minutos por ejem. y 3 horas antes de su próximo uso. Se ve que el motivo es otro

  • #019
    Guido52 - 22 septiembre 2016 - 20:22

    Cualquiera que viaje por Noruega puede ver esos puestos de fruta que no atiende nadie, donde dejas el dinero en una cajita y te llevas la fruta, sin que nadie se le ocurra llevarse la fruta, la cajita o, incluso, como pasaría en muchos países, la mesa y la sombrilla. No es que la «naturaleza humana» sea allí diferente. Lo que es diferente es la pobreza y la necesidad. Quizá por ello, ciudades como Nueva York, que no prestan tanta atención a eliminar las causas de la indigencia y la desigualdad, no pueden distrutar de esas «nice things».

  • #020
    Antonio - 13 octubre 2016 - 08:58

    ¿Problemas derivados de la tecnología? No, problemas derivados de la naturaleza humana.

    ¿Naturaleza humana?
    Cómo los pobres lo joden todo, ¿no?
    Manda cojones!

    Intentas ponerle un calcetín molón a un miembro gangrenado y no queda bien, y el problema no es la infección, es el mal color del pie.

    «¡Es el capitalismo, estúpidos!»

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