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La Comisión Europea es profundamente retrógrada

Mi columna de esta semana en El Español se titula «El desastre europeo del copyright«, y se une a muchos análisis más que han calificado la absurda Propuesta para una directiva del Parlamento y Consejo europeo sobre el copyright en el mercado único como de auténtico disparate retrógrado, un dislate que en lugar de ponerse como fin intentar evolucionar el concepto de propiedad intelectual, ha decidido anclarse firmemente en el pasado y tratar de defender a toda costa los intereses de determinadas industrias que se niegan a aceptar que el mundo ha cambiado.

No, tratar de controlar a toda costa las noticias para que cualquier conversación que se establezca sobre ellas devengue un pago al medio que las publicó es algo que no tiene ningún sentido. Toda la vida se han comentado las noticias, porque las noticias, de hecho, están para ser comentadas, y los medios, de hecho, buscan activamente su cuota de atención. Hacer responsables a las redes de lo que publican sus usuarios en ellas es absurdo y genera un estado policial, o peor, un estado leguleyo en el que todo lo que se publica tiene que pasar por los ojos de los abogados, una auténtica judicialización constante y agobiante de la conversación. Y ya, en el colmo del desastre, perseguir el enlace, criminalizarlo y considerarlo algo por lo que hay que pagar o que hay que controlar, una estúpida idea que ya se probó absurda, de imposible aplicación y profundamente negativa en España y Alemania, ahora traída de vuelta por la incompetencia de las autoridades europeas.

Lo único que demuestra Jean-Claude Juncker y la Comisión Europea con esta propuesta es cuánto de lejos están de entender la evolución de la sociedad, y cómo de sensibles son a las presiones de determinados lobbies. No, el copyright no puede usarse para proteger a los periódicos ni a nadie: el copyright es algo pensado para proteger la innovación y el progreso, no para restringirlo y ponerle coto. Con la aplicación de una directiva como esta, Europa se convertiría en un auténtico desierto de innovación y progreso, en el que antes de crear nada nuevo hay que pedir permiso. En lugar de comprometerse con una reforma valiente del copyright, la Comisión Europea ha decidido dedicarse únicamente a proteger los viejos modelos de negocio.

Algunos análisis y lecturas interesantes para documentarse sobre la propuesta:

 

 

This article is also available in English in my Medium page, “The great European copyright disaster«

 

Enrique Dans

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Enrique Dans

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