El crowdfunding y la innovación

IMAGE: Christophe Boisson - 123RF

Un interesante artículo en TechCrunch, «Kickstarter is breaking down assumptions about where innovation can occur«, intenta, a partir de un informe de Polygraph, despejar algunas incógnitas de la relación entre el crowdfunding y los ecosistemas innovadores.

Llevo varios años hablando acerca del crowdfunding en mis cursos de innovación, y siempre he hecho énfasis en la misma cuestión: por mucho que los ojos se nos vayan a los grandes proyectos que baten récords y consiguen cambiar su dimensión económica inicial gracias a una campaña exitosa, lo importante del crowdfunding no es el dinero. Si alguien se plantea el crowdfunding como una manera de sustituir formas de financiación de un proyecto como la búsqueda de inversores o el crecimiento mediante ingresos autogenerados, lo normal es que fracase.

Las fórmulas de crowdfunding basadas en la presentación de un producto para que, mediante su pre-compra o esquemas de premio similares, los usuarios ayuden a su puesta en el mercado (reward crowdfunding) no deben ser vistas como una fórmula de financiación, sino como otra cosa. Lo importante de ese tipo de procesos no es el hecho de que proporcionen dinero sin tener que comprometer participación y que lo hagan justo en el momento en que los emprendedores podrían necesitarlo, sino otro tipo de recompensas. Un proyecto de crowdfunding bien planificado puede ofrecerte un auténtico tesoro de datos sobre cómo el mercado ve tu producto, puede ayudarte a refinar sus prestaciones y funcionalidad, a replantear cómo lo presentas, e incluso a darte un plus de visibilidad adicional. De hecho, en los casos de los proyectos que baten records de financiación, el mérito no hay que buscarlo en el crowdfunding como tal, sino precisamente en esos fenómenos de viralización que tienen lugar cuando algunas páginas con visibilidad difunden el proyecto.

El crowdfunding puede aportar muchísimo valor a un proyecto, pero ese valor no es adecuado expresarlo en términos económicos, como lo demuestra su uso corporativo, compañías que recurren a ese canal no porque necesiten dinero, sino porque quieren hacer un estudio de mercado real, con clientes reales que aportan la prueba más veraz que pueden aportar: poner el dinero por adelantado para obtener un producto que les interesa lo suficiente para ello. Y en ocasiones, una búsqueda de visibilidad gracias al patrullaje constante que algunos medios llevan a cabo sobre las páginas de los sitios populares de crowdfunding, en busca de proyectos interesantes o con éxito temprano. Y no es poco: en términos de innovación, la sensibilidad del mercado y la visibilidad pueden ser aportes valiosísimos.

He visto numerosos proyectos y emprendedores deslumbrados por el dinero que podían obtener en un hipotético crowdfunding, y en todos los casos, estaban confundiendo el objetivo. Aunque quede frívolo decirlo cuando en ocasiones hablamos de cantidades millonarias, lo importante en un proyecto de crowdfunding no es el dinero. Lo que obtengas en el proceso tendrás que dedicarlo fundamentalmente en la fabricación del producto que te han pre-comprado, y cuando termines de enviar los productos, si lo consigues – generalmente las fechas de entrega se prolongan más de lo esperado – te encontrarás, en muchos casos, agotado. Y si bien el hecho de haber sido capaz de sacar adelante un proyecto de crowdfunding de manera exitosa puede servirte como carta de presentación con algunos inversores, tendrás que plantearte la negociación con ellos como una fase completamente diferente en el desarrollo de tu compañía. El crowdfunding no habrá actuado como un sustitutivo para la financiación del proyecto, y lo más valioso que podrás haber extraído de él, si lo hiciste bien, será una buena sensibilidad del mercado, posiblemente una comunidad de usuarios interesante, algo de visibilidad fugaz y la experiencia implicada en la puesta en marcha. No el dinero. El dinero que obtengas en crowdfunding nunca será determinante para el futuro de tu compañía, lo será lo que puedas hacer para obtener financiación mediante otras vías.

 

 

This article is also available in English in my Medium page, “Crowdfunding and innovation«

 

11 comentarios

  • #001
    Jose Antonio Garcia - 21 septiembre 2016 - 12:16

    Crowdfunding, nuevo nombre mismo morro, ¿Llámame tonto y dame pan?

    Llámame cliente y dame el producto, y déjate de tonterías… me da igual que te quieras financiar o quieras hacer un estudio de mercado a mi costa…

  • #002
    Garepubaro - 21 septiembre 2016 - 15:41

    Pues sé de gente que se embarco en una «startup» que para iniciar hace un «crowfunding» entre los amigos, rellenar la cosa de productos y quedan a la espera de «revenues» para posteriormente hacer el balance entre «assets» y «profits» haber si se puede pensar en «growth and expansion» aqui la tipica imagen del tinglado tipico a que se refiere todo esto para que os hagais una idea rápida; https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRsIkA-Zym9G1RjzJUl_um67a09PHUiwgDNu5IUoOlAXT7PQGzj

  • #003
    Gorki - 21 septiembre 2016 - 15:54

    No todos los productos son adecuados para ofrecerlos por crowdfunding .

    1) Han de ser novedosos, si algo semejantes ya existe en el mercado, ¿para qué vamos a esperar medio año para que nos los manden?, Sólo eso compensa las molestias y riesgos que se corren.

    2) Han de ser productos que deseemos que lleguen a buen término. Es decir que creamos que es bueno que esos productos lleguen al mercado y por ello ayudemos a que lo consigan, Son adecuado productos/servicios, culturales ( libros de arte, de poesía,… ), deseados por grupos ideológicos , (ecológicos, sindicatos, maker, «modernos», religiosos, de cierto status socia,…).

    3) Ayuda que atraigan a los «early adopter», amantes de las novedades, porque ellos van a querer ser «apostoles» del producto/servicio, en tanto este sea desconocido del gran público. Ese plus de «novedad para entendidos», es tan importante como los descuentos que puedan conseguir.

    • Miguel Durán - 21 septiembre 2016 - 18:44

      El punto 1 no siempre se cumple. Un ejemplo son las recreaciones de ordenador y consolas obsoletos.
      Pese a que SEGA tiene licenciado a AtGames sus productos de 8 y 16 bits y esta presenta regularmente el mismo producto con diferentes pelajes (consolas de mano tipo GBA con los grandes éxitos o consolas que aceptan los viejos cartuchos Megadrive) tengo controlados otros 10 alternativos que si añaden algo demandado: poder usar una SD para no jugarte la integridad de unos cartuchos que ya rozan los 30 años y en algunos casos tiene precios de quitar el hipo o más rareza que un cancerbero verde.
      Otro buen ejemplo esta en el.mundillo del Sinclair Spectrum. El año pasado en el stand de la AUIC en Parla Bytes tuvimos tres contendientes por ese mercado, dos de ellos nacidos del crowfonding, pero con diferentes enfoques. El muy comercial Recreated Spectrum de Élite (un teclado bluetooth fiel reproducción del gomas de 48 KB Unido a un emulador para Android/IOS) el ZX Vega (una consola de enchufar a la tele y listo, que recurrió a crowfonding para reunir el capital para la puesta en.marcha; el que.mas cuidó el detalle al recabar los.permisos de la mayoría de los programadores para Spectrum) y el ZX Uno (una placa con FPGA simiral a una Raspberry Pi, fruto de crowfonding entre los.muuy fans del Spectrum).
      El Élite se fue al carajo al poco, el Vega, pese a dificultades internas va a por su segunda generación , y el Uno está siendo ahora recibido por los financiadores( hubo placas antes para los que lo respaldaron desde el primer día.
      Pese a poder parecer competir por un mismo mercado, el Uno va hacia los.mas puristas y amantes del cacharro (tenemos un proyecto para reconstruir un viejo Sinclair PC 200 y Gracias al uno dotarlo de la compatibilidad Spectrum que Amstrad rumoreó pero nunca implemento), mientras que el Vega es más para el casual gamer que quiere recordar con su hijo sus años mozos sin pasar por el calvario de andar buscando el Jet Set Willy o los Army Moves….
      El que haya un producto en e mercado no significa que cubra todos sud nichos.

      • Gorki - 21 septiembre 2016 - 22:25

        Si, he de reconocer que las recreaciones de ordenador y consolas obsoletos y los teclado para Spectrum, no son nada novedoso, vas a Mediamarkt y encuentras de todos ellos, lineales completos donde elegir modelo.

  • #006
    Juan Navidad - 21 septiembre 2016 - 19:30

    Lo primero, Enrique, te agradezco que hayas abierto este tema, como te propuse en uno de los comentarios hace no tanto tiempo. Y lo hago porque creo que es una de las herramientas fundamentales para emprendedores/as, pero que normalmente no lo hacen bien, al menos en España.

    Yo a este proceso lo llamo «contraecología», porque la venta global de productos financiados mediante venta colectiva consigue salvar proyectos y empleo local de tipo ético y así se puede pasar a una economía de ventas locales de esos o de otros productos innovadores.

    Sobre el palabro «crowdfunding», lo primero, existe el concepto «financiación colectiva» y la idea es bastante antigua. Ya se utilizaba mucho hace décadas para por ejemplo financiar el lanzamiento de discos. Uno de los más llamativos fue uno de los primeros del grupo Extremoduro, que hace casi treinta años «vendía» futuros ejemplares de un disco inexistente que querían publicar y cuando se reunión el capital suficiente pudieron lanzarlo.

    Hoy en España la financiación colectiva en portales locales es interese para pequeñas iniciativas culturales: discos, cortos, documentales, etc. Pero en Estados Unidos lo están haciendo mucho mejor las empresas más innovadoras de países del Este de Europa especialmente que le han cogido el «truquillo» a los portales globales donde lanzan sus productos a los «primeros adoptantes» que difunden así sus cualidades a otros potenciales compradores/as de todo el mundo.

    Si en España aprendiéramos a funcionar igual, se crearían muchas empresas y empleo. Te doy la razón en que no se trata del dinero que se puede obtener, sino que el objetivo es llegar al público potencial, que suele ser global y también de abrir redes a partir de ese impacto publicitario obtenido.

    • Emilio Martín - 23 septiembre 2016 - 12:42

      Totalmente de acuerdo, el crowdfunding no es sólo cuestión de dinero. Y lo digo con conocimiento de causa. Sobre todo, esto se refleja en proyectos no enfocados a la preventa. Aunque no es el caso del artículo.

      En cambio, discrepo en tu discurso sobre el palabro. En primer lugar, no toda financiación colectiva es crowdfunding. Tampoco es crowdfunding la iniciativa que lanzó Extremoduro, o con mucha mayor anterioridad, la financiación del pedestal de la Estatua de la Libertad o la finalización de las obras de la Torre Eiffel, o incluso la peseta que Lola Flores (en paz descanse) nos solicitaba a todos los españoles para saldar sus deudas. En todos estos ejemplos falta un componente fundamental. El crowdfunding no existiría si no fuera por la tecnología que se usa como vía, es decir, internet. Llámalo financiación colectiva o cuestación popular o financiación en masa pero no crowdfunding.

      Ni tan siquiera, la acepción que la RAE propone, micromecenazgo, sería la más adecuada. ¿Por qué micro? ni los mecenas son pequeños, ni las aportaciones tienen que ser pequeñas, ni tampoco los proyectos deben ser pequeños.

      Así que, hasta que nuestro idioma adopte el nombre más adecuado a esta modelo de financiación, se seguirá llamando crowdfunding.

      Buen artículo Enrique.

      Nota: Obsérvese que, y como hace Enrique Dans en su post, crowdfunding siempre va en letra cursiva. RAE: Los extranjerismos y latinismos crudos (no adaptados) deben escribirse en cursiva.

      • Juan Navidad - 23 septiembre 2016 - 14:09

        Lamento contradecirte, pero el «crowdfunding» no tiene nada de especial, es un tipo de financiación colectiva que utiliza las herramientas actuales (internet). Hasta la Fundación del Español Urgente ha recomendado el uso de alguna de las alternativas ya existentes en español.

        http://www.elcomercio.es/agencias/20130531/mas-actualidad/cultura/fundeu-bbva-financiacion-colectiva-mejor_201305311138.html

        Si finalmente algún día se incluye ese extranjerismo en nuestro diccionario será porque la gente se deja llevar por la deriva de usar términos en inglés que ya existen en español. Los medios de comunicación y los expertos como Enrique podrían hacer mucho por educar a la gente para que no sea así. Que sea una batalla perdida no implica que yo vaya a rendirme.

        Saludos,
        JN

        • Emilio Martín - 23 septiembre 2016 - 18:51

          Lo siento, pero confundes conceptos.

          Como bien dices, la financiación colectiva ha existido, existe y existirá siempre pero, el crowdfunding no es un tipo de financiación colectiva. El crowdfunding es una herramienta de ayuda en ese proceso de financiación colectiva.

          Por lo tanto, lo que tenemos que hacer, es buscar una palabra adecuada en nuestro idioma para denominar esta herramienta y, mientras tanto, a pesar de que a mi no me gusta, tendremos que utilizar crowdfunding (en cursiva).

          Al fin y al cabo, mientras proyectos emprendedores sigan saliendo adelante gracias a este mecanismo, esta discusión no tiene ninguna importancia ya que es sólo un problema de nomenclatura.

          Por cierto, y como anécdota, es curioso que enlaces a una noticia de fundéu BBVA hablando de crowdfunding cuando el mismo BBVA ha cerrado su «plataforma digital de financiación colectiva» hace unos meses ;)

          • Juan Navidad - 23 septiembre 2016 - 21:11

            Erre que erre… Que no, que esa palabra que amas en inglés significa exactamente igual que «financiación colectiva». Tú puedes darle todas las vueltas a la burra que quieras, pero teniendo un portal que se dedica a ello podías tomarte la molestia de pregunta a la gente que sabe.

            Si quieres, puedes seguir utilizando el inglés erróneamente en español y dirás laptop (en cursiva) y win+win, pero estarás dándole vueltas a algo que se te queda grande.

            La Fundación del Español Urgente no es un invento del BBVA (igual que el BBVA o en Santader no inventaron La Liga), es un proyecto anterior y creo que por encima de quien la financie y si el BBVA abre o cierra portales no creo que eso dé o quite validez a un argumento filológico. Pero bueno, de todo esto es como si hablara con una piedra. Sigue hablando en spanglish y disfrutando de ser el «dueño de un sitio de crowdfunding» (en cursiva), que mola que flipas…

  • #011
    juan jose romero crusat - 24 septiembre 2016 - 16:36

    Les hablaré desde mi experiencia lanzando proyectos a través de kickstarter, herramienta que ya utilicé en dos ocasiones: la primera con un gran éxito y la segunda con un doloroso fracaso. Para quien no lo sepa, en estos momentos cada una de las categorías presentes en kickstarter (15) tiene una media de 500 proyectos activos. Sabiendo que el tiempo máximo de duración de una campaña es de 60 días podemos determinar el índice de rotación de las iniciativas y concluir que cada día entran, como mínimo, 145 proyectos nuevos a la plataforma. Kickstarter ofrece un escaparate brutal para algunos: ubicarlos en el apartado «lo nuevo y destacado», algo que provoca una enorme tracción y garantiza una rápida entrada de bakers que condicionan la popularidad futura del proyecto y su consiguiente éxito. Pero lo cierto es que con tantos proyectos entrando al día, son muy pocos (poquísimos !!!!!!) los que merecen esa relevancia, quedando los demás relegados a un foso sin fondo en donde lograr visibilidad es una tarea imposible a menos que se cuente con ingentes cantidades de dinero para gastar en posicionamiento, algo que las startups «comunes» no tienen. En definitiva, en estos momentos el éxito de una campaña en kickstarter ya no depende de lo bueno o malo que sea el proyecto, lamentablemente, sino de una serie de variables internas, desconocidas para el público, que son las que determinan cuáles son las iniciativas que merecen ese tiempo de gloria en la portada y cuáles se van directamente a la fosa común en la que yacen centenares de proyectos. Así nos pasó en ambas iniciativas: la primera arrancó muy bien y la segunda fue imposible de mantener. Finalizo: estoy de acuerdo con que lo más importante que se puede sacar de kickstarter no es el dinero que se busca, sino el negocio que se genera gracias a los intermediarios que ven la iniciativa, pero ahora mismo esa visibilidad ante terceros depende casi exclusivamente de la relevancia interna que la propia plataforma decida dar. Así de simple, así de duro. Un saludo

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