Libertad de expresión e internet: una mezcla muy compleja

Gawker and hateConfieso que me siento incapaz de llegar a conclusiones sólidas en el asunto de la libertad de expresión en internet. Por más que lo analizo y lo intento interpretar a través de años de noticias relacionadas con el tema, no consigo de ninguna manera llegar a una doctrina que pueda abrazar con un mínimo de convicción.

Mi última tormenta cerebral al respecto viene de la lectura de dos artículos, ninguno de los dos perfectos ni mucho menos indiscutibles, pero que sí reflejan puntos de vista relativamente elaborados sobre dos asuntos interesantes: por un lado, el dilema, llevado a la portada de Time, de qué hacer en las redes sociales o en internet en general con el problema de los trolls, del hate speech o de las dinámicas de acoso o abuso, un problema que Twitter lleva experimentando desde hace muchos años. Por otro, el cierre y posterior subasta de Gawker Media, una de las primeras compañías de medios nativos de internet, por obra de un millonario, Peter Thiel, que decidió aplicar sus muy profundos bolsillos a financiar toda campaña que pudiese contribuir a dañar financieramente a la compañía, como parte de una cruzada personal a partir de un artículo que Gawker publicó sobre él en 2007. La venganza, efectivamente, es un plato que se come frío.

En cierto sentido, que una compañía con tantas mentes brillantes como Twitter lleve prácticamente una década luchando con ese mismo tipo de dilemas me hace sentir algo mejor: decididamente, no es un tema sencillo. En las disquisiciones de Twitter al respecto, además, he sido juez y parte: en el año 2008, una acción extremadamente mal planteada por Twitter me demostró que el acoso y el bullying iban a ser un problema importante para la compañía, uno que claramente no sabía cómo solucionar. En aquella ocasión, pude ver perfectamente cómo una cuenta cuya actitud yo consideraba claramente acoso, era jaleada por cientos de personas siguiendo exactamente la misma dinámica y actitudes que tiene lugar con el bullying en los patios de colegio, y cómo las soluciones planteadas por la compañía contribuían a empeorar el problema, no a solucionarlo. Hace ya muchos años que Twitter sabe perfectamente que no hacer nada frente al acoso y el bullying no es una solución, y de hecho, empeora el problema generando una cultura de total impunidad al respecto, que ha llevado a algunos a plantearse abandonar Twitter y que algunos afirman que podría llegar hasta el punto de terminar con una compañía que no está siendo capaz de lidiar con la cuestión, y que parece limitarse a poner tiritas. No, retirar los insultos de la pantalla del insultado no los hace desaparecer.

Que una persona, llevada por su popularidad, su ingenio, su capacidad para la ironía o por sus inquinas personales decida arremeter contra otra por la razón que sea, o sin razón alguna, y se vea rodeado por un coro de babosos que jalean su actitud es algo que hace algunos años decidimos como sociedad que estaba mal. Nótese que utilizo la palabra «algunos», no «muchos»: en el patio de mi colegio, el acoso y el bullying eran algo normal y cotidiano, y la actitud de profesores, del colegio o incluso de los padres era considerarlo «cosas de niños», algo sin ninguna importancia, sobre lo que en rarísimas ocasiones se tomaba medida alguna. Las cosas han cambiado bastante desde entonces: como sociedad, hemos tenido que ver de todo, incluidos suicidios, para que el acoso y el bullying pasasen a ser considerados prácticas censurables contra las que se debe luchar, pero incluso hoy, el problema dista mucho de estar solucionado – aunque personalmente crea que se han hecho grandes progresos y que estamos decididamente mejor que en mis ya lejanos tiempos de colegio. En la red, sin embargo, el acoso y el bullying siguen funcionando exactamente igual que entonces: los bullies son muy parecidos, los babosos que los corean y jalean son idénticos, el daño inflingido es muy, muy similar… y las medidas para tratar de solucionarlo chocan con lo que para mí son interpretaciones completamente erróneas de lo que se considera libertad de expresión.

En el caso de Gawker, mis sentimientos son aún más complejos. No, no me parece adecuado que el mundo se haya convertido en un lugar en el que, si enfadas a un billonario, corras el riesgo de perder tu empresa, tu trabajo o tu página web. Que Peter Thiel termine cerrando Gawker gracias a sus cuasi-ilimitados recursos económicos no otorga al desenlace ninguna legitimidad. Pero por mucho que no simpaticemos con Peter Thiel… ¿preferimos hacerlo con una publicación que tomó la decisión de publicar un artículo sobre una cuestión completamente personal suya, su sexualidad, que debería tener toda la libertad para decidir hacer pública o no? ¿Debe la libertad de expresión proteger a una publicación que hace algo así, que excede claramente los límites de cualquier derecho, bajo el supuesto objetivo de «afflict the comfortable»? Si tu línea editorial consiste en vender lo más posible gracias a publicar lo que te dé la gana, amparado por una interpretación ilimitada de la libertad de expresión, y sin reparar en los posibles daños que puedas ocasionar… ¿no es mejor para la sociedad en su conjunto que te cierren? Sí, lo sé: alegrarme por el cierre de Gawker Media me convertiría automáticamente en una persona muy criticable, que aparentemente querría vivir en un mundo de piruleta, de relaciones públicas y sin ningún tipo de periodismo incisivo, pero ¿estamos seguros de que esa bandera del «periodismo incisivo» y del «si no molestas a alguien es que no has dicho nada interesante» es sostenible? Y peor aún, ¿estamos seguros de querer que lo sea? Si no censuramos a quienes insultan, me temo, estaremos censurando de facto a los insultados: por defender la libertad de expresión de los que insultan, pasamos a perjudicar la liberta de expresión de los que no pueden decir nada sin recibirlos. 

No soy ningún angelito. En ocasiones he publicado cosas que sabía perfectamente que iban a resultar dolorosas para algunas personas. Y cuando lo he hecho, lo he hecho porque he considerado que el cargo o las responsabilidades que ostentaban esas personas justificaba que alguien como yo les exigiese responsabilidades, les afease conductas o les recriminase decisiones. En alguna ocasión, incluso, me han llevado a los tribunales por ello, han tratado de silenciarme y me han ocasionado un perjuicio económico porque a alguien con mucho dinero no le gustaba lo que yo decía, algo que suele calificarse (y no fui el único en hacerlo) como SLAPP, Strategic lawsuit against public participation. Pero sinceramente, no creo que sea una cuestión de cristales, de colores o de interpretaciones de la libertad de expresión: sigo pensando que hablamos de cosas diferentes.

¿Hablamos acaso de «gamas de grises»? ¿Tendemos a ver como inofensivo o a jalear a quien insulta a un poderoso, porque estemos de acuerdo con él, o porque esa persona con poder nos caiga mal o nos genere una malsana envidia? ¿Puede legislarse de una manera coherente sobre algo como la libertad de expresión, sujeta a una subjetividad tan profunda? ¿Qué ocurre con el humor negro, con los chistes de mejor o peor gusto, o con tantas otras manifestaciones capaces de causar sufrimiento a la par que hilaridad? ¿Hay límites? ¿Quién los pone? ¿La ley? ¿La moral, la educación y las buenas costumbres? ¿El sentido común? ¿Todos los anteriores? ¿O ninguno de ellos? Nunca he creído en la censura, condeno sistemáticamente la quema de libros, pero tampoco me parece adecuado que cualquiera pueda andar por el mundo diciendo lo que le dé la gana y sin sufrir ninguna consecuencia por ello. ¿Me convierte eso en un raro?

Creo profundamente en la libertad de expresión. La considero prácticamente una bandera, una causa, algo que vale la pena defender a ultranza. No querría vivir en un país en el que considerase que no existe libertad de expresión. Pero «defender a ultranza» no quiere decir que vaya a defender a los que prostituyen esa bandera para hacer lo que les dé la gana. Creo que libertad de expresión no es lo mismo que «libertad para publicar lo que nos dé la real gana». Creo que si usas la libertad de expresión como «libertad para ser un perfecto imbécil», como «libertad para decir lo que se me pase por la cabeza» o como «libertad para hacer daño gratuitamente», mereces que te echen de los sitios, que te aíslen socialmente, que te multen o que te censuren. Por muy «ingenioso» que seas y por mucha «chispa» que tengas, o por muchos babosos a los que les guste ver como te metes con un poderoso. Creo – profundamente – en la libertad de expresión tanto como no creo en absoluto en el «vale todo».

En muchos sentidos, el problema de Twitter es que ha hecho tan sencillo que cualquiera tenga voz, que ha dado voz a muchos que, sencillamente, no deberían tenerla, que carecen de la responsabilidad mínima que hay que tener para que la sociedad te permita tener voz. Estoy completamente de acuerdo con el artículo de Buzzfeed: con su actitud pasiva, Twitter se ha convertido en un «honeypot for assholes», un imán para gilipollas que nunca deberían tener acceso a una herramienta como esa, y que, una vez demostrado que es así, deberían perder el derecho a utilizarla durante un tiempo suficiente como para que reflexionen sobre su actitud. Es lo que hay, sé perfectamente que muchas personas que conozco y que me aprecian no podrán retwittear esta entrada porque lo fácil es hablar de la libertad de expresión como algo incondicional, universal, como un concepto «sin apellidos», como una verdad absoluta. Pero sinceramente, creo que no es así, ni debe serlo. Y el caso de Gawker Media me parece similar: no simpatizo con Peter Thiel y no me gusta que el dinero lo pueda comprar todo, pero lo siento, tampoco puedo simpatizar con Nick Denton y su «vale todo».

Y aquí lo dejo, que seguro que ya me he granjeado suficientes enemigos hoy.

 

ACTUALIZACIÓN: esta mañana me he desayunado con dos artículos más sobre el tema que me parecen muy recomendables, el de Jeff Jarvis titulado «Sorry, Nick«, y el editorial de Wired titulado «Dear internet: it’s time to fix this mess you made«.

 

This article is also available in English in my Medium page, “Freedom of expression and the internet: a difficult balance«

 

39 comentarios

  • #001
    Carlos - 24 agosto 2016 - 18:06

    Plantear si se debe «cerrar una página» utilizando la fuerza del estado es ponerte a un nivel más bajo todavía. Es utilizar la violencia física contra alguien que solamente utiliza violencia verbal. ¿Defiendes pegar un tiro a alguien que te está insultando? Supongo que no consideras que entra en el supuesto de defensa propia. En el momento en que pides al estado que cierre una página porque no te gusta lo que se dice en ella has caído al nivel más bajo que se puede caer: usar la violencia física contra otras personas.

    Los acosadores existirán únicamente mientras encuentren víctimas. Comentas que «decidimos como sociedad que estaba mal» ciertas actitudes. Si los acosadores prosperan es porque esa sociedad está llena de fariseos e hipócritas que con la boca pequeña protestan porque hay insultos y odio, pero luego miran para otro lado o incluso jalean a los acosadores. Es lo mismo que cuando oigo a la gente quejarse de los políticos pero luego les votan, dándoles legitimidad. En lugar de quejarnos tanto porque no cambia la sociedad, mejor cambiemos nosotros mismos.

    Otra cosa es qué debe hacer el propietario de la plataforma en la que se publican insultos. Deberá ser él quien tome la decisión. Si no toma la decisión adecuada, acabará pagando las consecuencias. Las consecuencias son que la gente que tiene cosas interesantes que decir publicará en otros lugares y esa plataforma acabará convirtiéndose en una ciénaga de insultos y ataques personales.

    • Enrique Dans - 24 agosto 2016 - 20:29

      ¿?? ¿Quién ha pedido al Estado nada? Carlos, ¿estás seguro de estar contestando a esta entrada? ¿O de haberte leído el caso? El Estado no ha cerrado nada, ni nadie se lo ha pedido, ni siquiera se ha planteado en toda la discusión…

      • Carlos - 25 agosto 2016 - 22:22

        Enrique, reconozco que posiblemente disparase demasiado rápido. Pero me gustaría que tengas en cuenta que en cuatro de los comentarios posteriores al mío también se menciona al estado. O esos comentaristas también han leído mal la entrada o consideran, al igual que hice yo, que mencionar la regulación estatal es relevante en este caso.

        Cuando dices «decidimos como sociedad» y mencionas a la «sociedad» repetidas veces, ¿a qué te refieres entonces exactamente? La cuestión de qué se puede considerar aceptable y qué se puede considerar acoso es una cuestión de opinión, y hay tantas opiniones como personas (aunque reconozco que la cultura en la que vivimos nos influye hasta cierto punto). Todos podemos decidir libremente qué páginas visitar y cuáles no, y si tenemos un blog o una plataforma, podemos tener nuestra política de moderación.

  • #004
    menestro - 24 agosto 2016 - 18:12

    Enrique, la desaprobación social o el repudio público es un mecanismo normal y previsible ante conductas que vulneran la norma o el respeto a la sensibilidad común.

    Es parte de nuestra capacidad de establecer límites a la tolerancia de conductas o manifestaciones, que se pueden entender como antisociales, y que pueden lesionar la convivencia.

    No hay más.

    Igual que censuramos un atentado terrorista de forma unánime, o existe la solidaridad con las víctimas de una catástrofe natural, la sociedad, no las redes sociales, reaccionan con repulsa hacia las extralimitaciones o las expresiones «desafortunadas».

    Es un síntoma de una sociedad sana y sin miedo a expresar ese disentimiento.

    De eso, por fortuna, no está a salvo nadie, por carismático que se considere o la posición social que ostente.

    Es una forma que tiene la sociedad de reaccionar ante los dislates de los individuos. Y por, eso las norma social o la etiqueta, no se imponen desde sensibilidades individuales, y la sociedad se beneficia de ese consenso y evoluciona hacia sociedades más equilibradas.

    Nos libera del despotismo, entre otras cosas.

    Y es parte de la educación, saber cuándo se han transgredido los límites que han producido ese rechazo social.

    Así que no. No existe el ‘linchamiento’ en Twitter, sino rechazo social ante salidas de tono, que es común a todas las sociedades.

    Digamos, que existe una probabilidad bastante alta de que la sensibilidad social tenga un criterio más afinado.

    Cuando te equivocas, se reconoce. Y ya está.

    ‘¡Cuán gritan esos malditos!’

    José zorrilla

    By the way,

    A Gawker se lo ha cargado Hulk Hogan con una demanda millonaria por difundir un video subido de tono. Thiel solo pasaba por allí.

    Bollea vs Gawker – Wikipedia

  • #005
    Jose Antonio garcia - 24 agosto 2016 - 18:39

    La libertad de expresión la tiene el dueño del blog y/o el autor que modera y decide que posts son publicables. No os hagamos trampa

    Buen tema.

    En cierto modo el moderador devalúa la calidad del blog. Al permitir trolls, comentarios sin valor añadido, elogios,… si si de verdad, cuando veo los comentarios de granma, abc,… reflejan al medio. Si a usted lo felicitan por este blog, krigan, gorki,…tienen su parte de mérito, y si le critican, también

    Evidentemente, la mayoría de los que participamos aplicamos nuestra autocensura , sobre todo en el modo de expresarnos, y otras en los propios límites que tiene el medio (formato post). Me da mucha rabia criticar sus posts porque considero que cae algunas veces en argumentos no sólidos, que podrían ser tratados con otro estilo. Y en general documenta muy bien los temas.

    Pero pongamos un caso cercano para no hablar en vacío. El caso de ayer TAX

    Hay muchas opiniones a favor de no taxi que argumentan: «en contra de los impuestos, expolios, no declarar, etc»

    De acuerdo a la legislación española este tipo de apologías sobre defraudación, creo que no son delito, aunque éticamente reprobables, salvo que excedan lo contemplado por el legislador en el C.Penal.

    Evidentemente por lo poco edificantes, deberían ser moderadas, Lo hace? habitalmente no. Al menos se pueden leer unos cuantos de esa calaña.

    Creo que usted no está obligado legalmente a censurar la incitación a saltarse la ley, en pequeñas cosas. Pero si no lo hace está usted difundiendo esas conductas no éticas.

    Interesante cuestión, verdad?

    Si los comentarios fueran a favor de realizar un delito mayor sería usted denunciable? No lo sé, porque no soy experto en leyes. ´Seguramente podría apelar a la libertad de expresión. Aunque se tenga que poner una pinza en la nariz, ante tan hediondos y repugnantes incitaciones.

    Yo al menos no tendría dudas en censurar esos posts. Por las consecuencias que pudieran tener. Al menos de credibilidad personal y de calidad en los comentarios.

    a mi me gustan los impuestos, espero que no empiece conmigo ;-))

    • Krigan - 24 agosto 2016 - 20:38

      A mí también me gustan los impuestos, ya tenemos algo en común. Ahora bien, lo que me parece mal es pretender culpabilizar a ciertas empresas (por ejemplo, una punto-com) por pagar poco en impuestos, cuando lo que hacen es legal (si la ley está mal, ¿no debería cambiarla el legislador?), y la campaña en su contra la montan otras empresas que igualmente pagan poco en impuestos, pero que recurren a este juego sucio para intentar poner en dificultades a un competidor.

      La ley es (o debería ser) igual para todos, sin hipocresías ni doble moral. Mira tú que se ha criticado miles de veces a Uber por tener domicilio en Delaware… como la mayoría de las empresas del Ibex 35.

      Y en esta hipocresía y doble moral participas tú, ya sea por ignorancia o por vocación. Pero si te informan y persistes en la campaña de desprestigio, entonces ya no es por ignorancia, ¿no?

      Y en consecuencia, según tu propio razonamiento, deberías ser censurado, precisamente porque persistes en denigrar injustificadamente, mostrando así un comportamiento poco edificante, hediondo y repugnante, según tus propios calificativos.

      Ahora dime, ¿vas a persistir en tu actitud? Si lo haces, ¿deberías ser censurado?

      • Jose Antonio Garcia - 24 agosto 2016 - 22:29

        Perdona pero no te pillo el razonamiento. En el post lo único que afirmo es que alguien haga apología de no tributar no es medianamente normal que se le permita.

        En otros post si que he afirmado que prefiero las empresas 100% españolas a otras que aprovechan las rendijas legales para no tributar en este país, sean o no españolas.

        Que no estemos de acuerdo en alguna cosa en tus posts. Si. Igual que tú lo muestras. Pero de ahí a hablar de hipocresia estás faltando a la verdad. Si algo puedes releer en mis posts que falten a la coherencia mantenida señalaló.

        Sigo manteniendo lo mismo de siempre

        Siempre que se pueda

        A. Consumir productos nacionales
        B. Hechos en España
        C. Empresas que coticen al 100%

        Rescata la conversación del PIB. Es tan sencillo. Como consumir lo nuestro e importar lo mínimo posible. Lo creas o no, lo patriótico no es consumir lo de fuera.

        Así que no digas lo que no afirmo.

        Sin embargo ¿que ventajas tiene afirmar lo contrario? ¿Que tiene de bueno tu postura? Que ganas si solo consumes foráneo. Reflexiona. Y mira lo que has escrito.

        Si sigues pensando que lo bueno es no cotizar aquí, ok. Insensato pero es lo que crees. Pero por defender eso, no eches mierda en los argumentos de los demás de forma gratuita. Al menos eleva tus argumentos y ten lo que hay que tner para defenderlos. Sin más. Sin falsas acusaciones. Siendo honesto.

        Y si los que defraudan en este país, y encima hacen prosiletismo, son lo peor de lo peor. Ellos y los que los defienden por activa o por pasiva.

        • Krigan - 24 agosto 2016 - 23:46

          Miedo me das. En tu anterior comentario dijiste que en el anterior hilo del taxi había habido muchos comentarios defendiendo que se defraudase, y que a esos habría que censurarlos.

          Pero, ¿cuántos comentarios apoyando el fraude hubo? Solo uno. Es decir, tú habrías censurado a varios que lo único que hacían era criticar la nueva ley de Massachusetts.

          Por otro lado, uno de los más famosos actos de protesta de Gandhi fue la «marcha de la sal». Gandhi animó a miles de sus compatriotas a marchar al mar para producir su propia sal, evitando así el pago del correspondiente (y bastante elevado) impuesto.

          ¿Tú hubieras censurado a Gandhi?

          • Jose Antonio Garcia - 25 agosto 2016 - 00:23

            Gandhi defendía su país frente al colonialismo. Curiosamente has elegido el mismo caso que defiendo. Reflexiona … ¿Tu estás con tus paisanos o con los colonialistas?

            Sobre el taxi era un ejemplo para reflexionar sobre el dilema de la censura en un blog, y como dejar difundir comentarios complican la labor del moderador. Nada más. Simple exposición, para centrar el tema.

            La lógica es clara;

            A defiende X
            B permite la difusión de X. B es el moderador.
            B tiene cierto grado de responsabilidad de permitir que A diga X

            Si X es éticamente o cualitativamente bueno. B se favorece del comentario de A.
            Si X es algo reprobable, B puede decir que usa la libertad de expresión. Pero su blog refleja ideas peregrinas o poco edificantes.
            Si X es un delito grave. B tiene problemas, no sé legalmente hasta que punto. Y de su credibilidad está claro.

            Es aquí donde quería llegar en la discusión, y no si se censura a A o no.

            ¿Que debe hacer B? Moderar que queda más fino que censurar ¿si ó no?

          • Krigan - 25 agosto 2016 - 08:17

            Jose Antonio García:

            Es decir, que crees que Gandhi es de los tuyos, y por tanto a él no hay que censurarle. A los que hay que censurar es a los que defienden lo contrario que tú, ¿no?

            Y luego está, de remate, esa idea tuya del contagio de responsabilidad por permitir que el otro se exprese. Según eso, un buen izquierdista sería responsable por permitir que los de derechas expresen sus ideas peregrinas o poco edificantes, e igualmente un buen derechista sería responsable por permitir la expresión de las ideas peregrinas o poco edificantes de los de izquierda.

            Para eso es la libertad de expresión, ¿no? Para que se puedan expresar los que piensan como tú.

          • Jose Antonio Garcia - 25 agosto 2016 - 10:49

            Me hace gracia como enfocas las respuestas. Parece que al final la discusión se basa en el viejo concepto de tribu: de los mios o de los tuyos. Que triste…

            La libertad de expresión no es infinita y tiene limitess pero no porque se piense de una forma u otra.

            Por .enésima vez,

            Si ese concepto X es «los impuestos se tienen que distribuir de otra forma pq se malgastan en hacer rotondas con fuentes. y propongo que se deben hacer estos cambios…»
            Igual no estoy de acuerdo pero no es «moderable» el mensaje. Es una opinión solamente

            Si el concepto X es: «vamos a matar a todos los….» entonces aparte de no estar de acuerdo el mensaje tiene que ser censurado por fomentar el odio y es una ilegalidad.

            También habrá una media de mensajes que sin ser buenos, fomentan una pequeña ilegalidad ( p.ej. escaquearse de pagar impuestos) que al menos deberían ser reprendidos en público.

            Y ahora la pregunta que no respondes nunca. Es el moderador en caso de no censurar el mensaje.
            ¿responsable? mi opinión es que si.

            Por muchas vueltas que le des, no distorsiones y manipules mi mensaje. Revisa lo que escribo y no lo que tienes en tu mente que he escrito.

            PS: Igual Gandhi te hubiera censurado a ti,… con resistencia pasiva. Y evidentemente yo no lo censuraría.

          • Krigan - 25 agosto 2016 - 12:26

            Jose Antonio García:

            ¿Cómo que no respondo a la cuestión de la responsabilidad? ¿De qué crees que va el párrafo mío sobre el «contagio de responsabilidad»? Otra cosa es que mi respuesta no te guste, pero esta no desaparece porque cierres con mucha fuerza los ojos y digas «la respuesta no existe, la respuesta no existe…»

            Lo que hizo Gandhi fue precisamente fomentar el escaqueo de impuestos, y la ilegalidad no fue tan pequeña, dado que le metieron en la cárcel por ello.

            Lo que practicas, en efecto, es una doble moral, basada en tus prejuicios políticos. Ante la misma prédica (el escaqueo de impuestos) tu postura es la contraria según percibas que el que la hace es de los tuyos (así percibes a Gandhi, aunque el que lo fuese o no ya sería más discutible), o de «los otros».

            En definitiva, la vieja ley del embudo. Pero con disimulo, claro, que queda muy feo si de nota.

          • Jose Antonio Garcia - 25 agosto 2016 - 12:59

            Krigan,
            El mezclar el tema de Gandhi, colonialismo puro y duro, nada tiene que ver con la defensa de un delito en nuestro actual estado de derecho y de democracia.

            «… Y luego está, de remate, esa idea tuya del contagio de responsabilidad por permitir que el otro se exprese….» Vd. manipula y lo sabe, no se corresponde a mi exposición. Y que sencillamente preguntaba si el moderador tiene responsabilidad de difundir ideas promotoras de infracciones. .

            El realizar defensa pasiva ante determinadas empresas es un derecho que tenemos como consumidores.
            No infringimos ninguna ley por defender lo nuestro. No solo podemos no usarlas sino manifestar que preferimos empresas 100% españolas a otras. ¿Tanto te molesta?

          • Krigan - 25 agosto 2016 - 18:43

            Jose Antonio García:

            Oh, claro, «nuestro actual estado de derecho y de democracia». Suena tan magnífico e incontestable… Pero igual hay gente que piensa que «nuestro actual estado de derecho y de democracia» es una pura mierda, totalmente criticable, algo que hay que cambiar cuanto antes. ¿Acaso no tienen derecho a expresar esta opinión? ¿Solo pueden expresar su opinión aquellos que piensen que «nuestro actual estado de derecho y de democracia» es una maravilla?

            Partamos pues de la realidad. Gandhi alentó al fraude fiscal. Polifilo alentó al fraude fiscal. O bien ambos tenían derecho a decir lo que dijeron (así es en mi opinión), o bien ambos deberían ser censurados o castigados por sus palabras.

            Lo que no hay por donde cogerlo es practicar una doble moral en virtud de la cual los tuyos pueden decir ciertas cosas, y los otros no pueden decir exactamente lo mismo, únicamente porque son «los otros», los que a ti no te gustan. Y encima, queriendo embarcar al moderador en la tarea de censor.

            Para ti el debate no es si se debe censurar al que insulta o practica el ciberacoso. No, para ti el debate es si se debe censurar al que defiende ideas distintas de las tuyas. Por eso dijiste que eran muchos, cuando resulta que fue uno solo. Lo que tenías en mente era la idea de que se debe censurar a todo aquel que esté en contra del impuesto de Massachusetts.

            Como parece ser que no lo has visto (o no has querido contestarlo), te repito la cuestión:

            Pongamos que fuera el caso contrario. Que el impuesto fuera a los taxistas, para financiar a Uber, Lyft, etc. Si alguien predica saltarse ese impuesto, ¿tú lo censurarías?

          • Jose Antonio Garcia - 26 agosto 2016 - 11:47

            Creo que mi idea está lo suficientemente explicada, No es lo mismo luchar contra un sistema totalitario que contra un nuestro régimen político que permite la libertad de expresión. Si no te gusta lo que hay ahora funda el partido «apadrina una empresa colonizadora»

          • Krigan - 26 agosto 2016 - 14:30

            Jose Antonio García:

            Ah, bueno, entonces lo que marca la diferencia entre Gandhi y Polifilo es que este último vive en «nuestro régimen político que permite la libertad de expresión», y por tanto, tu conclusión es que ¡no se le debería permitir que se exprese!

            Seguimos sin saber qué pasaría si el impuesto de Massachusetts se le cobrase a los taxistas para darle el dinero a Uber/Lyft. Si alguien alienta a no pagar este impuesto, ¿tú lo censurarías?

        • Polifilo - 25 agosto 2016 - 10:09

          Por alusiones. Yo defiendo que la persona que quiera intente tributar lo menos posible por cualquier medio y que ponga sus bienes a salvo del fisco. Lo considero una defensa de la propiedad, para mi valor ético superior. Se podrá estar de acuerdo o no, pero esa es mi postura. Yo creo en una sociedad abierta, en la que a los que les gusta tanto pagar impuestos puedan asociarse entre ellos, contribuir como crean conveniente a un fondo común y gastarlo como mejor lo consideren. Pero para mí, que me expolien un 45% de lo que gano, tener que tributar hasta por respirar y ser considerado de entrada culpable de todo ante la AET me violenta sobremanera y me creo legitimado para expresarlo. Igual de legitimado que estaría el propietario del blog para no publicar el comentario. Veo muy dudoso que el Estado pueda perseguir la libre expresión bajo la figura de la «incitación para delinquir» pero más todavía cuando se refiere a la insumisión fiscal.

          • Jose Antonio Garcia - 25 agosto 2016 - 11:51

            Gracias por ilustrar tan perfectamente el ejemplo

            Si X es algo reprobable, B puede decir que usa la libertad de expresión. Pero su blog refleja ideas peregrinas o poco edificantes.

          • Krigan - 25 agosto 2016 - 12:34

            Jose Antonio García:

            Pongamos que fuera el caso contrario. Que el impuesto fuera a los taxistas, para financiar a Uber, Lyft, etc. Si alguien predica saltarse ese impuesto, ¿tú lo censurarías?

  • #020
    Jose Salgado - 24 agosto 2016 - 19:23

    No soy abogado, pero estaría bien que alguno se pasara por aquí y nos explicara los delitos de difamacion, libelo y otro tipo de figuras que ya existen y si es factible traspasarlas a internet, y ya puestos, a internet a nivel global.

    Por otra parte, está el tema del ser anónimo, que está muy bien cuando tu vida corre peligro y es mejor escribir con alias. a día de hoy, no se yo si es una opcion interesante el estar autentificado e identificado… claro que genera el problema de que van a hacer con esa información y ciertamente, no se que me da más miedo, el que me acose un troll o que el estado -y allegdos- sepan todo lo que hago o dejo de hacer.

  • #021
    Manuel Alvarez - 24 agosto 2016 - 21:20

    Supongo que no será fácil para Twitter controlar a tanto troll y tanto baboso, porque los habrá a millones y en muchos idiomas. Pero está en cada uno de nosotros el saber discernir lo bueno de lo malo, el usuario que merece la pena ser leído y seguido, y el usuario que debe ser ignorado. En cada uno de nosotros está el ser un troll o no, el ser un baboso o no.
    Por cierto, en unas elecciones generales, esos trolls y sus babosos también votan. ¿Habría que excluirlos del censo electoral?

  • #022
    Gorki - 24 agosto 2016 - 22:16

    El problema como siempre está en los límites. Si yo digo de Pepito Pérez que es un potencial suicida, si es mentira, estoy levantando una calumnia y me coloco fuera de la Ley, basta que me demanden para obtener, (en principio), su justa compensación.

    El problema empieza cuando lo que digo es cierto, pues ese señor, al igual que Peter Thiel, tiene derecho a mantener en su intimidad algo que afecta a su persona. Pero supongamos que ese señor es copiloto de líneas aéreas, parece sensato que denuncie algo que es cierto y que puede poner en peligro la vida de otras personas.

    Los casos extremos, el tema parecen claro. Pero, ¿Donde está la frontera de lo que puede decirse que es cierto y lo que hay que callarse, aunque sea cierto? … – Pues sinceramente no lo se.

    Igual pasa con el troll, el bulling, el acoso, el insultador etc. etc. que no hay forma de marcar una frontera clara, entre quien dice lo que piensa, utilizando legítimamente la libertad de expresión y quien trata de molestar a otro, sin causa justificada, sólo porque le entretiene..

    No hacer nada en ningún caso, es de tontos, hacerlo en todos, sería de inquisidor. El problema está en hacerlo sensatamente, algo muy difícil, cuando tratas de mecanizar el proceso, porque la IA actual no da para tanto, o cuando lo haces manualmente, pero el censor es a la vez juez y parte, pues es muy difícil ser ecuánime en esas circunstancias y quieras que no terminarás arrimando el ascua a tu sardina.

    Sinceramente no se cual es la solución para sitios como Twitter, Facebook, o incluso para blogs como este, que e tiene un nivel de comentarios alto, difícil de moderar. Yo al menos. no sabría como hacer frente al problema, pero afortunadamente no es mi caso.

    Puedo decir lo que hago en mi blog, que tiene poquísimos comentarios:

    Si es un SPAM, lo borro sin contemplaciones. quien decide si es SPAM es AQUISMET y acierta casi al 98% y es neutral en sus decisiones.

    Si es un discrepante, (o me lo parece), o no contesto, o trato de razonar con él, pero hasta ahora nunca he borrado a nadie, considero que dan puntos de vista que mejoran el contenido. (aunque hasta ahora nunca me han convencido. Lo de que la discusión sale la luz· debe ser en otros blogs :-))

    Si es un TROLL, (o a mi me lo parece), como tengo muy pocos, me divierto toreándolo sin piedad, Sinceramente disfruto con ello, Hasta ahora solo he tenido dos, los TROLL son un lujo de los blogs de campanillas, incluso los TROLL tienen el suficiente cerebro, para no molestarse en dar la lata en un sitio de poca audiencia.

    • xaquin - 24 agosto 2016 - 23:48

      Me gusta lo de los límites o fronteras. De hecho lo que en un país puede ser delito en el vecino no lo es. Pero, como en las fronteras nacionales, todo es relativo… el problema está en «quien pone las fronteras»… hacer un grafitti con un insulto determinado no puede llevar la misma respuesta que una serie de panfletos repartidos por el barrio…y la respuesta debe ser diferente si el insulto no corresponde con la realidad ( y ahí tenemos nuevas fronteras!).

      Repito, quien le pone el cascabel al gato? O como decía alguien muy importante, quien puede tirar la primera piedra?

      Sin ir más lejos que algún comentario, creí entender en uno que la petición de «no pagar impuestos» no entra dentro de «su» libertad de expresión.

  • #024
    Mauricio - 25 agosto 2016 - 01:06

    Un día iba con mi esposa y mi hija por una calle de la ciudad donde vivimos cuando alguien desde la otra acera empezó a gritarnos: ¡extranjeros, fuera! ¡extranjeros, fuera! Por un momento pensé en gritarle algo al individuo que buscaba humillarnos, pero decidí que lo mejor era irnos lo más rápidamente posible.

    Ahora bien, supongamos que el mencionado individuo le hubiera estado gritando lo mismo a los miembros de un ejército extranjero que hubiera invadido su país. Las palabras serían las mismas, pero el contexto y el destinatario serían muy diferentes. En este caso, su acción dejaría de ser reprobable y muchos incluso la calificarían como heroica.

    Falta en tu post, Enrique, un buen análisis del tema del poder. El mucho o poco poder del emisor y el mucho o poco poder del receptor. Los trolls y bullies claramente existen, pero, dejando de lado a esta gente, es evidente que muchos políticos, empresarios y periodistas tienen bastante poder y no son conscientes de la disparidad existente entre todo el poder del que disponen y el poco poder de aquella persona que les lanza un insulto desesperado, una respuesta salida de tono o una argumentación inentendible o poco sustentada.

  • #025
    Alfredo - 25 agosto 2016 - 04:23

    La libertad de expresión sirve para decir cosas que no van a agradar a otros. Para decir cumplidos no se necesita este derecho. Yo no puedo responsabilizarme por el efecto que mis palabras tengan en el receptor. Si alguien se suicida porque digo que dijo una tontería sería absurdo que alguien intentara echarme la culpa de este desenlace. El lenguaje nunca es unívoco, siempre admite interpretación. Y más aún el lenguaje escrito, donde no es posible matizar mediante gestos o modulaciones vocales. El gran problema que tenemos como sociedad es una sensiblería que raya en lo ridículo. Por ejemplo, en EU censuraron la palabra «negro» de las obras de Mark Twain. Esta palabra en particular está prohibida al considerarse intrínsecamente un insulto.

    • Krigan - 25 agosto 2016 - 10:43

      En líneas generales estoy de acuerdo contigo, pero también hay límites. Por ejemplo, los insultos. Puedes decir que lo que el otro ha dicho te parece una burrada, pero sin insultar.

      Por lo demás, los casos de acoso sicológico son difíciles de tratar. El agresor suele ser lo suficientemente hábil como para practicar su acoso sin llegar a romper las reglas establecidas, bordeándolas o haciendo que el todo sea más que la suma de las partes. Y encima se las arregla para obtener el apoyo de otros, que o bien se prestan a ello porque les gusta hacer leña del árbol caído, o bien son manipulados por el agresor.

  • #027
    daniel - 25 agosto 2016 - 05:06

    En el libro: «Creando el mundo social: La estructura de la civilización humana» de John R. Searle, por primera vez (qué yo sepa), se hace un interesante ejercicio por jerarquizar y clasificar derechos y obligaciones, con respecto al tema de la libertad de expresión creo que nos serviría jerarquizar la libertad dependiendo el tipo de responsabilidad que tengas, por ejemplo:

    Si una ama de casa común se acuesta con su vecino ¿Tenemos derecho a publicar un reportaje de ello?

    Si Hillary Clintón se acuesta con Donald Trump ¿Tenemos derecho a publicar un reportaje de ello?

    En ambos casos estaríamos «invadiendo» la esfera de lo privado, pero en el caso de la candidata presidencial existe una responsabilidad mayor, ergo su derecho a la privacidad podría estar jerárquicamente por abajo de su responsabilidad, lo cual la hace acreedora al escrutinio público incluso e su vida privada.

    Esto de «jerarquizar» derechos y responsabilidades no sólo será un buen ejercicio social, también será algo indispensable en el futuro la hora de programar inteligencia artificial.

    Saludos!

    • Isangi - 25 agosto 2016 - 10:43

      Quizá querías decir lo mismo y yo te interpreto mal, corrigeme si es así, por favor, pero veo un fallo en tu lógica:

      Estoy de acuerdo en que si Hillay se acuesta con Trump, si puede ser motivo de publicación, pero por la implicación que tiene el acostarse con «su rival» no porque puedas invadir su vida privada sin más por ser un personaje público o con responsabilidad.

      Es decir, a mi no me parecería bien que te metieras en la vida privada si Hillary se acuesta con el vecino del quinto piso, es su vida PRIVADA.

      Si lo hace como delito o abuso de poder, ese es otro cantar, al igual que el ejemplo de si lo hace con su enemigo politico o si las cervezas se las paga tal empresa a la que ella luego le cambia las leyes.

      Espero entiendas lo que quiero matizarte.

      • daniel - 26 agosto 2016 - 20:34

        Entiendo el matiz, pero la idea es tener dos discusiones independientes.

        1. Jerarquizar los derechos en relación a las responsabilidades de cada quién.

        2. Debatir y decidir cómo se jerarquizan dichos derechos.

        Hablando del caso específico de Twitter, yo clasificaría los perfiles. Los perfiles de empresas, políticos y artistas (que son básicamente empresas) los dejaría abiertos a toda crítica y sin protección alguna (salvo obviamente cuestiones legales como amenzas de muerte, etc).

        Los perfiles de personas los dividiría en anónimos y autentificados.

        Los anónimos sólo tienen derecho de ejercer la libertad de expresión hacia figuras públicas, políticos o empresas pero no hacia otras personas.

        Los autentificados pueden hacerlo en cualquier dirección. De ese modo en caso de que algún usuario autentificado agreda a otro por lo menos… existe el dato de quién es.

  • #030
    Albert Rodríguez - 25 agosto 2016 - 08:10

    Hola, siempre encuentro interesantes las entradas en este blog, le sigo desde G+ y le agradezco que comparta sus temas de interés. Sobre el tema de la entrada, debo decir que creo, con firmeza, que los derechos son para todos o no lo son para nadie; sin embargo, los individuos pueden, y deben, perder algunos derechos cuando su conducta cause perjuicios a otros individuos. Las redes sociales deben contar con reglas y normas básicas de respeto entre usuarios, con castigos eficaces para aquellas cuentas que agredan a otros y, sin embargo, esto no evitará que el acoso y hostigamiento desaparezca, pues se tratan de cuestiones que atañen a la personalidad, motivaciones y carencias emocionales de cada usuario, es decir, no se trata de asunto cultural o de normatividad, ni siquiera uno moral (aunque se toque en algún momento de la discusión), se trata de entender que siempre habrá individuos con propensión a la agresión y otros propensos a incitar a los bullies ¿Por qué? Lamentablemente porqué es lo que hay.
    Lo sé, muchos quisiéramos que no fuese de esa forma; pero, muy poco podemos hacer para evitarlo. Lo recomendable sería, como se dice en las salas de chat, «no alimentar al troll», y reportar aquellas cuentas que se dediquen al acoso y agresión.
    Sobre Gawker, me temo que estoy en la misma postura que usted, no puedo defender a una página que confunde a la libertad de expresión con un permiso explícito para ofender, denostar y burlarse de otros por cuestiones que alienten la discriminación, pero tampoco puedo estar de acuerdo con la venganza y el uso del dinero como medio para callar a otros, es un tema en el que lo siniestro lucha contra lo perverso y, sin importar el resultado, sabemos que está mal, al menos en mi opinión.
    Me disculpo si mi español no es el más inteligible, le escribo desde México y me temo que en mi país le damos a nuestro idioma un «sabor» propio. Nuevamente le agradezco por compartir con otros estos temas sobre los que día a día escribe. Saludos

  • #031
    Guillermo Llofriu Cañellas - 25 agosto 2016 - 08:37

    Coincido por completo en tu punto de vista, Enrique, al igual que coincido en que te granjeas enemigos por expresar tu defensa de la libertad de expresión y enfrentarla al «puedo decir lo que me de la real gana», sobre todo en nuestro país donde nunca pasa nada por ello.

    Es muy duro leer día a día a individuos que, bajo el paraguas del anonimato de Internet detrás de un nick de broma, expanden en la red su ignorancia y mediocridad en un esfuerzo por demostrar la tristeza de sus vidas, transparentando una vida enjaulada cuya única ventana con vistas a un árbol es despotricar a diestro y siniestro.

    Y más grave si cabe es la legión de corderos de degüello que se suman a tamaña verborrea dibujando cuán amplio es el rebaño en nuestro país y a cuántos «Vicente» sigue la gente.

    La libertad de expresión vive a años luz del «digo lo que me da la gana» por el simple hecho que aportar una opinión debería ser fiel al verbo, aportar, evitando destruir en lugar de añadir para transformar. Es muy obvio que los medios televisivos y de prensa física son los verdaderos abanderados en las artes del hablar por hablar viviendo en plena impunidad y convirtiendo mentiras en verdades al abasto de un rebaño inmenso avido de sumarse a todo lo que huele a sangre roja o prensa amarilla, con independencia ya del segmento tratado.

    Y si hay que granjearse enemigos por defender la libertad de expresión, bienvenidos sean ya que la decadencia siempre empieza con el manejo de la información por parte de cretinos poderosos a los que los seres humanos más normales temen enfrentarse para prevenir represalias.

    Es cierto que no es nada fácil gestionar, como dices, este maremagnum en el que un teclado y una conexión a Internet nos ha metido, en parte y es mi opinión, porque se me antoja incontrolable ya que al final la verdad es relativa y es la de cada uno.

    De lo que sí estoy plenamente convencido es de que estamos frente a un tema cultural y educacional. Para mí es como ver día a día a gente tirar un papel o una colilla al suelo, al lado de tu pie en el semáforo y ver, al mirarle, una cara de indiferencia y desapego por la educación que me recuerda muy poderosamente a los protagonistas sin vida de The Walking Dead. Si eres guarro en tu casa por falta de cultura y educación, igualmente lo eres en la calle. Y lo que es más grave, te parece correcto.

    Para mí la libertad de expresión es tratada así, como el papel del guarro. Se suelta y se gira la cara como si el volumen de información volcado fuera Premium.

    Esperemos que la evolución de la tecnología y el ser humano nos conduzca hacia una coherencia consensuada y que poco a poco la balanza del verbo «aportar» vaya decantándose hacia el plato del sí.

    Como siempre excelente artículo, Enrique. Gracias

  • #032
    Antonio Gregorio Montes - 25 agosto 2016 - 09:06

    Espinoso, cierto, y sin solución que conozca. Darle algo de visbilidad con un mínimo de sentido es un paso. Después de haber sufrido acoso en la red hace un lustro, valoro el artículo, aunque se me haga muy difícil un tratamiento objetivo.

  • #033
    Rubén Cotera - 25 agosto 2016 - 10:05

    Solo tengo dos cosas que comentar hoy.

    La primera es que estoy de acuerdo contigo, por que no es lo mismo libertad que libertinaje. Esos que tanto apelan a la «libertad de expresión» cuando hacen comentarios inapropiados, hacen bulling, o, directamente, hacen «periodismo basura», normalmente practican el libertinaje de la expresión, y no la libertad. Por que la libertad del individuo acaba donde empieza la libertad de los demás individuos o de la sociedad. De lo contrario, técnicamente, cualquier dictador sería libre de reprimir a los demás, haciendo uso de su «libertad» para hacer lo que quiere.
    Segundo punto, y considerablemente más polémico… Mencionas: «No querría vivir en un país en el que considerase que no existe libertad de expresión». No sé si en España pueda considerarse que de verdad hay libertad de expresión. La hay claro, pero siempre que no molestes a «los que mandan». Pruebas de ello ha habido a porrón.

    Un saludo y buen artículo.

    • Alejandro - 25 agosto 2016 - 12:39

      Justo estaba escribiendo lo mismo Rubén, exactamente los mismos puntos jeje. Yo siempre aprendí también que mi libertad acaba donde empieza la del prójimo.

      Y tampoco estoy de acuerdo con el señor Dans que en España exactamente exista libertad de expresión virtual o física (manifestaciones, artículos escritos en prensa, etc etc). Sólo hay que echar un vistazo a los informes de libertad de prensa de reporteros sin fronteras, el de IPI o el de freedon house.

  • #035
    Pit - 25 agosto 2016 - 12:43

    Muy rara vez hay soluciones simples para problemas complejos, y este lo es, y mucho.

    Así que el hecho de que no tengas una postura inamovible no es más que un reflejo de racionalidad, en mi opinión.

  • #036
    javier sastre - 25 agosto 2016 - 13:12

    Estoy de acuerdo Enrique: no vale todo. No puede valer si realmente queremos una convivencia sana. Una convivencia que a mi modo de ver se basa en 3 pilares fundamentales: el respeto a los demás (sus creencias, sus prácticas), la tolerancia (a lo diferente o diverso) y la igualdad (de derechos y de obligaciones).
    ¿Cuál es o debería ser el límite de la libertad de expresión? Lo debemos poner nosotros mismos, y para mí es aquello que serías capaz de decirle – seguramente de una forma educada – a alguien con el que no compartes su opinión, a la cara sentado alrededor de una mesa.
    Todo lo que vaya más allá de esto es esconderse detrás de una muchedumbre, ya sea en un periódico, un micrófono o un escenario. Es cobardía.
    Por lo tanto, si de verdad queremos una convivencia y no una imposición a los demás de nuestro modelo mental, de nuestras creencias (lo que es en esencia racismo o radicalismo o como se le quiera llamar), tenemos que asumir la igualdad de derechos y de ¡obligaciones!. Y entre estas la responsabilidad sobre aquello que decimos.
    Si por escondermos tras motes o nicks vamos a evitar asumir ningún tipo de responsabilidad por ello, el juego no es justo y hay que revisarlo (otro tema es el de poder publicar con seudónimo cuando estamos amenazados por un relación de poder injustamente superior)
    Y hablar de la sexualidad del tal P. Thiel, que no se cual es ni me interesa, es una cuestión de penoso cotilleo que se puede dar,, ciertamente alrededor de una mesa en la que no esté el aludido, pero que no parece razonable hacer público de forma masiva y menos tratando de ganar dinero con ello.

  • #037
    Pedro Trillo García - 25 agosto 2016 - 16:12

    No hay que confundir libertad de expresión con libertad de difamación, la primera expone que como seres que nos desarrollamos en sociedades democráticas libres, tenemos el derecho a expresarnos libremente, libertad de pensamiento para expresar cualquier tipo de opinión, buena, regular o mala, ese término es totalmente aleatorio, entraríamos en la libertad de interpretación.

    En el momento en el que en cualquier medio vemos todos los días, agresiones, tergiversaciones y difamaciones graves que atentan contra el derecho de libertad de un individuo, entramos en un problema legal contemplado en el código penal de cualquier pais, si además, se utilizan métodos de Cyberbulling, acoso, intimidación, manipulación, control y humillación, entramos en un problema penado por las leyes que entre todos hemos establecido.

    A diario vemos en cualquier medio, como se vulneran las comunicaciones de cualquier individuo, la noticia no tiene límite ninguno, sobrepasa siempre cualquier ley preestablecida (esto no es libertad de expresión, es un delito grave que atenta contra un derecho fundamental), en virtud a ofrecer carne (no voy a a entrar en el juego de la prensa amarilla) ni en la calidad cultural de nuestra sociedad. Estudios de psicología y sociología han probado hasta dónde pueden llegar los medios (internet, TV y prensa), documentales como el juego de la muerte, explican casos en los que en TV se plantea una serie de reglas, una autoridad y un teatro (la TV), en el que un concursante recibe descargas eléctricas incrementales por cada pregunta inacertada, en el 90% de los casos los participantes acuciados por la autoridad (la presentadora) llegarón a propinar una descarga de 400 Voltios, realizando una muerte (simulada) en directo, el 10% se negó a seguir la autoridad y las reglas, porque entraron en un conflicto de valores.

    Entendemos perfectamente la ley y la regla que te dice que cuando pases por un semáforo en rojo debes parar el vehículo, porque entiendes perfectamente las consecuencias legales de saltar ese semáforo, pero en comunicación y internet nos cuesta enterder que hay semáforos y reglas que tenemos que seguir para las que no encontramos VALORES y los valores empiezan por la máxima autoridad que es quien tiene que dar el ejemplo, si ésta salta las mismas reglas que ha preestablecido es cuando saltan los conflictos de difamación e interpretación, no los de libertad de expresión.

  • #038
    Luis - 27 agosto 2016 - 19:18

    Como era aquello de…..»Tu libertad acaba donde comienza la del otro». Conveniente tenerla grabada a fuego.
    En el caso Gawker creo que las dos partes han actuado de manera libre……punto. No es necesario hacer un juicio moral (supongo que con el legal no pudo cerrar el medio) de todo lo que nos rodea para sacar conclusiones y aprender o ser productivo. Las cosas suceden y esto es suficiente. Probablemente Twitter acabe desprestigiado por muchos sectores de la sociedad y cave su propia fosa, acabe ser adquirida por otra empresa o cierre sin más, probablemente Wikipedia no gane un dolar en su vida…….¿y?.
    Be water my friend.

  • #039
    Alejandro - 3 septiembre 2016 - 14:29

    ¿y qué opináis de lo nuevo de Charlie Hebdo? ¿Sátira, transgresión, falta de respeto, libertad de expresión?

    http://ichef.bbci.co.uk/news/660/cpsprodpb/10113/production/_91011856_c5d12c37-fed7-4640-a150-b74b98162a62.jpg

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