Tecnologías y adicciones

IMAGE: Jesadaphorn Chaiinkeaw - 123RFUna encuesta en los Estados Unidos afirma que el 59% de los padres están preocupados por la adicción de sus hijos adolescentes a sus smartphones, una situación que, de manera intuitiva, no se diferencia demasiado de las sensaciones que vivimos en países como España: adolescentes que no sueltan el smartphone en ningún momento, que interrumpen todo tipo de momentos cuando el dispositivo suena o vibra, sin importar que se esté en medio de una conversación, de la cena, de una película o de una clase.

El término «adicción» siempre me ha parecido, en este contexto, absurdo y denigrante. Inventarse supuestas dependencias físicas o calificar a la tecnología como droga es una manera de empezar mal la aproximación a un problema que tiene mucho más que ver con la educación y la evolución de las normas sociales que con los estupefacientes. Plantearse «curas de desintoxicación» bajo el principio de que «en China lo hacen«, como si de verdad hubiese algo que «curar» o como si fuese válida la comparación de los antiguos fumaderos de opio con los actuales cibercafés me parece simplemente demencial.

No, no hablamos de adicciones, digan lo que digan los psicólogos. Hablamos de un cambio en los hábitos sociales, de nuevas costumbres y de nuevas maneras de priorizar en un entorno redefinido por la tecnología. Mientras no entendamos eso, que la tecnología ha redefinido el entorno social, no podremos aproximarnos al tema con un mínimo de objetividad. Los adolescentes que priorizan la atención a su smartphone sobre todas las cosas no tienen un problema de adicción, sino de educación, por mucho que les duela a esos padres que se niegan a admitir que han hecho mal su trabajo a la hora de educar a sus hijos. Se puede tener hijos adolescentes que estén a la última en el uso de herramientas tecnológicas y sean, a la vez, capaces de desempeñarse en un entorno social normal: no es sencillo, porque la atracción de un dispositivo que ofrece tantas posibilidades como el smartphone es importante, pero sí es posible. Se trata, simplemente, de poner reglas que tengan sentido, como las poníamos antes en otros entornos.

Según la encuesta norteamericana, los padres catalogan a sus hijos como «adictos» cuando «comprueban sus smartphones al menos una vez cada hora y se sienten presionados para responder inmediatamente a los mensajes». ¿Se ha parado alguien a pensar que es que a lo mejor, en una sociedad como la actual, en la que todo está hiperconectado con todo en tiempo real, lo normal ha pasado a ser chequear nuestros terminales al menos una vez cada hora y entender que hay mensajes que deben ser respondidos lo antes posible? Lo normal, no lo obligatorio: algo que haces porque quieres o porque lo prefieres, no porque nadie te obligue a ello. Algo de lo que prescindes si quieres cuando estás haciendo algo que priorizas por encima de eso, o porque simplemente hace que te olvides de ello (no, no es el mismo discurso del «puedo dejarlo cuando quiera»).

Para entender y educar a nuestros hijos, tenemos que entender muy bien el entorno en el que viven, que condiciona profundamente su educación. Alguien que mire a sus hijos con condescendencia y que no sea capaz de entender qué diablos hacen enfrascados en su smartphone no va a ser capaz de plantear normas que tengan en cuenta la diferencia entre comunicación y entretenimiento, los condicionantes de cada canal o la evolución de las normas. Nos pongamos como nos pongamos, las normas de educación cambian. La irrupción de los smartwatch hace que, aunque sea lentamente, empiece a ser perfectamente aceptable que mires el reloj cuando estás con alguien, porque pasa a entenderse que estás simplemente comprobando una notificación que has recibido, porque ya no se entiende que estás deseando irte, y porque se entiende perfectamente que puedes estar prestando atención a la persona con la que estás aunque brevemente compruebes lo que te ha llegado a la muñeca. Son normas que cambian, que evolucionan con el panorama tecnológico, como antes evolucionaron muchas otras, y como evolucionarán muchas otras después. Empeñarse en que las normas son inamovibles es una demostración clara de falta de sensibilidad, de torpeza intergeneracional. No, educar no es imponer irracionalmente y caiga quien caiga. A lo mejor, llegamos mucho más lejos intentando entender lo que nuestros hijos hacen con sus smartphones que dictando normas prohibitivas y restrictivas hasta el límite que nadie en su sano juicio sería capaz de aceptar sin lucha.

Si nuestros hijos llegan a casa de sus abuelos, se cuelgan de la pantalla del smartphone y se van unas horas más tarde sin haber siquiera hablado con ellos, no tienen un problema de adicción: tienen un problema de educación (o de falta de ella). Que sí, que puede ser que en casa de sus abuelos se aburran y que el estímulo del smartphone, en ese contexto, les resulte una especie de enfermiza atracción fatal, pero ahí es donde a nosotros como padres nos toca explicarles que más allá de una mirada casual de vez en cuando para contestar un mensajito, constituye falta de educación y es convenientemente castigada. Si no somos capaces de educar en lo que la educación tiene de mesura, de gradación de actitudes, es que no estamos ejerciendo bien nuestra responsabilidad.

No, no son adictos. Son simplemente una generación que ha nacido y se ha criado en un entorno de conexión permanente, y que por tanto, echan de menos esa conexión cuando no está a su alcance. Es perfectamente lógico. ¿Que hay que ponerle normas? Por supuesto, como a todo. Pero no quiere decir que sean adictos o que haya que desintoxicarlos, ni mucho menos. Si creemos eso, el problema lo tenemos nosotros, no ellos. Menos condescendencia, más empatía, y más educación.

 

This article is also available in English in my Medium page, “The technology addicts?«

 

29 comentarios

  • #001
    Xosé M. Lamas - 4 mayo 2016 - 12:14

    Al fin un artículo que no comparto en gran medida.
    En primer lugar creo que si alguien está cualificado para catalogar una conducta humana son los psicólogos. Quizás el autor considere que la palabra «adicción» no encaja con lo que él entiende por tal, pero quizás si lo haga para los profesionales del asunto. En este caso me fío más de los segundos.
    Dicho esto, que las modificaciones en la conducta y la necesidad del estímulo a nivel de neurotransmisores no estén causadas por una sustancia exógena si no (indirectamente) por el móvil creo que no cambia el hecho fundamental de que esa persona siente una «necesidad imperiosa» de «atender» al móvil, de priorizarlo en cualquier contexto.
    Creo que la falta de educación es sólo una consecuencia, no la causa, que es la necesidad de atender al smartphone.
    No soy psicólogo, pero creo que en el artículo se mezclan usos y costrumbres nuevos (a los que cada cuál se adapta como puede) con temas de toda la vida como son las adicciones. Estas las puede causar un móvil o el fútbol (para el caso).

    • Israel Pérez - 4 mayo 2016 - 19:56

      Puedo compartir en parte tu visión, pero no cuando hablas de que te fías más de un sicólogo que de un experto en tecnología. Porque el experto en tecnología no sabe nada de sicología, pero el sicólogo (probablemente) no sabe nada de tecnología.
      En todo caso, la sicología ha demostrado una y otra vez dos cosas: que como ciencia flojea a menudo (experimentos no replicables, teorías que cambian radicalmente cada 10 años,…) y que muy a menudo buscan ampliar el negocio llevando hasta el absurdo síndromes discutibles (y el TDA es un caso paradigmático). Pues claro que van a ver una adicción en el móvil: más negocio.
      Y recuerda que es de las pocas especialidades (si no la única) que se dedica a agrupar una serie de síntomas y a llamarle «síndrome de…», a la vez que inventan la cura y las pharmas su correspondiente medicación.

      • xaquin - 6 mayo 2016 - 00:12

        No entro a debatir por sicólogos o tecnólogos, pero si afirmo que para la acumulación excesiva de dopamina (generadora de una adicción) nos la suda cientificamente que sea por efecto de una sustancia química o de un artefacto tecnológico… en mera adicción se queda! Salvo que el afecto desmesurado al móbil no deje excesiva cantidad de dopamina en el torrente sanguíneo…

  • #004
    Antonio - 4 mayo 2016 - 12:14

    Seguro que muchos de esos padres, después, dejan todo para ir a ver, en el bar, a su equipo favorito. Eso cuando no estén en paro y se gasten un pastizal en una entrada.
    También hay muchos chavales, de ambos sexos, que están intercambiando tonterias por el face o el whats cuando, al que se lo ha enviado, está justo al lado suyo y era para enseñarselo, lo que se dice idiotas totales.

  • #005
    Gorki - 4 mayo 2016 - 12:34

    Mas que de adicción, yo hablaría de afición desmesurada. Pero esto no es solo un «defecto» de los jóvenes, yo conozco montones de adultos con «aficiones demesuradas» a cosas como el fútbol, mucho son capaces de posponer reuniones importantes si coinciden con la retransmisión de su equipo, el dinero, muchos no se atreven a salir de casa sin dinero en el bolsillo, o el coche, que muchos no son capaces de prescindir, ni para echar una carta en el buzón más próximo a su casa, o por qué no, a Internet de la que muchos, (yo incluido), no somos capaces de prescindir.

    Como siempre, es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.

    • anonimo - 4 mayo 2016 - 20:37

      Hombre Gorki,

      comparar la aficion al futbol en los terminas que la planteas (cambiar el dia de una reunión) o el querer llevar dinero en efectivo en el bolsillo (mientras dea eso, y no la necesidad de comprar compulsivamente) o el uso del coche como «aficiones desmesuradas» y al mismo tiempo de decir que el uso del teléfono móvil «a todas horas» es comparable me parece un poco «traído por los pelos».

      El problema en esta como en otras cosas es que habláis de oido. Tanto tu (porque tus hijos creo que hace unos cuantos años que dejaron atrás la pubertad), como Enrique, que su referencia puede ser su hija (que tmanpoco tiene 12 años) o sus estudiantes de master que pasan de los 25 años seguramente.

      Si que existe una adicción (no en todos los que lo usan y en diferentes grados) al teléfono móvil entre muchos adolescentes (y si no preguntarle a la gente que está con ellos a todas horas).
      El que sean incapaces de estar mas de 5 minutos sin mirar la pantallaa ver si ha llegado algo, que si es dejan sus padres (de acuerdo que ahi hace falta educación) estarían chateando hasta las de la madurgada todos los días, el que el «peor castigo» que puedas imaginarte es que no usen un fin de semana el teléfono es algo muchísimo mas habitual de lo que os pensais.

      Así que una cosa es o hacer un drama de ello, y otra decir que no hay que preocuparse, porque es como «gustarte el futbol».

      Y te lo digo porque lo veo muy cerca, no porque hable de oídas.

  • #007
    José Manuel Benítez - 4 mayo 2016 - 13:03

    Cuando yo era niño, los padres se preocupaban por «adicciones» a los videojuegos. Ahora es una respetable industria, hay «niños» millonarios participando en eSports y retransmitiendo sus partidas para audiencias gigantescas. Como en casi todo, con el tiempo, se verán las cosas claras y seguro que no era para tanto.

    • Isangi - 10 mayo 2016 - 12:11

      Exacto permiteme un Matiz, ojo con creerse que como mi niño juega mucho a videojuegos va a ser rico gracias a ello en el futuro. Que ya tenemos demasiados niños futbolistas frustados que ni han estudiado ni harán carrera deportiva.

  • #009
    Anonimo - 4 mayo 2016 - 13:24

    Hombre Enrique, eso de decir que los psicólogos no tienen ni idea cuando hablan de llamar adición al deseo de atender el Smartphone por encima de todo es una de tus «boutades» a las que ya estamos acostumbrados.

    Por supuesto que hay adolescentes y adultos que han convertido el móvil en una adicción que les incpacita para hacer cualquier otra cosa, y que cuando se ven obligados a prescindir de el tienen sintomas de «mono».

    Por supuesto que si han llegado a estos extremos es por una falta de educación, pero ese es el resultado.

    Es como decir que el que se fuma 6 porros al día no tiene un problema de adicción, sino de educación.

    ¿Y si consumen 1 gramo de Coca al día con 25 años, tambien lo llamamos falta de educación?

    Eso no quiere decir que los smartphones sean en si dañinos o peligrosos (como lo serán probablemente todas las drogas), pero que su mal uso si que puede llegar a crear un tipo de adicción.

    No reconocer eso me parece bastante irresponsable.. a no ser que la opinión sea de alguien que esté de alguna forma «enganchado» de la misma forma. Y no creo que sea tu caso, eh..

    Los padres alcoholicos no suelen dar ninguna importancia a que sus hijos vuelvan borrachos a casa a los 12 años..

    No hacen falta alarmismos de clinicas de desintoxicación, ni cosas a sí, pero decir que los que no piensan como tu están equivocados me parece pasarse un poco

  • #010
    victor - 4 mayo 2016 - 13:31

    La misma tontería de siempre. Antes eramos adictos a la tele, y mis padres me decían que a la hora de la comida la tele se apaga, y que cuando llega una persona a casa, primero se le saluda y se mira que tal el día, y luego se sigue viendo lo que se quiera.

    Que muchos jóvenes aún tienen que aprender que no toda notificación corre prisa, y gestionarlas, es una realidad, pero de adicción tiene poco.

    PD. Yo predigo que si la realidad virtual tiene la popularidad que se espera, entonces saldrá un estudio/ artículo de periódico alarmando sobre su adicción.

    • anonimo - 4 mayo 2016 - 14:30

      Hombre, si tu concepto de las relaciones sociales pasa porque sea una tontería lo que te decían tus padres (saludar entablar una conversación ligera, y luego seguir viendo la televisión) casi mejor que no tengas vida social…total para que…

  • #012
    Juan Navidad - 4 mayo 2016 - 13:42

    Hace ya muchos años, tantos como quince, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tuvimos como invitada a una de nuestras Tertulias Virtuales sobre educación a la Catedrática de Psicología Experimental Helena Matute, de la Universidad de Deusto. Ella entonces hablaba de que no existe la adicción a internet. Hoy no sé qué postura adoptaría hoy en relación a este tipo de prácticas por parte de los adolescentes y jóvenes, pero podría estar en la línea de lo que indica Enrique: no se trata de adicción, sino de uso abusivo o exagerado de algo. Es una conducta impulsiva, pero no conlleva necesariamente una adicción.

    Y a mí no me vale si el colegio de psicólogos de tal o cual país lo aceptan o no como adicción. Yo sé que hay especialistas que tienen un criterio razonable, que son personas incorruptas éticamente y no van a cambiar de parecer porque unos psicólogos con bastante poder le vean el interés al negocio de crear «centros para curar la adicción» a lo que sea.

    Estoy seguro de que esos chicos y chicas si sus padres hubiera hecho los deberes -casi nadie los hace- y tuvieran una vida interesante no dependerían tanto de lo que les venga a través de esa pantalla del móvil.

  • #013
    Ignacio - 4 mayo 2016 - 14:46

    Estoy de acuerdo, profesor Dans, en que hablar de internet y adiccion como si de tabaco se tratase es una tonteria.

    Hablar de adiccion no, pero si se discute en psiquiatria la influencia de internet en ciertos trastornos de moda.

    Ultimamente me esta pareciendo interesante el sobrediagnostico de TDAH, que se ha disparado entre menores y adultos, y su relacion con el avance de internet.

  • #014
    Alfonso Amado - 4 mayo 2016 - 19:38

    Estimado profesor Dans
    Soy un Neuropediatra que se encuentra en un congreso internacional (ICNC 2016) en el que se ha tratado hoy mismo este tema por el Dr Aric Sigman. Dejo dos referencias sobre su trabajo y las recomendaciones de la asociación americana de Pediatria acerca del uso de pantallas electrónicas:
    http://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/23044213/?i=2&from=aric%20sigman
    http://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/25452511/?i=1&from=aric%20sigman
    https://www.aap.org/en-us/advocacy-and-policy/aap-health-initiatives/Pages/Media-and-Children.aspx?nfstatus=401&nftoken=00000000-0000-0000-0000-000000000000&nfstatusdescription=ERROR%3a+No+local+token

    Parece existir una creciente preocupación en el ámbito de la Neuropediatria acerca de que el uso de pantallas electrónicas podría no ser inofensivo (no basado en opiniones sino en evidencia científica)
    Primum non nocere

    • Gorki - 4 mayo 2016 - 22:22

      Es razonable, también los neuropediatras tiene derecho a buscar trabjo

      Según Alonso Fernández, el teleadicto ‘se halla sumido en un desierto mental de pasividad e inercia con erupciones de violencia, semejante a las características propias del mundo nirvánico de los adictos a la heroína’

      La afición desmedida por ver la televisión constituye un riesgo de dependencia por el encarcelamiento interno que anula la capacidad de libertad y decisión.

      Las personas más susceptibles de sufrir esta adicción son los sujetos de carácter inestable, carentes de iniciativa, los que se sienten solos o poco realizados, los enfermos depresivos y las personas impulsivas con dificultad de autocontrol.

      Los niños en edad escolar son los que con mayor facilidad se vuelven adictos a la televisión, debido a un abuso de la pantalla no tutelado por los adultos.

      Firmado por CAT Barcelona – Centre d’ asiatencias Terapeuticas
      http://www.cat-barcelona.com/faqs/view/adiccion-a-la-television

    • topicos-típicos - 4 mayo 2016 - 23:30

      ¡vaya estudios sobre tablets y sobrepeso!
      Creo recordar que ya los había sobre el vetusto receptor TV, obviamente también se puede establecer la misma relación con los libros pues inducen al sedentarismo, pero quizás los patólogos consideren «poco conveniente» establecer esa última relación causa-afecto.

  • #017
    Gorki - 4 mayo 2016 - 19:41

    Lo lógico es que eso lo hicieran los padres y en su defecto la escuela.

    Google y la Policía Nacional formarán a más de 365 adolescentes sobre uso responsable de la web

    http://wwwhatsnew.com/2016/05/04/google-y-la-policia-nacional-formaran-a-mas-de-365-adolescentes-sobre-uso-responsable-de-la-web/

  • #018
    alqvimista - 4 mayo 2016 - 19:43

    adicción
    Del lat. addictio, -ōnis ‘adjudicación por sentencia’; cf. adicto.
    1. f. Dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico.
    2. f. Afición extrema a alguien o algo.

    Real Academia Española © Todos los derechos reservados

    Tiene razón, sr. Dans, al decir que este no es un trastorno genético sino de [falta de] educación, pero que la causa no sea genética no quiere decir que no exista el trastorno. No confundamos causa con efecto.

    Para la primera acepción sí hay casos (según me confirma un amigo psicólogo) que deben ser tratados como trastorno psicológico con consecuencias físicas.

    Para la segunda acepción, más genérica, bueno, creo que ahí entrarían la mayoría de usuarios de teléfonos aunque no necesiten tratamiento. :-D

    En cuanto a las soluciones, bueno, te pongo dos ejemplos de padres treintaañeros:
    – madre distraída con el móvil empujando una silleta con el niño, silleta que tropieza con un escalón, niño que sale volando y amiga que recoge al vuelo al crío.
    – padre distraído con el móvil que va empujando la silleta con la barriga mientras de la mano lleva a la otra hija, niña que tropieza, cae de espaldas, CATACROC (ahí pensé que se había matado) y padre que no reacciona y casi la pisa hasta que la cría rompe a llorar.
    Si los padres son así no quiero imaginar cómo saldrán los niños.

  • #019
    Javier - 4 mayo 2016 - 19:47

    Buen enfoque, desde mi punto de vista.
    Yo, que no soy adolescente ni un papanatas que se abrace a lo último que se pone de moda (soy padre de un ya casi adolescente y soy más bien rarito socialmente), tampoco hago mucho caso de los psicólogos tecnófobos (o, directamente, incompetentes o sin sentido común, que también los hay).
    Un móvil, una tableta, un pc, un libro, son un instrumento, susceptibles de muchos usos y contenidos, unos más apropiados y otros menos, más o menos idóneos según la edad, el momento o el lugar.
    No sé por qué es peor estar absorto en una conversación por whatsapp que atendiendo a la tele en una comida familiar. Ni por qué es mejor leer el Marca que charlar con un hijo.
    Me produce risa, sinceramente, lo mismo que cuando sale algún apocalíptico advirtiendo de lo fácil que es interceptar el correo electrónico (como si robar una carta de un buzón no fuese algo bastante más al alcance de cualquiera).
    Claro que no se puede interrumpir una clase con llamadas o chats, pero tampoco sé por qué hay que cerrarse en banda al uso del teléfono inteligente como recurso educativo y seguir empecinados en el anacronismo/atraco de los libros de texto.
    Parece que pensar da pereza.

  • #020
    menestro - 4 mayo 2016 - 20:07

    Yo opinaría, pero PayPal no me ha enviado un correo prepotente, también conocido como respuesta automatizada. El ‘shock digital’ era un tema recurrente y que parecía que ya había pasado de moda. Es como la alergia, vuelve todas las primaveras.

    https://es.wikipedia.org/wiki/El_shock_del_futuro

  • #021
    Marcos Martínez Uzquiza - 5 mayo 2016 - 10:11

    » el 59% de los padres están preocupados por la adicción de sus hijos adolescentes a sus smartphones»

    ¿Están preocupados esos padres por la posible falta de estimulaciones para con sus hijos? Es decir… ¿Se preocupan los padres por el hecho de que salgan los sábados y se emborrachen pero no por la falta de opciones que les han llevado a esa como única via de ocio y/o diversión una noche de fin de semana?

    «No, no hablamos de adicciones, digan lo que digan los psicólogos. Hablamos de un cambio en los hábitos sociales, de nuevas costumbres y de nuevas maneras de priorizar en un entorno redefinido por la tecnología.»

    Estudio para ser psicólogo pero aquí me pondré justo en el medio.

    No son adicciones, sino falta de estimulación. No es preocupante, que alguien comiendo sólo esté con el Smartphone tal como en una casa señorial de primero de siglo XX el señor de la casa desayunaba con el periódico al lado. Tampoco lo es estar con él en el autobús, o en la cola del cine.

    Ahora bien, si hasta ese momento en el que una persona puede llegar a utilizar un Smartphone, no se han desarrollado las vías para una sana estimulación (y sí, digo sana, lo contrario sería insano y lo insano desemboca en enfermedad o adicción), entonces tenemos los resultados que están encima de la mesa.

    A los niños, hay que hablarles no como niños, sino com o seres humanos, sin ambiguedades pero siempre con relación a sus edades (no hablemos con ellos de macroeconomia…). Si creamos unos lazos de comunicación oral, visual e incluso táctil con ellos de forma habitual…, conseguiremos (o tendremos más papeletas) para que eso acabe imperando. Es decir… si hablas con tu hijo y siempre que hables con él de cosas importantes, exista deliberadamente un contacto visual a los ojos…, será mejor para vuestra transferencia comunicativa. Abrazos, e incluso en la manera en la que nos comunicamos con ellos sumará.

    «Se trata, simplemente, de poner reglas que tengan sentido, como las poníamos antes en otros entornos.»

    No estoy de acuerdo, aunque me parece que es un problema de semántica. Las reglas serían que la comunicación entre las personas debe de ser siempre trascedente en casos concretos. ¿Qué quiere decir esto?

    Que puedes hablar con tu madre sobre lo que hiciste a lo largo de un día normal, mientras cocinas o ves la tele de refilón. Si le hablas a tu madre o tu padre, si es que lo haces (y no tiene porque no) sobre la chica o el chico con el que estás saliendo y lo a gusto que te sientes con él…, sinceramente le estás transmitiendo algo que para ti es importante, así que hazlo en las condiciones más idóneas.

    » Lo normal, no lo obligatorio: algo que haces porque quieres o porque lo prefieres, no porque nadie te obligue a ello»

    Y he aquí el problema a mi modo de ver. Considero que ante una estimulación pobre, se da estas circunstancias. Es decir…

    Si «Psicológicamente» es más «intenso» (esas comillas…) el que tu Tweet tenga X retuits o X Me gustas en Facebook, que una conversación con otra persona, una de esas conversaciones en las que ambos se sienten profundamente a gusto hablando de cosas valiosas o interesantes… mal vamos.

    El problema es la sobre explotación de información. Desde foros, noticias, redes sociales, recogida de firmas a favor de X, programas electorales, memes, memes y más memés, Gifs, vídeos virales…. y si te has perdido algo de lo anteriormente mencionado, te estás perdiendo algo.

    Pues… no mira, estuve haciendo maquetas, que me hace sentir muy bien cuando me pongo a ello y hace mucho que no lo hacía. Se ha banalizado la información y la transferencia de esta debido a su masificación (que también esa información en multiples casos concretos es muy, muy buena, que conste). Y a pequeña escala, en la mesa a la hora de cenar… «como no pasa nada» (ejem…) se tiende al «Qué está pasando en… » o el «Has visto….?» a través de otras vías.

    «Para entender y educar a nuestros hijos, tenemos que entender muy bien el entorno en el que viven, que condiciona profundamente su educación»

    Estoy a medias de acuerdo. Para educar bien a nuestros hijos, hay que recordar que se educa desde el ejemplo. Punto. Hasta que llegan a esa edad llamada adolescencia somos casi dioses para ellos, hay que recordar eso.
    Así, la responsabilidad es nuestra como padres, de crear tendencia, como si de un Me gusta o un Trending Topic fuera…, la de hablar con ellos, pedirles que nos miren a la cara cuando les hablamos, tenerles en cuenta siempre, no juzgarles (¿Nadie recuerda la mítica frase de «Y creeras que vas guapo así vestido») y ante todo darles libertad. Una libertad para coger el smartphone y ponerse con él, o para en momentos concretos, poder estar con ellos y disfrutar del hecho de estar porque es un momento satisfactorio.

    ¿Qué hacen los padres no ya para educar a sus hijos sino para tener momentos realmente satisfactorios, más allá de los que van surgiendo de manera improvisada? Ahí lo dejo.

    Enrique… una cosa última. En Person Of Interest, esa serie que habla de la vigilancia a nivel extremo, hay un capítulo en el que sale el que sería el Marck Zuckemberg de ese universo. Y dice algo muy interesante que aquí dejo de manera no literal:

    -Todas las tecnologías al final quedan obsoletas, pero lo que la gente quiere siempre es una conexión. Pero una conexión real. Esa conexión nunca pasara de moda.

    A eso me refiero.

    Interesante artículo. Los padres en vez de preocuparse por el tiempo que pasan sus hijos con el Smartphone deberian de preocuparse qué les ha llevado a ello y cuales son las posibles alternativas en según qué momentos. Nada más.

  • #022
    Jose Matarredona - 5 mayo 2016 - 12:22

    Es muy triste que no sepamos lo que es la adolescencia, que para saberlo recurramos a un médico y que no recordemos lo que un día fuimos.

    El adolescente es social, grupal, ácrata, rebelde, contestario, creativo, permeable a la novedad, es emocionalmente activo, benévolo con el grupo, «opuesto» a la autoridad dominante….

    Negar su naturaleza nos lleva a la fácil estigmatización y a etiquetarlos como ENFERMOS, son victimas de nuestra absurda obstinación por querer que tengan 40 años.

    Los jóvenes tienen todo el derecho y la OBLIGACIÓN de ser y comportase como lo que son.

    Tomemos la iniciativa en la comunicación, preguntemos que es eso del «Gaming» o quienes son los «Youtubers» o que es una «Quedada» ¿por que les gusta?…»chateemos» con ellos ¡empaticemos !

    Prohibir supone el fin de la comunicación, negociemos, negociar es fuente de diálogo y relación.

    ¡Ha! hablábamos de la tecnología… ¿ hay algo mas fácil que señalar una Causa Externa para el CHOQUE GENERACIONAL? ahora le llamamos teléfono, antes le llamábamos televisión y mucho antes le llamaban guateques.

  • #023
    Gorki - 5 mayo 2016 - 16:13

    ¡Las broncas de mi suegro a mi mujer, por lo mucho que hablaba por teléfono a los 15 años!. Y eso que el teléfono estaba en la pared a mitad del pasillo.

    ¡Eso si que era adición!

  • #024
    Emilio Santos - 5 mayo 2016 - 16:16

    Hoy en día el mercado informático ha evolucionado, las necesidades son distintas, cada vez se compran mas smartphones y la gente compra estos productos en paginas de ofertas como blogdechollos.com, ha de tenerse cuidado y comprar con moderación.

  • #025
    Edgar Ch - 5 mayo 2016 - 18:36

    A manera de reflexión:
    Mis tías se quejan de que mis primos (20 años más jóvenes que yo) se la pasan pegados al teléfono y chateando con amigos o en FB.
    Yo les comento que de igual manera, reviso constantemente mi teléfono, y cuando no es en el teléfono, estoy revisando cosas (Twitter, noticias, tecnología) en cualquiera de las dos PCs que uso en el trabajo.
    ¿La finalidad hace diferencia aquí? Tal parece que todos caemos en el mismo embudo, y que la única diferencia entre mis primos y yo, es que yo leo cosas de gente que ni conozco.

    Entiendo que el texto hace referencia a los adolescentes, pero no estoy seguro si esos padres preocupados se hayan tomado la molestia de saber en que y como lo usan. Yo, a mi hija de 7 años le he instalado aplicaciones y juegos didácticos en mi smartphone, le enseño a consultar el clima y a ubicarse en el mapa.
    A ver si no viene un psicólogo a encarcelarme por enviciar a mi hija.

    • Enrique Dans - 5 mayo 2016 - 18:42

      ¡¡Claro, la arrastras a un abismo de vicio, adicciones y perversión!! :-) Por si te sirve de consuelo, yo con la mía hice lo mismo. Intenté que probase todos los cacharros que pasasen por casa (que fueron unos cuantos), que fuese early adopter de todo, que tuviese página web, dominio propio y smartphone desde muy pequeña, y que se metiese en todo lo que le interesase y conllevase tecnología. Y ahora, con casi 22 años, sigue siendo rabiosamente tecnológica, pero no tiene ningún problema social, nadie la considera maleducada y es muy agradable estar con ella, no sientes que «te ignore» o que «pasa de ti» porque esté mirando la pantalla de su smartphone

      Al final es una cuestión de puro sentido común, de tratar de educarlos lo mejor posible, y de intentar ser coherente. Y supongo que también un poco de suerte, claro!

  • #027
    manuel - 6 mayo 2016 - 13:58

    ¿qué nadie se acuerda de cuando nosotros eramos los adictos, caminando irremediablemente hacia el fracaso, la exclusión social o en manos de un terapeuta? cuando estábamos hora si y hora también embutidos con el walkman, fuera en família o en el metro, en casa de tus tios, abuelos, y pegándole a la game&watch como si no hubiera mañana ?. Y el que no era tecnólogo o no tenía chismes, estaba encerrado todo el día en su habitación escuchando heavy y duplicándose cintas.

    Uff, si hubiera pillado un móvil y conexión contínua en esa época…..

    que los jóvenes hagan lo que tengan que hacer y si lo encontramos transgesor, los que tenemos un problema somos nosotros no ellos, ellos harán su vida y vivirán el escenario que elijan.

    Ya lo han mencionado, sentido común y nada más. Pero ya lo encontrarán ellos mismos en la medida que su sociedad futura determine que significa eso.

    mi tio era adicto a la radio,

  • #028
    Evaristo - 17 mayo 2016 - 21:10

    Sinceramente, nunca lo había visto desde ese punto de vista, un artículo bastante interesante. Yo fuí de los primeros en tener un Smartphone allá por el año 2008 me compré el iphone 3G el primer día que salió y la gente recuerdo que me miraban como un bicho raro por ir con el Smartphone a todos lados en la mano. Leyendo este artículo, más que un bicho raro fui.. un visionario.. un saludo!

  • #029
    Manuel Butron Armella - 27 mayo 2016 - 23:17

    Claro todo empieza desde de forma interna en la familia, en la educación que los padres les dan a los hijos, es un gran problema porque esa supuesta «Adicción» provoca aislamiento, alteraciones en el estado de ánimo, comportamiento compulsivo, problemas de comunicación, problemas de lenguaje, por ejemplo el escribir de forma abreviada o mal, porque lo importante es responder rápido e inclusive se puede llegar al fracaso escolar. Es verdad nacieron en la época de la conexión o hyperconectividad, es parte de su naturaleza pero tienen que aprender a diferenciar y a valorar el contacto humano de un dispositivo electrónico, es lo que trato de inculcarles a mis hijos de la mejor forma posible. Hace algunos años solíamos ir al cine en familia al menos cada mes o si no uno de mis hijos me lo recordaba siempre o a acampar, ahora entro a su cuarto y lo encuentro en su celular chateando o viendo películas en sitios web como https://www.netflix.com o http://www.seriespepino.com o jugando World of Warcraft, etc. y realmente me molesto esa situación pero al fin de cuentas uno como padre tiene la culpa por no poner atención en los comportamientos que se van desarrollando en los hijos y claro me doy cuenta que no he sido últimamente muy empático ni muy cercano. Estar cerca de los hijos es importante, es verdad la tecnología es divertida es fantástica pero todo tiene tu tiempo y su momento, ahora estoy más cerca de ellos y salimos a paseos a hacer rapel o a nadar, simplemente a estar un poco más en contacto en la naturaleza.

Dejar un Comentario

Los comentarios están cerrados