Agotamiento social

Social media fed upAyer miércoles estuve en la barra tecnológica de La Noche en 24 horas, hablando con Sergio Martín del agotamiento social, un término que nos inventamos derivándolo directamente del «social media fed up» o el «social media fatigue» utilizado ya de manera relativamente habitual en inglés. El vídeo está disponible en la página del programa, a partir del minuto 01:33:05.

La idea era comentar casos como el de Essena O’Neill, la adolescente australiana con más de 612.000 seguidores en Instagram que decidió de repente revelar todo lo que había detrás de sus fotos y de su actividad social llevada por la idea de que «social media is not real life», el de Sean Parker cuando afirmó que «el social media era una manera de alimentar nuestro narcisismo«, o el de Ed Sheeran anunciando su retirada durante al menos un año de las redes sociales para evitar «ver el mundo a través de una pantalla«.

La fatiga con los medios sociales responde a un esquema evidente: una innovación con una difusión rapidísima, que además cambia sus características de manera relevante también a gran velocidad. Gran confusión de medios, canales y herramientas, con usos, protocolos y consecuencias muy distintas en todas ellas. El usuario que empieza utilizando mensajería instantánea se encuentra en poco tiempo utilizando MySpace, Facebook o Twitter, sin realmente darse cuenta de hasta qué punto uno es diferente del otro. He visto adolescentes utilizando Twitter para comunicarse entre ellos exactamente igual que lo hacen utilizando Instagram o WhatsApp, sin siquiera plantearse que en unos sitios los mensajes son públicos y en otros no. Por otro lado, los protocolos también cambian, y quien utilizaba Twitter cuando la herramienta inicia su andadura para contar lo que hacía a cada momento, se encuentra de repente con que Twitter ya no es para eso, sino para compartir noticias, ideas ingeniosas y pensamientos. Todo cambia, lo hace a gran velocidad… y por momentos, nos agota.

En efecto, hay personas que viven aparentemente por y para las redes sociales. Existen infinidad de casos de adolescentes y no tan adolescentes que abusan de las redes sociales o que no despegan su nariz de la pantalla ni cuando están con alguien, vulnerando todo tipo de protocolos de educación y buenas maneras. Y hay, lógicamente, quien tras una temporada de abusar de algo, se da cuenta de que está harto y necesita desconectar. O quien tiene un disgusto por haber compartido lo que no quería. Todo ello es lógico que ocurra en un entorno que cambia y evoluciona a tanta velocidad. Lo importante, por tanto, es que relativicemos las cosas: que alguien necesite desconectar una temporada si ha abusado de algo es lógico, pero eso no quiere decir que lo que utilizaba fuese malo, negativo o de alguna manera pernicioso. Que alguien no haga ni caso a su entorno inmediato porque está todo el tiempo pendiente de una pantalla no tiene sentido, y responde más a una falta de control y de reglas básicas de educación que a algo negativo vinculado con la herramienta en sí. Que necesitemos desconectar de vez en cuando solo indica que durante algún tiempo hemos estado, seguramente, «demasiado conectados». Todo lo bueno, utilizado en exceso, termina matando. Todos creen saber más que nadie de social media. Las redes sociales ayudan al debate, pero bajo determinadas circunstancias, matan el debate, llevándonos a todos a ser demasiado influenciables por nuestro entorno. Nada está claro. Todo está en evolución.

Las redes sociales no son malas. Simplemente estamos, como sociedad, aprendiendo a utilizarlas. Poniéndolas en su lugar. Muchas veces, y para muchos, aprender a poner determinadas cosas en su lugar exige desconexiones, reflexiones y ajustes en las escalas de valores y prioridades. Eso es todo. No hay dramas, no hay descalificaciones ni necesidad de enmiendas a la totalidad. Las cosas se ajustan con el tiempo y con la adecuada educación. Ed Sheeran volverá a Instagram, Essena O’Neill terminará por establecer con las redes sociales una relación más sana y sincera que la que tenía, tus hijos se beneficiarán de un poco de disciplina cuando les prohibas utilizar el teléfono a la hora de comer, y todos estaremos más a gusto si, estas navidades, nos fijamos más en las personas que tenemos alrededor y menos en las que están al otro lado de la pantalla. Lo cual no quiere decir que de vez en cuando nos detengamos, apuntemos esa frase o hagamos esa foto, y la compartamos en nuestras redes sociales. No es para tanto, no muere ningún gatito, no nos convertimos súbitamente en malvados y no estaremos «viendo la vida a través de una pantalla». No necesitamos reclamar nuestras vidas de las garras del social media, simplemente necesitamos aprender a usarlas con mesura. Todo en su justa medida, por favor.

 

This article is also available in English in my Medium page, “Social media fatigue«

 

13 comentarios

  • #001
    Goomer - 24 diciembre 2015 - 15:06

    Esto es lo mismo que algunos cantantes/actores/escritores cansados de la fama deciden retirarse por un tiempo. La diferencia es que ahora no son una élite, ahora somos prosumers, y nos puede pasar a todos.

    Yo por temporadas estoy más activo en redes sociales, blog y demás que en otras, pero para mi no es un trabajo, no es una obligación. Por lo tanto no llego a agotarme, si no encuentro tiempo, no lo hago, y supongo que nadie lo echa de menos. Es la triste realidad, todos al final somos menos importantes de lo que nos queremos creer y las mayores obligaciones, son con nosotros mismos.

    Felices fiestas.

  • #002
    Angel - 24 diciembre 2015 - 15:20

    «Las redes sociales no son malas. Simplemente estamos, como sociedad, aprendiendo a utilizarlas. Poniéndolas en su lugar. Muchas veces, y para muchos, aprender a poner determinadas cosas en su lugar exige desconexiones, reflexiones y ajustes en las escalas de valores y prioridades. Eso es todo.»
    Si, hace años atrás, ser conocedor «de la realidad conocida» implicaba tener conciencia de dicha realidad, esta afirmación queda patente hoy, y pudiera considerarse como absoluta. Las herramientas, la historia lo demuestra, son usadas y existen dentro de los paradigmas que establecen los valores de nuestras «relaciones». Si bien, una herramienta en si, debiera ser considerada como un adelanto tecnológico que facilitara una mejora en nuestras relaciones o creatividad, existe la posibilidad de crear inesperados «daños colaterales. ¿Está, la raza humana preparada para asumir un «buen» uso de esas «oportunidades» que la evolución tecnológica brinda?
    Del mismo modo que nuestras metodologías, hábitos y reglas de convivencia, demuestran que no siempre, todos , somos aptos, para usar a ciencia el conocimiento brindado, la introducción de nuevas tecnologías, a semejanza de las obviadas armas, las éticas son esclavas de la aplicación intencionada o ignorante de las mismas. «Las cosas se ajustan con el tiempo y con la adecuada educación»

    Pero pregunto. ¿Los actores del poder, están igualmente preparados para tener en cuenta que: «No hay dramas, no hay descalificaciones ni necesidad de enmiendas a la totalidad. Las cosas se ajustan con el tiempo y con la adecuada educación.» y que es prudente, asumir, que dentro de la evolución de las costumbres existen factores de comprehensión, que ninguna ley es capaz de regular, ni posiblemente cuantificar, si antes no se acompaña con la divulgación veraz del conocimiento, y una relación de coexistencia inteligente voluntaria?

  • #003
    Juan Carlos Lujàn - 24 diciembre 2015 - 16:23

    Aquello también hay que explicarle a los políticos en campaña. En Perú muchos creen que haciendo propaganda (o promesas) en las redes sociales lograràn sus objetivos. Consideran, por ejemplo, que Facebook es el mejor canal de difusión y hasta hacen encuestas para medir su opción de voto. Lo que no saben es que se estrellarán contra la pared al lograr que sus mensajes nos saturen y los olvidemos al momento de votar (por ser demasiado reiterativos en su intento por convencernos como electores).

  • #004
    Edgar Ch - 24 diciembre 2015 - 16:45

    Como usuario que soy de imgur, ayer leí un mensaje que me pareció fabuloso:
    «Mi madre me decía que no hablará con extraños por internet, hoy más que nunca me siento orgulloso de haberla desobedecido. Somos una gran comunidad. Felices fiestas.»
    Así como las redes sociales te pueden agotar, te pueden causar grandes satisfacciones. El punto clave está en encontrar el balance. Las podemos integrar a nuestras vidas de la misma manera que integramos el deporte, la música, la lectura, etc. Como sabemos, no todo el mundo hace la misma cantidad de ejercicio ni lee el mismo numero de libros al año. Mientras las utilicemos como complemento y herramienta de comunicación, y no como sustituto de la vida real, serán grandes aliadas.
    Felices fiestas, a ti Enrique, y a todos tus lectores.

  • #005
    Florencia - 24 diciembre 2015 - 19:01

    Muy interesante!: Me recuerda a la antropología social, ahora toca analizar la forma de relacionarnos en la red. Yo soy pro red, pero de un internet de calidad, del que podamos construir entre todos y no solo para los motores de búsqueda.

  • #006
    Gorki - 24 diciembre 2015 - 19:30

    Cada uno sabe lo que desea y espera de las redes sociales y esta en su derecho, el cambiar el uso y la frecuencia con que las maneja si lo considera oportuno. El dejarlas o continuar con ellas, no es ningún drama.

    Como todo, en el uso de redes sociales ha habido bastante de moda, como fue en su día el estar en Foursquar o SeconLife, pasa la moda y la gente poco a poco abandona esos medio, lo cual no es ni bueno ni malo, sino simplemente normal, (excepto para los propietarios de esos sitios).

  • #007
    menestro - 24 diciembre 2015 - 21:11
  • #008
    menestro - 24 diciembre 2015 - 21:30
  • #009
    Garepubaro - 24 diciembre 2015 - 22:06

    si, no conozco web, foro o red social que tras años no se haya agotado, sencillamente …

    sin embargo fijaros en la television, apenas unas horas tras inventarse, va para siglo, surgieron los modelos; ver partido de futbol: se gana dinero en el intermedio con la publicidad, lo mismo en peliculas, programas de variedades, y tan solo con la novedad de «reality show» toda una revolucion iniciada en los 50s en los EEUU asi, un invento novedoso vigente fresco en todas las pantallas …

    MODELOS INTACTOS DESDE SU CREACION POCAS HORAS DESPUES DEL INVENTO DE LA TELEVISION …

    mientras que internet aun no saben que van a inventar o si algun dia inventaran algo viable …
    television e internet no es que sean diferentes, sino ademas opuestos

  • #010
    Gon - 24 diciembre 2015 - 23:27

    Acabo de recibir un mensaje de Facebook obligandome a usar mi nombre real y a enviar documentos que lo acrediten….me da mucha rabia…esa prepotencia.
    Primero he usado fb estos años con ese nick y todo el material intelectual y opiniones va asociado a ese alter ego…ojo…jamas he hecho de trol.
    En FB soy esa otra identidad y no va a ser FB quien me diga quien tengo que ser.
    Mis opiniones publicas incluso polittcas en webs siempre se vertieron de forma educada pero firme y legal… me niego a que ahora conste mi verdadero nombre en ellas pq no hubiera seguramente lanzado ciertas opiniones críticas..
    Asi no me interesa seguir…y este no es el espíritu de las redes sociales…
    Creo que dejaré tb de publicar….y me volveré usuario pasivo de fb.

  • #011
    astur - 25 diciembre 2015 - 00:20

    Bonito post que se reduce en pocas palabras a algo ya muy viejo: El facebook y el twitter tambien se están pasando de moda, porque ya cansa.

  • #012
    Javirol - 27 diciembre 2015 - 15:16

    Lo que yo puedo decir es que portales como facebook los utilizo ya únicamente en entorno laboral, para ofrecer contenido, sorteos, concursos o promocionar productos…. La parte social la reservo a aplicaciones del estilo de WhatsApp, mucho más personales y con contactos reales, con los que sí mantengo un contacto real

  • #013
    Pipe Sanchez - 30 diciembre 2015 - 16:58

    Inter nos y en petit comité. ¿No sobredimensionamos el fenómeno?

    En realidad he encontrado un uso interesante a FB. Interesantemente, es el mismo uso que le encontré al principio: establecer (y mantener) contacto con personas a las que te unen lazos y que tienes lejos. A Twitter solo le encuentro un atractivo: demostrar lo ocurrente que eres en 140 caracteres o, en su defecto, convertir cualquier palabra en un hashtag.

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