Mi carta a los reyes para unas elecciones en navidad

IMAGE: José Alfonso de Tomás Gargantilla - 123RFMi columna de ayer en El Español, titulada «Elecciones navideñas y cartas a los reyes«, es un pequeño análisis de lo que suponen unas elecciones en las que, como mínimo, vemos unas ciertas posibilidades de relevo generacional (hay veinte años de diferencia entre el candidato que representa «la vieja política» y la edad media de los otros tres) que determina también un perfil de habilidades de los candidatos completamente distinto: finalmente, predominan los candidatos que hablan idiomas, saben manejar un ordenador y se encuentran cómodos en las redes sociales.

La primera petición, por tanto, es así de clara: votemos a un candidato mínimamente moderno, no a un fósil de otra época. A alguien que no haga el ridículo en el contexto internacional quedándose fuera de los corrillos porque no habla idiomas, y que sea capaz de encender un ordenador o de hacer algo más con su smartphone que enviar un SMS. Me parece de puro sentido común. Pero no se vota a un candidato únicamente en función de esas habilidades, del mismo modo que no se decide el voto tan solo en función de las posiciones de un partido con respecto a un tema tan concreto como la gestión de la tecnología y la innovación. Generalmente, cuando alguien intenta analizar los programas de las distintas opciones políticas en lo referente a sus posiciones con respecto a internet, al fomento de la innovación o de la tecnología, se encuentra con que, a pesar de que cada vez más personas consideramos la red una parte muy importante de nuestras vidas, ese aspecto es considerado «menor» dentro de otra serie de posiciones consideradas más importantes.

La gran realidad es que las posiciones que una opción política toma con respecto a internet, a la innovación o a la tecnología son mucho más importantes de lo que inicialmente podría parecer. Cuando un partido aprueba la ley Sinde, el canon AEDE o el impuesto al sol, por ejemplo, no está simplemente tomando una decisión incoherente e insostenible desde el punto de vista tecnológico: está también demostrando hasta qué punto está dispuesto a privilegiar los intereses económicos de una minoría frente a fines indudablemente mucho mayores. Está probando su nivel de corrupción, porque solo se puede calificar de corruptos a quienes eliminan a los jueces y vulneran la separación de poderes para ponerse a juzgar ellos mismos, o a quienes son capaces de criminalizar algo como el acto natural de enlazar para así privilegiar a una serie de medios y que les traten mejor. ¿Cómo de corrupto es alguien que antepone los intereses del lobby de las eléctricas al desarrollo de una generación solar distribuida que encaja con las condiciones de nuestro país como un auténtico guante, y que podría tener efectos muy positivos en términos medioambientales y de balanza comercial? Pura corrupción, de la que define a quienes la practican.

El partido que merezca mi voto tendrá que plantear opciones claras en estos temas. De entrada, sacar la basura: anunciar de manera inequívoca y sin silencios la derogación de engendros legislativos como la ley Sinde, el canon AEDE y el impuesto al sol. Además, tener una posición clara con respecto a la innovación: entender que no es algo que pueda detenerse a golpe de decreto, y ser prudente para no hiperlegislar cuando no sea necesario. Entender los nuevos modelos de negocio y lo que aportan cuando flexibilizan esquemas que se consideraban verdades escritas en piedra, pero que el avance de la tecnología ha convertido en anacrónicos. Aplicar el marco legislativo con sentido común, manteniendo la separación de poderes como elemento fundamental de la democracia. Trabajar en el desarrollo de un tejido emprendedor en tecnología, lo requiere de decisiones importantes en educación, en neutralidad de la red, y en general, en la toma de una postura vanguardista en ese sentido.

Mi carta a los reyes es que el gobierno que salga de las próximas elecciones no vea la tecnología como una amenaza, como algo de lo que hay que «proteger» a los ciudadanos, sino como lo que realmente es: el gran aliado para el progreso. Un gobierno que se asesore de verdad de manera equilibrada, y no se ponga siempre del lado del lobby de turno, de las industrias establecidas que defienden el inmovilismo, el que nada cambie. La tecnología es mucho, mucho más importante de lo que parece. Si también lo es para ti, utilízala para decidir tu voto. Es la única manera de que dejen de considerarla un tema menor, un simple «fleco» del programa. Quiero dejar de vivir en un país que el resto del entorno considera rancio y enemigo de la innovación. No creo que sea tanto pedir…

 

12 comentarios

  • #001
    Flinn Sorrow - 23 noviembre 2015 - 13:30

    Sí, puede que tengamos un relevo generacional, pero ¿significa eso que va a cambiar algo? Teniendo en cuenta que en España, los supuestos representantes no son representativos más que de su partido, pero jamás de sus votantes. Y esto se demuestra cada vez que hay votaciones en el congreso, donde todos los del partido X votan lo que les dice su jefe de partido. Es decir, no hay mandato imperativo. Teniendo en cuenta también que en España no hay separación de poderes, sino de funciones. Es decir, quien gana las elecciones legislativas se lleva también el poder ejecutivo y el judicial. Únicamente con constatar la inexistencia de estos dos requisitos, representatividad y separación de poderes, podemos concluir que el régimen español no es una democracia, sino un Estado de partidos (o partitocracia). Los candidatos que se presentan lo hacen bajo estas condiciones y, por tanto, no están interesados en cambiar el sistema puesto que les perjudicaría. Todo el mundo sirve a quien le paga, y no hay mejor pagador que papá Estado.

    Por tanto, cualquier persona que vote, da igual a qué partido o si vota en blanco, está legitimando este régimen de partidos e impidiendo la posibilidad de que algún día se pueda producir en España un período de libertad constituyente, donde el pueblo español pueda decidir qué régimen desea tener. Yo, personalmente, me inclinaría por una República Constitucional.

  • #002
    Goomer - 23 noviembre 2015 - 15:38

    Pues esa carta a los reyes magos por un gobierno distinto, creo que debería ir por unos electores distintos. En nuestras sociedades actuales los políticos no son referentes intelectuales, ni de ningún otro tipo. Nuestras sociedades son vivas, y no necesitamos que un gobernante nos lleve a un lado u a otro, creo que es al revés, siendo la existencia de la gobernación un mal necesario, tenemos que intentar influir para que vaya en la dirección que los ciudadanos queramos.

    Humildemente, pensar que tienen que ser los gobernantes los que nos digan a los españoles por ejemplo que la neutralidad de la red es deseable, con este gobierno, o con casi cualquier otro, me parece como esperar que llueva dinero. Debe ser al revés, si la gente que tenéis influencia sabéis hacérselo llegar a la gente de la calle, a los que votan, los políticos seguirán para aspirar a conseguir el sillón.

    El paradigma ha cambiado. Las ideas y el conocimiento florecen en nuestra sociedad, y tenemos que ser capaces entre todos de que estas ideas suenen más fuerte y calen. Está en nosotros, está en todos.

  • #003
    menestro - 23 noviembre 2015 - 15:42

    Ya lo he leído. No voy a dar mi opinión.

  • #004
    Andrew - 23 noviembre 2015 - 16:32

    Comparto algunos de los deseos que expresas en tu carta de Navidad aunque también tengo que decir que discrepo en cuestiones fundamentales. Sería bueno en sí y bueno para la imagen de España que el próximo presidente hablase más de un idioma y fuera alguien hábil con las tecnologías, eso es innegable, pero pienso que esas dos cualidades siguen siendo secundarias al lado de lo realmente importante. En esencia, me parece que un presidente no debe ser alguien que sepa de todo o que sepa más que nadie, creo que es más importante el que sepa delegar en gente competente y con capacidad de gestión. Por otro lado, creo que es fundamental que un presidente entienda que la innovación es muy importante, pero la visión de la innovación que tenemos aquí me resulta un poco simplona y falta de imaginación. Creo que fomentar la innovación responde más a crear un sistema que favorezca la creación de empresas y emprendedores que el viejo mantra de invertir en innovación desde arriba con dinero público en proyectos que rara vez terminan en éxitos rotundos.
    Por último, he leído tu postura con respecto al “impuesto al sol” y dado el rigor que yo mismo te atribuyo en tus análisis, en este tema tengo que decir que creo que hay mucho más de mantra y frase resultona que de verdad. Si bien hay algún punto en la ley que es mejorable, me parece que lo del impuesto al sol es excesivo, y que si se usa ese apelativo hay que decir por qué. De lo contrario, se deja la sensación, que yo mismo tenía hace unos meses, de que si pones un placa solar en tu casa o te vas al campo y pasas de las eléctricas y decides autoabastecerte te van a “clavar” un impuestazo por hacerlo. Y eso simplemente no es verdad.

    • Nacho - 23 noviembre 2015 - 20:36

      No puedo estar más de acuerdo. La clave está en la gestión y toma de decisiones. El uso del término «impuesto al sol» mancha cualquier argumento. Las cosas no se simplifican así.
      Añado a la crítica la aceptación de que la juventud es un valor en si mismo, simplista, dirigido y absurdo.
      Una pena de artículo, podría haber aportado más seguro.

      Mi apoyo a fomentar la revisión de los retos que tenemos encima y evaluar quién podría afrontarlos con más garantías.

      Lo + importante, Vota!, tu opinión cuenta

  • #006
    Victor - 23 noviembre 2015 - 18:28

    Ese tambien es mi criterio de elección. Podrías añadir .. y que no evite ir a entrevistas con Ana Pastor porque no sabe las respuestas o le da miedo hablar en público. Así que solo quedan 2. Uno concreto, profesional y con medidas específicas que busca unir a España con respeto y consensos… y el otro más radical y polémico.

  • #007
    José Luis Santana Blasco - 23 noviembre 2015 - 18:35

    Brillante.
    Es tan sencillo como esto, pero creo que va a costar encontrar el partido.

  • #008
    Mauricio - 23 noviembre 2015 - 18:37

    Pues yo deseo que España no solamente elija a un buen gobernante sino que además los españoles no se hundan en la impaciencia y el pesimismo. España es el país más avanzado de habla hispana y en muchos campos se encuentra en una posición que ya querríamos en América Latina. La crisis que vive actualmente no tiene comparación con la magnitud de las que se han vivido al otro lado del charco. Se trata de un país con un nivel de corrupción relativamente bajo, donde en general se puede andar por las calles sin temor a ser víctima de la delincuencia, tiene bastante seguridad jurídica, una administración pública suficientemente eficiente y una infraestructura de país desarrollado.

    Lo que sí debe hacer España es reconocer los errores del pasado y reparar todo lo que sea reparable, con especial énfasis en la guerra civil y el franquismo que todavía tienen sumergida a mucha gente en una irreconciliable división ideológica y en muchos odios y prejuicios que no deberían tener cabida en una sociedad moderna. Por otro lado, le toca también admitir que todavía tiene asuntos no resueltos de diverso tamaño con varias naciones que estuvieron en su área de influencia y que hablan lenguas como el náhuatl, quiché, quechua, aymara, guaraní, mapuche, gallego, vasco o catalán.

  • #009
    Vicent - 24 noviembre 2015 - 12:51

    He descubierto este blog hace poco , y compartida o no sus opiniones , que gran favor nos hace al permitir reflexionar .
    Leído el artículo ,tan solo quería señalar cuán preocupantes son algunos silencios …

  • #010
    Peter Sword - 24 noviembre 2015 - 15:03

    Mi carta a los reyes magos también tiene una parte en la que se pide sentido común para los españoles, pero sé que, en esencia, el sentido común no es nuestra bandera.

    Un político, especialmente un presidente, no nos gobierna: gobierna para nosotros. ¿Y cómo es posible que el máximo mandatario del país sea una persona que no esté metido de lleno en la actualidad? La actualidad es innovación, la actualidad es gestión eficaz, la actualidad es abandonar aquello que ya no sirve en pos de modernizar la estructura social.

    ¿Es eso saber usar Twitter? Pues no, pero desde luego alguien que no sabe (o no quiere saber) qué es Twitter, cómo se comunica la gente, la importancia de las energías renovables, qué importa a los españoles (cómo viven, qué les preocupa)… en definitiva, se trata de estar en la actualidad, en el mundo real…

    Y, señores, nuestro gobierno no vive nuestra realidad: vive la suya. Es hora de un cambio, pero no por parte de los políticos, sino por parte de los votantes.

  • #011
    votante - 28 noviembre 2015 - 01:02

    Yo que soy mas joven que cualquiera de los candidatos que se presentan creo que la edad no es determinante, me parece un fallo por tu parte enrique caer en ese error de definir o encasillar a la gente por su edad biológica. Hay algunos candidatos jovenes con algunas ideas realmente arcaicas, y viceversa.

    Deberiamos centrarnos en que plantea cada cual mas alla de cuantos años tenga que no creo ni que tenga cabida en el debate. Me parece hasta de mal gusto referirse a la edad o el genero de la persona.

    • J. Pedro Moreno - 30 noviembre 2015 - 13:50

      Totalmente de acuerdo con esta reflexión. Y, respondiendo a VOTANTE, Enrique no dice que votemos a un candidato mínimamente joven, sino a un candidato «minimamente moderno»… No es una cuestión de edad biológica, si no de no tener una mentalidad anclada en otra época, ni de estar al servicio de unos pocos privilegiados.

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