Sobre «The new digital age», en Manager Focus

The New Digital Age (Eric Schmidt, Jared Cohen) - Amazon.esDesde Manager Focus, que estrena página web, me pidieron una columna sobre «The new digital age«, el libro de prospectiva tecnológica de Eric Schmidt y Jared Cohen publicado hace aproximadamente un año, que además ya me había leído. No es un resumen del libro (ese lo hacen ellos), sino una columna inspirada por su contenido:

 

Mirar hacia el futuro es una actividad consustancial a la naturaleza humana. Preguntarse cómo será el mundo o, siendo más específico, nuestra vida, nuestros trabajos, nuestro entretenimiento o la sociedad que nos rodea dentro de unos cuantos años es un ejercicio mental que pocos pueden reprimir.

Sin embargo, a medida que los factores tecnológicos y de otro tipo que dan forma al futuro van incrementando su aparente complejidad, la tarea empieza a parecerse más a aquella frase de Niels Bohr, “Hacer predicciones es muy difícil, especialmente cuando se trata del futuro”, no solo por la amplia variedad de factores implicados, sino también, en muchos casos, por la dificultad de valorar qué elementos son meramente coyunturales y cuáles están con nosotros para quedarse.

¿Alguien piensa seriamente que los torpes intentos de “lo viejo” para resistirse a “lo nuevo”, como el afán de determinados lobbies industriales por detener el avance del mundo y la aparición de alternativas a su dominio, formarán parte de la configuración de nuestro futuro? Nunca, en ningún momento de la historia, ha podido ninguna industria, asociación o gobierno, por poderoso que fuera, detener el progreso tecnológico… ¿Por qué iba a ocurrir ahora, en un mundo infinitamente más hiperconectado?

El escenario tecnológico nos afecta a todos los niveles. Nos afecta en nuestra forma de vivir y relacionarnos, en cuestiones que van desde lo personal hasta lo profesional, y con un grado de cambio tan grande que, en no mucho tiempo, no vamos a reconocer muchas de las cosas que veíamos naturales cuando empezamos a tener uso de razón. En realidad, los cambios son tan brutales que influyen en cuestiones propias de nuestra esencia: nuestra sociabilidad, nuestra competencia profesional, nuestro acceso a la información…

Intentar entender estos cambios exige elevar progresivamente el grado de análisis: del individuo a la familia, de las relaciones entre personas al universo económico y de la empresa, y, de ahí, hasta llegar a la forma de organizarnos como sociedad, a la política. Especular sobre los cambios en esferas como esas exige tener una visión muy clara de los factores que se convertirán en decisivos, de la dirección en la que apunta la evolución de la tecnología. Es el tipo de visión que caracteriza a quienes se plantean productos y servicios para personas y mercados que ni siquiera existen o incluso que empiezan a existir en torno, precisamente, a los conceptos que nos traen esos productos y servicios.

No obstante, la verdad es la que es: esos escenarios nos afectan, y mucho. Vivir de espaldas a esa evolución, negarla como quien entierra la cabeza en el suelo, es completamente absurdo y totalmente inaceptable a partir de ciertos niveles de responsabilidad. Deberíamos considerar completamente intolerable que las decisiones en una empresa o en un país fueran tomadas por personas incapaces de entender esos análisis de escenarios. Los accionistas de esas empresas y los ciudadanos de esos países deberían echar a patadas a quienes, por voluntad o por ignorancia, deciden ignorar esos escenarios que se avecinan. Y, para que esto sea así, para incrementar nuestros grados de libertad, debemos familiarizarnos lo más posible con ellos.

 

(This post is also available in English in my Medium page, “Inspired by ‘The new digital age’«)

7 comentarios

  • #001
    Felix Maocho - 19 marzo 2014 - 08:20

    Completamente de acuerdo, en un mundo cambiante, el inmovilismo, el hacer las cosas, «como siempre se han hecho», es asegurarse el fracaso. Sin embargo, el hacer las cosas de una forma nueva, exige evitar también el tratar de «quemar etapas», pues ´prever el futuro como una proyección del pasado, nos lleva también a idear absurdos.

    Basta ver las imágenes retrofuturistas es decir como imaginabamos el futuro hace solo veinte años
    http://4.bp.blogspot.com/_ERSGg8pg_sk/TJ5jHmV-JMI/AAAAAAAABPY/CVARHV9b2ps/s1600/Retro-Futurism+Tram-Bus+2.jpg
    para ver que el actual presente, nada tiene que ver con aquel que imaginabamos, y que cosas hoy esenciales como es el PC e Internet absolutamente nadie fue capaz de preverlas, por ejempl los fenómenos actuaales de deslocalizacion de fábricas, emigracioes masivas de personas del tercer mundo, la cidadel imperio de la URRS sin disparar un tiro, o la evolución del Maoismo absolutamente nadie pudo preverlas en su momento, y por contra nunca cosas que se creía que triunfarían como la robótica doméstica, la conquista de otos planetas, o automóviles voladores, aún está por iniciarse su desarrollo.

    En estas condiciones, parece que lo sensato es auscultar el presente y adaptarse lo más rápidamente que podmos s sua características, pero sabiendo que esta situación es temporal y que habrá que abandonarla, tan pronto como los hechos nos muestren, que el nuevo presente, es una evolución del que nosotros estudiamos por un derrotero que fuimos incapaces de prever y que nuevament hay que adaptarse a él.

    No es cómodo tratar de poner cimientos en arenas movedizas, pero eso es lo que hay, mejor es conocer la mala calidad del suelo donde estos construyendo nuestro hogar, que tratar de convencernos que eso es roca dura y que nuestro cimientos son inamovibles.

  • #002
    Antonio Castro - 19 marzo 2014 - 09:13

    Enrique, planteas la imposibilidad de detener el progreso y afirmas que:

    ¿Alguien piensa seriamente que los torpes intentos de “lo viejo” para resistirse a “lo nuevo”, como el afán de determinados lobbies industriales por detener el avance del mundo y la aparición de alternativas a su dominio, formarán parte de la configuración de nuestro futuro? Nunca, en ningún momento de la historia, ha podido ninguna industria, asociación o gobierno, por poderoso que fuera, detener el progreso tecnológico… ¿Por qué iba a ocurrir ahora, en un mundo infinitamente más hiperconectado?

    Pero no se trata de detener el progreso, se trata de retrasarlo todo lo, posible para así retrasar los cambios que estos lobbies temen porque convertirán en caducos ciertos modelos de hacer negocios que son los que ellos dominan desde hace décadas, y eso sí que está ocurriendo.

    Tendemos a considerarlos meros ignorantes. Olvidamos que el dinero solo es un elemento para alcanzar más poder y hay pos formas de aumentar el propio poder usando el dinero. Uno es enriqueciéndose, y el otro es empobreciendo de forma generalizada a mucha gente. No son ignorantes. Su astucia está enfocada en aumentar el diferencial de riqueza.

    Estos lobbies tienen sus propios intereses que nada que ver con el interés general.
    Podemos confirmar esto mirando las empresas más odiadas:

    Ver: Elige a La Peor Empresa del Año: las nominadas son Endesa, Iberdrola, Movistar,Vodafone y Bankia

    Casualmente son empresas donde las puertas giratorias alcanzan un elevado número de revoluciones. Faltan muchos lobbies en esa lista, como por ejemplo el de la propiedad intelectual.

    Es un fenómeno global que se caracteriza por generar un aumento de la corrupción política, pero en España tenemos el dudoso honor de ser el segundo de los países más corruptos de Europa:

    Ver: España, segundo país en el que más sube la percepción de la corrupción

    Es una nueva forma de fascismo que se caracteriza por la ausencia de una cabeza visible a la cual atacar. Estamos ante una nueva lucha de clases. Estamos ante un modelo económico y político insostenible y que no se sostendrá.

    La pregunta es ¿caerá por pura insostenibilidad, o conseguiremos hacerlo caer antes de alcanzar un colapso global que muchos han anunciado como inevitable?

    Para tener un mínimo de posibilidades de atajar este colosal problema deberíamos tomarnos muy en serio la tarea de entender como funcionan estos lobbies y saber por qué consiguen sus propósitos.

    Ver: Los 10 trucos de los lobistas para doblar la voluntad de un Gobierno, revelados por The Guardian

    Esta última referencia me parece especialmente valiosa. Se trata de conocer a nuestros enemigos, porque son exactamente eso. Enemigos despiadados.

    No soy muy optimista. Uno de los efectos que han logrado este conglomerado de lobbies y políticos es el de la estupidización social. Se ha dedicado a remover en nuestros sentimientos y lo hacen con un acierto brutal. No es algo improvisado. Es pura ingeniería de la manipulación la que estamos sufriendo.

  • #003
    Observador - 19 marzo 2014 - 13:17

    Es realmente espectacular que sea esta la gente que diga que son los que se han dado cuenta de cómo puede afectar la hiperconectividad a la realidad… Sencillamente surrealista. Imagino que los siguientes serán los políticos, ¿no?

    Antonio Castro, ¿podrías incluir también a otras empresas radicadas en territorios de dudosa fiscalidad que están haciendo competencia desleal a otras que sí aportan a los erarios públicos de allí dónde se lucran?

    Sería de agradecer.

  • #004
    Antonio Castro - 19 marzo 2014 - 17:21

    #003 Antonio Castro, ¿podrías incluir también a otras empresas radicadas en territorios de dudosa fiscalidad que están haciendo competencia desleal a otras que sí aportan a los erarios públicos de allí dónde se lucran?

    Sería de agradecer.

    Observador, ¿podrías decirme el nombre de alguna gran multinacional que no se dedique a comprar voluntades, corromper políticos y a manipular a la opinión pública? yo no conozco ninguna.

    Mira esto: Los ‘Lobbies’ manipulan el Parlamento Europeo en beneficio de las multinacionales

    Para que te hagas una idea. Rafael Carrasco, Miguel Jara y Joaquín Vidal, en su libro “Conspiraciones Tóxicas” mencionan que existen unos 2.000 lobbies que dan empleo a 15.000 personas, repartidos por los departamentos de “asuntos regulatorios” de las empresas multinacionales, las asociaciones empresariales, agencias de relaciones públicas, ONGs, consultoras de “asuntos públicos”, bufetes legales y lo último, institutos de ideas denominados think tanks y asociaciones fantasmas dedicadas supuestamente a la protección del medio ambiente, pero que en realidad están financiadas y dirigidas por intereses nada ecológicos.

    Vivimos en un sistema que está intervenido por lobbies y que nada tiene que ver con la idea de una democracia.

  • #005
    Martin - 20 marzo 2014 - 10:42

    Efectivamente lo más difícil es determinar que factores son permanentes y cuales son transitorios, me recuerdo todas las predicciones futuristas de los 50 y 60s, consideraban a la guerra fría como permanente, y ya vemos que no pasó de los 90s. Saludos www.MartinMeister.cl

  • #006
    MiguKendo - 20 marzo 2014 - 10:50

    Muy buenas reflexiones Enrique. He disfrutado también mucho con los comentarios.

    Creo que, como expones, no se debe tratar de «parar el progreso», para empezar porque eso es imposible. Pero sí que se DEBEMOS pararnos un momento a contemplar lo que estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo, y qué consecuencias tendrá (incluidas las no esperadas y/o no inicialmente deseadas). Del mismo modo que nadie debería dudar de las ventajas de la revolución industrial, pero tampoco nadie debería dudar de las consecuencias negativas que tuvo: Contaminación masiva, paro, condiciones laborales paupérrimas, profundización en los desequilibrios económicos, creación de fuertes injusticias y tensiones sociales, etc.

    Así también nosotros debemos pararnos a reflexionar sobre cómo estos numerosos, enormes y, en ocasiones, fugaces avances tecnológicos afectan al núcleo de nuestra sociedad: Las personas, sus necesidades, expectativas y comportamientos. Esta necesidad de correr hacia delante más rápido que nuestros competidores (este punto es importante) hace que, en la mayoría de los casos, no nos paremos a pensar en lo que estamos haciendo y en todas sus consecuencias. No hay tiempo. No es productivo. Del mismo modo que quien primero explota los recursos naturales y después se da cuenta del destrozo ecológico-económico-social que ha perpetrado (ejemplo: Explotaciones de arenas bituminosas en Canadá) galopamos hacia los nuevos avances sin considerar cuan necesarios serán ni todos los efectos que tendrán.

    La mayoría de los comentarios del post en este blog ‘El rediseño del rediseño’ se muestran resignados ante los constantes cambios y los ven como algo no enteramente positivo, cuando no claramente cargante. Las empresas deben sacar nuevos programas, nuevas apps, nuevos gadgets para mantener el negocio. Los programadores deben sacar nuevas actualizaciones para justificar su trabajo. Esta filosofía ¿se extiende a la sociedad en general? Los periodistas deben encontrar nuevas y cada vez más “morbosas” noticias que interesen a la gente. Los investigadores deben hallar nuevos materiales, nuevas enfermedades, aunque sean inventadas para vender las pastillas contra esa enfermedad. Como no tenemos tiempo de pararnos a pensar sobre ello aceptamos el “avance” y consumimos el producto.

    Doy clases de apoyo a adolescentes y una vez mis alumnos me hicieron una pregunta demoledora: “¿Para qué estudiar si ahora lo encuentras todo en internet. Aprenderse cosas de memoria no tiene sentido”, secundada de un atronador coro de cabecitas asintiendo. Por supuesto les expliqué que en internet no se encuentra todo. Y de lo que hay, hay de lo bueno y de lo malo, y que hay que saber encontrarlo. Y analizarlo, juzgarlo y extraer lo que nos interesa, así como desechar lo no interesante y sobre todo lo tóxico. Que muchas de las cosas que precisamos no se encuentran en internet, o no tenemos medios o tiempo de consultarlo (imaginaros los médicos de urgencias consultando internet mientras el paciente se retuerce de dolor). Que muchas de las cosas que estudian te enseñan a pensar, más que a memorizar, y que eso no tiene precio. Nadie respondió, y les di algo en qué pensar, pero no estoy en absoluto seguro de haber convencido ni siquiera a la mitad de ellos.

  • #007
    Observador - 21 marzo 2014 - 20:39

    #004 A mí no me vas a tener que explicar algo que vengo denunciando hace años, Antonio. Pero eso no significa que deba pensar que Amazon y Google deban de tributar fuera de dónde realizan sus actividades para además fagocitar a la competencia de forma alarmante.

    #006 Me parece muy interesante tu intervención, pero debes de ser nuevo por estos lares. Lo que comentas se lo hemos repetido al señor Dans una y otra vez, pero el, y otros como él, siguen en su insistencia de que todo lo nuevo es mejor por ser nuevo. Una de las mayores gilip… falacias que alguien puede concluir. Bueno, en realidad una más, porque llevan unas cuantas…

    Tú último párrafo es esencial. Hoy, más que nunca, el criterio va a ser esencial para separar las estafas, bulos, ruido y engaños de lo que no lo son. Aunque imagino que conseguirlo en un país en el que un porcentaje de tu cultura se basa en ello, y en el que preferimos que los demás piensen por nosotros, es pedir demasiado.

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