BlackBerry y la tragedia del estándar cambiante

BlackBerriesLo más triste de la noticia de ayer acerca de la próxima «exploración de alternativas estratégicas» de BlackBerry, pomposo sinónimo de «esto ya no da más de sí y tenemos que buscar una salida«, es que no pilló realmente a nadie por sorpresa.

Hablamos de una compañía que conozco muy bien y con la que he mantenido una muy larga relación: durante bastante tiempo fui usuario de sus productos, que podía probar generalmente con antelación a su salida al mercado. Tengo literalmente un cajón lleno de BlackBerries. He asistido a sus convenciones anuales, he tenido la oportunidad de entrevistar a su fundador, he hablado sobre su estrategia en muchas ocasiones con sus directivos, y hasta he participado en varias ocasiones en acciones de formación a su personal.

La larga crisis de BlackBerry revela la que para mí es ya la causa más habitual de declive en compañías hegemónicas relacionadas de una u otra manera con la tecnología (es decir, todas las compañías): lo que denomino «la tragedia del estándar cambiante». Compañías que en un momento de su vida se convierten en líderes, son capaces de comandar una revolución o redefinición que las lleva durante un cierto tiempo a marcar la pauta del desarrollo, pero que son incapaces de reconocer cuando el estándar de sus usuarios cambia.

La caída de BlackBerry, antes RIM, está indefectiblemente asociada a una fecha: el martes 9 de enero de 2007. Aquella mañana, Steve Jobs se subió al escenario del Moscone Center de San Francisco al ritmo del «I feel good» de James Brown, y anunció la salida del iPhone. A partir de ese momento, o más concretamente, a partir del 29 de junio de ese mismo año cuando se puso a la venta, el panorama del smartphone cambió completamente. Los estándares cambiaron. Pasamos de un mercado dominado por el teclado, la funcionalidad propia, el protagonismo del carrier y el mercado corporativo, a uno de pantallas táctiles, funcionalidades provistas por ecosistemas de aplicaciones, protagonismo del fabricante y mercado de consumo. Un cambio brutal, del día a la noche. El 9 de julio de 2007, tras haber experimentado con el iPhone, utilicé una presentación en una convención de la red de ventas europea de RIM en la que aparecía un iPhone a toda pantalla, y un texto que decía «Take care with the iPhone: it’s not a phone, it’s something else…»

La reacción fue escasa. Aquello, para la RIM de entonces, no era competencia. No respondía a sus estándares. No era aceptable para el mercado corporativo, no podía considerarse seguro, suponía un cambio diametral en la relación con los carriers… A los ojos de aquella compañía, ese iPhone no podía suponer una amenaza, porque los estándares del mercado que ellos conocían eran otros. Un año después, en mi larga y deliciosa entrevista en Orlando con el fundador, Mike Lazaridis, el síndrome seguía allí: a pesar del creciente éxito de la compañía en el mercado de consumo, el cliente seguía siendo la empresa, los productos seguían diseñándose para los criterios de un CIO o de un CTO que valoraba la seguridad y el control, el negocio consistía en vender el BlackBerry Enterprise Server, y si alguien quería diseñar aplicaciones para una BlackBerry, debía pagar por una licencia nada barata, usar un software predeterminado, y presentarlas a la compañía para su aprobación.

Fuera de la compañía, el mundo había cambiado completamente: los teléfonos eran adquiridos a miríadas por consumidores que los convertían casi en objetos de moda y los cambiaban con sorprendente velocidad, las ventas del iPhone crecían como la espuma, aparecían un montón de terminales que pretendían ser un iPhone cuando fuesen mayores y que eran de manera efímera apodados como «iPhone killers», surgían nuevos competidores en Asia con notables capacidades de fabricación, y se lanzaba desde Google una alternativa al iPhone basada en una plataforma abierta que hoy domina el 80% del mercado. Pero desde dentro de la compañía, no se enteraban o no le daban importancia. Las cifras de ventas reflejaban un error imposible de entender, estaban sufriendo algún tipo de «rareza», de «incomprensión». Por alguna extraña razón, el mercado estaba comprando terminales sin hacer caso a la lógica, valorando factores y prestaciones que nunca antes habían valorado, siguiendo criterios absurdos y rápidamente cambiantes. Las ventas de RIM descendían, y los sucesivos lanzamientos no mostraban más que tímidas incursiones incompletas: mejorar aquella cámara que antes se habían negado a tener porque suponía una inseguridad en los entornos corporativos, rediseñar el teclado en mil iteraciones diferentes, hacer crecer el sistema operativo hasta convertirlo en un auténtico legacy lleno de parches que no soportaba los erráticos manejos de un usuario empeñado en instalar y desinstalar aplicaciones sin parar y que se enfrentaba durante interminables minutos a un reloj de arena que daba vueltas…

En busca de esos estándares cambiantes, la compañía lo probó casi todo: distintos factores forma, pantallas táctiles de diversos tipos, hacerse atractiva a los creadores de aplicaciones… todo a remolque de aquel mercado que, hacía no tantos años, tanto había contribuido a originar, pero que había cambiado hasta el punto de hacerse completamente irreconocible para ellos. Un fenómeno en muchos sentidos muy similar al que vimos en otro líder víctima de los estándares cambiantes, Nokia, con una diferencia: en torno al año 2010, y en el curso de su descenso, RIM se encontró con un reposicionamiento de mercado, con una misteriosa adopción de su terminal por un público joven completamente diferente al suyo habitual, cuyo efecto maquilló durante un cierto tiempo las cifras de ventas. De repente, parecía que las BlackBerries se regalaban en la puerta de los colegios. Pero a pesar de los esfuerzos de la empresa para volver a su posicionamiento natural sin descuidar «ese otro segmento» con terminales baratos, las cosas nunca volvieron a su sitio. El efecto del público joven atraído por la mensajería y por el precio desapareció en cuanto otras aplicaciones más abiertas le robaron el protagonismo, y la caída continuó.

Los últimos cambios, sencillamente, llegaron demasiado tarde. El nuevo sistema operativo, que supone un planteamiento completamente diferente, rompe tanto con lo anterior que los usuarios «de antes» ya no se reconocen, además de encontrarse con un panorama aún no suficientemente maduro de aplicaciones. Los desarrolladores carecen de incentivos suficientes como para ponerse a adaptar sus apps a la nueva plataforma, y el intento de correr apps para Android en un contenedor choca con problemas de ajuste fino como los fallos en el funcionamiento de los controles o la definición del tamaño de pantalla. La estrategia de seguir mimando a los carriers solo tuvo como consecuencia, tras un lanzamiento mundial a todo presupuesto con Alicia Keys incluida, una fuerte absorción de terminales que, tras no venderse, volvieron rebotados a los almacenes de la compañía.

El desenlace de ayer, como comentábamos al principio, no sorprende a nadie. Las espirales descendentes son muy difíciles de parar. Con el valor de las acciones por los suelos y la cuota de mercado descendiendo a lo intrascendente, el futuro verá posiblemente algún intento de alianza con otra compañía, tal vez una venta a otra, algún intento de reprivatización, o la venta por separado de activos como QNX o la cartera de patentes. Un futuro sin duda triste para una compañía que llegó a ser todo un símbolo y un elemento fundamental en la vida económica de toda una región de Canadá, y que pudo llegar a convertirse en alternativa de haber reaccionado a tiempo. Los dramas, por previsibles, no lo son menos. Los estándares cambiaron, y la compañía que tanto había contribuido a definirlos simplemente no se enteró.

 

(This post is also available in English in my Medium page, “BlackBerry: the standards they have a changed«

17 comentarios

  • #001
    Pit - 13 agosto 2013 - 14:30

    Y es que lo más difícil de gestionar en un empresa es el éxito …

  • #002
    kdqwhuiqwehqiop - 13 agosto 2013 - 14:39

    Llevo como 4 años avisando a un muy buen amigo que vaya haciéndose la idea de que su querida BB pasará a la historia… Mis premoniciones (de fácil predicción) se han cumplido.

  • #003
    Marcus - 13 agosto 2013 - 14:43

    Lo más triste de todo es que BlackBerry está en decadencia cuando hace bien las cosas, simplemente por corregir el rumbo muy tarde.
    BlackBerry 10 es un sistema operativo muy sólido y con muchas posibilidades para el desarrollo, BlackBerry está tratando muy bien a los desarrolladores (especialmente a través de numerosos eventos repartidos por todo el mundo) y los terminales parecen bastante buenos (aunque no acabo de entender su política de precios). Si hubiesen dado estes pasos 2 ó 3 años antes igual hubiesen consolidado un refugio para sobrevivir a la inundación de terminales con Android (que en España es de infarto), pero ahora incluso Windows Phone es una plataforma más atractiva.
    Aunque el iPhone fue el terminal que inició el fuego, en BlackBerry deberían haberle visto las orejas al lobo cuando comenzaron a lanzar numerosas soluciones de gestión de flotas móviles multi-plataforma. Que no fuesen tan completas como la suya no significa que no fuesen suficientes para la mayor parte de las empresas, y ese tipo de ceguera selectiva tiene consecuencias muy graves, como ahora estamos viendo.

  • #004
    antonia garcia saenz - 13 agosto 2013 - 14:45

    No creo eso, ocurre otra cosa. Sansung-Sony-Toshiba-Lg-Asus-Asustek-Gigabyte-TDK-Verbatim-Hitachi y otras cientos de hardware multimedia y otras miles de fabricacion de 200 mil componentes electrónicos distintos; Alps, Microseiki, Chemicon etc , son todas la misma empresa, de ojos rasgados. Son todas las misma empresa. Lo que en los 80s ya era conocido en ambientes de bolsa como el kyoretsu Sony, y sus miles y miles de pequeñas compañias subsidiarias no declaradas, hoy dia alguna como Samsung de un tamaño similar a Microsoft o Google. Ellos antes necesitaban a colosos del sofware; Microsoft, Apple y alguna vez Blackberry para poner sus productos y sus pantallitas con colores bonitos … hoy no los necesitan, Apple Microsoft sobre todo eran estorbos, y se va a formar un drama, son empresas que cada dia lo tienen mas dificil, estando Google y Android, y mas adelante en el futuro ni a estos dos ultimos siquiera. El futuro es asiatico ahora solo es la mitad del presente, la cosa no es tan fascinante, sigue mandando la microelectronica que es lo fundamental y dificil de hacer, que el software ya aparecera por algun lado, algun gafitas en algun garage, algun hippie haciendo software, pero cobrando menos y vuelve a ser lo que no tuvo que dejar de ser , osea la pequeña empresa que ignoraba IBM, el agua vuelve a su cauce como en los 70s, 80s en el mundo de la electrónica y el hardware…

  • #005
    Alberto Torron - 13 agosto 2013 - 14:47

    Es una lástima porque me consta que han intentado reaccionar de todas las maneras posibles, pero llegaron tarde a cada ola a la que pretendían subirse para recuperar su posición.

    No parece que pueda ser muy lejana una alianza con Nokia/Ms o con Google, porque lo cierto es que siguen teniendo un valor de mercado importante, pero no hacer nada no parece un camino posible.

  • #006
    Gorki - 13 agosto 2013 - 15:34

    Antes de RIM Motorola habia sido sinónimo de teléfono movil y despues fue Nokia que con alquel slogan de «Conecting People», parecia imbatible. El mercado del móvil, es el de h mayor crecimiento que ha esistido en la historia yhoy cubre con fuerza tanto a los paises del primer mundo como a los del tercero.

    Por ello, es por un lado un mercado muy productivo, pero también muy competitivo y quien hoy es el amo, no tiene por que serlo mañana. Yo diría que de no cambiar barstante, el iphone tienee tambien ya sus dias contados.

  • #007
    Pablo Roca - 13 agosto 2013 - 15:55

    Totalmente de acuerdo con el artículo.

    Tarde y mal la reacción de RIM

  • #008
    Carlos (econ) - 13 agosto 2013 - 16:15

    ¿Que es una empresa? Es una definición que no tiene consenso.

    Mi opinión es que una «empresa es una filosofía», donde lideres carismáticos como Jobbs son clave, los «dueños».

    ¿Si triunfas con una filosofía? ¿Como cambiarla par adaptarse?

    MicroSoft triunfo con una filosofía de software cerrado universal, y ahora esta agonizando.
    Apple lleva 30 años con una filosofía de software cerrado que de una experiencia, y agonizo durante años, pero sus filosofía le devolvió al éxito con el ipod…

    Una vez comenté aquí «¿Para cuando una empresa que dure 1000 años?» Quizás es pedirle peras al olmo. Las ideas tienen sus ciclos.

    Lo cual me lleva a preguntarme si Google ha llegado al cenit de lo que da de si su filosofía, pues no se puede pretender abarcar el mundo cuando tiene que cumplir leyes que no respetan la privacidad.

    Quizás ahora triunfen otras filosofías, como la de Mozilla o Hemlis/Spotbros.

    Creo que es a lo que se refería John Lewis (https://www.enriquedans.com/2013/08/el-estado-de-la-vigilancia-y-la-vuelta-del-pendulo.html) cuando hablaba de «tener conciencia»: ser independiente, objetivo, tener ideas propias.

    Ayn Rand hablaría de «la mediocridad del grupo y la excelencia del individuo»… Todo grupo tiende a anular la excelencia del individuo (como vemos en el PPSOE y tantas otras estructuras sociales).

    BlackBerrry esta dominado por la mediocridad, y la capacidad de reinventarse es zero. Como tantas otras «estructuras» sociales.

    Me gusta mucho de Rand que vea el merito en el individuo creativo y el enemigo en la mediocridad social, nos sirve hoy para entender como se ha hundido España…

    Me temo que Google ya ha caído presa de la mediocridad social, de los hombre de negro, que llenan sus escalafones, cuan aburridos recaudadores de impuestos. Especialistas en autopsias, clínicos y forenses, abogados y notarios, que den buena fe de como esquilman la creatividad en nombre de dividendos y beneficios…

    En fin, divagaciones de Economía Industrial…

  • #009
    PRESIDENT MAO - 13 agosto 2013 - 17:08

    Vale, que profetizaste la desaparición de Blackberry antes que nadie… Pues ya podías haber usado tu bola de cristal para avisarnos de lo de la burbuja inmobiliaria. O lo de los códigos QR, ya puestos.

    ;-)

  • #010
    Marco FLORES - 13 agosto 2013 - 17:13

    Blackberry y sus dos oportunidades perdidas

    RIM tuvo su momento y su oportunidad con el correo corporativo, en épocas en las que el servicio de correo mediante la web (web mail) era desconocido, los celulares no tenían acceso a Internet y los ejecutivos necesitaban cada vez más acceder a sus correos corporativos con facilidad y desde cualquier lugar.

    El Blackberry de RIM con su teclado físico, muy apreciado por los ejecutivos seniors, hizo su aparición en el mercado casi como un regalo divino ofreciendo movilidad, acceso ubicuo al correo corporativo, mensajería libre de cargos extras, una imagen de modernidad (obviamente falsa, tal como ocurre con los códigos QR actualmente) y una seguridad no siempre bien valorada.

    Enviar un mensaje con el pie «Enviado desde mi Blackberry» te creaba otra imagen, la de un ejecutivo exitoso, empleado de una corporación y el precio del Blackberry (y de los BES) contribuía a esa percepción.

    Pero el web mail se hizo popular en desmedro del acceso POP3 e IMAP4, aparecen los smartphones con acceso a Internet, la edad promedio de los ejecutivos disminuyó y se inicia el fenómeno BYOD (Bring your own device); es cuando RIM se ve confrontado por varios frentes.

    Los nuevos usuarios de teléfonos móviles ahora pueden acceder a su correo corporativo de diversas maneras (incluyendo los métodos vía SMS ilimitados), el acceso a Internet abre numerosas alternativas para la mensajería
    instantánea, los radio-moviles (como Nextel) ofrecen también esa sensación de modernidad y autoridad (esa mala costumbre de hablar en voz alta), pero también exigen que los terminales puedan servir para el ocio (la música, los videos, los juegos) y la posibilidad de cambiar un juego por otro más novedoso, una red social por otra más popular; tener dos o más aparatos en el bolsillo se vuelve
    común.

    Tener varios aparatos no es práctico: un terminal telefónico por cada operadora (gracias Claro por el TUN, ahora copiado por Movistar y Nextel), un reproductor MP3, una consola de juegos, un reproductor de videos, etc. No hay bolsillo que aguante, ni en tamaño ni en capacidad de gasto, más aun si éstos deben ser cambiados por lo menos una vez al año; los usuarios encuentran en los smartphones y en el BYOD la solución.

    Pero RIM (ahora Blackberry) en el 2009 tiene una segunda oportunidad, aún mantiene mercados fieles (Canada, USA, u una parte de Europa) y sus terminales de gama media y baja se venden muy bien en mercado emergentes que aún valoran
    la imagen que proporciona y sobretodo el chat ilimitado.

    Contrariamente a lo que manda la lógica, RIM mantiene propietaria su plataforma de mensajería (recién en el 2013 lo ofrece a IOS y Android), se embarca en nuevos equipos incompatibles con los anteriores (no siquiera contempla una promoción para los clientes antiguos) con un sistema operativo propietario QNX.

    Todo lo propietario tiende a desaparecer (eso lo sabe muy bien Eric Schmidt luego de pasar por Novell Inc. y hoy en día principal propulsor de Android) y eso lo debería saber Thorsten Heins o por lo menos intuir a la luz de lo que viene ocurriendo con IOS.

    Si a todo eso le sumamos los retrasos en los desarrollos, la pobreza de su tienda de aplicaciones y las fallas de sus sistemas, tenemos el resultado que hoy en día exhibe Blackberry (RIM).

  • #011
    mercadder - 13 agosto 2013 - 17:57

    Si hubiera un ejemplo opuesto a Blackberry luego de la revolución Apple, esa antítesis sería Samsung.

  • #012
    Cristina - 13 agosto 2013 - 19:43

    #008 Carlos (econ)
    Me ha gustado mucho tu comentario. Reinventarse implica darse cuenta de que el mercado responde a otras necesidades o también implica que la empresa se de cuenta de que los conceptos tradicionales no sirven y que hay que aplicar otros conceptos? Ejemplo, tu que eres economista :-)
    Un pasivo (casa) que no da residuales, no es un activo, porque te quita dinero de la cuenta y disminuye tu poder adquisitivo.
    Luego la manera de comprender el entorno cambia en muchos aspectos. Esa capacidad de reintentares que es innovar, tiene que ver con la capacidad de visualizar que los consumidores responden bien a los cambios? Como la industria de la musica. Cambios de modelos de negocio? Le sigo la pista a la nueva manera de comprender un nuevo paradigma :-)

  • #013
    maitica - 13 agosto 2013 - 22:53

    Desde mi punto de vista, como distribuidor de Movistar, la aversión del público a BB se ha debido a varios factores, a saber:
    1. Dificultad en manejo y configuración inicial. BB sería equiparable en el mundo PC al MS-DOS, por otro lado, para configurar una BB tienes que activar el servicio con tu operador, movilizar su cuenta de correo a través de ese servicio, darte de alta en BB-iD, descargar la última versión del market y por último, descargar tu aplicación. Toda una odisea en comparación con Android o iOS, por ejemplo. Si BB nos hubiese pagado a la distribución una buena prima por la configuración in-situ de dispositivos en el momento de la adquisición por parte del cliente, otro gallo les hubises cantado.
    2. Interpolación deficiente de páginas web. El resultado visual de una web en BB es poco familiar en comparación con nuestro PC o dispositivo iOS/Android.
    3. Política de precios. El último órdago de BB ha sido el lanzamiento de la Z10 y Q10, dispositivos de 500€, cuando el grueso del mercado está en los 150-250€.
    Con todo esto, quiero señalar BB es un SO robusto, eficaz, lo poco que hace, lo hace bien y ademas con una buena autonomía de batería, pero el consumidor busca la inmediatez, y por inmediato quiero decir algo que me permita tener whatsapp ya, sin reparar en fiabilidad, seguridad y todo en lo que sabemos que android hace aguas.
    Es una pena el posible abandono del mercado por parte de BB, ya que posiblemente, sea el único actor que no tenga intereses ocultos más allá de la propia venta del terminal y prestación de sus servicios.

  • #014
    José Luis Portela López - 14 agosto 2013 - 00:02

    En mi empresa todavía se utiliza BB y como móvil personal tengo un iphone. Creo que son dos productos que no se pueden comparar y me explico.

    En la mayoría de las empresas los móviles están capados, de tal forma que casi queda restringido el uso al mail, a consultar el calendario y a llamar. Con estas funcionalidades básicas yo al menos si le veo uso a la BB. Solo añadir un dato curioso las nuevas funcionalidades como la pantalla táctil lo han empeorado ya que no solo hace que dure mucho menos la batería sino que además no aportan valor para lo que estos aparatos son usados en las compañías.

  • #015
    Josep Autet - 14 agosto 2013 - 08:15

    Muy buen articulo, aquí se puede comprobar que por grandes y fuertes que sean las compañías si no se adaptan a los cambios o se anticipan pueden perder el rumbo y esto vale para todas, incluso las mas fuertes, Google, Facebook etc…

  • #016
    Ricardo Angel - 15 agosto 2013 - 02:29

    RIM se enamoró de su propia tecnología mucho mas sofisticada que todos sus competidores nacientes en cuanto a estándares de encripción y seguridad, que requiere para ello una red de servidores que conllevan un costo adicional para el cliente.
    El segmento no corporativo que usa smartphones nunca se ha preocupado por esas caracteristicas de seguridad, y en su lugar valora mas las posibilidades de entretenimiento que BB nunca se preocupó de ofrecer.
    Creo que el error de RIM fué pensar que los smartphones nunca iban a llegar a ser un artículo de uso tan masivo y creciente como es hoy en dia.

  • #017
    Xavier - 19 agosto 2013 - 16:23

    Desde un Nexus 7 digo, en pos del futuro de internet, de la libertad de expresión real, y de la innovación de garage, que le llegue esa hora a Google!

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