Joi Ito y la negatividad

Profundamente sincero y merecedor de una buena reflexión este post de Joi Ito, «Becoming boring«, acerca de la actitud de algunos en la interacción blogosférica. El problema de Joi, como el de muchos otros, es algo que yo defino como «negatividad», ese reflejo de agresividad que algunos decididamente deberían mirarse con un psiquiatra o bien decidir irse a una maldita isla desierta y dejar al resto de la humanidad disfrutar sin tener que soportar su presencia. Lo que Joi viene a afirmar es que, por un lado, está un poco hasta las orejas de la cuadrilla de gilipollas que cada vez que pone un post sobre sus viajes (I’m off to…) , le salen con comentarios del tipo «que pasa, ¿que ya estás vacilando de los viajecitos que te haces?», o que cuando escribe lo que él llama un «half-baked post«, una serie de afirmaciones en busca de opiniones para terminar de «cocinarlas», le salen diciendo eso de «infórmate bien», «no escribas si no sabes de lo que hablas» y lindezas similares. Y, por otro lado, que si tratase de contentar a toda esa serie de críticos maleducados y extemporáneos, su blog se volvería aburrido, sin especulación, sin provocación y sin información sobre todo aquello que pudiese de alguna manera levantar la agresividad de esa cuadrilla de «censores», normalmente además amparados en el más impune anonimato.

Soy un defensor del anonimato, y lo he demostrado, por ejemplo, en mi última columna de Expansión. Pero el caso es que el post de Joi me ha llevado a pensar sobre muchas cosas que ocurren habitualmente aquí. Cosas que voy a escribir, independientemente de lo que por culpa de haberlo hecho sé que voy a tener que aguantar después:

Bien está que haya críticos. Es todo un privilegio que así sea, si no a ver para qué íbamos a estar escribiendo aquí. Si no hubiese críticos, esto no valdría la pena. Para mí, mi blog es como el salón de mi casa: en él invito a gente a que venga a hablar de cosas, pongo unas copas, y propongo temas. Si quieres discutir sobre otro tema, puedes proponerlo, puedes irte a otro blog o montar el tuyo. Pero el salón es mío, las copas son mías, y las normas las pongo yo. Sería absurdo echar de mi casa a todo aquel que tuviese opiniones diferentes a las mías, eso convertiría un blog en una especie de «monumento a la vanidad» absurdo, poco enriquecedor, y que, en mi caso, no cumpliría su función: la de alimentar mi proceso productivo, generarme ideas, reflexiones y temas que posteriormente suelo intentar, con mayor o menor fortuna, destilar en artículos, clases y conferencias. Gracias a mi blog, mi material se enriquece muchísimo, se dota de actualidad y viveza… los que seguís esto habéis tenido ya infinidad de muestras de cómo ésto ocurre constantemente. Y estoy enormemente agradecido por ello a los que habitualmente comentan o me envían mensajes, porque realmente es una oportunidad de la que antes los académicos no podíamos disfrutar ni en nuestros mejores sueños.

Pero con la crítica constructiva vienen «los otros». Son esos que, como en la película, «están muertos pero no lo saben». No sé si muertos, pero sí podridos. Los que creen que en lugar de tener un blog porque me gusta enriquecerme intelectualmente e intentar contribuir al enriquecimiento de otros, lo tengo por nosequé estúpidas razones que sólo existen en su retorcida cabeza, del tipo «hacerme famoso», «formar parte de una élite», «hacerme el listillo», «presumir de gadgets», «hacer gala de mi glamouroso estilo de vida» o no se cuantas estupideces más. Y cada vez que tienen oportunidad, haciendo gala de una negatividad y agresividad muy superior a la que algunos muestran frente al volante, entran y dejan caer sus comentarios del tipo «vas de guay», «eres un fantasma», «no tienes ni idea», «infórmate antes de escribir» o mil lindezas por el estilo, normalmente además expresadas con una educación que viene a demostrar hasta que punto su madre debería haberles lavado la boca con jabón cuando debió hacerlo.

Ser hipercrítico es facilísimo. Confundir la libertad de pensamiento, opinión y crítica con la mala educación también lo es. Escribir de manera que hagas el mayor daño posible a alguien que, lejos de tener algún tipo de «agenda oculta», sólo pretendía compartir foro y experiencias también resulta dolorosamente sencillo. No hace falta ningún arte para hacerlo. Lo que es dificil es contribuir a una discusión haciendo aportaciones sustanciales, valiosas, entrando en la dinámica, contribuyendo de manera sincera, o expresando con educación cuando no estás de acuerdo o algo no te gusta. Eso es lo complicado, y a pesar de ello, es algo que muchas personas que comentan en muchos blogs hacen todos los días fenomenalmente bien. Caminan por el mundo enriqueciendo discusiones, aportando vínculos, información, puntos de vista y opiniones a veces contrapuestas. Desarrollan una relación con las páginas que visitan (con su autor o autores o con otros que comentan en ella) que hace que, aunque no se conozcan físicamente, si un día se encuentran, lo que les apetezca realmente sea tomarse unas cervezas y echar unas risas juntos. Otros no, otros sólo consiguen despertar asquerosas sensaciones del tipo «si un día me lo encuentro, le partiré la cara», sensaciones que sólo con el adecuado nivel de civismo y educación consigues aparcar.

Un blog no es como un periódico o una revista. En infinidad de ocasiones, antes de enviar un artículo, columna o contribución a un periódico o revista, pido a alguien de mucha confianza que lo lea, que opine, que lo censure si es preciso. Es algo que saben algunos de mis amigos, personas con las que me une una relación de confianza mútua, y, por supuesto, mi mujer, a la que torturo mucho más de lo que la pobre seguramente se merece con ese tipo de cosas. Pero el blog no es así. En el blog soy yo, escribo lo que quiero, y no pienso ponerme a revisarlo con nadie. Tendré que aguantar que alguno venga y suelte por el teclado los improperios que le vengan en gana, y seguiré haciendo una interpretación más que amplia de la libertad de expresión e intentando de verdad no borrarlos más que cuando sean de verdad maleducados o dolorosos.

En el caso de Joi, su reflexión muestra hasta qué punto ha llegado a plantearse el volverse aburrido y evitar críticas y posts «poco elaborados» frente al tener la libertad de escribir lo que buenamente le apetezca. Los comentarios al post (lleva setenta y tres en este momento) abogan mayoritariamente porque continúe como siempre, escribiendo sobre lo que buenamente quiera, y, simplemente, siendo él mismo. En mi caso, sin pretender por supuesto compararme con el incomparable Joi, me temo que no tengo alternativa. Para bien o para mal, sólo sé ser de una manera. Soy profundamente primario, no salgo del UBU, del «you be you«. Ni en clase, ni en conferencias, ni mucho menos aquí. Si alguien quiere creer que me dedico a conspirar contra algo, a intentar erigirme en élite de nosequécosa o otras estupideces afines que nunca se han pasado por mi cabeza, que crea lo que buenamente quiera, no soy yo quien para decirle si debe hacerse la raya a la derecha o a la izquierda. Simplemente, le agradeceré que si después de leer algo, post o comentario, en esta página se encuentra con que no es capaz de sujetar su negatividad, su mala educación o sus retorcidos razonamientos causales, se vaya, por favor, a comentarlos a otro sitio. Que se haga una página, si es que no la tiene ya, y suelte en ella toda la bilis que presuntamente lleva dentro. Pero que deje de sembrar porquería allá por donde va.

Creo que Joi seguirá escribiendo como escribe, siendo de la única manera que seguramente sabe ser. Y yo también. Lo hacía cuando escribía para treinta personas, y lo voy a seguir haciendo aunque escriba para dos mil y pico. Y además creo que será mejor.

15 comentarios

  • #001
    SebaSj - 22 mayo 2005 - 18:10

    Hola Enrique.
    Cuanta razon en tu articulo. Creo que lo dijo Cela: «si los hijos puta volasen no se veria el sol».
    En España, por desgracia, el deporte nacional es la envidia.
    Aqui la inmensa mayoria se preocupa mas de que los otros no levanten cabeza que de tirar del carro.
    ¡Sigamos trabajando para cambiar eso!.

    ps: Excelente trabajo el suyo.

  • #002
    Herme Garcia - 22 mayo 2005 - 22:22

    Jajajajaja, no habia leido esa frase de Cela, muy buena.

    Enrique, aquí tengo otra, esta de Isaac Asimov, «Contra la estupidez, hasta los propios dioses luchan en vano»

    Lo bueno de los estúpidos, es que se les reconoce enseguida …

    Peor lo de mi amigo Juan (juan.typepad.com) que tiene a un par de ellos viviendo en su blog … ouchhh!

    Aupa!

  • #003
    Oopsh! - 23 mayo 2005 - 00:24

    Adelante, un paso atras ni para tomar impulso.
    Me he reido con las citas, otra:
    «¿Cuál es la diferencia entre el genio y la estupidez? El genio tiene limites.» Albert Einstein
    En cualquier caso, no te preocupes, como decia Paquito D’Rivera «tambien a los paranoicos nos persiguen»

  • #004
    A.A. - 23 mayo 2005 - 00:37

    Yo no puedo añadir una frase como esas, pero me gustaría animarte a seguir como hasta ahora.

    Aunque suene raro, cuesta seguirte y poder opinar en tu blog. Saber que te interesa lo que te digamos hará que intente participar un poco más.

  • #005
    Consultor Anónimo - 23 mayo 2005 - 04:54

    Tiene que haber de todo en la viña del Señor… de todas formas, dice un refrán castellano (al que soy tan aficionado) que «no hay mayor desprecio que no hacer aprecio», y en ese sentido creo que tu post, si bien tendrá su valor como exorcismo personal, no habrá hecho demasiado bien a tus intereses.

  • #006
    Serlio - 23 mayo 2005 - 07:03

    Bonito desahogo. Cualquiera que tenga dos dedos de frente debería concluir que alguien que pretende erigirse en élite de nosequé o hacerse famoso no va a perder su tiempo en escribir 1336 palabras destinadas a los trolls. El problema es que los trolls no tienen dos dedos de frente y por tanto no van a concluir nada. Seguirán igual.

    Lo mejor es tomárselo con humor y reírse de ellos. Para ello cuentas con la complicidad de unos cuantos participantes, estoy seguro. Y tengo comprobado que cuando el troll sólo provoca hilaridad, vuelve por donde ha venido, con el rabo (?) entre las piernas.

  • #007
    Pasajero de la red - 23 mayo 2005 - 07:20

    En 1994 escribí un artículo (no, no en un blog sino en un email a USENET y que luego varios años más tarde hizo su aparición en una newsletter) donde hablaba de «El arte de escribir una «flame», o lo que es lo mismo, de poner a parir a alguien, pero hacerlo de tal manera que quedes como un señor y además, dejar al «flambeado» molesto pero sin saber exactamente por qué.

    Fué todo un revuelo por aquel entonces, y aunque el artículo lo perdí hace mucho tiempo (lo he buscado en los archivos de Deja/Google mil veces y nada) recuerdo bastantes cosas del mismo, una de ellas: escribir burradas es demasiado sencillo, pero escribir una autenticamente BUENA «flame» es muy difícil, y muy muy pocos llegan a dominar ese ‘arte’…

    Creo que desde entonces hasta ahora, habré leido a lo sumo 3 o 4 «flames» de esas BUENAS. De las otras, debo haber leido al menos 10.000…

    Dicho esto, creo que tu artículo esta vez se pasa un poco del tamaño que el tema merece, al menos, así lo veo yo, y eso que yo soy de los que no se lucen por la síntesis y la brevedad.

  • #008
    Antonio - 23 mayo 2005 - 09:29

    Herme, la frase no es de Asimov. Este la toma prestada de Goethe (aunque en algún sitio la he visto atribuida a Schiller): Mit der Dummheit kÃ?€mpfen GÃ?¶tter selbst vergebens.

    Pero en todo caso, no es de Asimov (Pero eso sí, el libro, Los propios dioses, es (de) lo mejor que escribió).

  • #009
    deif - 23 mayo 2005 - 10:04

    Internet (y los blogs, foros, etc.) no es más que un reflejo de la sociedad: hay de todo, con las proporciones que lo hay en la vida real. Cada uno/a debe basar sus acciones en los valores que crea adecuados, no en las actitudes del resto.

    Entiendo que hay actitudes muy molestas y hay que ser intransigente con aquellos/as que no respetan a los demás, pero no hay que perder de vista los objetivos y seguir luchando por ellos, superando las trabas del camino.

    Don’t feed the trolls!

  • #010
    Jesús Muñoz - 23 mayo 2005 - 11:30

    Para ejemplo ilustrativo, toda la serie de «salsarroseros» que le han surgido a Jorge Cortell en su blog, a raíz de un punto controvertido en su CV.

    Lo primero que hay que decir es que el CV debería dar igual a cualquiera; lo importante son sus ideas. Lo segundo, que en los comentarios que le han hecho se recoge una antología de la estulticia en donde aparecen todos los ejemplos que has puesto aquí y mil más.

    Un ejemplo de cómo se puede convertir una discusión enriquecedora en un diálogo de besugos sin sentido. Hay auténticos profesionales.

    http://jorge.cortell.net

    Por mi parte, confío en que aquí no pase nada parecido! (y eso que tú también tienes tu CV online Enrique! ;-)

  • #011
    Podrido - 23 mayo 2005 - 15:12

    Fantasma

  • #012
    Podrido - 23 mayo 2005 - 15:22

    Eh, no te enfades que solo era para dar un poco de salsa a esto eh? ;-)

  • #013
    Santos - 23 mayo 2005 - 17:05

    «A palabras necias, oídos sordos».
    A mí también me gusta el refranero español.
    A mí no me ha parecido larga tu reflexión. Eso indica que eres una buena persona y te preocupa mucho la existencia de estos personajes impresentables, perversos y maliciosos.+
    Quedaté con los que apreciamos tu sinceridad, tu buen hacer y, sobre todo, tu paradigmático ejemplo de lo que debe ser Internet: COMPARTIR.

  • #014
    Jorge Cortell - 30 mayo 2005 - 12:04

    Enrique,
    En mi condición de «apestado» social, he dudado si poner un comentario a tu artículo o no. Al final, como tú, yo también creo en el UBU, y en el compartir, así que aquí van mis 2 cent: gracias por ser tú, y tener las ideas tan claras.
    Por mi parte seguiré siendo yo, y ahora las ideas las tengo más claras todavía (yo aprendo hasta de los trolls, eso sí, un poco despacio según parece).

  • #015
    Enrique Dans - 30 mayo 2005 - 12:30

    Hombre, Jorge, que bueno tenerte por aquí…

    Yo también aprendo de los trolls. Pero tiene un coste personal y emotivo que no me gusta pagar. Aprendería mejor si respetasen mínimamente determinadas cosas, como la educación. Se pueden decir cosas tan bien y tan finamente usando la ironía, el buen rollito y la sana exposición de puntos discrepantes… de verdad, no me parece tanto pedir. Me he leído enteritas varias de tus ristras de cientos de comentarios, y no paraba de alucinar. Hiciste bien en mantenerlas todas visibles: son un auténtico y triste compendio de la naturaleza humana…

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