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El acto de por la mañana en el Ilustre Colegio de Abogados estuvo francamente bien, y el pre-acto (la cena de la noche anterior), divertidísimo y muy, muy agradable. La verdad es que empecé el día muy bien, al ver que en Expansión me habían sacado la columna sobre los hackers que llevaba un par de semanas en la nevera, y además llegué al Colegio y me encontré el típico salón donde da gusto hablar, muy bonito. Además, mis compañeros de palestra estuvieron fantásticamente bien. Especialmente destacable Carlos Sánchez Almeida, que estuvo muy, muy bien. Algunos puntos estelares de su charla (mucho mejor reflejada en la transcripción de República Internet):

  • El ser humano es un constructor de herramientas, y a ello debe en gran medida su progreso y evolución. Prohibir o criminalizar una herramienta es una completa aberración
  • La ley no prohibe el virus, ni el troyano… sólo aquellas cosas que causan problemas a determinados segmentos del poder establecido
  • Se trata de un sistema penal hecho a medida y por encargo de determinado poder establecido
  • Quien tenía que haber contestado no era Internet, sino todos esos catedráticos de Derecho en las universidades que están tan ocupados escribiendo libros para venderlos. En algún momento deberemos exigir a nuestras universidades algo más que simplemente el producir parados
  • La noción del «ánimo de lucro» o la de «herramientas específicamente diseñadas para» no están desarrolladas en la ley, y su interpretación será sumamente conflictiva, además de ser absurda
  • Internet siempre ha respondido a la censura como un cuerpo orgánico, intentando aislar la infección

Francamente contundente y verdaderamente brillante. Como cuando escribe. De verdad muy bien, Don Carlos…

Un comentario

  • #001
    Pedro J. Canut - 6 noviembre 2004 - 00:04

    Cuando uno ha tenido la fortuna de asistir como oyente a varias conferencias de Enrique y ha disfrutado con su conversación inteligente, compartiendo mesa y mantel, da por supuesto que su conferencia va a ser magnífica; y cuando uno está más pendiente de que el sonido sea el adecuado, que la temperatura del salón de actos no sea ni muy alta, ni muy baja; y que el equipo de grabación funcione…uno sabe que su conferencia esta siendo magnífica.

    La exposición de Enrique ha sido la primera de la mañana «a porta gayola»; desde entonces han pasado casi doce horas y durante toda la tarde me ha ido llegando el «run run» del parqué de los que – a diferencia de mí – han podido disfrutar de su presentación. Enrique, sin hablar de derecho, ha salido por la puerta grande de una plaza muy dificil, un colegio de abogados.

    P.D. los recuerdos de Harvard están a buen recaudo ;)

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